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martes, 30 de junio de 2015

36ª Jornada/VIII año: Miércoles, 24 de junio de 2015


¡He dicho que a fregar la cubierta, o juro por Zeus, 
que os hago  picadillo, bellacos!


Javier había decidido, visto lo visto que el personal no daba un palo al agua por eso de los tiburones y otras cuestiones de menor cuantía o lo que es más grave, por razones que, por pudor, el que escribe esta bitácora no está por la labor de desvelar; Javier, digo, decidió que  fregásemos el buque a la voz de ya. Vamos, que lo dejásemos como un jaspe. La que se armó fue de órdago: que si esta pata no me funciona, que si el ojo todavía presenta recuerdos dolorosos del último balazo, que si la diabetes no me deja descansar por la noche, que si últimamente sueño con que la voy a palmar en breve, que no hace falta que te pongas así Javi, que si los sabañones me escuecen que no veas, que si esta colitis no me deja un momento libre, que si patatín que si patatán; vamos, la de Dios. Ahí no había nadie que cogiera una escoba, y de la bayeta no digamos. En eso estaba pensando el personal. Ellas porque se habían declarado independientes de los machotes, y estos porque estaban con dolores por doquier; pero el caso, es que ni un palo al agua. Barullo marinero de proa a popa, y en medio, Aureliano, como que no adquiere la cosa, recitando poemas de “La Isla de la Nada”:

“ Sería conveniente
que dejaras vacío el corazón
…”

Y en otro poema, hablando de los suicidas, Aureliano, nos recita los versos:

“ A la justa medida que se acerca
uno a uno abandonan sus deseos
…”

Para terminar con el magnífico  verso, refiriéndose a la muerte:

“ La única, la summa, libertad concedida.”

Qué  tío. Pásalo muy bien en estas vacaciones que el capitán te ha regalado sin que se entere el personal, porque en esto de los favoritismos la piratería es muy quisquillosa. Veo como te largas sigilosamente y te libras del barullo marinero, viejo bribón, mientras sujetas con una cuerda los manuscritos de tu nuevo libraco.

Hasta la próxima, Aureliano, y cuidado con los baños en las playas frecuentadas por tiburones de cuello blanco, que estos mendas son capaces de apostar por la muerte de tu gatito y su próxima resurrección. Aprovechan cualquier cosa con tal de jugar con las vidas ajenas a cambio de suculentas sumas de dinero. Cualquier cosa, Aureliano. Sujeta bien el manuscrito y toma las de Villadiego antes de que te secuestren semejantes rufianes y nos encontremos el día de mañana con que tu poemario es sometido a la especulación en las  Galerías de Venta de Objetos de la Piratería.

De repente, Javi, apuntando con un cañón a la tripulación, grita fuera de sí: ¡He dicho que a fregar la cubierta, o juro por Zeus que os hago  picadillo, bellacos!


Jo, que tío,  la cosa no es para ponerse así. Sí, sí, que ya vamos con la limpieza. Como un jaspe, que sí, sí.

Bayeta de proa a popa, tras seguir el camino que abrían los cepillos de raíces en la cubierta llena de residuos de meses y que habían formado un solo cuerpo con el suelo de madera. Se pueden imaginar la melodía originada por el ras ras de los intrépidos cepillos, mezclados con la armonía desencadenada por cientos de tacos de la peor estopa. Y lo más curioso, que en medio de este estropicio, Cinta recomendó al personal la lectura del último número de la Revista Mercurio, dedicada a los Goytisolo y en la que se resaltan artículos sobre la influencia mudéjar y musulmana en nuestra Literatura. Os podéis imaginar soñolientos lectores, los gruñidos del personal: que sí, que estaban ellos para pensar en mudéjares y demás zarandajas, que lo que tenía que hacer era echarles unas manos, que con eso de la revolución femenina es que no tenían ni un momento de asueto. Ni caso. Absolutamente ni caso. Y ellos ras que te ras, cubo que viene y que va, y Cinta leyendo a sus compañeras de correrías dos cuentos del libro titulado  Historias Naturales de Jules Renard. El primero, que trata de un cisne entretenido en las aguas de un lago, en el que el autor nos embelesa con una descripción poética del paisaje y de los armoniosos movimientos del plumífero al meter  la cabeza dentro del agua para, al final, sorprendernos con que el condenado plumas estaba engullendo un suculento gusano. Y no digamos con las pericias del pavo real que se va a casar. Otra delicia con humor desbordante. Lástima, que se haya perdido esta parte de la bitácora; pero es que uno de mis compañeros, me arrancó la hoja violentamente, porque en un descuido le había dado con la bayeta en el bigote.

¡ Cosas de la marinería!

Ante nuestro asombro, Fenoy nos sorprendió con un poema místico sobre Francisco de Asís, del que destaco la siguiente estrofa

                                          III

                               ¡Ay! Sombras, sombras
                                plenos de barro y llamas;
                                presas rodáis
                                de soledades vivas ,
                                debajo de los sueños.

Magnífico.

Cuando intentaba mojar la pluma en el tintero, hete aquí que el revoloteo de un ave, parecido al de un avión que se dispone a aterrizar, me hizo erguir cual palo rígido, enseñoreándome en la verticalidad perfecta, 90º exactamente con respecto al suelo de cubierta. Abstraído, digo, en mi estupenda silueta parecida a una estaca, oh inocente y vanidoso ser, no me percaté de que lo que confundí con raudo y veloz aterrizaje de águila, era simplemente, agitado cubo que surcaba los aires hasta aterrizar en mi frágil cabeza imitando por unos momento a la bacía que lució Sancho Panza ante el asombro y regocijo del personal. Qué mala leche tiene la gente. Lo que hace la puñetera envidia. Ya me las pagará el del cubito. Con mis habilidades adquiridas en el Máster sobre Resolución de Casos Irresolubles, que bien caro que me costó: dos cobrecitos llenos de joyas robados en el abordaje de la última fragata inglesa que iba a depositar sus pertenencias a una de las Islas Caimán... ya me las pagará.

Terminado el escarnio, la mofa y los insultos y cuando el personal siguió con sus tareas, Rocío leyó con voz templada y muy propia, cargada del humor que desbordaba el escrito, el cuento titulado “El olor” con un sentido del ritmo sorprendente.

Desde el comienzo nos envuelve de una forma sutil en su contenido e intriga con un comienzo genial : “A tu olor lo arrinconé en el último rincón de la memoria”, para a continuación, a través del mismo, narrarnos un viaje en un vagón del metro atestado de gente para proseguir : “Se me han deshecho las piernas y hasta tu olor”. Al salir del vagón, la protagonista vaciará los cajones del recuerdo.

Magnífico y, como siempre, Rocío, la gracia e imaginación te definen.

Ismael, tras hacer un receso en el ras ras del cepillo de raíces, volvió a leer un relato sobre un nacimiento construido con mucho sentido del humor para, a continuación, obsequiarnos con un poema. Escojo estos versos en forma de pregunta, del poema titulado “Amparo”

 ¿Cómo no ampararnos
en un periódico
un libro
una cofradía
un iphone
o la más banal conversación?

Ismael, me parecen unos versos cargados de frescura.

Ana, por su parte, nos leyó el pequeño relato titulado “Jueves”.

A vuela pluma, como cuando se echa la red en el agua para pescar despistados pececillos, entre mis redes capturé :

“ Jugábamos  a contar historias y estas cobraban vida. Éramos volátiles y a la vez estábamos adheridos.
La voz sumisa del deseo.
Mis venas se abren ahora todos los jueves.”

Una magnífica historia de amor.
Conmovedora, Ana. Un placer.

Juan Antonio, tras protestar porque no le dejaban descansar de la escoba un momento, quitándose el delantal y cogiendo un pergamino, lo clavó con un cuchillo en el palo mayor a la altura de su vista, momento que aprovechó para leernos un relato en el que se va describiendo el paisaje y otros recuerdos a través de la ventana de un tren; pequeñas huellas de otros viajes, que resurgen a través del chacahá del tren.

Muy bello, Juan Antonio.

Como dijo Cinta : “La palabra tiene que ver directamente con el pensamiento”.

Y como dijo León:
“ Hay una cultura que sale del malestar;
pero también hay otra que sale del Gozo.·

Y en esta tertulia hubo varios ejemplos de ello.

Finalizada la freganda, Javier obsequió a la marinería con unas páginas del ensayo de Javier Cercas, “El Impostor”, que versa sobre el engaño en la novela, en la que se transmite una historia falsa pero que no es una mentira. Es decir, que por encima del novelista, de lo que cuenta,  el subconsciente se entremezcla en la historia, ayudando a transmitir sucesos reales.

Esto dio lugar a un interesantísimo debate que el menda cerró drásticamente con mi último poema titulado “Educación de autómatas”, del que entresaco los siguientes versos que ante mi sorpresa hicieron marchar marcialmente a los cubos, bayetas y escobas de cubierta;

“Izquierda.
¡Paaa…so!
¡Plof!

Izquierda. Izquierda.
Izquierda, derecha
Izquieda
¡Paso! ¡Paso!
Plof. Plof. Plof.


Izquierda. Izquierda.
Plof..-.plof…plof…plof….plof
Plof-….

Un humano menos
y otro dron más”



Juan Manuel Criado
30 de junio de 2015

martes, 23 de junio de 2015

35ª Jornada/VIII año: Miércoles, 17 de junio de 2015


Medio soñoliento...

La tertulia-taller de Rascamán se inicia con cinco tertulianos. Dándole tranquilidad y sosiego, el jefe manda a uno de los cinco, que le ha tocado la Bitácora. Y este personaje en su flojera acepta. Y se examina. Y piensa que será debido al cambio de temperatura, ya que ésta ha subido en un solo día diez grados. Y sigue dándole al coco. ¿Será el motivo por el que solo somos cinco? Caída la tarde lo comprobaré. Cuando Javier le saca de la musaraña. Rocío está de vacaciones. Adónde, contesta medio soñoliento: en Almería, al cabo de Gata. Y le vuelan los recuerdos: playa Genoveses, playa del Monsul, calas muy pequeñas, solitarias y de difícil acceso pero con unas dunas que dan ganas de disfrutarlas rodando por ellas. Y sigue ensimismado: chumberas, pitas, espartos, crater de volcán apagado, Pozo del Fraile. Y se le sube la calentura, acordándose, que cerca del pozo en tiempos ha, hubo un crimen, que Lorca lo transforma en una obra de teatro. A esto, Javier se vuelve a pronunciar y le despierta. Nos quiere leer un capítulo de una novela de Javier Cercas que está basada en un personaje que vive una vida ficticia. Y según explica Javier, el novelista le da al personaje el trato que dan los psiquiatras al personaje Narciso. Y entre la subida de la temperatura y solo cinco tertulianos, los comentarios se desarrollan bajo el signo de la bajada de tensión, muy sosegados.
El jefe toca la campanilla. Y manda a León, al Señor de Albacete,  que nos obsequie con  su trabajo. Y nos muestra un capítulo de su novela: Las huellas de Al Andalus. Original al enmarcarla en los pueblos viejos que aún conservan tanto las huellas arquitectónicas, como la placidez de sus habitantes. Por lo que el capítulo está nutrido entre lo cromático: cal, macetas, luz, aire libre, regado con buen vino de mosto. Imprimiendo en la tal narración tal movimiento de armonía que le da como resultado un toque de magia.
Al ir cayendo la tarde, van viniendo más tertulianos. Estos ya menos apagados, más animosos. El jefe invita a que Paco lea. Y presenta unos poemas en tankas, sobre Francisco de Asís. Y uno de los recién entrados, con ese aire de nueva fuerza, salta, que no le gustan. El autor, como sigue con su baja tensión, ni se defiende. Pero León, en su gota mística, le contesta que está en la línea de San Juan de la Cruz. Que al igual, Francisco de Asís es místico. Y el autor comprende en su somnolencia, que a cada concepción y tema le corresponde su lenguaje.
Alberto nos lee una carta entre vecinos. Y la carta, tanto a los primeros llegados como a los últimos que se van sumando les agrada. Al ser un maestro en matizaciones, todos las digieren muy bien. Hay unanimidad.  
Javier, no trae un trabajo suyo. Pero nos lee unos poemas breves de una revista. Que a todos agradan.
Isa nos comunica su amor al norte, a sus ancestros, llenos de nostalgia y de luz. Y cómo su obra generalmente está basada en el amor. Nos presenta un poema de Miguel Hernández en la tal línea.
Siguen llegando más tertulianos y estos ya con subida de tonos, fuertes, como si hubieran merendado. Y Alberto, cantautor, nos lee unos poemas de su último poemario. Y más o menos una mayoría le pide que el próximo día traiga la guitarra. Pero como era de los últimos en venir a la tertulia, trae la fuerza de cantarnos algunos versos de una canción.
David no trae nada, pero tiene ganas de explayarse y nos cuenta del último recital. Aquí el autor, de la Bitácora al seguir con su bajada de tensión, se calla. Pero recuerda el recital que hizo David el año anterior, de antológico.
Amelia que ha llegado a hora tardía, con subida voz manifiesta: quiere irse pronto, y le dan la vez. Nos lee unos poemitas de un poemario que está haciendo, sobre el complejo de Edipo. Y los de hoy, Edipo busca a Layo, cuando ya lo había matado. Por lo que refleja un drama de tonos surrealistas.
Andrés París nos lee un poema cortito, sobre el eterno retorno. Y otro a estilo ritornelo con toques escénicos. Y ya como la tarde estaba caída y con la temperatura bajada y los cuerpos por tanto equilibrados hubo una tangana de todos contra el joven Andrés por su escenificación. Un joven fuerte que no se amilana. Y si no es por los turnos y la hora, aún seguiría el acto repetitivamente. Algo cansino para el que aún le subsistía la bajada de tensión.
Leo nos lee una narrativa aún esbozada. Y ella asienta ese criterio. Aunque le alabaron la idea.
Se termina la lectura con la presentación de un escrito de María Jesús. Escrito de una alegoría digital. Conocedora de la técnica, aplica muy acorde el lenguaje.
Como faltaban unos minutos para la hora, y normalizados los cuerpos, se quedan de pie y charlando con fuerza, como se muestra el idioma castellano. Y el autor de la Bitácora, como sigue en el mismo estado, le molesta ese hablar y se escabulle sin despedidas.


Francisco Fenoy
22 de junio de 2015

lunes, 22 de junio de 2015

34ª Jornada/VIII año: Miércoles, 10 de junio de 2015


A la atención del ángel caído sobre el mar de Madrid

(Allí presentes: Fenoy, Ismael, Aureliano, Rocío, Javier, Omega, Eunice, José (Pepe) Siles, Andrés, Cinta, María, León y David).

Aquella última rosa entregada a los actores, el terciopelo rojo-paso de tiempo, las butacas y su aún dorado, los ecos y vítores de tramoyistas y amantes de lo dramático, las maletas olvidadas por los viajeros donde paso las noches… Todo en su lugar, hasta el prohibido color amarillo que tantos quebraderos de conciencia traerían a los directores de vestuario, mantenido en el aire.

El que fuera un famoso teatrillo en tiempos de Molière ahora solo seduce a poetas pasados de moda. Ser tan vaporoso me permite, en privilegiado vuelo, escuchar atentamente sus tertulias desde el sobrevalorado secreto de las luces; irónicamente, muy lejos de sus cabezas. No tengo otra cosa que hacer.

Acaba de entrar un grupo interesante, espero. Un joven espíritu pide dos dedos horizontales de café. Hay quienes son de acuario; tres de ellos, almerienses. Un caballero dice ser la catedral de Filipinas. De todo se puede sacar jugo, hasta de las naranjas. Llega una camiseta veraniega y una mujer lapislázuli. Este camarero tampoco sabe cómo servir un vaso de agua, generalmente lo traen vacío. Se levanta la catedral…

PEPE SILES: ¿Recordáis vuestro último paseo marítimo? Qué secreta es desde la mar, la tierra, ¿verdad? Hay que ser más pescador de caña y cazar luciérnagas en la arena, celeste tic-tac. Cae un diluvio de sol sobre el agua. Con estos niños fui a la escuela.

Algo me dice que este hombre conoce el mar que no veré, sabe cómo una isla lejana puede albergar al poeta. Lo suyo es un cuadro que recrea lo azul en dos momentos, una composición tímpano. En verano hay que tender a la brisa, siempre, y este poema calma cualquier anhelo.

OMEGA: 5… Inyección. 4… Propulsión. 3… Dolor médico. 2… Atrofia corporal. 1… El quirófano. Una joven se anestesia con la cuenta atrás. Se vuelve un olor cálido su memoria. Cuando el amanecer cae al vacío, las neuronas se excitan. Es este punto en que uno desdobla y visiona a sus seres. Pueden ser cualquiera.

Teniendo en cuenta que soy un ave muerto, recobrada la inocencia, creo que es conveniente escuchar la naturaleza de esta joven y entender que lo trascendental es algo más que hurgarse después de los dientes.

EUNICE: Sobre los carpetanos y la involución del terror. ¿Sabéis tanto de gatos como de “protomadrileños”? Sentaron las bases de lo que hoy alquilamos como “espacio sin divisiones”. 

Aprieto el pico, estas cosas me recuerdan mi maldición de no poder conocer el mundo…

AURELIANO: La isla de la nada. Cuando vengas a mí con mi bagaje de sueños cumplidos. ¿Qué más podría darte que ya no te haya dado la vida? Cómo son las orquídeas… tan suyas, allí donde jamás ha llegado la luz. Cuando no haya más días, la muerte seguirá sin conseguir apagar la vida, invencible. Tendrá un poco de Sísifo.

El alma púber que clamaba dos dedos horizontales de cafeína tiene algo de “no sé qué” con la parca. Creo que le debe haber quitado la guadaña, el manto o las ganas de vivir. Si hablo lo que digo es porque, de alguna forma, tiene la razón conseguida a través de una vida realizada.

ISMAEL: Nota bibliográfica. Un hombre tuvo las contracciones de su madre cuando se maquillaba para un entierro. Una mujer de la limpieza y unos fórceps le dieron su forma tan particular. No mire la foto, por favor.

Lo mejor de imaginar lo inverosímil es la licencia cómica y sorpresiva que te concede el público cuando satisfaces su necesidad de olvido. Este granadino tiene portento y pizca de sal. 

JAVIER: Has visto el cielo y era verdad. El ángel caído de Esther Giménez. Nariz de ninfa fugitiva. Cepo tejido en sus pestañas. Ni el poema me sirve contra la bestia. Cuando pisó la tierra ya le estaban poniendo nombres. Ya solo cae la lluvia.

¡Cuánta entrelínea tiene el jefazo! Más bello resultó saber que de algunas conversaciones espontáneas pueden surgir los versos que más sajan. De la mujer que menciona, solo doblar mis patitas…

FENOY: La sorpresa no está reñida con el entendimiento. Cómo resumir la Biblia en unos cuantos versos. Así la luz lavada por el fuego. Grito de sombra. Vida transformada. El sueño en brazos de la noche, sed de amor. Dios sufre y muere. El cielo alza.

Remar a la fuerza; rimar, no. Nunca comprendí el gusto de la mayoría de los humanos por las cruces, pero la belleza puede ser cualquier lado.

ANDRÉS: Mi vida tiene tres pasos, media vuelta y un lugar inaccesible, saber del olvido lo que oscurece su último beso.

Por lo que dejan describir, los peleles del Poetry Slam Madrid le han comido el coco al pobre muchacho que demasiado sobreactúa. Hay cada vez más lugares que prostituyen la palabra, según parece, autoengañados. La poesía solo crecerá el día que crezca por encima de todas las cosas. Algo muy siniestramente mío me dice que hará caso de los consejos de declamación. 

CINTA: Utopía es creer que una barca en el mar de Madrid va dejando un tramo de estela en cada puerto. Los niños podrían imaginar ser los capitanes.

Uno no sabe dónde vive hasta que no imagina su lugar al lado del mar. Qué mecida queda el alma con el viento y la vela de este relato.

MARÍA: Ceguera por luces descargadas sobre el mundo. Amé la piel de tu penumbra. En el muro, las palomas sestean.

Desde aquí no sé si la estructura es más propia de la prosa o de la maravilla; da igual, el resultado creativo es igual de profundo. El león y la catedral, en una lucha de maestros. El niño de la nada canta en portugués para aplacar las buenas formas de las fieras de la poesía. Está claro de los de Ohio son más brutos que los de Soria.

LEÓN: Joselyn desde Ohio nos escribe. Eva pregunta qué cielo a la belleza expulsaría fuera de sí por querer ser más bello. Puntos de verdor, éxtasis fotosintético.
Sobre mis viajes por Salares, su minarete y nuestras raíces atravesadas por un hemisferio del mundo árabe. Había un mínimo chucho que me descubrió la lágrima de la impresión. Napoleón tampoco medía tanto. Ésta es la parte del pueblo a la que no llegan los turistas, huellas de injusticia. Fuerza es a la intransigencia religiosa lo que miles de víctimas a la historia, su manifestación más cruda. Consideraremos la expulsión de los moriscos como el primer holocausto. 

A colación de las muchas manos del querubín, la cosa parece acabar entre cante jondo y flamenco con un sombrero, una melena plata y una afición mística desde chica. La gente se besa lentamente y sin querer. Algunos marcharán de viaje y otros tragarán un kilogramo de calores (no hay que olvidar que el aire pesa, pese lo que nos pese). 


Ya marchados, de nuevo, esperando con lo invisible de mis alas. Nunca sabré si los fantasmas se pueden ver entre ellos porque sigo completamente solo, como un pájaro muerto que vive entre las maletas de un antiguo teatro a la esperanza de migrar unas merecidas vacaciones, también espero, algún día no muy lejano. 



Andrés París
28 de junio de 2015

domingo, 24 de mayo de 2015

31ª Jornada/VIII año: Miércoles, 20 de mayo de 2015


Concierto en la sala Santander

La tarde de este miércoles parecía augurar un lleno en la sala. El cartel era más que prometedor: los teloneros empezaban a cantar a las cuatro. Los "Fernando de Castro" llevan años y años cosechando éxitos con temas centrados en la mujer, temas comprometidos y que han interesado tanto al ámbito universitario y de investigación como a las clases más populares. La cita era en la sala Sanmateo.

A las seis ocuparía el escenario de la sala Santander la música de "Rascamán", un grupo nacido en 2006, cuyos componentes provienen de formaciones madrileñas de distintos órdenes. Lo ecléctico, la fusión, la investigación, el enriquecimiento, el perfecto empaste de música y letra lo han convertido en referente musical de la capital de España.

La tarde prometía, sí, pero por enfermedad del cantante de los "Fernando de Castro" hubo que suspender su actuación (ojo, se prevé lleno absoluto el día 3 de junio próximo, fecha en la que se ha programado de nuevo este concierto tan esperado). La sala Sanmateo colgó en su puerta el cartel de "suspendido".

Quedaba la actuación a las seis de los "Rascamán", un concierto acústico, cercano, en una sala de pequeño aforo en la que los músicos cantan casi al oído de sus fans.

Si hubiera sido una corrida de toros, el crítico afirmaría que hubo menos de media entrada: que en este día en que refrescaron las temperaturas se llenó el Sol pero no la Sombra...

Los rascamanes lo dan todo en cada concierto y por eso desplegaron sus mejores temas, temas propios y ajenos que deleitaron a los asistentes. José León, uno de los rascamanes, hoy hace un bolo en solitario en la sala Al Andalus. Viene a decírnoslo a primera hora y se despide antes de levantar el telón, le deseamos mucho éxito.

Javier toma el micrófono y abre el concierto con dos temas de un poeta amigo de "Rascamán": Amando García Nuño. Los aplausos empiezan a calentar la tarde. Buen inicio, dos temas de éxito, premiados por la crítica, ambos en Madrid, uno de ellos en Alcorcón con el "Pluma de oro".

Paco Fenoy, letrista dialéctico, innovador, interpreta la canción que cierra uno de sus discos en solitario titulada "Final y principio". Y canta "A través de las luchas más significativas...". Guiña un ojo e interpreta un bis "Fuera de título: la Tercera República".  El público que lo conoce, canta con él: "Eco de flujo encendido, trae visible la marcha...".  Su disco, editado en 2007, lo tituló "Permanente cuerpo de fecundidad".

Una voz femenina, Cinta, levanta aplausos. ¡Qué guapa estás con esa blusa!, le dice a Rocío. "Pues estoy muerta", le contesta Rocío... "Prefiero tardar para eso...", añade Mª Antonia. Ríe el auditorio.

Javier toma el micrófono y tiene una sorpresa. Una canción que acaba de componer. Sabe que le faltan arreglos pero la ocasión merece el riesgo de estrenar la novedad: "Gustave Klimt". Hay una parte del texto que puede mejorar. Promete dejar la canción perfecta y cantarla la semana próxima. Aun así, gusta, emociona.

Es David Lerma quien con su mesura habitual y excelente dicción interpreta un tema de una rascamán que no podía estar esta tarde: Paloma Sánchez. Una pieza autobiográfica, costumbrista casi, de largo título: "Capítulo III: donde me pregunto qué quiero ser y la política". Gusta la mezcla de lo dramático y lo alegre y la denuncia. Escrito en primera persona, en presente histórico.

Tan cercano está el público que se escuchan sus opiniones: hablan sobre lo acertado del tiempo en el relato, el narrador, la necesidad o no de que el autor deba implicarse más en la narración.

Va entrando público en la sala, rezagado, se empieza a llenar también el tendido de Sombra, diría el crítico.

Rocío cambia de tercio. Se dirige a la sala y les ofrece tres canciones: ¿cuál queréis que cante de las tres? Elegid un número. "¡El tres!"

Las sonrisas del público acompañan su interpretación de "Cita previa para una contribuyente necesitada". Que empieza con el estribillo "Tienes un NIF muy bonito".

David que ha puesto voz antes a la canción de Paloma Sánchez cede su turno a María Antonia Copado.

La multiplicidad de las voces solistas que se alternan en cada canción hace que pasemos del humor a lo que ella llama "lo reiterativo  y plúmbeo". Sabemos que cuando anuncia algo así, consigue del público más expectación, sus fans la adoran.

Aprovecha para anunciar que, en solitario, dará un concierto en el Ateneo de Madrid el próximo martes 26 de mayo a las 19:30 horas en la sala Úbeda para presentar su trabajo "Cuerpo inerte". Le acompañarán José María Herranz y Javier Díaz. Tomamos nota, toma nota también el público que asiente.

Lo plúmbeo y reiterativo que anunciaba Mª Antonia Copado son tres bellos temas que dice que "están ya terminados y que no los va a corregir para nunca jamás". Tres temazos, el primero dedicado a su padre "Ayer le fui a despedir", el segundo dedicado a su madre "Beso pendiente" y el tercero, pasional a tope, dedicado a una amante "Sigo a tu lado".

El público enardece.

Pero la presencia de Cinta en el escenario vuelve a levantar aplausos y consigue un silencio, una atención como la de los niños cuando escuchan atentos un cuento. Interpreta "La espuma decadente", y antes de cantar cuenta al público, nos cuenta que el día anterior estuvo en el museo de Móstoles... "Hay un diamante escondido en lo sacos de sal... En el saco número 78, en el 80, 82 y 87 aparecen objetos..."

Leo no va a cantar pero quiere anunciar que en su próximo trabajo hablará de cartas, de naipes: un epistolario de dos rombos con las cartas de póker. El público ya está esperándolo, deseando escuchar las canciones de esta artista multidisciplinar.

Es Ana Gonz quien cierra el turno de solistas. Ella y su relación con el Metro, el transporte subterráneo le inspira. Escrito en el Metro, no tiene título, pero la musa que inspiró a Rocío visitó con el mismo tema también a Ana Gonz: "8 impagos del año se mostraron obscenos en mi declaración..."

El público pide los bises. Son casi las 9 de la noche y no se quieren ir.

Javier toma el micrófono, agradece al público su entrega y ofrece un regalo para cerrar el concierto de "Rascamán" en la sala Santander: textos excelentes del poeta Jesús Aparicio, de su último trabajo "La paciencia de Sísifo". Levantan aplausos y bravos. Gran poeta, gran libro.

Broche de oro para esta tarde. Fallaron lo teloneros pero los seguidores del grupo "Rascamán" saben que cada miércoles hay concierto y sorpresas. La próxima cita será de nuevo en la sala Santander, miércoles, 18 horas.

¡Larga vida al Rock and Roll!


Javier Díaz Gil
24 de mayo de 2015


jueves, 21 de mayo de 2015

30ª Jornada/VIII año: Miércoles, 13 de mayo de 2015


LA BITÁCORA DE LA NO-TERTULIA



¡Habrase visto! ¿Qué hace aquí esta gente? ¿Por qué las mesas están separadas, y no formando el cuadrado tertuliano, asambleario? ¡iPads sobre las mesas! Y esas chicas tan nerviosas corriendo de lado a lado, colocando las tabletas, los papeles...

Está claro. Hoy se han ido los poetas, cosa extraña. No han dejado ni siquiera un triste narrador de guardia...

Aunque fijo que avisaron. Fijo que hay algún correo que ignoré. Así que aquí me tienen. En la barra del Santander viendo pasar el tiempo. Bueno, el tiempo, y las muchachas.

Escaleras arriba, escaleras abajo, móvil en mano, que menudo trajín. ¡Con lo tranquilos que somos nosotros! Bueno, tranquilos no, que también enredamos lo nuestro. Pero sentaditos, eso sí.

No como estas. Sobre todo la de la camiseta roja de tirantes, sí, la de gafas, con el pelo recogido. Lleva sobre la espalda tatuado un chimpancé. Bastante feo. Y no se despega de su móvil: "Le llamo de Análisis. De la empresa Análisis. ¿Va a venir al estudio de pizzas?". (¡El estudio de pizzas!)

Pero, no se crean, que también lo dice en persona: "¿Viene usted por el estudio de pizzas?". Y ahí tendríais que ver la cara de la gente: "No, verá, yo solo voy al baño".

Está claro que hay varios de los convocados que no aparecen y aumenta el nerviosismo... Y ahora que lo pienso, igual dan pizzas ahí abajo. Una degustación para un estudio de mercado... Pero, Ana, que estás pensando, si tú venías a escuchar relatos y poemas... Pero nada, ni un rascamán, ni uno.

Y la petarda del chimpancé dale que dale: "¿Va a venir al estudio de pizzas? ¿Que ya ha salido del metro? Sí, está justo enfrente, yo estoy dentro, al final de la barra..."

¿Por qué no leeré los correos? Han avisado seguro; la culpa es mía. Y digo yo, del pizzero no hay ni rastro. ¿Serán capaces de hacer un estudio de pizzas sin pizzas? Digo yo que les harán mirarlas en las tablets... Que panda de tacaños.

Nada, que me piro, que soy tonta. En el hilo musical no deja de sonar Vivaldi y unos guiris hablan de sus cosas en la mesa más cercana. Las de las pizzas bajan a la sala con dos jarras de agua cada una, y yo, que ya acabé mi vinito, de repente me doy cuenta. Hay alguien de guardia en nuestro grupo. Ellos no se hubieran ido sin dejar su sitio a buen recaudo. Así que cojo el boli y el cuaderno e inicio la que muy pronto va a ser la bitácora de la no-tertulia: "¡Habrase visto! ¿Qué hace aquí esta gente? ¿Por qué las mesas están separadas, y no formando el cuadrado tertuliano...?"

Ana Delgado Cortés
14 de mayo de 2015











Postdata (de Javier): Mientras Ana Delgado era víctima de los correos que no llegan -lo siento de veras, Ana-, (lo fueron también un poco antes que ella, no te encontraste con ellos, dos compañeros más de la Tertulia: Paco Fenoy y Juan Manuel), el resto de rascamanes, -avisados unos días antes de que el salón del Santander lo iba a alquilar esos días una empresa para reuniones de trabajo-, organizaban una actividad y la convocaban por correo electrónico: asistían, ajenos al trajín de pizzas y teléfonos móviles, a la exposición "Teresa de Jesús" en la Biblioteca Nacional de Madrid. Ese miércoles 13 de mayo contemplamos los libros y cartas manuscritos de la santa abulense y contemplamos esta muestra que os recomendamos a todos: no os la podéis perder.

Aquí os dejamos el enlace de la exposición... Acaba el día 31 de mayo de 2015

http://www.bne.es/es/Actividades/Exposiciones/Exposiciones/exposiciones2015/Teresa_de_Jesxs/

Información práctica

  • Del 12 marzo al 31 de mayo de 2015
    De martes a sábado de 10 a 20 h.
    Domingos y festivos de 10 a 14 h.
    Último pase media hora antes del cierre.
  • Sala Recoletos de la Biblioteca Nacional de España



Javier Díaz Gil
21 de mayo de 2015

miércoles, 20 de mayo de 2015

29ª Jornada/VIII año: Miércoles, 6 de mayo de 2015


Un optimista y un pesimista se encuentran 
en la plaza de Santa Bárbara, de Madrid...


Un optimista y un pesimista se encuentran en la plaza de Santa Bárbara, de Madrid. El optimista tiene el pelo largo y viste de blanco; el pesimista, de negro riguroso, lleva la cabeza rapada al cero por si los piojos. Podría parecer el comienzo de un mal chiste, pero no. Han acordado visitar juntos la tertulia Rascamán. En el sótano donde se reúnen aguardan los Rascamantes María Juristo, Paloma Sánchez, Amelia Peco, Isabel Morión, Cinta, Alberto Ramos, Rocío, Javier, María Antonia, León, Paco Fenoy, David, Juan Antonio, Aureliano, a los que no tardarán en unirse Vicente, Paloma Hidalgo, Ana Gonz, Carlos Yasabe, Federico Monroy. En el instante en que llega la contradictoria pareja, Amelia recita un poema sobre Edipo, y se dispone a acudir a una cita a ciegas. Lo primero que pensará el optimista es que va a conocer al amor de su vida. El pesimista, por su parte, temerá incorregible que la cita acabe en asesinato.

Después de Amelia lee Juan Antonio su “Congreso das Meigas“. El de Colmenar se pregunta si las Meigas existen o no, y de existir, si son asexuadas. El optimista, que escucha, opina: ¡no, no existen…! El optimista, que escucha lo mismo, considera que haberlas, por supuesto haylas. A continuación declama Fenoy un poema sobre la muerte del obrero fabril, mientras un camarada Rascamante le sugiere que adopte como lema la palabra A-MOR, en alusión a la máxima ¡Abajo la Monarquía! Su poesía del megáfono aspira a arreglar el mundo. El optimista confía en que sí, en que se puede, por qué no. El pesimista sostendrá en cambio que el mundo no tiene arreglo, ni siquiera a fuerza de ñapas, para lograr por lo menos un mal apaño. De alguna manera, el pesimista es un optimista que se ha cansado de serlo.

Irrumpe ahora León con su selvático rugido: “De una noche a una noche / de una nada a otra nada / en la humedad dichosa de tus labios”. La belleza poética del vate albaceteño ha puesto en pie al paradójico dúo. Luego, vuelven a sentarse, para escuchar a Cinta. En su relato, como en otros, sobresale la alargada sombra luminosa de un padre entrañable y adorado: “Al día siguiente, al mirarse en el río, supo que ya nunca más sería la perla que se arroja a los cerdos”, sentencia. Después, Cinta regala a la concurrencia un cuento infantil, protagonizado por una tortuga.

El siguiente Rascamante en intervenir es María Juristo. “Si tu ausencia me vuelve sorda y muda / pobre inválida sin alas / cómo ser en la penumbra que de ti me borra…”, sirven como muestra de sus versos. El pesimista, que siempre deseó lanzarse sobre el optimista y arrancarle el hígado, tras gozar la poesía delicada y elegante de María, empieza a mirar a su antagonista con otros ojos. Después de ella lee María Antonia Copado su poema “No estamos todos“: Están todos / yo no estoy / No sé quién soy. De repente, el optimista se revuelve: sabe que él, en realidad, no es más que un pesimista que pospuso su pesimismo para mejores tiempos, y tan atento como su oponente, se prepara para escuchar a Rocío un relato que narra la hermosa relación comunitaria surgida entre dos vecinos, que podría culminar en un paseo en autobús con pedida de mano incluida. Tras Rocío lee Paloma Hidalgo un micro premiado que dura lo que dura un maravilloso viaje en ascensor por el interior de un rascacielos, que tiene el tamaño de un amor que nace, crece, decrece y vuelve a crecer. La cuestión es no estarse quieto. El tema amoroso de los dos últimos relatos ha despertado en el optimista la vieja teoría del amor eterno o que, si no, resucita como Jesucristo pagano. El pesimista, posiblemente por llevar la contraria, pensará sin embargo que el amor es una bomba de relojería que estallará en cualquier momento, sembrando la ciudad de cadáveres.

Es el momento de Alberto Ramos. Alberto lee un relato titulado “Agua mineral francesa“, en el que retrata los confusos espejismos que manan al calor del amor nacido de las redes sociales. En su cuento, la madrastra, oculta bajo la identidad Conejita 22, es un camarero que atrapa a incautos y a necesitados (es decir, potencialmente a todos). Aquí, el incauto es Marcelino Gavilanes. Aprovechando el tirón mediático, David cuela su relato “Mejor por escrito“, en el que fabula con la resurrección de un amor moribundo por obra y gracia de la aplicación whatsapp. Ante el silencio de la asimétrica pareja, David se queja entre murmullos: joder, un pesimista como Dios manda se hubiera levantado y aplaudido, coño…, rezonga. Pero no. Hoy, optimista y pesimista, a los que siempre sedujo el mismo plano de la realidad, el de la no-realidad, se ponen de acuerdo: no hay que hacerle demasiado caso a este David, va de listillo el tío. Y lo peor de todo es que se cree muy gracioso.

Le toca a Isa Morión. Isa emplea su momento para recitar un poema de Gloria Fuertes: está seco / se mueve sin amor / nadie le conturba. Tiene a bien, además, premiar a los asistentes con un poema de su libro “El agua del olvido”. Ni al pesimista, ni al optimista, ni tampoco al resto, se les olvidará fácilmente este verso: Se te olvidó besarme en el corazón. Le sigue Aureliano Cañadas, con un homenaje a la reciente lectura “Compañeros de viaje”, de Javier y Rocío, en el local Vergüenza Ajena. Gustan especialmente sus versos “De todos los presentes / que guardo para mí / de todos ellos / me quedaré tan sólo con el dolor del olvido”.

Regresa la prosa de la mano (mejor dicho, de la tecla) de Paloma Sánchez. En el ordenador portátil guarda un nuevo capítulo de su novela testimonio, aquel en el que recuerda su primer beso, su primera pandilla de amigos, los bailes agarrados, las excursiones a La Pedriza, las canciones de los Beatles, la búsqueda de trabajo sin calcetines... El tono es ligero y combina el sentido del humor con el drama. Y eso, los Rascamantes lo valoran. Enseguida toma la palabra Vicente para describir con entusiasmo de realismo sucio la enfermedad que le llevó, allá por el año 1986, a gastar las únicas 800 pesetas que le quedaban en un libro de Bukowski, en lugar de hacerlo en un billete de autobús que le hubiera asegurado un cómodo retorno al barrio. Esa enfermedad se llamaba (se llama) literatura. Después, lee su reflexión “La Desobediencia y el látigo”, en la que teoriza, entre otros asuntos, sobre la férrea disciplina que mueve al votante de derechas a depositar su voto, en oposición a la endeble libertad con la que se maneja el votante de izquierdas, lo que le aboca a la derrota permanente. Vicente termina y el pesimista, desde su sitio, cabecea incrédulo. Es lo que tienen los pesimistas: no creen en nada, ni siquiera en sí mismos. Ellos dirán que no son más (ni menos) que optimistas mejor informados.

Es el turno de Federico Monroy, poeta exquisito y gaditano aunque sus propios versos traten de desmentirlo: nadie dirá por mí que soy poeta, canta Monroy. Seguidamente, Ana Gonz lee uno de sus cortos, ideado y escrito en el asiento de un vagón de metro, donde brota la sensualidad a raudales con cuerpo de liga roja asomando por el bolsillo del pantalón de algún vecino. Para cerrar, Carlos Yasabe nos habla de la nostalgia de las cosas buenas, que nos acerca al arrecife, y recita como sólo los sabios, los que sí saben, son capaces de hacerlo: ese dolor / que crece ante la idea de morir / sin uñas.


La tertulia termina. Los visitantes se levantan y se despiden de los Rascamantes. El optimista agradece la suerte de haber venido. El pesimista se lamenta por la imposibilidad de volver, tal vez por varias fechas. El segundo se quejará del viento. El primero esperará a que cambie. Entre los dos, el realista ajustará las velas para que empujen en la dirección que le traslade hasta la tertulia del próximo miércoles.


David Lerma Martínez
4 de junio de 2015

martes, 19 de mayo de 2015

28ª Jornada/VIII año: Miércoles, 29 de abril de 2015


El castillo de irás y no volverás

Reunidos alrededor de una gran mesa, acomodados sobre mullidos cojines de plumas y cobijados del frío por una confortable chimenea, en la sala colgaban brillantes arañas de cristal de bohemia, con columnas en las que se apoyaban ánforas de cristal de Murano verde.

Se hallaban los personajes de las distintas historias que a lo largo de los tiempos han entretenido tanto a mayores como a pequeños.

La primera en llegar, la Reina de las Nieves, con un cristal clavado en el alma, el cual se translucía a través de uno de sus ojos, contaba su dolor titulado ”Escupe tu veneno”, veneno que le provocaba un doloroso malestar. (Isabel Morión)

Sobre otro cojín se hallaba Caperucita Roja -a ratos como si de un arco iris se tratara cambiaba a verde-, nos leyó ”El secreto de mis latidos” y “Corazón”. Según leía, su capa y caperuza cambiaban de tonalidad. Se escuchaban risas y al final suspiros de emoción. (Maria Antonia Copado)

Sentados uno enfrente del otro Hänsel y Gretel con sus batiburrillos, Gretel recordó a los presentes los diferentes idiomas de la literatura.

Después de leer, dándose cuenta de que las miguitas de pan habían desaparecido, advirtió a lo lejos una casita. Invitó a Gretel a que le acompañara hacia ella, era la casa ideal para dos niños hambrientos. Asomándose por uno de los cristales de caramelo vio a una bruja gorda y malencarada metiendo algo en su horno y mirando a su hermana, él grito:
-Esta vez seremos nosotros quienes nos la comamos a ella. "Lo que hace el hambre, señores". (Omega y Eunice Escribano)

Al lado de esta, Aladino muy acomodado en su sitio con una lampara que iluminaba todo a su alrededor entre deseos, visiones y fantasías ”Llave”, ”Selene”, ”Mar” y otros más mostró su maravilloso poder creativo. (Cinta Rosa Guil)

Muy cerquita se hallaban las zapatillas rojas dispuestas a que una vez calzadas la llevaran a un mundo de verdadera felicidad siempre deseada ”Llovía intensamente”. (Rocio Diaz Gómez)

Y pegadito, el gato con botas audaz, inteligente, pícaro -”lo que es un gato”-, con los trofeos hallados por sus esfuerzos y no por los del Marqués de Carabás, ¡claro!, ”La vie en rose”. (Alberto Ramos)

Al fondo, el zapatero con sus diseños dispuestos por la noche para hacerlos nos hablaba de Borges.

Al día siguiente, como por arte de magia, se los encontró ordenaditos encima de su mesa de trabajo, eso es lo que nos contó. (Maria Juristo)

Barba Azul acariciándose la barba y mirando a su alrededor cuidadosamente por su próxima víctima propiciatoria, estaba entre si más mayor o más joven que la anterior y, mientras tanto nos hablaba de “La Transición”. Este periodo mágico, los pueblos vivos. Y en coro, unos cuantos de los presentes le pidieron que para la próxima vez nos contara sus secretos de alcoba y algún que otro de mazmorras.(Paco Fenoy)

Junto al zapatero le seguía Juan sin miedo que con gran elocuencia nos relató las múltiples formas de orejas que existen y lo que cada una dice de su poseedor y las diferentes maneras que pueden utilizarse dichos apéndices ”Templo de las orejas”. (Enrique López Clavel)

Presidiendo la mesa el Cascanueces, dueño del castillo, que con dulce melancolía añoraba lo que creía perdido: esa bailarina que entre sueños y fantasías deseaba tener junto a él, ”Nunca” ”Nunca dormí en tus brazos”, ”No supe a que sabían tus labios o tu risa” de José Cereijo, y después de mucho peregrinaje termino junto a su bailarina. (Javier Diaz Gil)

Lindando con Barba Azul, Jack y las habichuelas mágicas. Empezó a hablar y nos unimos todos trepando tras él por la gigantesca mata de habichuelas. Llegamos hasta el ogro y de pronto se transformaron en ángeles con deseos de morir: ”Canción de los ángeles caídos”. (Miguel Paico)

Estaba Scherezade entre sus mil y una noches. Encantándonos con sus “Palabras” sensibles, desgarradoras, iracundas, un conjunto verdaderamente estremecedor muy de Scherezade con gran ingenio y temple. (Ana Delgado)

Echada casi medio cuerpo se hallaba la somnolienta Bella Durmiente con sus “Maneras de cerrar los ojos”. (Paloma Sánchez)

Había estado sentada Bella entre el Cascanueces y Hänsel, levantándose apresuradamente corrió diciendo “No me marcho” y se cambió de lugar muy dispuesta, como siempre, a auxiliar a Juan sin miedo, pero ya él había favorecido al zapatero. Pobre Bella, siempre intentando transformar a la Bestia. Nos agasajó con “Edipo y Yocasta”. (Amelia Peco)

Blancanieves sentada al lado de Gretel, envuelta en un halo de mariposas que nos recordaba a todos su amor a los animales.

Después del bocado de la manzana, situado en su garganta, soñaba que era uno de los animales más nobles y bellos que podemos conocer. Metiéndose en su carne nos hizo ponernos en su piel ”En la Plaza” “sobre amapolas silvestres, levitan quimeras”. (Teresa Muñoz)

Rapunzel en una esquina, nos hablaba de su visión de lo que sería su propia experiencia de tener que dar parte de uno a cambio de poco ”Renta” “Préstamos sexuales”, también nos relató otra realidad que existe desde el principio de los tiempos: el que arrea antes, arrea dos veces. (Ana González)

La cerillera muy acurrucadita en un rincón y su demoledor poema con su ultima cerilla, encontró la calidez de ese beso tan deseado que la salvó de la desesperación. (Maria Jesus Briones)
  
Dedicado, en memoria póstuma, para Antonio Escribano Ortiz que en su día me contó una historia, sin parecerse a ésta, que se titulaba “El castillo de irás y no volverás”.



Eunice Escribano
20 de mayo de 2015