Fuera llueve y nacen las leceterías:
“Dicen los torpes que la lluvia es un cristal que en el cielo ha roto un pájaro” (Miguel de Leceta)
1. Llueve a cántaros... Paloma Sánchez
Llueve a cántaros y yo vengo con sandalias. En la cámara Rascamán las luces atacan directamente a los ojos. Rocío y yo, trasteamos interruptores. Nos vamos sentando.
-El quejica lastimoso se ha convertido en un prototipo humano-
Rocío nos trae uno de sus cuentos convertido en poema. Verbos que pasan y corren de frase en frase. La piedra grita Ah…Un adjetivo acelerado salta sobre el significado y lo cambia. Formalmente tiene dos partes y cuenta una historia.
Omega y Leo se definen como presencias telúricas. Llega Isabel…quiere dejarse las canas.
Me toca leer por llegar pronto, la primera vez en mi historia.
Escribo prosa. La conciencia se nubla en muchas ocasiones, después de correr 35 km se afloja el pensamiento y el esqueleto.
Aure con gorra de los Lakers y cazadora jovial, parece un millonario extravagante. Javier con el libro de las Aldravías.
Omega busca los restos de Cervantes. Se está fotografiando a través del suelo de la cripta. Puede estar en cinco puntos. Sacar muestras de los treinta nichos costará dieciséis millones de euros. Después un cuento hindú. La sortija decía -esto también cambiará-
León escribe un libro de montañas mágicas. ¿Tendrá que ver con mi adorado Sr. Mann? En Córdoba el misterio es sobrecogedor. Rilke dixit. Me quiero quedar a soñar aquí. He conocido los gozos sobrenaturales del espíritu. La copa es tan pura que se confunde con el vino. Tranquilidad y reposo para librarnos de los que nos atormentan. Silencio, los pájaros están traduciendo el lenguaje de los dioses. La llave de la habitación 208 y 6 rosas artificiales. Un reloj con una sola aguja ¿cómo murió?
María dice: Ahora que yo me acompaño/el camino se hace grieta/Perdido compás en un espejo.
Fenoy le pide a Rocío que lea dos capítulos. Hay ratas en el suelo. Me está midiendo los glúteos. Iríamos a medias y me va a comprar una blusa de seda de Italia. No me pongas esa cara. Gramaticalmente, yo… ya estaba sentenciado.
Paloma Sánchez
20 de junio de 2014
2. Y nacen las leceterías... Miguel Paico
La tarde, siempre diferente/siempre igual, continua con la
lectura que nos hace Rocío del texto que nos trae Fenoy, que es la continuación
a uno anterior en el que dos amigos se cuentan experiencias sexuales y
sentimentales en años ya pasados. Es la continuación a un texto del que tuve la
suerte de realizar la bitácora. Vuelve a aparecer “la galleguilla” y volvemos a
escuchar las historias de cómo era la vida íntima de estos personajes. Aunque
en realidad sólo es uno de ellos el que le cuenta sus experiencias, podemos
volver a reír mucho con las historias de nuestro personaje, y al igual que la
última vez podemos descifrar cómo se sentía y como se pensaban las cosas
anteriormente, incluso llegando a estar en contra de las estadísticas sobre la
duración del coito que por entonces daban los entendidos en la materia (que no
serían tan entendidos). Alguna oyente (creo recordar que es Cinta, corrígeme si
no es así) también pensaba que era una buena radiografía de entonces, pues
escuché decir que le recuerda muchas cosas de aquellos años. Creo también que
el haber continuado la historia y haber incluido en esta ocasión hechos duros
(una de las amantes se acostaba con su jefe beodo y la mala experiencia
reiterada hacía mella en ella) le da una dimensión más humana y por lo tanto,
si sumamos esta historia a la anterior, ésta resulta más completa y más
interesante. También le recomendaron colocar más puntuaciones, acotar mejor los
diálogos. Me parece que habrá otra entrega, esperemos a ver con qué nos
encontramos esta vez, cómo se desarrolla esta retrato.
Esa tarde también nos acompañó Isabel de Frutos, que nos
intentó leer un poema de José Luis Prado Nogueira, con el que tiene una
relación muy especial. El poeta gallego, premio nacional de poesía, escribió
tras momentos muy duros el poema TRÁNSITO DEL AMOR, el cual nos empezó a leer
Isabel, y pudimos oír versos como: “noche de junio con almendros/las últimas
cerezas del cerezo... […] las más leves sorpresas de tu cuerpo/tu piel tan
delicada, tus ojos tan despiertos/hijo mío... y muerto”. Isabel no pudo
terminar de leernos el poema, por emoción y por tiempo; emoción porque la
memoria y el poema llegaron adonde deben llegar las palabras de un poeta, la
emoción que la embarga le impidió terminar de leérnoslo pero le agradecemos
mucho haber escuchado tan bellos versos; y tiempo porque no pudo acompañarnos
más, prometió, como hacen los cerezos después de la ventisca, volver a traernos
frutos de su cosecha, esperamos oír el poema que nos prometió la próxima vez.
Aquí se dará cuenta de ello, y esperemos que nos siga trayendo la emoción que
necesitan las palabras, que hacen las palabras.
Javier nos lee el poema del libro que presentaron el lunes
16 de Junio: “Los poetas de la senda”. Poemario en el que están incluidos entre
otros él, nuestro Javiboss, y también José María Herranz. Le oímos recitar
versos como: “El reflejo fue antes. El lugar al que huir/no es un nido de
lluvia/desde el que regresarte... […] solo para amarte/sólo”. Le comentaron
que era un poema “reticente”, termino que habíamos estado debatiendo porque una
de sus acepciones hace referencia a (cito textualmente): 3. Figura que
consiste en dejar incompleta una frase o no acabar de aclarar una especie,
dando, sin embargo, a entender el sentido de lo que no se dice, y a veces más
de lo que se calla. Es en todo caso un poema que sostiene un tono algo
reiterativo y posiblemente reticente, pero un bueno poema, como acostumbra a traernos Javier.
Leo nos cuenta que después de que una amiga suya le hablase
y le enviase algunos poemas de Mario Benedetti, escribió estos “Diálogos con
Benedetti”, pudimos oír: “silencios me bebo/el mejor momento el
recordatorio/del arte amatorio//hecha una sonrisa en la terminal... […]
silencios me bebo/nostalgias no puedo”. También nos leyó algunos poemas más
de los que trascribo algunos versos: “un sonrisa lleva al azahar/día de luz
con su ataúd/rosa de mayo se marchitaba”, “El anónimo mendigo/es poeta o
es testigo?”, “llena el ánfora para beber con preciado vino/que el río
de tus lágrimas te lleven hacia el mar bravío”. Apuntan que le vendría bien
leer sus poemas en otro tono o leerlos con más seguridad, pero ya sabemos que
el leer bien un poema tiene miga, yo personalmente no sé muy bien aun cómo,
pero por suerte tenemos en la tertulia gente que lee muy muy bien, así que
iremos aprendiendo.
Aure no regala esta tarde mariposas con alas portuguesas,
nos regala unas Aldravías, composición poética de seis versos con sólo una
palabra cada verso, y que transcribo aquí: “Borboleta/sobre/o/livro/da/vida//Borboleta/entre/um/livro/fechado/repentinamente//poema:/brado/de/uma/borboleta/esmagada//So/o/ar/a/recorda/aínda.”
Para su compresión a los que no conocemos ese idioma, el vocabulario sería:
borboleta= mariposa, fechado=cerrado, brado=grito, esmagada=aplastada, aínda=
todavía, ar=aire, so=solo. Siempre he creído y sigo creyendo que el portugués
es un idioma para ser cantado, la musicalidad en los poemas de Aureliano ya los
conocemos, pero es que en portugués ya ni os cuento.
Y por último Cinta nos lee “El saltador de pértigas”. La
historia que nos cuenta es la historia de Europa del último siglo, porque la
escuchamos decir: “Seguro que los mayores volverán de nuevo, pero ¿y si no
vuelven los mayores? […] Viajes a lugares inhóspitos, aviones de caza, golondrinas,
guerra en Berlín... […] Regreso de Rusia casado. Escuchó cantar “Yo tenía
un camarada, entre todos el mejor” […] por algo soy su hijo”. Cinta, al igual que Isabel, también se ha
emocionado hoy, pues las palabras y las memoria son formas de una misma imagen.
Un texto que es a su vez reflejo y emoción, y que seguramente también pueda ser
ampliado, todo depende de su autora, pero nunca renunciando a la emoción que en
el texto hay. Eso en literatura es irrenunciable.
Fue Cinta la última que leyó, pero entre tanto, aquí el que
os escribe también os trajo algunos versos, pero cómo no recuerdo en qué orden
me encontraba aquella tarde, os cuento lo que en mi parte corresponde (tómense
esta posición como un posdata). Yo os leí a los presentes unos cuantos poemas
breves que no sé decir con claridad si son greguerías o si son aforísmos, creo
más bien que ni uno ni lo otro, están entre esos dos límites. Javier me
recomienda llamarlos leceterías, cosa que tendré en cuenta. Os transcribo tres
de esas leceterías: “Dicen los torpes que la lluvia es un cristal que en el
cielo ha roto un pájaro”, “Es tan grande eso que llaman amor que cabe entero en
una gota de agua” y “y después del beso salió la luna, broche de plata para una
noche vestida de domingo”. También os leí un poema que titulé “Nuestra
definición del firmamento”, y en el que todos por unanimidad me recomendaron
recortar en su introducción, pues lleva unos dieciséis versos dodecasílabos
sacados de un libro de la E.S.O. en el que se hace una definición del firmamento.
El texto se lo dieron a mi madre que estaba estudiando en la escuela de adultos
y que me pareció sumamente poético, pero en el que discrepaba porque porque
creo que la noche es, como decía Lope de Vega “fabricadora de embelecos”, os
dejo algunos versos que aluden a mi definición: “albergamos otra idea:/la de un
firmamento/como pista de baile/para los gatos callejeros,/la letanía triste/de
los perros que conservan/en sus ojos todos los fantasmas,/su aullido. […] Todas
las estrellas son repeticiones,/siempre nos cegará la prepotencia del sol”.
Este poema lo escribí hace mucho y ahora no se si sería tan sentencioso, tengo
mucho cuidado de no hacer sentencias en lo que escribo. Juzguen ustedes
sinceramente, yo lo escribo desde mi perspectiva, que es una más, y cada vez
más rica desde que os escucho en esas tardes “reticentes”.
23 de junio de 2014