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martes, 28 de diciembre de 2021

10ª Jornada/XV año: Miércoles, 22 de diciembre de 2021

 

RESTAURANTE SOBRINOS DE BOTÍN


MENU NAVIDEÑO PARA RASCAMÁN


ENTRANTES


 

Sacristías en agujeros embuchados al dinero, con salsa de cánticos de payaso, acompañadas de resentimiento del autor. Se degustan con palillos chinos.

*

 Ignacio. Olor a sacristía. Segunda parte. Para qué cansarles de nuevo. Me pusieron con otro montón de folios. Ciérreme si lo prefiere que es usted muy libre. Hágalo despacio. No tenían un olor diferente al mío. Olor a dinero y los curas son así. Con lo especuladora que era ella con los agujeros del bajo vientre. Olor a está traducida al francés. Dinero y confesionario de la financiera. Canta: “Y sin mirar atrás, volarrrrrrrr”. Continúa la prosa brutal. Por ser un payaso. La iglesia siempre está de lado de los agujeros especulativos. Usted tiene que ir al excusado todos los días. Aquí termina el olor a sacristía. “Inteligencia italiana. Rédito de los agujeros”.  No me meto con los dioses de otros. Fui escrito por el resentimiento del autor. Le pasaba por la nariz su dinero de beata financiera. Dejar pasar el tiempo. Con un inútil de marido a sus espaldas. Las cosas de los chinos son así.

*

Souflé de rémora íntima aromatizado a la gasolina, acompañado de recuerdos en las arterias y su toque de mentira.

*

Carlos. Cogidos como se coge el pensamiento. Lastramos sótanos oscuros. Pasamos de largo. Una rémora íntima, odiosa e inconfesable. Morir sin grandes aspavientos. Frente al viento arrollador y los venenos de los hombres. Se me ha hecho grande el agujero de la edad. Porque siempre te han gustado las riñas, luchas y peleas. Un edredón hacía las veces de una familia. Mal asunto aludir al amor. Consigo cancelar el sonido de la gasolina. La parálisis. Recuerdos en las arterias. Es preciso tranquilizarse para mentir.

*

 Asado navideño de aliteración, tratado con soplete de estrellas en un cuenco de hojas de diciembre, patatas souflé rellenas de carne picada con palabras.

*

 Maestro. Una décima para felicitar la Navidad. Muchas aliteraciones. Diciembre ya finaliza y yo miro alrededor. Con fuerza y esperanzado en lo que está por venir. Jaime Gil de Biedma. La sextina encontrada viene de “la Palabra y la carne”, Los dones. El poeta vive prendido a la palabra y es su esclavo. Reconoces el fondo de los mares. Procuras no perderte ni una escena. Elevas tu estatura a las estrellas. Concluyendo rotunda cada escena. Incapaz de elevarme a las estrellas. La tutela feroz de las estrellas.

 *

Paloma. En la primera Nochebuena de la postguerra escribe tres veces: “a carcajadas”.

 *

Descubrimiento del título: “La Forja de un Rebelde” a la brasa, con plátano macho helado y conejo ensartado al estilo neolítico, con flauta de “La Internacional”.

.

Ni en dioses, reyes ni tribunos,

está el supremo salvador.

nosotros mismos realicemos

el esfuerzo redentor.

para hacer que el tirano caiga

y el mundo siervo liberar,

soplemos la potente fragua

que el hombre libre ha de forjar.

*

 

David

Lecturas en juliana, con mucho espía serbio y un toque de plutonio subcutáneo. Se degustan frías y a ser posible en solitario.

 

 

Se cierra la sesión de hoy con una celebración de la vida, del solsticio y de estas fiestas tan familiares. Que los dioses repartan dicha y salud.




Paloma Sánchez
23 de diciembre de 2021




jueves, 16 de diciembre de 2021

9ª Jornada/XV año: Miércoles, 15 de diciembre de 2021



El Cuarteto de Alejandría

Justine

Lawrence Durrell



La ciudad que se sirvió de nosotros como si fuéramos su flora, que nos devolvió, que nos envolvió en conflictos que eran suyos y creíamos equivocadamente nuestros la amada Alejandría.

*

León para por Albacete. Hay ciudades donde la magia viene del cielo. El aire se mueve en Albacete y trae magia. Diálogo con su padre muerto. Menos mal que Franco no llegó a esterilizarle. Vuelo a lo desconocido. Eran franceses y demasiado viejos. Época desmesurada y heroica. Su soberanía sin cortapisas le venía directamente de Dios. Un aullido que todavía resuena. El aroma de aquella época. El pecado de pertenecer al género femenino. La cosa tenía poca gracia. La única mujer que ha traducido la Biblia. La Malmaison parece una casa de muñecas.

*

Veo al fin que ninguno de nosotros puede ser juzgado por lo que ocurrió entonces. La ciudad es la que debe ser juzgada, aunque seamos sus hijos quienes paguemos el precio.

*

Isa Morión. De Concha Espina. Nació en 1869 en Sotileza, Santander. Baños de ola. Bailes en el antiguo casino. Altar Mayor. “La Esfinge Maragata”. Yo soy una mujer, nací poeta. Un cantar gigantesco. Un horizonte nuevo. Un mundo que me asile y me escuche, lo busco y no lo encuentro. Dedicada al Maestro. Te leo en esta extraña noche, de dolor e insomnio. Me abre el camino. Vuelvo a escribir. Gloria Fuertes. Está seco, sus ramas sin hojas, está seco. La bolsa y el dinero solo le hacen vibrar. Pedro Casaldáliga. En las sombras, muchas veces. Era el miedo al amor más que a la amada. Con todo el peso de mis años vivos.

*

Cinco razas, cinco lenguas, una docena de religiones, el reflejo de cinco flotas en el agua grasienta más allá de la escollera. Pero hay más de cinco sexos y solo el griego del pueblo parece capaz de distinguirlos.

*

Aure, Cochinillo. Devuélvelo a la vida, devuélvele a las ubres de su madre y cantaré tu gloria, tu infinita piedad.

*

Alejandría es el más grande lagar del amor, escapan de los enfermos, los solitarios, los profetas, es decir, todos los que han sido profundamente heridos en su sexo.

*

José Antonio, un poema alimentario, sobre las características de la coliflor. Es el tiempo que se escapa, es por eso que hoy lo convierto en un pretexto. Los sulfitos producen reacción confusa, en la mente y en el pito. Bata dos huevos, con ganas. Falta poco para acabar de picar la cebolleta. Feliz Navidad.

*

De noche una prostituta borracha camina por una calle oscura sembrando los fragmentos de una canción como si fueran pétalos.

*

Cinta. “En los Montes”. Me alimento de espacio donde solo hay un color. Hielo que se convierte en más luz. Un tallo que se opone al viento. Mi mirada la colma de caricias. “Los Calcetines de Navidad”. Solo empujar y ya estoy dentro. He conocido a una elfa de mi edad. Descubrí que tenía seis dedos en cada pie. Me fui a otro lecho. 

*

Fue allí donde escuchó Antonio los acordes arrobadores de esa música sublime, que lo impulsó a entregarse para siempre a la ciudad que amaba.

*

Javier. Estrambote. Un poema como muchas de las cosas de la vida, podría ser perfecto si el punto final lo hubiéramos puesto antes, ¡qué necesidad había de añadirle un estrambote!

*

El solaz que me da este trabajo de la cabeza y del corazón reside en que solo aquí en el silencio del pintor o del escritor, puede recrearse la realidad, ordenarse nuevamente, mostrar su sentido profundo.

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Chelo. Microrrelato. Noventa y nueve palabras cada microrrelato. Todos iguales. Apareció un cuñado con insinuaciones. Contó lo sucedido y el señor Pérez dijo: espero que sepas agradecerme el favor. Me quedaré otra vez aquí en este frío tanatorio. Estamos mayores y achacosos. Seguiré aquí tumbado solo y sin vida. 

*

Quiero que vivan otra vez hasta alcanzar el punto en que el dolor se transmuta en arte quizás sea una tentativa inútil… no sé, pero debo intentarlo.

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Ignacio. Olor a sacristía. “Réquiem por un libro”. Yo soy el que soy. Detritus mental de mi autor. No tiene a nadie que le huela el lomo. Quizá confesiones de Corinna. Lo inenarrable de mi hedor. Ella terminó por hacerse monja. El irlandés era cura integrista. Hágalo despacio. La tapia del barrio imitaba la frustración de los muchachos. Somos todos yonquis de un modo u otro.

*

Tu belleza taciturna y decadente no hallaba respuesta en mí.

*

Carlos Ceballos. Los titisos, la genista han inventado la pequeña pincelada. Sin tu voz tan sirena que me sigue pareciendo hermosa. Vivimos en un túnel de lavado, un día retroceden las espumas. Los rodillos son hipnóticos. Más viajes de la culpa. Antes de un mes murió. 

*

La ciudad despierta como una tortuga vieja echa un vistazo a su alrededor, mientras desde una callejuela escondida junto al matadero, dominando los mugidos y balidos del ganado, llega entrecortada la melodía nasal de una canción de amor de Damasco de cuartos de tono sobreagudos pulverizados.

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Rocío. Querida Rosa. La foto es de encargo. Coma. No quería salir orinando. Coma. Me dio la risa floja. Punto y seguido. Las ganas no me las podía aguantar. Punto y aparte. Que yo he pagado por una foto. Coma. Orinando te la regalo. Punto, punto, punto. Ni para fotos punto y seguido. Punto, punto, punto. No me importa que lo haya visto todo el pueblo. En el barrio se sabe todo Rosa. Punto y aparte. Éxito total no sale a hombros por la pandemia.

*

Viéndola no podía dejar de pensar en esa raza de reinas terribles que dejan tras de sí el olor amoniacal de sus amores incestuosos como una nube flotando sobre el subconsciente de Alejandría.

*

Omega. Se hace un Omega. 

*


Bajo el peso de sus cuerpos caen los papeles matamoscas colgados en las puertas violetas de tiendas y cafés, olor a sudor de los berberídeos, un olor como de alfombra de escalera en descomposición.

*

Paloma. 

—Así que eres tú, el que dicen el rubio de las calderas. Muy chuleta y muy suelto te vimos con los hijos de puta de la FAI, ¿Dónde te compras el fijador? rubio de mierda. ¿Te dio un habano el cabrón del Alberti? Pues aquí estamos nosotros pa quitarte las ganas de teatros. Venimos a darte teatro del bueno. Se te va a caer tu pelo de chulángano, que pa chulos, ya estamos nosotros. -continúan en su avance hacia el segundo claustro-. Ahora mismo vas a venir a dar un paseíto con este amigo y conmigo al río, ya verás cómo te gusta. No te vamos a atar, fíjate qué buenos tipos somos.

*

Era si se quiere el coqueteo de dos espíritus prematuramente extenuados por la experiencia, mucho más peligroso que un amor fundado en la atracción sexual.

*

Carmen Padín. Encontrarte. El café sabe a té de calcetín. Procuro coincidir con Luis. Él no sabe mi nombre. Mi trabajo aquí no es imprescindible. Le planté un beso en la mejilla. Yo también estaba perdida. Clavó una mirada recelosa. 

*

Entró en el almacén brusca, resuelta y con el aire de autoridad de las lesbianas o de las mujeres adineradas cuando se dirigen a la gente evidentemente pobre.

*

Mariana. Mientras que limpiaban verduras y el cuchillo preparaba la herida. No pises las huellas de los fantasmas. Los siete dejaron el calzado a la puerta para reposar. Gatos cosechando pájaros nocturnos. Alimentar los viejos muñecos. Nació la rosa de las rosas. El cuchillo preparaba la herida. No pises las huellas de los fantasmas. Arrecia el camino negro. La noche se hace cada vez más larga. Mientras el mar aborta los gritos con violencia.

*

Pasamos de una habitación a otra quebrando los silencios.

*


Iñaki. Se oye fatal. Ruidos infernales. 

*

Las calles empapadas están resbaladizas y el aire se ha puesto denso de humedad, una humedad ardientemente deseada por los árboles de los paseos públicos, las estatuas y otros visitantes.

*

Juan Raña se hace un Omega.

*

Me pregunté si me reconocería, de haber cambiado la mitad de lo que él había cambiado, le resultaría un perfecto desconocido.

*

Juan Calderón. Perlas en el Sena. Día de lumbre entre los labios. Tú y yo desafiando al equilibrio. ¿Recuerdas la ciudad muerta de envidia? Debajo de esta cama que habitamos.

*

Las primeras lámparas húmedas y mortecinas habían empezado a endurecer el empapado telón de fondo de Alejandría.

*

Luis se hace otro Omega. Ya van tres.

*

Cuando se atraviesa el barrio egipcio el olor de la carne va cambiando: amoniaco, sándalo, salitre, especias, pescado.

*

Cierre de la sesión con cena y regalo del amigo invisible.

Un éxito la función de hoy. Una ovación cerrada estalla en la sala.






Paloma Sánchez
15 de diciembre de 2021





viernes, 3 de diciembre de 2021

8ª Jornada/XV año: Miércoles, 1 de diciembre de 2021

LIBRO DEL DESASOSIEGO. FERNANDO PESSOA

*

 Escribo, triste, en mi cuarto tranquilo, solo como siempre yo he estado, solo como siempre estaré. y pienso si mi voz, aparentemente tan poca cosa, no encarna la sustancia de millares de voces, el hambre de decirse de millares de vidas, la paciencia de millones de almas sometidas como la mía al destino cotidiano, al sueño inútil, a la esperanza sin vestigios.

*

Empieza Aure. Las musas están huidas y asustadas. Media docena de huevos hay que traerle. Tengo cortes de conexión. Poemas que un día serán un libro. Trigo limpio. Monseñor: ¡Cómo quiere que seamos trigo limpio! ¡Ábranos su palacio! Y verá que no olemos lo mismo que Jesús ante Pilatos. El poema de los huevos lo tiene en la cabeza. El deseado. Duda entre elegir prosa o poesía. Ideas para un prólogo ajeno. El inconsciente colectivo portugués. Referencias novelescas en cursiva. Poema de los huevos. Dragón. Sin embargo ¡con qué aviesa inquietud me atravesó! Dragón Rapide.

*

… Me veo en el cuarto piso de la rua dos Douradores, me ayudo con sueño; miro, sobre el papel medio escrito, la vida sana sin belleza y el cigarro barato que apurándolo extiendo sobre el secante viejo. ¡yo, aquí, en este cuarto piso, interpelando a la vida!, ¡diciendo lo que las almas sienten!, ¡haciendo prosa como los genios y los célebres! ¡yo, aquí, así...!

*

José Antonio. Hoy día lucha contra el SIDA. Décimas encadenadas con León. Ojalá que acierte. El ambarino aguafuerte. No llegó a ser catarata. Hará también la promesa de tatuarse un pasado en el corazón. SIDA. La Cibeles se ha ido a la Gran Vía. Cantan los bombos y las voces. Disfrazada de esqueleto. Vivo y cautivo.

*

Yo no partí de un puerto conocido. Ni sé hoy qué puerto era, porque todavía no he estado allí. Tampoco, igualmente, el propósito ritual de mi viaje era ir en demanda de puertos inexistentes -puertos que fuesen tan sólo entrar-hacia-puertos; ensenadas olvidadas de ríos, estrechos entre ciudades irreprensiblemente irreales. Pensáis, sin duda, al leerme, que mis palabras son absurdas. Es que nunca habéis viajado como yo.

*

Cinta. Cuento pétalos violeta. Colibrí aletea entre cucharillas, platos, tazas y recorre el pasillo sin que sus pendientes dejen de bailar. Huyendo de un padre que la azotaba. Se casó con 14 años. Vivió debajo de una mesa. Seis hijos carboncitos. Ese español que retumba. Ojos acero en su cuello una llave. Su sonrisa puede ser el preludio de una dentellada. Hablan con sus voces graves. Tu abuela era trapecista gitana, te enseñó a dar saltos mortales. La caligrafía es una red que me estorba. Su voz contradice su cansancio, habla como un riachuelo. Y los pétalos violetas de su cara ya no están.

*

Todos los pensamientos, que han hecho vivir a hombres, todas las emociones, que los hombres han dejado de vivir, han pasado por mi mente, como un resumen de la historia, en esta meditación mía andada a la orilla del mar.

 *

Rocío. Las diez y cubierto. Uno de los últimos serenos. Yo vivía con mis abuelos. Dos árboles con una misma raíz. Dos árboles con las raíces entremezcladas.  El contorno casi perfecto de un ciprés y aquel otro casi redondo. Marga, una flor con dos coletas. Las tardes eran nuestras, solo nuestras. Se hacía un café de puchero oscuro. Sus dedos bailoteando con el río. El que llegaba con el capote helado y las manos calientes. El que me daba conversación. Echándose un abrigo sobre la bata. Nos habíamos quedado solos, muy solos. Lo achaqué a la tristeza. Si me descuido se va a la calle sin la gorra. Yo no sabía de duelos ni de enfermedades. La muerte de la abuela había acelerado su vejez. Sonó el timbre de la puerta. Todo me pareció rarísimo. Un glaciar me estaba creciendo dentro.

*

¿Quién sabe siquiera lo que piensa, o lo que desea? ¿Quién sabe lo que es para sí mismo? ¡Cuántas cosas sugiere la música y nos sabe bien que no puedan ser! ¡Cuántas recuerda la noche y lloramos, y no han sido nunca! Como una voz suelta de la paz tumbada a lo largo, el enrollamiento de la ola estalla y se enfría y hay un salivar audible por la playa invisible.

*

Chelo. El poema es de 2016. Rincones de tinta. Ya no creo en la Tierra. Dejamos desnudo el deseo que nunca se consumó. Nos expandimos como aceite derramado. De todo este tiempo que llaman vida. En renglones de tinta casi seca. Quitar partículas.

*

La hoja en que escribo con cuidado, en las líneas pautadas, los versos de la epopeya comercial de Vasques y Cía., y el convés donde veo con cuidado, un poco al lado de la pauta alquitranada de los intersticios de las tablas, las tumbonas alineadas, y las piernas salidas de los que descansan del viaje.

*

León. Hoy viene de oyente. Sigue con su historia, engolfado.

*

Antes que cese el estío y llegue el otoño, en el cálido intervalo en que el aire pesa y los colores se ablandan, las tardes suelen llevar un traje sensible de gloria falsa. Son comparables a esos artificios de la imaginación en que las añoranzas lo son de nada, y se prolongan indefinidas como estelas de navíos que forman la misma serpiente sucesiva. 

*

El Maestro. Sigue con los objetivos. Esperar la lluvia. Cuando no llega el agua, llega el hambre. La piel de la tierra es herida por la que sangran mis ojos. Temblor de sol en el acero. Con los párpados arrasados por la sal. El aire cruje en las ventanas.

*

Hay una vaga brisa.
Pero mi alma está con lo que veo menos.
Con el paquebote que entra,
porque él está con la Distancia, con la Mañana,
con el sentido marítimo de esta Hora,
con la dulzura dolorosa que sube en mí como una náusea,
como un comienzo de mareo aunque del espíritu.
Miro de lejos el paquebote, con una gran independencia de alma,
y en mi interior un volante inicia lentamente sus giros.

*

Juan. Ya viene el autobús. A tres grados bajo cero. Tres. Yo estaba abrigado con un saco de dormir. Me contó que había faltado ese día a las clases. El chofer no dice nada. Un beso, cariño y mucho amor. Recoge libros usados.

*

Otra vez vuelvo a verte
sombra que pasa a través de sombras y brilla
un momento una luz fúnebre desconocida
y entra en la noche como la estela del barco que se pierde
en el agua que dejamos de oír...

*

Isa Morión. El invierno está detrás de esa puerta. Lo hallaría todo muerto. Alegría caída en mis pies. Yo aun estoy vivo y lo sé. Gloria Fuertes. La vida es una hora. Apenas dará tiempo a amarlo todo. Mi alma tiene prisa. Luis Andrade. El tiempo termina. Esa palabra hermosa llamada libertad. Para abrazar sin prisa. Cada día es distinto.Quiero marcharme limpia. El peso del silencio. Nadie te besa. Y vuelvo a ser aquella que vibra con el viento.

*

Mar enorme, mi ruidoso compañero de la infancia, que me descansas y me arrullas, porque tu voz no es humana y no puede un día citar en voz baja a oídos humanos mis flaquezas y mis imperfecciones. Cielo vasto, cielo azul, cielo cercano al misterio de los ángeles. 

*

Juan Antonio. Los objetivos. Calidad educativa. Orientación educativa. Los llaman pakistaníes. Después de un cuarto de siglo, no sé si seguirá vivo.

*

Absorto e incierto
y sin conocer,
floto en el mar muerto
de mi propio ser

Me siento pesar
porque agua me siento...
Te veo oscilar,
vida-descontento...

De velas privado...
La quilla virada...
El cielo estrellado
frío como espada.

Soy cielo y soy viento...
Soy barco y soy mar...
Que no soy yo siento...
Lo quiero ignorar.

* 

Paloma.

—¡De ninguna manera Felipe! de ninguna de las maneras. ¡Conmigo no cuentes! Yo no me meto a vivir con tu madre ni borracha -dice Adelina visiblemente alterada- ¡Que no!, que nanai, nanai de la Chinaná, que antes me pongo a pedir limosna en los Jerónimos. Que no hay quien la aguante y a mí me huele a rancio. Tiene la cocina llena de mierda y un perro sarnoso, y ¿Quién me dice a mí que no tiene ratones? Que no, por la vida de mis hijos que no voy. Que caiga aquí mismo fulminada si voy a ir a casa de tu madre.

*

Disfruté anticipadamente el placer de ir, una hora para allá, una hora para acá, viendo los aspectos siempre diferentes del gran río y de su desembocadura atlántica.

*

Carmen Padín. Invierno. Disfruto refugiada de la lluvia. Con la nieve es otra cosa. La nieve no hace ruido al moverse. La desazón que provocaba mi ausencia. El patio disimulado por la bruma. Techos desiguales, madrigueras y baches en el pavimento. Un gozo desconocido me invade.

*

Vivimos todos, en este mundo, a bordo de un navío zarpado de un puerto que desconocemos hacia un puerto que ignoramos; debemos tener los unos con los otros una amabilidad de viaje.

*

Susana. Ética para náufragos. Repites a todas horas una especia de mantra tóxico. Desde que te despiertas piensas en él. El naufragio estaba cerca. Supiste que todo había terminado. Era como hablar con un desconocido. Sientes que la vida es eso.

*

Algo se parte en mí. El rojo anocheció.
Sentí de más para poder continuar sintiendo.
Se me agotó el alma, quedó sólo un eco dentro de mí.
Decrece sensiblemente la velocidad del volante.
Las manos me borran un poco de los ojos mis sueños.
Dentro de mí hay sólo un vacío, un desierto, un mar nocturno.

*

Luis. A un amigo. La otra noche soñé que dejabas la vida, hilvanando nostalgias. Donde palomas locas no cesan en su vuelo. Aquel aliento impávido vertido en el papel o en el viento. Tu recuerdo no va a morir.

*

Y en cuanto siento que hay un mar nocturno dentro de mí,
sube de sus lejanías, nace de su silencio,
otra vez, otra vez el vasto grito antiquísimo.
De repente, como un relámpago de sonido, que no hace ruido sino
ternura.

 

Ana. Bilingüe. Allá. En la otra orilla las luces alumbran más. Yo crucé a la otra orilla. Solo, dormí caliente entre periódicos color sepia. Tampoco las estrellas se podían divisar. En la otra orilla. Muy bonito en gallego.

*

Adelanto la pluma hacia el tintero y de la puerta de la sala de fumar, incluso al pie de donde siento que estoy, sale la figura de un desconocido. Me da la espalda y avanza hacia los otros. Su manera de andar es lenta y el trasero no dice mucho. Empiezo otro asiento. Trato de ver por qué me había equivocado. Es en el debe y no en el haber la cuenta de Marqués (Le veo gordo, amable, chistoso y, en un momento, el barco desaparece).

*


Paloma Sánchez
2 de diciembre de 2021








sábado, 27 de noviembre de 2021

7ª Jornada/XV año: Miércoles, 24 de noviembre de 2021

Magritte


LA ODISEA


Háblame, Musa de aquel varón de multiforme ingenio que, después de destruir la sacra ciudad de Troya, anduvo peregrinando larguísimo tiempo, vio las poblaciones y conoció las costumbres de muchos hombres y padeció en su ánimo gran número de trabajos en su navegación por el Ponto, en cuanto procuraba salvar su vida y la vuelta de sus compañeros a la patria.

*

El Maestro toca la campana para empezar.

*

Empiezan los rugidos de León. Dos historias de Albacete. Ha encontrado un soneto melancólico y fe de vida. Cuando la noche cae de sí rendida, el aire se hace luminoso aroma, cesa de arder la frente. ¡Quién pudiera vida detenerte!. Y no sufrir y no seguir herido por el paso del tiempo desabrido. Sino sanar la herida de la muerte. Copiado de Quevedo. Aure se enfada por que no respeten la métrica. Di que sí. Olvidarse de que es un soneto. En Albacete ocurren cosas. Hay un mercadillo en la plaza Mayor y allí un cajón con libros tirados, en francés.
Encontró un tesoro: 1813, aún Napoleón. Uroboros símbolo de la eternidad.

 


*

Gozoso desplegó las velas el divinal Odiseo y sentándose, comenzó a regir hábilmente la balsa con el timón, sin que el sueño cayese en sus párpados, mientras contemplaba las Pléyades, el Bootes, que se pone muy tarde, y la Osa, llamada el Carro por sobrenombre, la cual gira siempre en el mismo lugar acecha a Orión y es la única que no se baña en el Océano.

*

Chelo. Columpiarme, agarro fuertemente las cadenas, tomo asiento, me impulso, provoco al viento, que la fibra se tense y regrese doblando las rodillas. Se ve como se columpia uno. Uno viejo. Poema hexagonal. No es redondo. Primero hilvané, arrastré el hilo hasta la orilla. Achiqué la cintura. Rematé la labor. 

*

Del mismo modo que el otoñal Bóreas arrastra por la llanura unos vilanos, que entre sí se entretejen espesos, así los vientos conducían la balsa por el piélago, de acá para allá: unas veces el Noto la arrojaba al Bóreas, para que se la llevase, y en otras ocasiones el Euro la cedía al Céfiro a fin de que éste la persiguiera.

*

Aure nos enseña su maravilloso libro. Los fondos para los niños de África. Prologado por Rocío. Circus. Es la segunda reimpresión. Se imprime uno a uno y están numerados. Es un circo amplio. Poco creíble. Boceto para dos gladiadores. Travesía de Roma hasta el coliseo. El orgullo de ser el centro de las miradas. Exilio, esclavitud. Sin embargo, como ahora solo quedan los dos que frente a frente se miran, se contemplan. Cada uno se alcanza el propio corazón. Olvida la lengua en que aprendiste, nunca olvides mi nombre. Después de haberme travestido en Odiseo en el propio Telémaco. Meterme en la piel heroica de Teseo, yo que soy incapaz de matar una hormiga. De llamar insistente y nadie respondió. Esperar los aplausos y los vítores. Vivir hasta cuando, en la niebla, con la yaga del nombre de su amor en la boca. 

*

Atenea esparció 1.000 gracias por la cabeza y los hombros de Odiseo e hizo que pareciese más alto y más grueso, para que a todos los feacios les fuera grato, temible y venerable y llevar a término los muchos juegos con que éstos habían de probarlo.

*

José Antonio. La impresión de Circus. El libro de los objetivos. Hemos vendido cinco ejemplares. Una calaca. La flaca, elegante, va de versos, derrapa en sueños del fotógrafo. Cedo el asiento en el vagón del tiempo. Algún día nos veremos.

*

Mas si le está destinado que ha de ver a los suyos y volver a su bien construida casa y a su patria, sea tarde y mal, en nave ajena, después de perder todos los compañeros y se encuentre con nuevas cuitas en su morada.

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Javier una antología de los poetas de Getafe. Chevalier. Una décima con estrambote. En Burgos Jesús Pinedo. Si tomo uno me excedo, la nata me vuelve loco. Blandió el Cid su Tizona. A sus huestes yo convoco.

*

Las otras almas de los muertos se quedaron aún y nos refirieron, muy tristes, sus respectivas cuitas. Solo el alma de Áyax Telamoníada permanecía algo distante, enojada porque le vencí en el juicio donde se celebró cerca de las naves para adjudicar las armas de Aquiles, juicio propuesto por la veneranda madre del héroe y fallado por los teucros y por Palas Atenea ¡Ojalá no le hubiese vencido en el fallo!

*

Carlos Ceballos. Soy gata, perro eres. Mi maldad frente a tu dueño. Ante la idea de morir sin uñas. Ese dolor que se acumula como amianto. De Jardines Circulares. Tras escuchar su eco los aullidos esconden su vergüenza. No nos dimos cuenta de que los aeroplanos mueren en los desiertos. La matemática cambiante de los astrolabios. El loco se sumerge contando los segundos que le llevan a la asfixia.

*

Algo nos preparan los dioses, pues hasta aquí, siempre se nos han aparecido claramente cuando les ofrecemos magníficas hecatombes y comen, sentados con nosotros, donde comemos los demás. Y si algún solitario caminante se encuentra con ellos, no se le ocultan, porque estamos tan cercanos a los mismos por nuestro linaje como los Cíclopes y la salvaje raza de los Gigantes.

*

Carmen Padín. En punto. Servía la comida a horas precisas. Se volvió una obsesión insoportable cuando le regalaron un reloj de muñeca. La guerra la descompuso. Esa noche no cenamos a las ocho en punto.

*

Dicho esto, aléjeme de la nave y del mar. Pero cuando, yendo por el sacro valle, estaba a punto de llegar al gran Palacio de Circe, la conocedora de muchas drogas, y ya enderezaba mis pasos al mismo, salióme al encuentro Hermes el de la áurea vara, en figura de un mancebo barbiponiente y graciosísimo en la flor de la Juventud.

*

Juan Antonio. La Ley del Silencio. Amores. Mi amiga fue callada. 

*

El hado ha dispuesto que no veas a tus amigos, ni vuelvas a tu casa bien construida y a la tierra patria hasta que tornes a las aguas de Egipto, río que las lluvias celestiales alimentan, y sacrifiques sacras hecatombes a los inmortales dioses que poseen el anchuroso cielo: entonces te permitirán las deidades hacer el camino que apeteces.

*

Paloma: Antón Martín es una ruina, pero Adelina mira aliviada al cine Doré que permanece ileso. La Iglesia de San Nicolás a su trasera, aparece negruzca, quemada de hace tiempo. Hay un cura barriendo la puerta en aquella destrucción. “¡Poco puede alegrar el arreglar el hombre!” piensa Adelina resoplando.

*

-Ve, divinal Eumeo, acércate al huésped y mándale que venga para que yo le saludé y le interrogue también acerca de si oyó hablar de Odiseo, de ánimo paciente, o lo vio acaso con sus propios ojos, pues parece que ha ido errante por muchas tierras.

*

Cinta. Un cuento de los pecados capitales. La avaricia. Colecciones. Recordaba los primeros olores de su casi eterna vida. El crepitar del fuego donde hervían algunos humanos. Su reino será medido y desaparecerá. Túnicas transparentes de Lucrecia Borgia. Tesoros únicos. Las orejas ya no eran puntiagudas. Cambio de condena.

*

Entonces se desnudó de sus andrajos el ingenioso Odiseo saltó al grande umbral con el arco y aljaba repleta de veloces flechas y, derramándolas delante de sus pies, habló de esta guisa a los pretendientes.

*

Ana Gonz. Cunqueiro. Era una flor o un mirlo de oro. Un sueño de otro. Pidiéndome que lo soñase. Por mi sueñan campos, palomas azules. Al otro lado de las montañas.

En la otra orilla las luces alumbraban más quizás convirtiendo algún sueño en realidad. Había ruidos y voces. Solo dormí caliente. A la intemperie, sin sueños a oscuras. 

*

Al verle caído, los pretendientes levantaron un gran tumulto dentro del Palacio; dejaron las sillas y, moviéndose por la sala, recorrieron con los ojos las bien labradas paredes; pero no había ni un escudo siquiera, ni una fuerte lanza de que echar mano. E increparon a Odiseo con airadas voces voces.

*

Mariana. La desolación del viento. El norte de la marmota inocente. Arroja la toalla mientras una mariposa temblando deja caer su piel antigua. El canto del mirlo se posa como un copo de nieve en el alma. El océano llama a los peces a comer la desolación del viento.

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Luego Atenea, la deidad de ojos de lechuza, ordenó otra cosa. No bien le pareció que Odiseo ya se había recreado en su ánimo con su mujer y con el sueño hizo que saliese del océano la hija de la mañana, la de áureo trono, para que les trajera la luz a los humanos.

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Luis. El muro de la última calle. Resbalaba la lluvia por sus piedras quebradas. Palpé un musgo duro como madera virgen. Supe de su firmeza bruñida por el tiempo. Mis ojos se empañaron. Miedo ante aquella quimera.

Baluarte. Cripta de los cuerpos que yacen cercanos a sus muros. El color antiguo de la sangre. 



Paloma Sánchez
24 de noviembre de 2021