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martes, 30 de junio de 2020

36ª Jornada/XIII año: Miércoles, 24 de junio de 2020

JUNIO 24 2020 
PSIQUIÁTRICO CO-ZOOM 14
Raiders on the Storm. Jim Morrison


Debo preguntar al doctor los síntomas del desconfinamiento. Ya era usual estar en el encierro, jinetes enclaustrados cabalgando la tormenta. Ahora, nos amenazan con una nueva normalidad. ¿Acaso existe lo normal? Los pacientes muestran síntomas de desubicación laboral, incluso emocional, de cansancio por una rutina que ni se sale de cauce ni lo vuelve a tomar. Incluso hay un caso de sobredosis de correos amables, parecerían inocuos, pero no lo son.

Iñaki se pone las gafas, se lanza al ruedo. Casimiro, el galgo del garrote vil; feo y flaco, pero con lo suyo bien puesto y dispuesto, Eligia, también presta. Un cuento, que no exactamente para niños. Novios fogosos envidiados por un cura que logra meter su cuchara en la luna de miel de la pareja. Mal tercio. ¿Acaso no siempre ha hecho mal tercio la Iglesia en asuntos de sábanas?

Mojito y whisky al despacho a ritmo de danzón. Las noches en el Tropicana están a puntito de concluir, nos dice Juan B. Nos hacemos los sordos. No queremos que terminen. Auguro síndrome de abstinencia habanera en varios de los pacientes. Me incluyo. Pituquina, mujer de porcelana fina, se envalentona frente al mafioso Lansky. ¿La tentará con su ofrecimiento generoso o seguirá ella su impulso de alma justiciera? Cierta tristeza en el autor me preocupa. ¿Serán huecos en su mapa, zonas libres, los fosos o los puentes? Javier apunta que hay varios osos en el relato. Lapsus calami  perdonable tras el encierro, cuando el inconsciente nos pide a gritos abrazos sabrosos de osos no cautelosos. Aclaración: Ricky y Nicanor son uno mismo.

Matilde no quiso venir. ¿Habrá tenido que volver al trabajo? José Antonio se luce con doble par de zapatos en blanco y negro, de suma cero. Saqué la calculadora, lo multipliqué por los besos soñados en la noche de San Juan, le resté algunas pesadillas y el resultado me dio diez. Le diré al doctor que en las recetas de abrazos incluya a J. Antonio y a Matilde, por si acaso. 

Hay de todo en la viña del Señor, por no decir en este psiquiátrico. A Cinta le ha sentado de maravilla el confinamiento. Un caso peculiar. Se ve más guapa y su producción no ha sufrido mella, está lista para publicar un nuevo poemario y las sonrisas le brotan por los poros, con nuevos labios, nuevos besos. Atrás dejó (aunque hoy la trajo a consulta) a esa mujer dormida que extendía su pelambrera verde bajo el ardiente color de la granada.
  
Por los recuadros del consultorio se asoman Almudena, Celia y David.

Juan C confiesa no traer nada nuevo. Sólo un divertimento de años atrás: El fantasma principiante, aprendiz de espectro, su voz de soprano no lo ayuda a la hora de asustar a los vivos. En vez de dar miedo da pena, el pobre mancebo; hasta que una noche, de su ahora ronco pecho, sale la nota deseada. Todo es cuestión de practicar. La chistera del mago…vengativo. Para ser niño hay que creer en la magia, pregúntale a Juan Listín que les pasa a los incrédulos. Piluca contrata al fantasma y al mago para sus sesiones de cuenta/cuentos. Empoderado, Juan C, saca de la chistera una historia de amor. Una pájara que se da a desear y un loro francés. Después de varios gorgojeos, algunos aleteos y más de un picotazo, nacen los loritos verdes y amarillos. Dice que tiene una versión para niños. Piluca responde que tendrá que pasar censura. 

Los divertimentos han hecho reír a Isa PR. Sus ácaros siguen serios. Temerosos de ser abandonados, de intentar salir de los vestidos del  armario, de quedarse sin una piel, sin siquiera un rastro de ADN entre la pagina 52/53 de un libro marcado por la hoja de castaño. Una mariposa clavada en la pared con un alfiler me distrae y no anoto el nombre del segundo poema, uno del montón, nos comenta (imagino tantos versos como ácaros en su habitación) la muerte acechando nuestras jaulas de huesos.

Anoto otra pregunta para el doctor. ¿Por qué los más viejos recurren a la vida y a los jóvenes les atrae tanto la muerte y el desamor? No me digan que es porque la tenemos más cerca. Mi hermano murió a los 29. ¿Será cuestión generacional? Si hago memoria, en los 70´s se gritaba a todo pulmón paz, amor y flores en el pelo. ¿En qué momento nos entró la duda? Algo se me pasa de lo que pasa.

Celia entra y sale del escenario. Fotografiada con boa de plumas. Da y toma clases. Tortazo. Nos quedamos sin su Rutina de belleza. Voces misteriosas atraviesan la membrana digital. Nos deja Interruptus. Contratiempos.  A veces el caos nos alcanza. 

Omega ha traído una cosita. Resulta ser lacerante. El alma también sufre de ictus. Por fortuna, la hemorragia se detiene, el espíritu logra levantar el vuelo sobre los abismos y recobramos el aliento.
Nos recomienda dos libros que hacen que mis flores en el pelo rueden por el suelo. Muerte a los 27. ¿Se refiere a Jim Morrison que muere a los 27 de un paro cardíaco por sobredosis, enterrado en el Cementerio de Père Lachaise en París? De seguro las tertulias ahí son fantásticas.
Poemas de Felix Fco. Casanova, otro setentero que decidió que 20 años era buen momento para morir con calcetines de colores en los pies y un disco de rock´n roll en las manos.

Carmen P dice no creer en el azar, las casualidades ni en los eventos aleatorios, pero sí en la entropía y la tercera ley de la termodinámica. No le creo del todo, a veces las cosas se resuelven haciendo volar una moneda.

Juan B se va. Es su santo. Más de él que de los otros Juanes, no todos son bautistas.

Almudena queda atrapada por la saga cubana y eso que Pituquina se puso seria, que la Tirabesitos, la Bimbambú y la Pepinos estaban de homeoffice y no pudieron llegar. ¡Ya te cuento yo!

¡Ay! cómo extrañamos las historias de Rocío. Propongo enviar un amable correo a su jefe para que la exente de escribir gentilezas. Por favor firma esta petición al final de la bitácora. Tu apoyo es vital para la salud mental de los Rascamanes.  
#NoMásEmailsAmables
#RocíoRascamaneraLibre

¡David está vivo y recién peluqueado! Trabaja más cerca el mar Mediterráneo que del Mar de Cristal. Lo podrá sentir lejano, pero estar en un mar de cristal puede ser atrayente para sus musas. Habrá que esperar. La próxima sesión empezará por el principio, por decir: Hola, soy David y soy escritor. El resto vendrá solo.

Javier se mira al espejo. La cuarentena lo ha dejado un poco paranoico, piensa que cada vez que ve su reflejo, algo de él se queda en el pulido cristal. Incluso desconfía de los charcos que deja la lluvia. Y es que siempre hay algo que se escapa al mirarnos. ¿Cómo identificar los deseos en el espejo? Mi sospecha es que el boss  puede atraversarlos.  Los charcos y los espejos, el inmenso mar hasta llegar a Chile.  No es la primera vez que lo digo. 

La junta de médicos ha decidido sacar a los pacientes del psiquiátrico, llevarlos a tomar el verde fresco o el calor granada, según diga el  técnico climatológico. Tú sabes, por aquello de la vitamina D, la falta de aire y el cariño azucarado a cucharadas que recomendó el cardiólogo. Se acaba el Zoom. Nos invade la nostalgia digital, revuelo por vernos pronto de cuerpo presente y libres de bozal. Llevaré cuaderno y lápiz. El médico me recomienda  una camisa de fuerza, por si acaso. No será necesario, tampoco el libro de recetas. Mejor un tinto de verano, una caña que un lexotán.

P.D.: Javier, me pide el doctor agradecerte el  haber convencido a los pacientes de los efectos positivos de las terapias de ZOOM, a todos aquellos que hicieron sus deberes y a los que apoyaron con sus participaciones durante el aislamiento. Es verdad que la soledad fue menor. Dice que, por favor, lo incluyas en la bitácora.  Gracias!!

Carmen Padín
28 de junio de 2020











Fragmento de la Tertulia Zoom de hoy (intervención de Javier Díaz Gil):

lunes, 29 de junio de 2020

35ª Jornada/XIII año: Miércoles, 17 de junio de 2020

¡A bucear, marineros!

No sé, pardiez, por qué extrañas razones la tripulación estaba diezmada. Sólo habíamos embarcado once  marineros y estábamos a punto de zarpar ¿Habrían perecido en alguna emboscada? ¿O acaso se habían empantanado en amoríos, infidelidades u otras aventuras que por prudencia no quiero describir ya que no quiero ser portavoz de nefastos bulos que por doquier navegan entre Océano y Océano? ¿Acaso habían perecido en Papúa Nueva Guinea devorados por reptiles de otras eras geológicas? ¿O quizás estaban escondidos/as entre las rocas huyendo de la policía portuaria por no tener los papeles en regla? ¿O será que estén detenidos para ser enviados a España en una de esas devoluciones en caliente? Como ya nos había pasado en otra ocasión, por habernos colado en la cola del supermercado, y al grito de ¡son morenos sin papeles, deténganlos! lanzado por el racista de turno, los referidos polis, en un santiamén, nos alojaron en la comisaría adecuada haciéndonos embarcar tras pagar una ruinosa multa que nos dejó sin blanca, con lo que tuvimos que acudir al crédito bancario para poder refrescarnos el gaznate en las tabernas portuarias. ¡Imagínense, sufridos y adormilados lectores inexistentes! ¡Imagínense!

Sea como fuere, tras discutir las distintas opciones, nuestro avezado capitán, decidió arriar velas y esperar noticias de los ausentes.

Dicho y hecho; tras lo que Cinta leyó un hermoso poema del que entresaco los excelentes versos:

“ Mi esperanza tiene tres años.
Mi esperanza ha gritado de alegría
...
Danos un poco luz.”

Un poema que desde la luz de su infancia ilumina la obscuridad de estos tiempos.
Muy bien, Cinta.
Que se te dé bien en la tertulia literaria de la editorial Mississippi.

Omega por su parte, nos presenta un poema dedicado a Rosa Paz; pero de pronto, entra en escena Juan Sebastián Bach, con el volumen suficiente como para apagar la  luz de nuestra poetisa. Pueden imaginar la indignación , que sacudió como un relámpago a la marinería:
-¿Quién se ha atrevido?-gritaba uno.
-¿Qué mequetrefe interrumpió  el sueño de las Musas? ¿Quién se atrevió a estresar el Parnaso?- gritó Carmona, repartiendo mandobles a troche y moche que Celia Cañadas hábilmente burló, con esa flexibilidad que la caracteriza,  al tiempo que susurraba:
-Soy un junco que al más leve golpe del aire se cimbrea, como un mar de trigo en la meseta.
Eso y su suave sonrisa, apaciguaron el furor de nuestro corsario; mientras Juan Antonio, escondido entre las banquetas del camarote, de un mandoble silenció a Bach, cosa que fue aplaudida por la concurrencia, tras llevarlo  a  hombros por la cubierta.

No pude por menos de echarle una mirada acusadora, pues él bien sabía que me di cuenta de que la interrupción fue ejecutada por él con el obscuro afán de despojar de la corona de laureles, del arpa, el libro, el estilete, la trompeta, la tablilla, el libro y, por supuesto, las zapatillas de andar por casa, a las nueve hijas de Zeus. ¡Jamás se verá en los siglos venideros semejante villanía perpetrada a las diosas por un simple mortal! Pero dejemos estos pormenores y retomemos a Omega con el poema dedicado a Rosa Paz, aquella mujer negra que se negó a levantarse del asiento del autobús ante el requerimiento de un energúmeno que la ordenaba que le dejase sentar:

“ Tus agujas son la despensa de injurias
Sus ojos reflejan dos panteras
Ella imprime en tinta el papel en el asfalto.”

Son algunos versos entresacados de su magnífico poema. Muy bien, Omega, aunque Javier decapitó los verbos ser y estar en un alarde de autoridad.

-¡Voto a Bríos!-y así deshizo el encantamiento nuestro capitán.

A continuación, José Antonio Carmona, del que  ya hemos relatado su memorable hazaña realizada con un sable medio roto, nos leyó un divertido poema:

“ Doctor, doctor
me encuentro mal,
Doctor, doctor
¿qué ve qué ve?
me encuentro mal
…”

Un poema muy dinámico en el que al final aparece un histograma con una mancha, en el que el médico ilustra al paciente sobre el origen de la referida, indicándole que era clara señal de racismo.
Para continuar:

“ Esta mala enfermedad
cursa con otras igual
machismo, xenofobia
y la estupidez mortal
…”

Y tras lanzar una daga al aire, que si no fuera por una de mis muchas habilidades no hubiera logrado esquivar en su gravitacional descenso apuntando hacia mi calva, Carmona terminó su exhibición con el poema titulado Un beso sobre el tacto, del que entresacamos los versos:

“ El tacto enamorado
es incansable lector
sobre el braille de tu cuerpo
…”

Lástima que el Dios Eolo de un soplo me arrebatara las cuartillas, impidiendo de esta suerte proseguir con los demás versos.
Vulgar celo de los dioses del Olimpo.
¡Lástima se descoyunte o que una avispa asiática le taladre los labios!
Enhorabuena, Carmona.

Rodando dentro de un barril, Ignacio irrumpió como si tal cosa, porque los vascos son así. Muy ruidosos. Aunque Ignacio… casi  va a ser que no. No:
La culpa la tuvo Eolo que de un puntapié lo introdujo en el referido recipiente; pero, afortunadamente, tras denodados esfuerzos logramos sacarlo del dichoso barril y tras una cura rápida, Isabel lo puso a punto y el hombre, tras lanzar un disparo con su trabuco, que a duras penas esquivó el capitán,  nos leyó una miniobra teatral muy interesante:

 “-A mamá le hubiera gustado que te lo pusieras.
-¿Tú crees?
….
-Tú, tocándote el bolo y yo, mariquita.”

Un diálogo de reproches entre dos hermanos; uno, minusválido de 30 años y el mayor, cuidando de éste; entre medias, un padre despreocupado y que no da un palo al agua.
Poco a poco se va intensificando la violencia:

-A mamá le hubiera gustado que te hubieras pegado un tiro.
Y contesta el mayor, tras ahogarle:
-A mamá le hubiera gustado que no nacieras.

Muy fuerte, Ignacio. Mucho.

Juan Antonio, que acababa de apagar el picú, artefacto del año catapún que nuestro héroe combina con los teléfonos de la última generación muy a pesar de mis sabios consejos que tratan de llevarlo por el recto camino de los hombres liberados de los calambres y otras perniciosas aficiones virtuales; asido a los cables y otros horribles instrumentos electromagnéticos, nos leyó un poema en el que nos evoca el paso de etapa de tres a cuatro años:

Viajeros infantiles

(Dedicado a Cinta Rosa Guil….maestra, recordando su poema Mi esperanza tiene tres años)

“Viajeros  por el fondo hacia la mar
saludos de los peces y las plantas
Me llevo los recuerdos de sirenas
que peinan mis  cabellos con sus manos
Y ahora ya navego por las olas
en su ondulado baile.

Amarillo, verdoso, azul y rojo
colores de mi barco de aventura
Son mi rumbo certero”

Alberto, frunciendo el entrecejo, antesala del escepticismo que le caracteriza, sin duda por las frustrantes  experiencias de la piratería en el Caribe que tras sortear varios huracanes lo dejaron sin blanca una panda de tahúres con unos naipes trucados, apuntando con el dedo a la concurrencia desde su cómodo sofá, más o menos nos dijo que estaba en desacuerdo con el derribo de estatuas por doquier a raíz del homicidio de George Floyd, que le parecía un disparate borrar la historia de los pueblos, y todavía no entendía el derribo de la estatua de Cristóbal Colón.

No obstante, es preciso entender otros puntos de vista y comprender, por ejemplo, a los que derribaron la estatua de Leopoldo  II de Bélgica, descendientes, algunos de ellos de los que fueron torturados y esclavizados. Esa es la cosecha de los que sembraron tempestades.

En definitiva, derribar las estatuas de Hitler, Stalin y otras yerbas, son plenamente justificables al menos por parte de los descendientes de los que fueron aplastados por sus ruidosas botas militares.
La memoria es preciso conservarla; pero no necesariamente en una estatua.
Siempre hay otros puntos de vista, y reacciones pasionales contra acciones execrables.

A continuación Isabel Pérez, tras meter a buen recaudo las vendas y determinadas cataplasmas, que sirvieron de cura a Alberto, que por cierto estaba hecho un cromo con el original gorro blanco que Isabel le había entrelazado en su magullada cabeza, nos leyó el poema La reina ha muerto:

“No te culpo,
ni a la melena morena
donde cuajan los astros,
Cuando amanezca
no me encontrarás  a mí
….
Muero de pie:
larga vida a la reina"

Y nuestra animada doctora, impelida por los estruendos aplausos de la tripulación, nos leyó otro poema en el que narra su súbito enamoramiento de un pasajero del metro:

“Escríbeme con cenizas
y  yo a ciegas
te venderé mi alma.
…”

Son poemas como el herraje, marcados por el fuego.

Y Carmen, que acababa de subir al barco, cargada con los distintos bagajes lingüistas mexicanos, con su voz dulce y chiquitita nos leyó una pequeña  Canción de Cuna:

“ El ciervo y el mar
salta que te salta
y vuelve a saltar.
El ciervo las olas
las olas del mar.
Vuelve que vuelve
y vuelve a soñar
...“
Y así sucesivamente.

Muy musical, manita.

Javier, por su parte, que acababa de atornillar una nueva pata de palo, amenazó cogiendo con su garfio la otra pata de palo partida en dos por un certero tajo:

-Ay del bellaco que quería acabar conmigo de una forma tan vil. A fe mía que como dé con él, sabroso almuerzo los tiburones tendrán tras abrirle el gaznate con esto -dijo blandiendo el garfio.
Y tirando los restos por la borda:
- Al capitán se le destituye con las Leyes de la Piratería y no cortando la pata de palo con tajos dados por la espalda. Pero como veis, soy experto en amortiguar las caídas y en evitar sablazos traicioneros.
Y tras prolongados gruñidos que poco a poco se fueron amortiguando, como el vendaval que se desvanece, Javier nos leyó un poema bastante reflexivo dedicado a la activista Assata  Sakur, que mis limitados conocimientos me impiden hacerle un retrato;

“  Confundieron la justicia
con la servidumbre del favor
a  los justos se los ningunea y somete
…”

Siento, capi, no haber cogido más versos al vuelo

Y tras haberse repuesto del singular forcejeo con Carmona, Celia Cañadas, nos leyó un estupendo poema :

“ Porque esta intemperie nuestra
no es ya nuestra.
Perdidas las horas
por renuncia y silencio
La luz que me alcanza
suena a burla.”

Para rematar con otro, del que no he podido coger nada más que la terminación:
“...
Ahora soy un río que subiera
soy un río que subiera”

Lástima; pero qué le vamos a hacer.
Siempre tan emotiva.

Mientras tanto, Ana González, con su traje de corsaria, tras evocar a las Meigas de su pueblo, pidiendo  le quitasen el mal de ojo que unas bruxas titiriteras  habían extendido por su villa con la complicidad del alcalde y otras malas yerbas mezcladas con la pócima del narcotráfico y extraños experimentos de vudú para producir mal de riñones en los guardias que se atrevían a capturar narcolanchas en las Rías Gallegas,  nos leyó el desgarrador poema Dados, que niega la existencia del azar:

“ No existe el azar en la obscuridad
huidos en un tren sin ventanas
la soledad huye por un camino hacia la mar
y allí se queda con el futuro, gritando.
No existe el azar en los regalos de la mente.

Todo vuelve a ser mentira
en la primera taza de café”

Extraordinario, Ana; pero no te derrumbes, siempre me llevaré tu sonrisa pícara en la mochila de mi corazón.
Excelente creadora de versos y de cuentos en la soledad sórdida de los vagones de metro.
Un abrazo.

En una habitación confinados, Carmona y Aureliano forcejeaban por quedarse con un pesado cofre que habíamos desenterrado en las legendarias islas caribeñas y como se cayesen de espaldas, provocando con el retumbar de la estrepitosa caída del codiciado cofre formidable estruendo, en un instante toda la tripulación los señalaba con dedo acusador, exigiendo al capitán que se los castigase con las Leyes de la Piratería; cosa que Javier, tras releerlas para que todos las tuviésemos presentes y no viniesen luego con lo de:
-es que yo no lo sabía, es que si patatín patatán, es que si esto o lo otro.
Trucos de corsarios y gentes de pelaje similar.

- Por tanto, por el artículo octavo, se les condena a cien latigazos y a fregar durante cien días la cubierta. ¡Vive el Diablo!. Y por supuesto, se quedarán a dos velas en el reparto del botín desenterrado, que guardaba Barbarroja, y que el muy gilipuertas no fue capaz de recuperar porque se le perdió el mapa del tesoro. Hace falta ser tonto.
 Y  el bueno de Aureliano , entre latigazo y latigazo nos leía el poema De qué te sirve:

  De que te sirve, niño
de que te sirve
…”
Poema muy emotivo , en la que afloran los recuerdos de su niñez y los poetas que le rodearon.
Para terminar con el  excelente poema:

“ Te daría mis ojos
 si no hubiera visto tanto
Basta con descender un peldaño
y mirar:
era un infierno”

Y Aureliano, en un lapsus del flagelador, ristre en mano, digo, libro en mano, me enseñaba su recién publicado  Circus. ¡Jamás se vio personaje con más tenacidad!
Ni el Rey Arturo, ni sus esforzados caballeros hubiesen sido capaces de protagonizar tan singular hazaña.
 Excelente  y novedoso  poemario en el que nuestro autor nos muestra una buenísima exhibición de expresión poética poniéndose en la piel de las víctimas.
No os lo perdáis.

Mientras Aureliano se entretiene fregando la cubierta, aprovecho un descuido y tras burlar con la habilidad que me caracteriza una  zancadilla mal intencionada, leo el poema  Zapatillas, inspirado en unas zapatillas  de mi madre, tras su muerte:

“ En la habitación
de la  casa semiderruida
en un rincón polvoriento
y lleno de telarañas,
reposan abandonadas
unas zapatillas de alegres colores
apagados por la dejadez de las ausencias.

Alegres eran
cuando el violín templado de sus pies
las hacía danzar,
bailar,
moverse:
volar.

Ágiles dibujadoras de siluetas,
maravillosas juguetonas
eráis.

Caminar por aquí y por allá,
ser la gracia del barrio de las zapatillas
y anunciar cortos y alegres pasos,
entre las pequeñas habitaciones
humildemente amuebladas
con el esmero de su dueña,
que todas las mañanas
repartía entre los tiestos
manantiales,
convirtiendo el amplio corral
en el hermoso jardín de los colores.

O simplemente,
silenciosos testigos
de historias de antaño.”

Y aquí me despido, tirándome al mar, tras ofrecer el poema que leí, ahora retocado.
¡A bucear, marineros!

Juan Manuel Criado Manzano
23 de junio de 2020












Fragmento de la Tertulia Zoom de hoy (intervención de Iñaki Ferreras):

domingo, 21 de junio de 2020

34ª Jornada/XIII año: Miércoles, 10 de junio de 2020

Bee Gees: "To love somebdy"


Nuestro encuentro virtual de hoy a través de Zoom promete ser continuado, hoy no tendremos que reconectarnos cada 40 minutos porque nos ha cedido un espacio para la Tertulia, Aulas Hypathia, que lleva Javier González, editor de Juglar.

El cambio ha supuesto un poco de caos al principio porque para el acceso nos pedía cosas como nuestra fecha de nacimiento. Así descubrimos que Rocío había nacido en 1800. Se conserva bien, dice Juan B. Raña.

Hoy la bitácora, amenacé, va a ser la sesión completa grabada. Los rascamanes levantan la mano y se quejan, no, la sesión completa, no. Véase:



Esta bien, pero voy a poner en la bitácora los vídeos de las intervenciones, de cada uno.

Empezamos con Cinta con un relato, mitad sueño, mitad carnaval:



Aunque arrascar está en el diccionario, le recomendamos que por el tono del relato lo cambie por rascar.

Luego Juan B. Raña nos trae un nuevo capítulo de Nicanor: "Tener un chino detrás". Nos adelanta un título que ha pensado para su novela, todo estamos de acuerdo en que no nos gusta. Habrá que pensar otra opción:


Isa Pérez nos cuenta que quiere publicar alguno de sus poemarios, la animamos a hacerlo y le damos algunas opciones. Y nos lee un poema, "Todo se rompe":



Aureliano Cañadas, nuestro Aure, en casa de José Antonio, nos pide leer antes porque se tiene que marchar pronto. Nos lee dos poemas, "Piedras":



Y "La campana de la vela":


Con José Antonio Carmona hablamos de esclavismo, los sucesos por la muerte de un ciudadano negro en USA han desatado un movimiento de manifestaciones por todo el mundo. Pero antes nos lee un poema escrito a partir de una foto que le ha enviado Ortíz de Mendívil:



Y luego nos lee el poema "Hoy soy negro, Sr. Trump":


Juan Calderón nos anuncia que ya ha nacido su libro "Sillas invisibles" en Los libros del Mississippi. Estamos de enhorabuena. Yo he tenido la suerte de escribir el prólogo y Carmen Padín participa también con las ilustraciones. La imagen de la portada es también de Carmen. Nos lee el poema "Balcón cargado de calas y geranios":


Mi turno, Javier, yo no he traído nada, pero me grabo el vídeo diciéndolo. Que todo rascamán tiene hoy su video. Con permiso de Omega, nos hemos apropiado la expresión "hacer un Omega" porque en una de la Tertulia ella no trajo nada para leer. Con todo nuestro cariño. Además envío el beso que ha mandado para todos, que hoy no podía estar:



Rocío ha traído un relato: "Contra el olvido". Un mal marido era mejor que un buen amante, nos dice en su texto. Un retrato sobre una autora a la que hay que recordar siempre: María Teresa León:




Carmen Padín le hizo un "Homenaje a las ranas", leyó que los anfibios son los animales que más están en peligro de extinción y explicó el motivo:



Alberto Ramos no trae nada (también tiene su vídeo) pero nos recomienda ver una serie: "Alias Grace". Tomamos nota:



Juan Antonio Arroyo nos lee un poema, "Estrellas", que ha escrito a partir de un canción de los Bee Gees, "To love somebody". La música de los Bee Gees suena en nuestra Tertulia:




Ana Gonz cierra la Tertulia de hoy, con un relato con "sujeto, verbo y predicado":




La bitácora de hoy no está grabada íntegra pero las intervenciones de cada uno aquí están. Hemos estrenado la bitácora-zoom.

Javier Díaz Gil
21 de junio de 2020

lunes, 8 de junio de 2020

33ª Jornada/XIII año: Miércoles, 2 de junio de 2020

Hormigas


Corría el día 2 de junio del presente año de la plaga... y en mi casa se habían enseñoreado las hormigas. Al principio, no les prestamos mucha atención porque eran pequeñitas, en número limitado, y además le servían de distracción en su cautiverio a la gata. Llegué un poco tarde a la tertulia debido a problemas técnicos pero a tiempo de distinguir entre las ventanas de los asistentes a un señor que, pese al disfraz, era, debía ser... mi padre... ¿Y cómo era posible que él solito hubiera llegado al  espacio cibernético? Aquello hubiera sido muy alarmante si no fuera porque a su vera estaba el beatífico José Antonio Carmona. Esa gozosa coincidencia lo explicaba. Al parecer, mi sorpresa era recíproca. Yo a mi vez, desde mi ventanita le resultaba extraña a mi progenitor.

Nos habíamos juntado además de los ya citados bajo la convocatoria de Javier Díaz Gil, Omega Escribano, Cinta Rosa Guil, Isabel Pérez, Juan Antonio Arroyo, Rocío Díaz Gómez, Juan Bautista Raña y la voz, que no la imagen esta vez, de Juan Calderón. En nuestra tertulia virtual se están empezando a apreciar extrañas disociaciones y asociaciones. Me resultan sin duda más gratas las segundas que las primeras. A todo esto, las hormigas de mi casa se mostraban insidiosas y aunque todavía no entorpecían el desarrollo de nuestra "anormal" convivencia, estaban claramente de más. Claramente de más en la cocina, de más en el baño y esa tarde, de más pululando por mi pierna norte. 
Yo esperaba que la nueva normalidad nos librase de ellas, pero por si no lo hiciera, me dispongo a salir corriendo en busca de unas buenas trampas antes de que cierre el Tralarona.

Omega Escribano, se disculpó porque no había podido hacer honor a su apellido, así que no nos pudo leer nada. Otra vez será, Omega. A veces, se escribe y otras se vive... Creo que se dan casos en los que ni lo uno ni lo otro, pero no lo sé a ciencia cierta, porque es más bien cuando se está un poco muerto. Lo que les va a pasar a estas (hormigas) dentro de nada. ¡plas!¡plas! Acabo de cargarme a unas cuantas.

Cinta, muy hacendosa, nos trajo dos poemas cortos. El primero de ellos está inspirado en sus experiencias con un alumno de origen caboverdiano  y sus primeras victorias con las letras: seis gloriosos añitos. La sala se llena de ternura y luz...qué suerte, la de Cinta, la de Alejandro y la nuestra por tenerlos a ambos en un poema.
El segundo poema se titulaba La mujer que amaba a los relojes, y me llegó con dificultad porque el sonido se volvió chicloso y por culpa de las hormigas, que ya mordían sin disimulo.

Vídeo de Cinta:


Javier leyó un poema breve que yo interpreté en el sentido de que la escritura le permite estructurar la realidad y convertirla en algo amable. Esta idea me parece muy acertada. Por ejemplo, es horrible tener bichos en casa pero, si consigo transformarlos en un poema sobre la vida invicta, tal vez, la situación tenga un pase, no sé, no sé.

Yo leí dos relatos breves. Uno de ellos basado en la experiencia dramática que puede constituir la aceptación en un huerto urbano. Pretendía ser hilarante y es mi pequeña venganza porque no consigo una parcelita desde hace tiempo.

Dos vídeos de Celia:


Isa Pérez, fonendo al cuello, se muestra desanimada. ¿Y cómo es posible? Yo no la conozco tanto, pero parece que no le ha ido nada mal en el reparto de los dones... Dice que no sabe qué hacer con todo lo que tiene escrito. Yo, que no soy nadie, me permito decirle que lo publique y se olvide. La alternativa la conozco en primera persona. El riesgo es que, aún siendo aceptable lo que uno escribió, con el tiempo, el escritor evoluciona y probablemente ya no se identifique con esos poemas...y se pierdan. Otros dicen que done su producción a los que atraviesan un período de sequía. A mí me encanta lo que escribe en la forma y en el fondo. Sus poemas de amor en los tiempos de Tinder, o más bien de desamor, son actuales y su mirada es personalísima y original. Nos leyó dos poemas "A distancia separa os corpos" y "Un Leviathán en mi pecera". Evocamos la poesía de Ana Delgado Cortés, su libro "Zoología marina, vertebrados terrestres". A Ana la recuerdo perfectamente en los recitales del Círculo de Bellas Artes, tan joven y  tan poderosa. Me pregunto si seguirá escribiendo. No debería decirlo y menos aquí, pero a veces sostengo la hipótesis de que el amor estable, suponiendo que exista, es un factor que actúa en detrimento de la producción poética. Para hacer poesía, tanto mejor si quedan  cabos sueltos, incertidumbres, vulnerabilidades... Si escribes épica, tal vez no sea inconveniente. 

Dos vídeos de Isa Pérez:


Mi padre, Aure, lee un poema de los reencontrados, “La tiniebla”. Trascendente,  terrible, cómo no, sobre el tiempo. Con los años he ido desarrollando la capacidad de intuir desde las primeras líneas lo que se avecina: la vida/amor como un milagro, el dolor y el abandono como algo inevitable y la última categoría de poemas, los “mazazo total”. Pocas, muy pocas de sus producciones escapan a esta subjetiva  clasificación. Se mueve en el territorio de la tragedia, esas son sus aguas. 

Dos vídeos de Aure:


Oímos el poderoso verbo de Juan Calderón, que nos recita su “Resurrección del odio”. Trasluce la  honda inquietud que le producen ciertas actitudes extremistas a las que asistimos estos días. Es preocupante, sí, pero yo estoy con José A. Carmona, que hay una mayoría de personas que no se sienten polarizadas y que desean que la realidad se encauce hacia la convivencia tolerante y el bien común. Y esa es también una cuestión de inteligencia, no deberíamos dejarnos llevar por rencillas históricas. 

Vídeo de Juan Calderón:


Juan A. Arroyo leyó un poema sobre el paso de la infancia a la adolescencia, esa etapa de la vida crucial y a la que él le ha dedicado gran atención. Siento no poder recoger aquí literalmente el título porque justo cuando me disponía a tomar nota, una de mis minúsculas enemigas decidió hacer presa en mi ombligo, hasta ahí había llegado la muy..., la muy trepadora y vi un poco las estrellas. Os pido que me disculpéis. Y sobre todo él, que no tiene ninguna culpa y que es tan majo.

Seguidamente José Antonio Carmona, el del cielo ganado, leyó un poema que como acostumbra no nos dejó indiferentes. 

Vídeo de José A. Carmona:


Rocío tenía relato con metaliteratura de la buena, sobre las dificultades de la página en blanco. Como siempre, lo había hecho a cien por hora y no lo había revisado. Sus cien por hora le cunden más que las mil por hora de servidora. Lo que es tener oficio e ingenio. 

Alberto, que no sabemos si está de ERTE literario o simplemente cumpliendo tan a rajatabla la cuarentena que no deja que lo visiten ni las musas, nos trajo una recomendación fílmica, “Cartas a Roxane”. Le perdonamos con generosidad, que esto es una afición y no una esclavitud. Faltaría más. 

Juan Baustista leyó un fragmento titulado “Trece negros” de su novela habanera. Pituquina, la marquesa, se dirige a un brillante casino donde se entrega al juego de la ruleta. Su presencia causa estragos, pero aún más, su fortuna. Dos tiradas seguidas le favorecieron, en contra del azar...

Vídeo de Juan B. Raña:


Por último, Carmen Padín se hace presente con voz e imagen y nos lee un relato con la consigna de los deberes de esta semana “sujeto, verbo y predicado”. Un vecino, con el que en principio la relación es prácticamente inexistente, adopta alternativamente forma de sujeto, verbo o predicado a ojos de la autora. La relación se va estrechando hábilmente hasta que las palabras se hacen innecesarias. “Todos necesitamos un poco de complemento directo”. Me pasma la agilidad con que Carmen escribe y su fina ironía siempre me sorprende. Se quedó con ganas de más tertulia, claro. 

Vídeo de Carmen Padín:


Conozco bien la orfandad que causa la inasistencia a la tertulia... Por eso escribo esta bitácora, para dejar constancia. Salgo volando a por el desinsectador. Sí, lo reconozco, puro antropocentrismo.


Celia Cañadas
6 de junio de 2020