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viernes, 11 de abril de 2014

29ª Jornada/VII año: Miércoles, 9 de abril de 2014


Y coacciona a dos... 

Como todos los miércoles, se reúne la Tertulia-Taller de Rascamán de 17,30 a 20,30. Y como todos los miércoles, Javier-coordinador, pide un voluntario para hacer la Bitácora. Este día, no se presenta ninguno. Y coacciona a dos, por ser los menos que hasta ahora la han realizado. Uno de ellos, se reafirma en el no. El otro, débil al compañerismo, acepta.
 
Empieza la tertulia y la encabeza el propio Javier, con la lectura, de un poemario de Raquel Lanseros. Que casi como siempre, unos versos gustaron y otros no. 

A continuación intervino Paloma Hidalgo. Nos deleitó con un lenguaje poco usado en sus cortos relatos. Con ese lenguaje negro que requiere el de una persona que solo piensa en la venganza, aun sabiendo que su venganza es impotente, fallida. 

María Antonia, en su línea, nos dejó un relato crudo y, a tal grado, que le faltaba hasta el aire. 

A continuación intervino Rocío, que nos tiene acostumbrados a un esquema de tratos agradables. Sin embargo, en esta ocasión ha cambiado el registro dejándose querer el personaje para saber darse por vencido. 

Francisco Fenoy interviene con cuatro poemillas cortos de tiempos atrás, de los cuales dos cayeron bien y los otros dos, no. 

Después coge la palabra Isabel Morión, con su estilo inconfundible que nos deja sus versos de armonía musical. 

A continuación Cinta nos presenta un poema contra la muerte del toro -refiriéndose en la plaza- que levanta polémica. Aún no está superada en este pueblo españolito la influencia carpetovetónica. 

Después cogió la palabra todo un maestro del verso, León Cano. Y, como siempre, nos deleitó los sentidos con sus argumentos y ante todo con su musicalidad. 

Y el imprevisible Carlos Ceballos con un poema que aun usando lenguaje cotidiano, -tal su trabajo como orfebre-, le da ritmo y vida, obteniendo un poema redondo. 

El prosista Alberto nos leyó unos párrafos de la novela: La muerte en Venecia. En la que nos explica que él se encuentra afectado, como el personaje. Con lo que nos desnuda sus indecisiones o su falta de voluntad de dominio. 

Ana, tuvo la gracia de obsequiarnos con dulces, como buena galleguilla. Contándonos un relato de distancias. Espero, esperamos, que esa distancia sea corta. Porque sus intervenciones ayudan a hacer amena la tertulia. 

La intervención de Isabel fue bien acogida tanto su mediación como la contextura de sus versos. 

Alma como nos tiene acostumbrados: dominadora. Pero en esta ocasión, se eleva en grados en su remate final, en cuanto ya el rescoldo: no deja ni siquiera ese débil hilo de humo. 

Carmen nos deja un relato tan atractivo que se nos olvida la hora. 

Y como broche final, Paloma Sánchez, tuvo una intervención que se puede calificar de perfecta, en cuanto pensada, meditada y conseguida a tal punto que no pudo tener la tertulia mejor cierre. 

Cedida la tarde agradable, unido a las próximas vacaciones, hubo despedidas con besos y parabienes. 


Francisco Fenoy
11 de abril de 2014

sábado, 5 de abril de 2014

28ª Jornada/VII año: Miércoles, 2 de abril de 2014


El espía de la Carlos III

No desvelaré mis fuentes.

Pero alguien de dentro me informó que este miércoles la reunión del grupo se haría en la planta de calle de la LIVRERÍA y no en el sótano en el que sería más difícil colarse.

Cuando llegué ya estaban sentados algunos de los rscamanes con las mesas colocadas en hilera. Pedí un café y me senté en un rincón de la librería. Uno de los tertulianos me debió confundir con alguno del grupo y me indicó que me acercara pero le respondí que yo sólo era alguien que estaba haciendo investigación de la Carlos III.

Por poco me descubro. Es la primera vez que lo hago, lo reconozco, de ahí mi bisoñez y poca prudencia. Pero el ruido que hay aquí arriba con la gente que entra y sale me obligaba a permanecer cerca para tomar notas. Mi objetivo era claro.

Prudentemente me coloqué a espaldas del que yo sabía, coordinaba la Tertulia, Javier. Y observé que iba tomando nota de los asistentes e iba moderando la conversación y las intervenciones.

En mi libreta desordenadamente anoté nombres de los asistentes, algunos de ellos asisten también a otras Tertulias. Los reconocí porque no es la primera Tertulia a la que acudo para recabar la información que preciso.

Nombres que relaciono a continuación: Paloma (también nombrada como Paloma H.), Mª Antonia (anoto el alias también de "la Copado"), León, Javier (a quién ya he nombrado antes), Carlos (recojo que en algún momento se dirigían a él como el "señor Ceballos", Paco (aunque también se referían a él como Fenoy), Juan Carlos, Cinta, Rocío, Alberto, Amelia, Ana (llamada también algo así como Anagonz), Ma Jesús (la Briones) y Carmenfron (o simplemente Carmen).

En la Universidad Carlos III me enseñaron a ser meticuloso. Intento, por ello, no perder detalle.

Es curioso que no inician en seguida la lectura de sus textos sino que charlan de cosas que les interesan. Hablan de películas, de "La gran belleza" que parece que les ha gustado a todos, de "Her" que despierta dudas porque aunque la idea es buena no parece bien rematada la historia.. Paloma (Paloma H.) recomienda una película francesa: "Guillaume"...

Hablan de cosas ajenas a la Literatura como qué diferencia hay entre el color burdeos y el granate. (?)

Con esta estructura en línea de las cuatro mesas que utilizan empiezan a leer. Turno de Paloma (Paloma H.). Tomo nota del título: "Sonata para piano y conciencia". Ella dice que es un texto más largo de lo habitual. Dividido en cuatro movimientos:

1. Allegro ma non troppo
2. Andante
3. Minuette
4. Fuga

Una historia triste de niños que parecía en un principio que era para adoptarlos pero que se descubre otra intención.

Mª Antonia ("la Copado") ha traído un poema al que da lectura León. "Diminuta, microscópica...", anoto en mi libreta.
También anoto el comentario que hace la autora: "los que saben tanto se los come el mundo".

León, del que escucho que acaba de regresar de Málaga, lee un poema de su libro inédito "El libro de la yerma floresta", titulado "El fogón de Morgana". Hermoso soneto. Lo ha leído entonando bien y con un volumen alto.

Sube una mujer de abajo. Deben de estar representando teatro o similar, por los aplausos que se escuchan de vez en cuando. Pide que si pueden hacer menos ruido, que comprende que estén "de fiesta". Todos parecen extrañarse con el comentario. Pero son respetuosos y bajan el volumen.

Hay orden en esta Tertulia y complicidad. Lo noto.

León tiene pendiente de terminar una bitácora (sé lo que es una bitácora, porque antes de venir a la LIVRERÍA he echado un vistazo al blog "Cuaderno de bitácora", de la Tertulia RASCAMÁN) y lee lo que lleva escrito. "La madre de todas las bitácoras", así la define León. Aplauden.

Javier, el coordinador, pregunta si se ha escuchado bien la lectura (reconozco que yo mismo me he perdido cosas) y decide recolocar las mesas juntándolas en un cuadrado para favorecer la cercanía.

Sobre las mesas recolocadas están ahora descolocadas las bebidas de cada uno, que recuperan: los cafés, las cervezas, los sandwiches de apertitivo que han traído. Y recuperan también cada uno sus cuadernos y textos.

Javier lee ahora un poema que ha publicado en su blog: "El quinto elemento". Un poema que ha corregido su final y con el que parece ya satisfecho.

Rocío llama al orden para que siga la lectura. Carlos (el señor Ceballos) y Javier se entretienen en comentar en petit comité el poema.

La llamada de atención de Rocío fiunciona (anoto este dato porque servirá para mi proyecto) y continúan los autores leyendo.

Turno de Carlos (el señor Ceballos) que lee un poema que comienza de manera excelente: "la cicatriz antigua de un veneno". Y anoto otros versos: "me han raptado la voz los huracanes ciegos" y una palabra que no conocía: bastinar.

Paco (Fenoy) lee dos poemas homenaje a Paul Eluard, él dice que son resumen de dos libros de Eluard, el segundo de ellos "Capital del dolor", escrito después de que Dalí le "quitara" a su mujer, Gala.
Dice Paco (Fenoy) que de todos los surrealistas franceses el que más le gusta es Louis Aragon. "Que se te ve el plumero, Paco", le dice Carlos (el señor Ceballos).
Los dos poemas de Paco (Fenoy) se titulan "Donde tus ojos" y "Capital del dolor".
Con estos dos poemas, ya no hace falta leerse los libros de Paul Eluard dice Paco (Fenoy), están aquí resumidos.
Del segundo poema anoto el verso "tiene claridad de batallas".
Paco (Fenoy) lee dos poemas más, que salieron en una antología sobre el mar Mediterráneo que hizo Juan Ruiz de Torres: "Serena y misteriosa" y "Mediterráneo".

Intento tomar notas de todo aunque con disimulo, no quiero que me descubran, de vez en cuando Javier gira la cabeza para comprobar que sigo aquí e intenta descubrir qué hago.

Se marcha Carlos (el señor Ceballos).

Juan Carlos lee en su móvil un soneto a modo de despecho (lo tengo muy cerca y escucho perfectamente su texto). "Perrita del hortelano", se titula.

Turno de Cinta. El metro es un lugar ideal para escribir, dice. Ha traído un poema reivindicativo recordando la manifestación del "22M". Toca las palmas mientas repite: 22, 22, 22...
Lee otro poema después y se emociona (lo anoto en mi libreta) que se titula: "Vivir con una heroína".

Javier vuelve a girar la cabeza y me observa. Creo que se está dando cuenta de que no pierdo ripio de lo que se habla. Decido esconderme detrás de la barra y seguir escuchando. Debo quedarme hasta el final, saberlo todo.

Mientras me escabullo a mi escondite escucho a Rocío y a Alberto decir que no han traído nada para leer y que ceden su turno.
Amelia está escribiendo poemas para un nuevo libro que se llamará "Identidad", alguno de ellos aún no tiene título. Desde mi trinchera anoto algunos versos: "él se cierra cuando entra el alimento por su boca", "eliges las formas", "a veces alguien grita".

Ana (Anagonz) lee un poema en castellano que no tiene título. Descubro por los comentarios que ella es gallega y que a veces escribe en ese idioma.
Lectura ahora de Mª Jesús (la Briones), un soliloquio. Y algunos nanorrelatos, como éste:

Investigación

Hallarron el cadaver golpeado por el testamento.

Oigo la voz de Javier que pregunta: "¿se ha marchado el espía, el de la Carlos III?". Todos los afirman. Y oigo de nuevo a Javier que dice: "!éste ha venido a espiar cómo funciona nuestra Tertulia para copiarla!"

No lo ven pero me estoy sonrojando, ese es mi objetivo por el que he venido este miércoles aquí. Aguanto la respiración y me agacho aún más.

Cierra las lecturas Carmenfron (o simplemente Carmen). No ha traído nada pero aporta ideas, algunas frases que pueden servir de excusa para escribir relatos.

Oigo que mañana la Tertulia tiene una lectura colectiva en el Colegio de Veterinarios de Madrid.
Ya se marchan. Asomo la cabeza y veo cómo en la calle se están despidiendo y se dispersan.

Cierro mi cuaderno y retomo la respiración.
He tomado buena nota de todo.

Inauguraré una nueva Tertulia, la Carlos III: temblad rascamanes.

Javier Díaz Gil
5 de abril de 2014

miércoles, 2 de abril de 2014

27ª Jornada/VII año: Miércoles, 26 de marzo de 2014


La gruta de los cristales

Bajé a ese subterráneo, a esa gruta de Rascamán, en ella se encontraban cristales de todos los colores y de diferentes gamas que me descubrían sus pensamientos,su brillo particular, su esencia áurica a este humilde explorador.

La primera que me llamo la atención una misteriosa labradorita con reflejos verdosos de nombre Maria Antonia Copado me mostraba una hermosa poesía “Aquel hombre” y entre sus ecos cavernosos escuche "llego sin principio, el sol acostaba en su lontananza", me explicaba la esencia de ese hombre. Después a mis espaldas una turquesa moteada Rocio Díaz Gómez me pidió la venia para poder hablar y contarme un relato extraordinario “Manchas de ceniza” aparecían un Antonio Machado y un premio Nobel como Juan Ramón Jiménez que despertaban del bloqueo de aquel escritor asombrado, me eché a reír con su historia.

En aquella caverna se mezclaba el brillo, el verso y la prosa rítmica, pude oír una voz que con su autoridad era el citrino Javier Diaz Gil una poesía “El quinto elemento” salía de sus labios para expresar la idea de un existencialismo profundo y único, temeridad del espejo y el trueno esa frase era toda rotundidad, su aura dorada nos dejo con la suprema filosofía.

Entre todos los cristales el jaspe rojo Francisco Fenoy presento una poesía “Criatura Mágica” me llenaban de alegría tus besos rubios una expresión de deseo, retenerte y morir todo ello era un haiku íbero, “Ausencia” como si el viento fuera un vagabundo ahora sus ráfagas eran de nostalgia, sí, el jaspe rojo me reflejaba todo un mundo interior.

Seguía con su voz expresiva, llenando la gruta de curiosidad, con palabras castizas era la amatista Omega Escribano contando verdades del pasado madrileño, junto a ella un ojo de tigre Eunice Escribano, poderoso a la par que sensitivo con aquel relato erótico y muy ingenioso de “Caperu y Blanqui” las risas, los brillos reflejaban en los demás cristales, sonidos y la hilaridad llenaron mis oídos de explorador.

Ya con un matiz claro, cristalino el aguamarina Aureliano Cañadas me enseñaba sus versos “Violinista”: sonidos de escasas generosidades, acabo de robárselo a Caronte, si el barquero se llevó todo lo de aquel que pedía con su música con otra poesía, “Dolor”, el insomne leía una Ilíada, esa Ilíada que contundente decía no morirás solo hizo estremecer a la gruta entera. Al otro extremo estaba el lapislázuli, el sapiente lapislázuli Federico Monroy que con una “Oda de igualdad” con su quien abraza es quien ama pudo decirnos que todos iguales en género, en derecho en fin igualdad en carne y verso.

La aventurina Cinta Rosa Guil Redondo, esa parlanchina que me contaba la realidad del mundo exterior y diciéndonos que la verdad no es verdad y la mentira es moneda en curso, yo lo sabia, todos lo sabíamos.

Un canto de cisne del final de su vida el hematites Isabel Morión, heraldo de la muerte con “Mientras tu te vuelves viento” poesía digna y “La sangre se queda quieta”, todo se conmueve y todo cambia pues la muerte sigue ahí y no somos más que ceniza, daba honor entre pinturas y el recuerdo de una amistad segada.

Ya en su retorica hábil y astuta el onix de negrura brillante Carlos Ceballos nos narraba “La tristeza gruesa” poema con sabor añoranza del pasado y “En el muelle ante un ala delta con motor” ese camafeo que se cierne sobre mí, una experiencia entre el aire y el hombre mecanizado, todo el vuelo término. Y el dulce cuarzo rosa Amelia Peco cantaba un poema “Extraña de mí misma” atrapada por mí queriendo reencontrarse en su alma, en su ser entero esa era toda su canción de  inmensa profundidad y su bella aura rosada y verde hoja.

Apareció la obsidiana Miguel Paico “Epílogo” ese poema que contaba el vacío de la mujer, de la resignación de todas las mujeres de todos los tiempos.

Aunque sin contar su historia quedaban otras gemas con un ágata Carmen Frontera, un azabache Ana González, un peridoto Vicente González , una malaquita Alberto Torres y el intenso granate Leo Varela tal vez, tal vez ya tendría ocasión de escucharlos, con todos sus cantares y sus poemas. Yo salí absorto, ya estando fuera, la luz del sol dañó mis ojos, pero su brillo no era tan deslumbrante como los cristales de la gruta de Rascamán a los que había dejado tras de mí.

Me apenó no haber podido admirar el potencial de estas otras piedras el shungit José León Cano, el cuarzo rutilado Andrés París Muñoz, la prehnita Alma Pagés, la rodocrosita José Maria, el cuarzo cristal de Juan Antonio, el ágata musgosa de Juan Manuel y la piedra de luna Paloma Hidalgo con sus tonos irisados, etc.

Porque de todas ellas guardo su aura, su historia y la ilusión de volver a ver.

Omega Escribano
31 de marzo de 2014

martes, 1 de abril de 2014

26ª Jornada/VII año: Miércoles, 19 de marzo de 2014


EL JET LAG Y EL AMOR


Harigato, quiero decir Namasté, o Buenas tardes.

Aterrizo, aterrizo lentamente. Y ya no es el Ruiz, es la Livrería.  ¿Con “v “? Sí, con “v”. No es el jet lag, tranquilo, es que se llama así. Y por cierto, te toca hacer la bitácora. ¿La bitácora? Pero si no sé en qué hora vivo, ni en qué país. No importa. Nada importa. ¿No te han enseñado los indios que más o menos da lo mismo una cosa que otra, que todo da igual? Pues escribe y déjate de gaitas. ¿No es eso lo que te gusta? Sí, me gusta escribir. Pero los novelistas necesitamos saber el día y la hora para ubicar la trama, y el lugar donde transcurre la acción, y adónde va el siguiente capítulo y el desenlace,  no somos como los poetas.

 Venga, déjate de rollos. ¿A cuántos indios no has visto que no saben si tendrán para comer al día siguiente y no le dan tantas vueltas? Vive el ahora. Como los notarios. Y cuenta qué paso en el Ruiz. ¡Querrás decir en la Livrería! ¡Es verdad, en la Livrería, casi la cago! Te echaré una mano: miércoles, 19 de marzo, día de San José, Madrid, pronto llegará la primavera…

En los bajos de la Livrería, reunidos en amigable tertulia literaria, todos ellos por propia voluntad y en el libre ejercicio de sus inquietudes artísticas  y culturales, comparecen:
Dícese llamar Paloma Hidalgo, que aporta tres microrrelatos en metálico: “Gigantes”, que cosecha la admiración general. Luego, “Hambre”, sobre venta de niños. Y por último: “Turbuluencias”, que será publicado próximamente.

De nuevo el  jet lag. Me ha parecido oír que alguien quiere ahondar en las diferencias semánticas entre “pajera” y “pajillera”, en su correcta ortografía y en su etimología. Y también me ha parecido oír que Javier ha desmenuzado gracias a Internet los antecedentes históricos orígenes del "Cuerpo Técnico Sanitario de Pajilleras del Estado" y sus sedes en Andalucía.  ¡No…!

María Antonia Copado le entrega a Carlos para que nos lea “Falso beso”, inspirado en la exposición de de escultura y obra gráfica de Leonor Varela en el Hotel Puerta del Retiro. Y Carlos nos habla de torsos y bocas…

Aureliano Cañadas nos traslada al territorio de los mitos, al momento de la lucha entre Teseo y el Minotauro. “Una caricia” y “Porque yo soy Teseo” nos dicen que “es necesario ser el dueño del tiempo”. Aure sigue alicatando su “Laberinto”.

Comparece Paco Fenoy, sonrisa al viento, con dos pequeñitos poemas. “Mis negros ojos” que “van donde tú vas”, llega al respetable. Amoroso y ardiente Paco. El segundo, “Era el estío”, recibe alguna crítica. Mucho fuego en el verso.

Rocío Díaz indaga en el mundo de los alumnos torpes. “Gorda”, titula el relato que sobrevuela el reinado de Isabel II y los libros de Historia. Efectivamente, como se esperaba, el niño no entiende nada. Pero aunque se esperaba, ¡se armó la gorda!

Javier Díaz, nos ha traído del pasado una sextina. ¿Qué es eso? Una composición de seis estrofas de seis versos endecasílabos más un colofón de tres versos con palabras que se cruzan y entremezclan. “El verbo” se llama la obra que concluye: “Si el verbo sale a escena, don divino”. Del libro “La palabra y la carne”.

Me da una recaída. Isabel II. Las sextinas. El minotauro...  

Carlos Ceballos viene a darme la puntilla con un poema que se titula “Shanti”, ¿palabra india, sánscrita? El poema habla de la paz que supera toda comprensión. Ohm. Tono agradable. Carlos nos deja buen cuerpo.

León Cano viene con un soneto cuya trama se desarrolla en un teatro. “Manos amantes”. León se queja con maestría. “Tus manos me amaban, pero tú no me amabas”.  Uff. El amor es como el jet lag.

Juan Antonio vuelve con “Nuestro cabezón” remozado. Se vuelca en la interpretación teatral de la pieza. Diálogo simple entre Amor y Luna, rebotadas porque no les dan el Goya. Otro año será.

David no ha hecho deberes. ¡Ay estos novelistas y las carreras de fondo!

Alberto tampoco. ¡Ay estos novelistas!

Miguel es un compañero nuevo que viene del Perú y escribe poemas de renuncia. Nos dedica su “Epitafio”, que dice, entre otras cosas: “morirse resulta insuficiente”.  Es un género, el de los epitafios, a considerar.

María Juristo, nos lanza un poema de autor desconocido, “Viajar”, que se atribuye a García Márquez. El público se rebela, pues el texto no da la talla. ¿Será de García Márquez o son las cosas de Internet?  Luego, María declama algo suyo, “Aún… permanecen en la noche aquellas palabras negras…”  Penetrante y suavecito.

Ana González, pone sobre la mesa un microrrelato, “Portátil”. “Estaba segura de que me fallaría la memoria”, empieza inquietante. Pero la tecnología redime al personal.

Leo Varela nos habla de su exposición. Recibe los elogios de quienes acudieron al estreno. Piedras talladas con esmero, rostros que se perfilaron tras muchos años de aprendizaje. En el Hotel Puerta del Retiro. Pasen y vean. 

En último lugar, comparece quien dice llamarse Paloma Sánchez. Está cabreada, confiesa, pero tampoco sabe adónde se dirige. ¡Vaya, otra con el jet lag! Nos propone una solución poética: “Maneras de cerrar los ojos”. La crítica recortaría alguna cosa. Tampoco mucho. Me suena esa voz poética.

Y el tema. El otro día me quedé dormido en el 27 y me desperté en la Plaza Castilla. Nunca me había pasado. 
  

Vaya tardecita. Cierro la libreta. Deben ser entre las ocho y las nueve. El jet lag es como el amor. 

Alberto Torres
1 de abril de 2014