Páginas

jueves, 26 de noviembre de 2020

6ª Jornada/XIV año: Miércoles, 18 de noviembre de 2020

El Homo Zoomiens

Durante los últimos años hemos asistido a un insólito consenso en el seno de la comunidad científica al situar cronológicamente el origen del Homo Zoomiens en los albores de la segunda década del siglo XXI, en concreto en el primer tercio del año 2020 d. de C, coincidiendo con el comienzo del ciclo de las grandes pandemias mundiales.

Una buena parte de los historiadores, a los que se han ido sumando paleontólogos y antropólogos de renombre, han convenido además en señalar la existencia de una subespecie dentro del Homo Zoomiens, a la que han denominado Homo Zoomiens Rascamaniens. Sobre los individuos que conformaron esta subespecie se han elaborado innumerables teorías; sin embargo, la única certeza que se tiene de ellos es que en un tiempo de desolación, en contra de la máxima ignaciana, sí hicieron mudanza (el último éxodo, del Café Miski a la pantalla del ordenador de casa); en tiempo de individualismo virtual se entregaron a la comunicación telemática; en tiempo de no tocarse, no rozarse, no besarse, porfiaron firmemente en la voluntad de seguir viéndose porque, como buenos visionarios, siempre creyeron que la mirada podía ser digno sustituto de las caricias y los abrazos que se guardaban para tiempos mejores.

Como quiera que sea, lo cierto es que hasta nuestros días han llegado vestigios de sus ceremonias, que celebraban cada miércoles, y que solía coordinar un miembro al que los demás aludían como Javi, Javier, Boss, a veces incluso como Javivi; con invariable invocación del Dios de las aplicaciones, Zoom (que ha terminado por dar nombre a la subespecie). Adicionalmente, se han hallado restos, en forma de imágenes, con sus integrantes repartidos en cuadritos pequeños, a la manera de los panales de abeja, además de fotos y videos; material archivado en un viejo y polvoriento blog conocido como “Cuaderno de Bitácora“, que a día de hoy todavía es analizado en los laboratorios tecnológicos más vanguardistas del mundo, con la esperanza de poder ser descifrado algún día.

A la espera de alcanzar tal hito, el hallazgo más reciente, del que toda la comunidad científica habla y no para, es el que corresponde con un reunión que tuvo lugar a finales del citado, y ya lejano, año 2020. Para mayor precisión, el encuentro está fechado el 18 de noviembre (dato confirmado por la prueba del carbono-14). La reliquia está siendo objeto de estudio por parte de los rascamanólogos más reputados de las universidades repartidas por varios planetas, pero podemos adelantar que la sesión se abre con el relato leído por Iñaki, individuo perteneciente a lo que se ha dado en catalogar como subcategoría Homo Zoomiens Rascamaniens Narratoris. Por el relato de Iñaki desfilan personajes como el Gato Torcuato y el Ratón Rigoberto, especies ya extintas, y en él se narra el viaje iniciático desde la infancia a la edad adulta del Bombón Bombín, que además de ser muy dulce, posee una maravillosa aliteración de la “b” en el nombre. El documento audiovisual continúa con la intervención de un segundo miembro, de nombre Cinta, adscrito igualmente por los técnicos a la mencionada subcategoría Narratoris. Cinta lee el relato titulado “Dentro del mimbre”, en el que los objetos guardados en una cesta mantienen un encendido debate acerca de la relevancia que poseen sus respectivos roles; alfileres, hilos y otros utensilios, herederos de las milenarias piedras de sílex del neolítico, que mantienen su diálogo, hasta converger en un hermoso y sorprendente colofón nupcial.

El siguiente miembro en tomar la palabra es Isa Pérez. Isa recita un poema, circunstancia que parece reforzar la hipótesis sostenida por otro grupo de expertos, que defiende la existencia de una segunda subcategoría, dentro de la misma subespecie, a la que etiquetan como Homo Zoomiens Rascamaniens Poetis. El poema recitado lleva por título “A la intemperie“, fue reconocido con un premio literario de la época, que incluía dotación económica, y posee versos que revelan que la pieza fue escrita en una primavera especialmente extraña, en la que los pájaros se creían dioses, no se podía restar nada a la nada, y la calle había dejado de ser nuestra, (mejor dicho, de ellos), en clara contradicción con lo que, tan solo unas décadas antes, clamó un político de cuyo nombre no logro acordarme. En aquella sesión del 18 de noviembre, tanto Poetis como Narratoris se muestran de acuerdo a la hora de recomendar a Isa que elimine los “comos” del poema (lo que parece equiparar ambas subcategorías, para disgusto de los científicos precursores de la teoría de la diferencia), con el argumento de que “las comas comen comos”. Este extraño silogismo es uno de los mayores enigmas del universo Rascamán con los que, a fecha de hoy, se enfrentan los rascamanólogos.

Los dos individuos que intervienen a continuación lo hacen desde el mismo recuadrito de la pantalla, lo que podría ser indicio de que formaban familia o, al menos, familia pasajera. Ambos aparecen convenientemente pertrechados con las mascarillas que por aquella época repelían virus como el ajo los vampiros. El primero de los dos se identifica como Aureliano Cañadas (si bien, otros miembros aluden a él como Aure). Aureliano, o si se prefiere Aure, cuenta la locura de un poeta decimonónico llamado Hölderlin, que emergió de su vesania hablando alemán, griego y latín; luego, anuncia la futura publicación de su libro “Dragontea“, en cuya portada figurará el dibujo de una sirena (mostrada a la cámara), inaugural obra maestra ejecutada por la nieta de Aure, Adriana, que andando los años (y no muchos) se convertiría en uno de los mayores genios de la pintura y el grabado del siglo XXI. Finalmente, Aureliano, o Aure, lee dos poemas: el primero de título PE, que remata con el verso “Como me llamo PE, tú no sales de Ítaca”, y el segundo de título BOREAS, término que, según explica, se refiere a un viento del Norte, de cuando la vida era cien por cien terrenal y aún no había pasado el rubicón de la transmigración hacia ninguna parte. A Aure le releva en el uso de la palabra José Antonio, quien presenta al conjunto de los asistentes un poema inspirado en la estructura del Cuadrante Mágico de Gartner, que se centra en las peripecias amorosas de Heriberto y Elisenda, un Heriberto desubicado como un conejo que trisca y trisca entre Nicho y Visionario, aunque acabe confesando ser devoto del poliamor y manifestando que su Elisenda nunca fue la única que copó su corazón.

Es el turno de Rocío, miembro integrante de la subcategoría Narratoris. A Rocío le acompaña un grillo que no se asoma a la pantalla, aunque haya huellas de su existencia, con evidencias de ejemplares que datan de la época jurásica. Rocío lee un ingenioso relato en el que el protagonista sufre la pérdida sucesiva de la caldera, el flexo y el teléfono inalámbrico, por culpa de una pandemia eléctrica que le conduce a la entrañable locura (locura, pues, dentro de la locura) de embadurnar los aparatos con gel hidroalcohólico y colocar mascarillas a troche y moche. Tras la fugaz aparición de David, espécimen que, en una especie de naif homenaje eurovisivo, recomienda desde un extraño y acartonado París una serie de Netflix llamada Lenox Hill, interviene Javier (a la sazón, Boss, Javi o Javivi), para leer un impactante poema que escribió durante su viaje a Vietnam (en tiempos previos a la Covid-19, cuando todavía se viajaba o se pergeñaban planes para hacerlo), basado en la historia del monje budista de nombre Tich Quang Doc, que en el año 1963 (en tiempos también previos y no monopolizados por virus y vacunas y curvas y tratamientos; porque hubo tiempos en los que se acometieron otro tipo de luchas), se quemó a lo bonzo delante de un Austin color azul (vehículo que prestará su título al poema), en protesta por el maltrato que sufrían por entonces los budistas. 

Después de Javier lee Juan Antonio Arroyo una pieza que titula “Elementos”, que dedica al Narratoris Alberto Ramos (miembro presente que leerá minutos más tarde, en el transcurso de la misma sesión), lo que podría ser una prueba más en favor de los que alientan la creencia de que entre las dos subcategorías de Homo Zoomiens Rascamaniens no había diferencias tangibles. En su obra Juan Antonio habla, entre otras cosas, de la Tierra como amuleto. A Juan Antonio le sigue el también Poetis Juan Calderón, recitando un poema con el título “Tempus Fugit“, que versa sobre el fluir del tiempo e incluye el detalle hermosamente paradójico del reloj detenido en las diez y dos minutos, dormido en la hora del balance. Tras Juan Calderón es el turno de Alberto Ramos, todavía ilusionado y agradecido por la dedicatoria de Juan Antonio (“es el primer poema que me dedican”, se le llega a oír decir a Alberto). No es para menos. Conminado por el resto de miembros, Alberto lee la primera página del relato “La casa de las cien pesetas”, premiado en el certamen literario “Fernando de Ballesteros”. Su narración aborda la historia de dos mujeres, una esposa, otra amante, de un mismo personaje ya difunto. Todos los participantes alaban desde sus ventanitas las expectativas creadas y demandan fervorosamente a Alberto que aproveche futuras sesiones para terminar de leer la pieza.

Con el siguiente individuo en intervenir se produce un nuevo cambio de registro. Es el momento de la Poetis Celia Cañadas, que derrocha sutileza en tres poemas. En el primero, titulado “Defensas y Amenazas”, utiliza la imagen de un ciervo que observa para plantear el juego de saber quién es el que observa y quién el observado. En el segundo, que lleva por título “Trasnfagarasan“, se sirve de la célebre carretera que una vez hubo en un país (cuando todavía había países) que se llamaba Rumania, para contrastar su sinuosidad con la profusión de rectas, ángulos y aristas, con que se construye la arquitectura doméstica. En el tercero, bajo el reivindicativo título de “Derecho al olvido”, Celia describe aquel tiempo fundacional de la tecnología que le tocó vivir, y en el que ella asegura ser solo un registro, ilegible, / en la endeble memoria / de un circuito.                        

Tras Celia es el turno de Omega Scribano. Antes, Juan Manuel realiza una breve intervención para saludar al personal. Ya sí, Omega declama un poema en el que santos y pecadores tienen la misma raíz y beben del mismo cáliz, y mientras lo hace, la luz que puede atisbarse en su cuarto se enciende y apaga con una cadencia que añade elevadas dosis de misterio a la alocución; la cual finaliza con la recomendación de un libro titulado “La Malibrán, Pasión y Muerte“, escrito por Maria Malibrán, que muy probablemente, en caso de haber llegado hasta hoy, tras la traumática desaparición de los libros de papel del siglo pasado, lo haya hecho como un incunable. A Omega le sigue Carmen Padín, con un exuberante relato en el que imperan las sensaciones; los colores, los olores, los sabores, en un historia de máscaras que finaliza con el anuncio de su próximo viaje a México. Todos los Homos Zoomiens Rascamaniens presentes le desean un feliz viaje, y aún más, un feliz regreso.

Se acerca el final de la reunión. AnaGonz lee un poema de la poeta gallega Olga Novo, Premio Nacional de Poesía en aquel pretérito y convulso 2020. A continuación, el Narratoris Juan Raña lee el capítulo “Voló como Matías Pérez” de su novela, todavía en fase de construcción, que en años posteriores sería muy alabada por la crítica y terminaría convirtiéndose en un rotundo éxito de ventas y lectores. Pero eso, entonces, él aún no lo sabía. El capítulo narra el intento de secuestro de una de sus protagonistas, Pituquina, y el posterior traslado a comisaría para denunciar los hechos de lo que se conocería durante la década siguiente como la “troupe Raña”. Antes de terminar, un nueva ventanita se abre en la pantalla. Por ella se asoma Mariana, para saludar y para decir que quiere mucho a todos los Homo Zoomiens Rascamaniens

Pese a los grandes avances de los últimos tiempos, es verdad que quedan muchos interrogantes por despejar en el arcano mundo del Homo Zoomiens Rascamaniens. Los investigadores confían en que nuevos hallazgos sirvan para arrojar luz y desentrañar los secretos de esta sociedad, que unió como pocas cosas a un grupo de individuos que, cada miércoles, hablaban, reían, leían, incluso cantaban; en torno al calor fraternal de una pantalla.


David Lerma
24 de noviembre de 2020

martes, 24 de noviembre de 2020

5ª Jornada/XIV año: Miércoles, 11 de noviembre de 2020

 

PIEDRAS FILOSOFALES


Cuentan estos días que entre los vientos que corren por Madrid se dice que hay una mansión de piedras transparentes, en la que se reúnen un grupo de alquimistas de lo más variado.

Hoy, día aciago, entre otros muchos otros, pueden verse, a través de sus muros translúcidos, aires de pesadumbre. Un herido, tendido en un campo aledaño a la capital.

Pero los alquimistas, eminencias en sortilegios y recetas tan certeras como milenarias, van encontrando remedio en palabras hermanas de las piedras filosofales.

José Antonio, gran maestre de ecuaciones mágicas, lanza un poema para curar heridas. Bicicletas con ruedas como lunas conducen a la esperanza. Colores que destruyen la tristeza, alquimia infalible, nacida del corazón.

Aureliano, el pastor que apacienta criaturas feroces, cuyos orígenes se pierden en la oscuridad de los siglos, canta un ensalmo en la lengua de los galos, ritual que obtiene mil sonrisas, ingredientes para olvidar el daño.

La doctora azteca, Carmen, invocadora de rituales de cocina, de sabores, de aromas, gobierna el piafar de una yegua malandrina, que muerde a quien no sabe reír ante un gusano.

Arquitecto de sonetos, José León, llamador de astros y brujo que sabe los secretos que guarda la Luna, destapa uno extraordinario, la llegada del primer astronauta a la superficie virgen. Explica que la blanca luminaria, por el momento, no quiere recibir caricias de asteroides enamorados.

Mariana, pastora de los Cárpatos, extrae de los ruinas del olvido un espejo que enseña imágenes nunca contempladas de quien se mira. Para lograrlo cita a todos los lunes como comienzos de ciclos que nunca se repiten. Párpados vestidos de púrpura, se abren ante la belleza del pasado.

Juan Calderón rechaza los vuelos de los Cupidos de hoy, porque van vestidos de malotes y lanzan miradas que son como arpones. No, él prefiere a los de siglos y siglos, esos que te funden de amor con un parpadeo.

Y ¿qué decir de Juan Bautista? Ah, el vudú de las noches caribeñas. Ese vudú que empuja a los peores. Pero otra magia aún más potente, la de Moisés y sus tablas de Ley, hace sucumbir a los hombres más perversos de La Habana.

Y Omega deleita a la concurrencia de magos y magas con su Jardín de estructuras literarias, porque todos los dragones convocados en ese espacio sonoro guardan tesoros.

Alberto convoca a Baco, con el premio que concita los mejores vinos. La uva Mencía, como reina insuperable, le ha concedido esa gracia.

Y parece que una bruma de melancolía recorre al grupo, Hiroshima, en el que las grullas de papel, recogen la imagen de un niño que muere en 1955, como consecuencias del tremendo maleficio atómico y Javier que ha convocado a la tristeza, para disiparla llama a Celia que convierte los kilos en patrones de bellezas adolescentes, tribus de hoy que se reúnen ante el fuego de una pantalla, como antaño las tribus más primitivas ante una hoguera.

Y como se acerca el momento de la despedida, qué mejor manera de hacerlo llamando a los cuatro elementos: aire, tierra fuego y agua. Los verdaderos hechiceros de este mundo y de los que Juan Antonio se ha hecho amigo para siempre.

La queimada de Ana abrocha el acto mágico, los amores pasados y sus recuerdos, como llamas que quedan en la memoria.

Y yo, como cronista de esta tarde, pongo a la disposición de todos, algunos versos:

“Voz mía, que galopas, salta el espacio.

  …Despliega esa túnica que abriga

     A los que están al borde de mi senda…

    Llanura con sílabas,

Vuélvete montaña de palabras

Que nunca se arrodillan…

…Voz, palabra, grafía,

Viajeros cruzando continentes…”


Y Lurdes, creo, el próximo día, nos traerá un trozo de su magia.


En los Rascamanes, noviembre, 2020.


Cinta Guil Redondo.

2 de diciembre de 2020

viernes, 6 de noviembre de 2020

4ª Jornada/XIV año: Miércoles, 4 de noviembre de 2020

 

INFORME RASCAMÁN (04.11.2020)

 

-Buenos días, jefe.

-¿Alguna novedad?

-Creo que hoy le traigo algo importante.

-Tú dirás

-¿Le dice algo la palabra Rascamán?

-Lo más parecido que conozco es Rascafría. Vete al grano, García.

-Rascamán es una palabra totalmente desconocida que no existe en el diccionario de la RAE.

-¿Y?

-Hace unos días me topé con ella por casualidad y mi olfato me dijo que debía investigar sobre ella.

-Espero que no sea ninguna tontería.

-Juzgue usted mismo, jefe.

-Vamos, canta de una vez.

-Rastreé por Internet y una cosa me fue llevando a la otra hasta que ayer, por fin, pude atar algunos cabos. Rascamán es el nombre de una peligrosa organización.

-¿Cómo de peligrosa, García?

-Tanto que podrían arruinarnos el negocio.

-Eso no podemos permitirlo, lo nuestro es nuestro y de nadie más. Prosigue.

-Le puedo asegurar que manejan información de primer orden. De momento, creo que nada que no sepamos nosotros también, pero son peligrosos, se lo aseguro.

-¡Hijos de puta! No podemos permitirnos ni un solo enemigo más, que ya nos están tocando demasiada gente los cojones.

-Como le decía, ayer conseguí infiltrarme en una de sus reuniones por Zoom. Fue complicado, no crea, pero logré que no me descubriesen. El cotarro está en manos de un tal Javier Díaz, él es el que da las instrucciones, todo de forma muy encriptada. Aún no he logrado descifrar sus mensajes, no doy con los códigos. Pero es cuestión de tiempo; lo conseguiré.

-No me suena ese nombre, ¿a qué se dedica?

-Se hace pasar por poeta, incluso escribe libros, pero a mí no me engaña, estoy convencido de que sólo es una tapadera para pasar información, imagínese que se le escapó decir que hay que saber leer entre líneas.

-¿Qué tipo de información?

-Seguramente internacional. Imagínese que una de sus publicaciones se titula “Regresar a Chile” y otra no recuerdo muy bien cómo es, pero algo sobre Japón. Blanco y en botella, jefe.

-¡Espías! Me cago en tos sus muertos. Esto me huele mal, muy mal. Sigue, sigue, a ver si consigo ver luz en este entramado.  

-La primera en hablar se hace llamar Carmen, pero estoy seguro de que todos usan apodos. Esta mujer, por el acento, supe que es mexicana y trasmitió su información a través de una receta de cocina. Según ella, Juanita es la que la enseñó a hacer tamales. Javier le respondió que pusiera mucha atención en la forma de hablar de la criada.

-Me cago en to. Esa tal Juanita debe ser la que ha filtrado lo del amigo mexicano del emérito.

-Lo mismo he pensado yo, Jefe. Con la tal Carmen estaba un señor de Albacete al que llaman León. Dijo que conocía el misterio de la Piedra Filosofal. Habló de un tal Alonso Quijano, al que todos parecían conocer, pero que no estaba conectado, y también habló de Japón.

-No me digas más, García, este trafica con armas, es de Albacete, ¿entiendes?

-Ahora no le pillo, Jefe.

-Joder, García, pareces tonto. Albacete, las navajas, LAS NA VA JAAAS.

-¡Claro, jefe, cómo no se me ha ocurrido. Seguro, manda clandestinamente navajas al Japón y el contacto es el tal Quijano.

-¿Había alguien más en la reunión?

-¡Cómo no, jefe! El siguiente en manifestarse fue Juan C. Este me pareció especialmente peligroso. Imagínese que cuando él tomó la palabra, Javier compartió en pantalla una foto de un mozalbete, que dijeron que era él a los quince años, pero a mí no me engañaron. Mucho jijí jajá con la foto, pero claro que no me engañaron. Esa fotografía es de alguien a quien tienen que encontrar por algún motivo. Sólo les faltó poner debajo: SE BUSCA. Y ponga mucha atención al título del informe que presentó: LA QUE SABE MORDER DONDE MÁS DUELE.

-No me digas más: ¡¡¡¡Corinna!!!! ¿Cómo podía faltar ella si últimamente está hasta en la sopa?

-Exacto, jefe, es la primera persona en la que pensé.

-Sigue, sigue, no pares…

-El tal Javier invitó a hablar a Cinta y, ¡cágate, lorito!, ¿sobre qué piensa usted que versó su informe? Nada más y nada menos que de Alfonso XIII y un coche de la marca Hispano Suiza. ¿Qué le parece, jefe?

-¿Tráfico de coches antiguos, García? Esta organización no se priva de nada, le dan a todo.

-Yo voy más allá, jefe. Ponga atención: His pa no SUIZA.

-¡Suiza, coño, está clarísimo! No ha querido dar el verdadero nombre y ha nombrado a su abuelo. Están investigando las cuentas en Suiza de nuestro cliente. ¡Serán cabrones! Que ni lo sueñen, no vamos a permitir que nos manden al ERTE. Tenemos que ir a por ellos. Algún punto flaco tienen que tener. Óyeme bien, García, no los pierdas de vista, que no se mueva una hoja del árbol sin que yo lo sepa, que no respire nadie sin que sea yo quien le suministre su dosis de oxígeno, ¿está claro?

-Como el agua, jefe.

-¿Alguna cosa más?

-Pues claro, no hemos hecho más que empezar. A continuación intervino Juan B. Su intervención fue extensa. Este es otro pez gordo dentro de la organización, imagínese, jefe, que habló de una marquesa española que le entregó un sobre lleno de dinero a una ex bailarina del Tropicana y habló de un preso que trabajó en la construcción del Valle de los Caídos.

-No me digas más, García. Lo tengo, lo tengo. Sin duda hablan de Carmencita.

-¿A qué Carmencita se refiere, a la de Mèrimée?

-Noooo, tarugo, a la nuestra, a la de España.

-¿Carmencita Sevilla?

-La franca, García, la franca. Ata cabos: marquesa, bailarina… RTVE, programa Mira quién baila…

-¡No!

-Sí, es ella, no me cabe duda, García. Intervén todos sus teléfonos, sus cuentas bancarias, TOOO- DOOO, ¿me has entendido?

-Afirmativo, jefe. Y aún hay más sobre este personaje porque una tal Lurdes, que hacía como que no sabía nada de nada, leyó una cosa que dijo que se llaman jaikus, o algo así. Aseguró que estaban dedicados a su padre. Y dijo con énfasis que la ponía mucho Juan B, que esa forma de llevar el asunto la volvía loca.

-Trasparente, García, la cosa va sobre el Marqués, el padre de la niña. Seguramente habrán descubierto algún chanchullo de la familia. A este ya no podemos ponerle escuchas, pero sigue su rastro, conviértete en un sabueso, García, ¿me oyes?, en un sabueso.

-Lo que usted mande, jefe. Pero aún hay más.

-Prosigue, prosigue, que me empiezo a poner cachondo. Formamos un equipo perfecto, yo, el cerebro privilegiado y tú, la mano ejecutora.

-Siempre a sus órdenes, jefe. No me pida que me arroje por un barranco porque lo hago.

-No hace falta llegar a tanto, García. ¿Qué haría yo sin usted?

-Muchas gracias, jefe. Isa, otra de las asistentes, manifestó su amor platónico por un gay y habló de levocardia.

-¿Qué coño es eso, García?

-Yo tampoco lo sabía, pero ya sabe usted lo eficiente que puede llegar a ser mi oficina de “Investigaciones García”. Lo busqué en el diccionario y esto es lo que pone: “Es un defecto congénito del desarrollo embrionario no sindrómico y poco frecuente caracterizado por una localización normal del corazón (levo, a la izquierda) asociada a vísceras abdominales localizadas en posición dextro (a la derecha). Con frecuencia, se asocia a anomalías cardíacas.”

-No me dice nada, pero déjame pensar… corazón desviado a la izquierda… Ya está, hablan de un gay y hablan de la izquierda…

-Un gay de izquierdas, Jefe.

-Demasiado sencillo, no me convence…Podría ser un gay que ve como un defecto tener el corazón a la izquierda, o que ataca a la izquierda porque es derechón, derechón…

-¡¡¡¡Maroto, jefe!!!

-Claroooo. Este lo tienes fácil, cabrón, solo tienes que pasar de un despacho a otro y ponerle los micrófonos.

-Es usted un genio, jefe. España sin usted no sería España. Pues esto continúa, jefe, no vea lo que duró esa reunión. Mientras hablaban tuvo que ausentarse una de las asistentes. Celia la llamó el tal Javier. Esta mujer debe trabajar junto con la mexicana porque también ella leyó una cosa dedicada a las empleadas de hogar, igual también hablaba de la tal Juanita, la de los tamales. Otro misterio. Cuando regresó dijo que acababan de llegarle desde Alemania un paquete con libros y chocolates.

-¿Chocolates de dónde, García?

-Pues no sé, jefe, creo que dijo que estaban buenísimos.

-Cristalino entonces. Los mejores chocolates son los Belgas. ¿Y qué pasa en Bélgica, García? 

-Quizás se refiera, jefe, a que está la sede de la Comunidad Económica Europea.

-Exacto, García. ¿Y qué se está cociendo allí?

-¿Podrían ser las ayudas a España por el covid?

-Eres listo, cabrón. Investígame a esa tal Celia. No vaya a estar jodiendo las negociaciones. Es muy importante cazarla. Haz lo que haga falta. Si es preciso métete debajo de la cama de toda su familia.

-Ya me he adelantado a su ordenes, jefe. Me he tomado la libertad de seguir a su padre, un tal Aure.

-¿Qué sabes de él?

-Altamente sospechoso. Dice ser poeta, de origen almeriense, pero muy vinculado a Portugal. Canta fados y canción francesa. Estoy tratando de esclarecer quienes son sus contactos lusos. Según he podido comprobar suele enviar sus informes desde el domicilio de un tal José Antonio, ambos cubiertos siempre con mascarillas, aunque hoy no estuvieron presentes ninguno de los dos.

-Perfecto, García. ¿Algo más que añadir?

 - Ya estoy terminando, jefe. Un señor de barba rala, apodado Alberto, dijo que no tenía nada que aportar, que  pensaba hacerse un Omega. No sé qué pensará usted, jefe, pero a mí me da la nariz que debe estar hasta el culo en alguna trama de relojes.

-¿Relojes? No le veo la punta.

-Sí, jefe, O ME GA, ¿me capta?

-Muy agudo, García, muy agudo. No lo pierda de vista, que igual podemos asociarnos con él.

-Javier, el mandamás, volvió a intervenir, esta vez para contar la historia de Aokigahara, un asunto que viene siguiendo desde el año 2012. Al parecer es un bosque al que acude la gente a suicidarse. Su intervención abre muchas interrogantes. Este hombre sabe mucho más de lo que aparenta. Atento jefe, trabaja en la Seguridad Social y habla de suicidios en un bosque. ¿Quiénes son los que se suicidan? ¿Por qué lo hacen? He llegado a pensar cosas horribles, jefe. ¿Y si estuviese implicado en un caso de eutanasia a la japonesa? No sé, no sé. No me gusta este tío.

-Pues ya sabes mi norma. ¡A la caza!

-También había una rumana apodada Mariana. Ande, jefe, sin haberlo calculado me ha salido un pareado.

-Al grano, García, al grano.

-Tengo la impresión de que es una guerrillera. No paraba de hablar de guerra y furia y el campo de batalla lo ubicó en Puebla de Sanabria.

-¿Sabemos si ha ocurrido algo especial últimamente en ese pueblo?

-Estoy en ello, jefe. Deme unos días.

- García, ya sabe lo importante que es que vayamos por delante. Este comando me tiene inquieto. Hay que averiguar cuáles son sus objetivos. Ya ves que son ambiciosos y están metidos en todos los caldos.

-No tema, Jefe. Soy Súper García y eso es garantía. ¡Anda, qué diver, otra vez me ha pasado la cosa del pareado, será que los poetillas me han contagiado!

-Vamos, García, no sea tan salado, que pega bien con pesado.

-Lo ve, jefe, qué gracioso, el tema es muy contagioso.

-GARCÍAAAA

-Perdone, jefe, me he dejado llevar. Ya solo quedan dos integrantes más, Rocío, que dijo que no quería leer los tres primeros párrafos de su informe porque podrían aburrir, pero tras sus palabras se escondían muchas claves. No he sabido descifrar lo que dijo sobre un fantasma que vive prisionero en un palacio. En principio pensé que hablaría del dictador pero deseché la idea porque él ya fue liberado del Valle. ¿Y si tuviese alguna relación con el palacio de la marquesa de la que habló Juan B.?

-No descartes nada. En este grupo nadie es trigo limpio.

-Por supuesto, jefe. Finalmente se manifestó la persona a la que apodan David, un tipo muy sereno, que también debe tener algo que ver con la trama portuguesa del papá de Celia. Dijo textualmente que estaba haciendo la digestión de su novela y puso sobre la mesa un título, “Los memorables”, escrito por la autora lusa, Lidia Jorge. Este señor aludió a la revolución de los claveles.

-Me huele mal. Investígalos a todos. Sólo nos falta meternos en líos con los vecinos portugueses.

-Hay algo más, jefe, y creo que importante: Juan B. dijo que les mandaría este libro de forma clandestina a todos los presentes. Ahí lo dejo.

-A por ellos, García, no pares hasta que les saquemos bien los cuartos a cambio de nuestro silencio. Anda, tráeme la gorra y la carpeta que la calle está petada de prensa.



Juan Calderón Matador
5 de noviembre de 2020











Momento de la intervención en la Tertulia de Juan Calderón, 
homenaje al poeta extremeño recientemente fallecido José Iglesias: