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miércoles, 20 de febrero de 2008

18ª Jornada: Miércoles, 13 de febrero de 2008

Muñecas rusas

(Hoy hemos recogido Bitácora doble, jugando con el multiperspectivismo

el Cuaderno de Bitácora es doble, la visión recogida por Carmenfron

y detrás de ésta la recogida por Laura Nuño)


Bitacora doble:
1. Carmenfron.


“Las muñecas rusas cuando caen

-No te habías fijado-

No se alejan

Giran en circulo”.

Con esas Matroscas que se le cayeron a Javier y le giraron en círculo comenzó su suceso mágico, -del diario mágico que teníamos como deberes para comenzar-, y sobre él escribió la última estro

fa de su poema. Nosotros le dijimos que esta estrofa de Matroscas es en sí misma un poema y ya empezó la discusión de que si me gusta para rematar un poema, que si es por sí sola un poema, que a mi me gusta más de aquella manera…

Estábamos en la mesa Rocío, que acababa de tomar su café con ensaimada (más tarde le tuvimos que decir Vicente y yo que era una ensaimada porque ella estaba empeñada en que era una caracola), Vicente, recién terminado su café y su tarta de chocolate, Javier con su discutido poema y su botellita de agua mineral con gas y una rajita de limón, y nuestra recuperada Laura Nuño, que estaba con nosotros en el Taller Literario del Centro Cultural Ágata de Villaverde cuando era una niña a la que le faltaban unos años para hacer la selectividad, y nos regresa a punto de terminar la carrera de Psicología.

Hablamos un rato de Psicología, de las ramas de psicología que más nos gustan y de las que más salidas tienen en el mundo laboral y nos reímos porque cuando llegó Laura, preguntó a Lady Noise dónde se sentaban los de la Tertulia Literaria y ella le contestó que no había ninguna tertulia literaria, que era de Filosofía, y la sentó en nuestro sitio. Claro, le decíamos luego, con las conversaciones que nos traemos…

A David le han atrapado los virus de gripolandia y no viene. Lo sentimos David, que ganes pronto la batalla.

También está Adriana que le han robado un dibujo del ordenador de la Universidad y no le han permitido aprobar por parciales. Se ha examinado y han puesto un examen super-difícil. El caso es que el próximo lunes no va a poder ir a la presentación de la revista “Luces y sombras” en Madrid, porque tiene revisión de examen. Bueno, el caso es que apruebe la asignatura.

Vicente nos descubre un “Punto de almohadillado” que es ese punto en que algo hace alguna función que no debe de hacer. Con la definición es muy difícil de explicar o estoy torpe, ejemplo: “un molino gira sus aspas en dirección contraria al viento”. Vicente explica que el Punto de almohadillado es muy socorrido en las películas de miedo para detener la acción con suspense.

Aparece Aureliano aterido de frío y protestando por esa mujer suya que no le deja encender la calefacción. Como Rocío trabaja en Meteorología la convencemos para que sitúe los anticiclones. En la Wikipedia dice que los anticiclones provocan situaciones de tiempo estable y ausencia de precipitaciones, ya que limita la formación de nubes, bueno, el caso es que Aureliano no se constipe.

Ana también llega a la tertulia y dice que está “Plof”.

Aureliano nos lee unos poemas suyos y nos enseña una foto de cuando era jovencito, no joven, joven todavía es, lo que pasa es que desde que se ha jubilado… Nos reconoce que estaba mejor cuando trabajaba. El caso es que en la foto que se hizo en su despacho de Francia, tiene algo irreconocible en la mano que Javier dice que parecen unos palillos chinos para que todos nos echemos unas risas.

Aureliano nos sigue contando que se vuelve a presentar la revista “Poeta la Cabra y también va a hacer una presentación de su libro en Bellas Artes. Además nos recomienda el libro “Amado mío” de Pier Paolo Pasolini del que nos habla como muy buena poesía si nos quitamos tapujos morales.

Adriana nos lee sus maravillosos poemas.

“Mírenla qué niña tan buena

……………

manténgala lejos de

botellas desgarradas

y poemas de amor. "

A Javier se le ha caído un par de veces el boli de las manos y como es un exagerado dice que él también va a traer una foto de cuando era joven y no se le caían las cosas de las manos. Le decimos que traiga si quiere la foto de cuando estaba en pañales pero que no nos deprima.

Adriana nos lee su segundo poema que termina así:

“….

para no despertar a esa pelusa que

los demás llevamos dentro

y que la gente se empeña en

llamar soledad o tristeza”.

Rocío y Vicente comentan lo bonita que es la palabra “Pelusa” y sugieren a Adriana que llame así su poema.

“Juegos de manos”, nos anticipa Javier que se va a titular el próximo soneto a medias Javier&Mercedes, y nos tienta con su contenido erótico.

Rocío nos lee su chispeante relato en el que a la protagonista le toca en un concurso “un flamante novio”. Dice que al final no sabe qué hacer con su protagonista y su flamante novio. Se le dicen algunos finales junto con los posibles que ella ya tenía, y el próximo jueves nos cuenta.

No sé cómo ha llegado a nuestra mesa, pero de pronto aparece la palabra “emoción” y, Vicente dice que la emoción es falsa y lleva por caminos erróneos, y Javier opina que la pasión no se puede manejar, y se habla que Goya debía de tener una “insonorización interna” al realizar sus pinturas negras, y toca recordar que Gil de Biedma decía que escribir poesía no tiene mérito porque sus poemas más valorados son los que escribió borracho.

Y lo que vino después fue más original.

Se presentó en nuestra mesa el “litio” y se comentó que es medicina para maníaco-depresivos. Nuestra farmaceútica-clínica, Ana, nos explica que tiene que ser tomada con un riguroso control y vigilancia por lo que se receta muy poco.

Después nos enteramos que el orfidal, el becepan, y todos esos son relajantes flojitos que causan resaca. (Yo opino que puesto a tener resaca siempre es mejor la de un Rueda).

Y Vicente nos dice que uno de sus hobbies es bajarse listados de medicamentos psiquiátricos de Internet. Al filo de la extravagancia queda establecida una de las frases para nuestro relato del próximo día:

“Todo el mundo que conocía utilizaba el Emule de Internet, para bajarse pelis o música, pero Vicente se baja listados de medicamentos psiquiátricos”.

Aparece Paco Sevilla. Primero se va a sentar, después va a pedir una cerveza, después dice que se va porque tiene mucha prisa. Deja su teléfono a Javier e insiste una y otra vez en que le llame. Con tantas prisas que no sabe si va o viene. A su bola.

Javier sigue obsesionado con la edad. Nos dice que va a traer una foto como Aureliano. Nace otro tema para el relato del próximo jueves:

“¿Qué edad tenías en esa foto? No sé, pero no se me caían las cosas de las manos”.

Rocío nos da la tercera frase:

“Tengo la manía de buscar siempre una tercera opinión”.

A nuestra mesa se acercan entonces las Silfides, musas de los ríos y estanques, nos dice Rocío, muy delgadas, como las anguilas, explica Ana.

Y para el poema se propone hacerlo sobre un hecho del diario mágico, ó, tres elementos: una cortina negra, unos pies descalzos y el agua fría.

En estos momentos, surgen las historias de miedo: ¿qué harías si entras en el servicio y te encuentras sangre en el lavabo?..... ¿qué harías si te encuentras a un hombre desmayado? Le intentaría ayudar, digo yo. Mucho cuidado con los desmayados, dice Vicente. Cierto. Es mejor pedir ayuda…..

Se está terminando la tarde y todos nos hacemos los remolones . Javier dice que se le ha fundido un piloto del coche y lo ha llevado al taller. El mecánico le ha dicho: no es un piloto, es la bombilla lo que se ha fundido. Javier y Vicente improvisan un cuplé sobre el coche, el piloto, la bombilla, el mecánico... Afortunadamente nadie se implica lo suficiente para que nos encierren los loqueros.

Y esto es todo el miércoles 13 de febrero de 2008. Se quedan Javier y Ana en la mesa resolviendo unos temas y los demás nos vamos cada uno por nuestra cuenta con el buen sabor de boca que nos deja nuestra Tertulia y nuestras historias pendientes para el próximo jueves.



C armen Frontera
15 de febrero de 2008



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Bitacora doble:
2. Laura Nuño.

Es maravilloso volver a veros después de tanto tiempo, por ello que me pregunte: ¿Dónde he perdido todo este tiempo? Sí, estaré ya a las puertas de licenciarme, pero ahora echo de menos el tiempo en el que no escuché vuestros espléndidos poemas y relatos, en el que no había discusiones poéticas ni risas con juegos de palabras.

Al llegar al café Galdós y preguntar al camarero por un grupo de poetas sólo acierta a contestarme, confuso, que sólo tiene conocimiento de un grupo de personas que hablan de filosofía…. Filosofía????? pero al fondo veo una luz reflejando la mesa de Vicente, compañero del Centro Cultural “Ágata”. ¡Bien! No estoy tan confundida, hablarán de poesía o de filosofía (según el confundido camarero) ¡pero es aquí! Una pequeña primera victoria y una gran alegría al ver una cara conocida dentro de aquel bar.

Más tarde llega Rocío, nuestra Rocío, y pide su merienda (hay cosas que no han cambiado), van llegando Carmen Fron, Adriana (a quién estaba encantada de conocer después de haber leído tantos extraordinarios poemas en rascamán), Javier (nuestro profe de tantos años, tan simpático como siempre, tan buena gente como siempre), recibimos una visita sorpresa de un gran poeta, Aureliano y más tarde también llega Ana, a quien no conocía, del taller de alameda.

Qué bien, qué alegría, qué felicidad. Todo vuelve a ser como antes, y comienzan las discusiones, las frases con doble sentido, el juego de palabras, las risas y la filosofía (ahí la confusión del camarero).

Aureliano nos enseña una foto de años atrás en una habitación repleta de libros y hojas.

Javier nos lee su poema con el ejercicio del diario mágico-poético, la matrosca que iba a caer al suelo, cambia su destino y finaliza el recorrido en círculo. Todos estamos de acuerdo y en que nos gusta mucho sus últimos versos pero algunos difieren en que se trata de dos poemas, que podrían separarse dos partes de él, a mí me ha encantado, pienso en todo el tiempo que ha pasado sin escuchar los poemas de Javier.

Después Rocío lee un relato muy divertido sobre una mujer adicta a las pastillas que tras tomar una diferente y que nunca había probado recibe una llamada telefónica anunciándole que ha sido seleccionada para recibir un magnifico premio: un novio.

Vicente no ha traído nada para leer pero nos confiesa algo, se baja listas de medicamentos del emule, todos nos quedamos extrañados y pensando que para qué, pensado cuál podría ser el fin de esa inusual hazaña.

El siguiente turno para leer es el de Carmen Fron pero ya han pasado las ocho, Adriana se ha marchado hace rato y todos charlamos sobre cosas diferentes. Nos vamos yendo y Carmen se queda sin leer su relato.

Ya son casi las 9 y allí seguimos todavía Rocío, Vicente y yo cerca de la puerta del Café Galdós discutiendo sobre cosas sobre la psicología poética, si pudiera llamarse así.

Y cuando marcho ya hacía casa parece que mi vida se empieza a llenar de magia, y si algo ocurrió ese día mágico-poético se llamó Café Galdós y tuvo el nombre de cada uno de los que estuvimos allí. Deseo que llegue rápidamente otro miércoles. Pienso entonces, que esa tertulia había sido como probar algún tipo de droga blanda, que te crea adicción sin darte apenas cuenta y ya sólo deseas que llegue otro miércoles para ir a pillar unos gramos de poemas, de palabras, de relatos. Y sí, estoy deseando que llegue otro miércoles, pero esta vez, sin ánimo de desintoxicación.


Laura Nuño Vidal
25 de febrero de 2008

viernes, 8 de febrero de 2008

17ª Jornada: Miércoles, 6 de febrero de 2008

... Y va de fakires y de tertulia bipolar


Son casi las seis de la tarde cuando llego al Café Galdos. Descubro que aún no ha llegado nadie de los nuestros, al mismo tiempo que veo que la única mesa ocupada de la sala del fondo es la más iluminada, así que vuelvo a sentarme en nuestra mesa del rincón. La camarera “que es tan guapa que da pena insultarla”, protagonista de nuestros deberes del relato de hoy, no tarda en venir. “Un café con leche y un donuts”. Jo... no hay donuts. “Pero te traigo una napolitana de crema que está muy buena, ya verás”. Y lo veo, como en el mus.

Mientras descubro lo rica que está, van llegando Sagrario, y Javier y Vicente... y no he terminado de merendar cuando ya se ha sentado también David con nosotros. La tarde promete... La fotógrafa egocéntrica ya se ha llevado sus fotografías en seda, ahora cuadros de papiroflexia asisten a nuestra tertulia. Y mientras se desmigaja la tarta de chocolate de Sagrario empezamos la tertulia comentando el libro de “El mundo” de Millás. “No quería leerlo pero al final tendré que hacerlo porque todo el mundo habla de él...” dice David, mientras Sagrario comenta que una vez asistió a una conferencia, y le dijo que ella creía que tenía cierto toque infantil a la hora de narrar. “...Parece que Millás se ofendió” concluye. Mientras, todos estamos de acuerdo en que siempre introduce a algún personaje que fuma porros. Javier está leyéndolo, y le gusta y aprovecha para leernos un pasaje del libro donde habla del frío: “Si se ha tenido frío de niño, se ha tenido frío toda la vida”. Pero no es Millás santo de la devoción de Vicente que trae a colación del pasaje leído algo que decía Ray Bradbury: “Todo el mundo puede ser poeta si se cuenta algo que le emocione”. Los demás estamos de acuerdo en que en el caso de Millás, es una mezcla de emoción y oficio. Y comparten Javier y David su buena opinión sobre el punto de curioso que tienen sus historias.

Javier nos recuerda los deberes de hoy. Para los poetas algún poema con las palabras “humo” y “espalda”. Para los relatistas la frase: “Son tan guapas que da pena insultarlas, pero hay que hacerlo”. “Un café con leche y otro con hielo”. Ulises, nuestro camarero, interrumpe su camino hacia el baño para atender las peticiones de Vicente y David. Sobre los comentarios irónicos de cómo le van a salir esos cafés entre el apremio físico y la demora que le hemos impuesto, Javier recurre a su memoria para recuperar el poema que escribió y ha olvidado traer:

He dejado de luchar.

El humo
En que se ha convertido tu espalda
Es tan solo silencio...


Ha nacido la segunda versión de su poema, pero quien quiera saber cómo continúa tendrá que pedírselo a él. Javier ha hecho un guiño de complicidad a nuestro viejo amigo Bartleby en este poema. Vicente lo señala también: “Me gusta porque es corto y resume el ultimo día de la tertulia”. “Es verdad, dice Sagrario, es un poema-bitácora”.

“¿Os sabéis aquel chiste de faquires? Ese faquir que se iba metiendo en todos los pajares para clavarse la aguja...” (con voz de Chiqui-Javier...). Reminiscencia de la última tertulia también es la afición que ahora tiene Javier inventando chistes de faquires. La Pantoja y su “faquirrín” y una larga lista de personajes faquires que podría desenvolver en cualquier momento para nuestros oídos. A estas alturas de la tertulia ya ha llegado CarmenFron y Ana. De los chistes de faquires, saltamos al frío y de ahí al recuerdo de nuestra tertulia en Amargord: “Hemos pasado mucho frío en Amargord...” “... y mucha indiferencia también” dice Sagrario que comienza también a leer su poema con espalda y humo:

Grita el inconsciente
entre muros de humo
y espaldas sin rostro.

Tendrás que acabarlo Sagrario, le decimos, que llevamos con este verso del inconsciente desde diciembre... Insiste Vicente en que le ha encantado el chiste del faquir y el pajar, cada vez le parece más un cuento que un chiste. La tarta de chocolate de Sagrario se ha convertido en varios trozos marrones que ofrece a los demás. Y sobrevolando los gritos del inconsciente la tertulia acaba aterrizando en el trastorno bipolar. “Muchos artistas famosos han sido bipolares” dice David. Y no tiene nada que ver pero Sagrario mientras tanto le dice a Carmen que está más guapa desde su cumpleaños. Es agradable ese cruce de conversaciones. Ana consigue empezar a leer el relato que ha escrito: “El humo de tu mirada me deja incógnito... Que la importancia esté en tu mirada no en la cosa mirada, decía...”. El ruido aumenta. Los vecinos de la mesa del fondo se alborotan. Nosotros elevamos la voz, mientras comentamos el relato de Ana. Javier le hace unas sugerencias al respecto. Mientras, Vicente me sugiere que en vez de hacer la bitácora, escanee las notas que estoy tomando... Seguimos cruzando conversaciones tejiendo tertulia. Ana, entre mordisco y mordisco a su pasta, consigue volver a releernos el relato con los cambios que se han hecho. “Ana, por favor, puedes volver a leer el final...” Sagrario insiste... ¡Como no! Lady Noise ha llegado justo en ese momento a recoger la mesa... ¿Querrá escuchar el relato también Lady Noise? Quizás es eso... Me cae bien Lady Noise, pero es oportuna como ella sola, la verdad... No sería igual la tertulia sin ella. David, que desde que se quedó sin apéndice, se ha vuelto poeta nos lee sus deberes:

Detrás de ti
No había nada.
Acaso una espalda,
que abrazar.
Piruetas de humo...


Hay que reconocer que no le salen nada mal los poemas a David. Y mientras Vicente comenta el piercing de la camarera, David explica que quería hacer un poema sobre el paso del tiempo, pero ahora parece de amor... “Apenas dos piernas, las tuyas, marcando como agujas, la hora irrepetible...” Es una imagen muy sugerente la que ha escrito David sobre las piernas. Muy sugerente. La tertulia deriva en la obsesión sobre la pérdida del tiempo, sobre la necesidad de hacer o no hacer cosas en el tiempo libre y no libre. Nuestra tertulia cada vez es más rica en conversaciones y nos falta tiempo para leer, para hablar, para todo... Y es bueno, que nos falte tiempo, porque tenemos mucho que decirnos los unos a los otros.

Y mientras seguimos con la obsesión sobre el tiempo, el “stilnox” y las anfetaminas con coca cola. Javier hace una nueva proposición. La de crear lo que ha llamado “Un diario mágico-poético”. Edu, que también ha llegado ya y somos ocho, dice que eso le suena a “rollo American Beauty”... Se trata de rescatar imágenes diarias que te llamen la atención. La semana siguiente leeríamos las que hemos rescatado cada uno y de ahí sacaríamos la excusa para escribir... No parece mala idea. Sagrario, por su parte, propone hacer una bitácora doble. Multiperspectivismo. Tampoco es mala idea.

A esas alturas hacemos un inciso para que Javier nos diga los deberes para el próximo día. Para los de relatos, utilizar alguna de estas frases que han surgido a lo largo de la tertulia: “Las piruletas de humo. Tengo miedo a que se pase el tiempo. Este medicamento aún no lo he probado”.

“Ahí fuera está Eduardo Noriega... sentado con una chica...” “Bueno, pues habrá que verle luego...” pienso mientras me toca el turno de leer mi relato con la frase “Son tan guapas que da pena insultarlas, pero hay que hacerlo”. Me ha resultado tan difícil escribir algo con esta frase, que creía haberlo resuelto con una especie de reflexión, que no sabía si se podía definir como relato. Pero tras leerlo, me dicen que no, que sí puede ser un relato. Y valoran mis compañeros que haya sido escrito en segunda persona. Bueno. Parece que me quedo más aliviada. A continuación CarmenFron nos lee el suyo. Siempre es curioso descubrir cómo a partir de la misma frase salen relatos tan distintos. En el mío se habla de modelos, en el de ella de prostitutas y asesinatos. “En “la casa de Yola”, mesón que abrió la misma Yola, una extrapecista, tras fracasar en la dirección de varios gimnasios...” Así comienza el relato de Carmen. Un relato muy entretenido, donde se cuenta como se van cometiendo asesinatos en un Polígono Industrial. Y el punto final a las lecturas lo pone Edu, con su poema sobre los mineros titulado “Superhéroes”:

Como tantos otros restos de cosas
Aturden al arco iris, todas las tardes
de octubre.


Y tras recuperar la voz de Eduardo, su poesía, su naturalidad... parece que la hora, van siendo las ocho y media, y las obligaciones particulares, imponen que nos vayamos despidiendo. Cuesta dejar el Café Galdós, cuesta cerrar la tertulia, despedirse de estos compañeros de risas, conversaciones y literatura. Pero me voy con la sensación de que tengo suerte, tengo mucha suerte de estar con ellos, de ser parte de ellos. Y os contaría lo que dijo Vicente sobre lo que hace Jose Luis Moreno con Monchito cuando ve un rumano... Pero... no es cuestión de contarlo, hay que oírselo a él.





Rocío Díaz Gómez

7 de febrero de 2008

16ª Jornada: Jueves, 31 de enero de 2008

Herman Melville: "Bartleby, el escribiente"


Otro "miércoles" me encuentro en la tertulia del ya famoso (al menos en mi portal) grupo Rascamán. Por ahora no llega nadie, ni siquiera la fotógrafa egocéntrica-narcisista de la semana anterior (A los que no estuvieron les digo que era una tipa que, nada mas aparecer tras las cortinas modernuquis, se presentó como la fotógrafa que exponía en el Café Galdós, tenía más ego, la tía, que Ana Rosa Quintana, que le pone su nombre a la revista y sale en la portada de todos los números).
El caso es que la cosa pinta tranquila. Este día es especial. Se va a destripar el Bartleby de Melville. Y eso es todo una acontecimiento. Una novela así removería a cualquier amante de la hermenéutica en una jornada en el que, justamente, se van a desentrañar secretos, símbolos y tácticas de escritura. Estoy emocionado.
Leo un rato, aparece la camarera, que es tan bella que da pena insultarla, aunque no estaría de más hacerlo para que apareciera una herida narcisista en su ego. Café con hielo. Sonríe y se marcha a darle caña a la máquina de café con ruido de remolcador.
Javier surge de entre las cortinas modernuquis. Le entrego una novela corta de Baricco (Novecientos) que hace un tiempo prometí dejarle. Entramos en el asunto Melviniano, así, por encima, le explico que uno de los puntos que apoyan la novela es la ausencia de Plus de Goce de Bartleby. Le explico que el Plus de Goce es el beneficio que extrae el amo del miedo que le tiene el esclavo, renunciando éste a sus deseos. Lo apunta en su libreta, y saca unos apuntes de Internet sobre Bartleby. Los hojeo, y me parecen extremadamente interesantes, sobre todo un comentario que hace Vila-Matas sobre José Hierro, que creo entender que estuvo 26 años sin escribir.
Al rato llega Rocío, toma posiciones y pide un Donut con café con leche. No da tiempo apenas a que le llegue el avituallamiento y sorprende la visita de David, escritor de huida hacia la poesía desde que le extirparan el apéndice, y que cada semana me sorprende gratamente con sus acertadas opiniones sobre los textos y la vida.
Queda elegido un servidor para escribir la bitácora de este día mientras Rocío opera al donut y dice que tiene un hambre del copón, David añade que se pasaría todo el día comiendo, y Javier cierra sobre "cómo sería una sílfide". Y yo me imagino que debe haber una especie de isla donde sólo vivan clones de Kate Moss, al lugar lo llamare Silfideland.
A estas alturas los apuntes que cojo para ilustrar la bitácora son tan numerosos y escurridizos que se me hace imposible amarrarlos con fuerza, se me escapan, los intento agarrar con una cuerda de la ropa, pero se escapan entre las patas de la mesa. Asi que me propongo hacer memoria de todo o que escuche.
En un momentos surrealista, creo que el único que acontecería durante la jornada, surge el comentario de un alargamiento de pene de Sánchez Dragó, y Carmen Martín Gaite en Top-Less.
Aparece Sagrario que, recuperada de su afección digestiva, parece encontrarse bien. Poco después surge Ana.
Comenzamos. Es jueves, y hay una especie de ciclo de cortometrajes en el café. Ruido, como no y es jueves.
Surgen los primeros cometarios sobre Bartleby. Para los que no fueron a la tertulia les hago una sinopsis del relato-novela. Bartleby, El Escribiente, es una novela escrita en el siglo XIX por Herman Melvilla, que narra las vivencias de Bartleby, un amanuense que entra a trabajar en un despacho de abogados de Wall-Street en plena euforia del capitalismo U.S.A. Rodeado de unos compañeros tan extraños como él mismo, y tras trabajar diligentemente, decide, a una orden de su superior, contestarle de una manera tan enigmática como ambigua: “Preferiría no hacerlo” . Esta respuesta se repite a cada petición de su superior. Tal es así que monta un entramado surrealista, y nuestro héroe de personalidad de cemento armado es capaz de ocupar la oficina, utilizarla como vivienda, e incluso, después de ser desalojado, irse a vivir a casa de su superior, y casi también echarlo de allí.
Comento que Bartleby en un personaje rocoso, mientras que su homónimo superior es débil, pese a que tiene un cargo muy por encima del suyo, que sin embargo no es parejo a su psique.
Javier añade que, aparte de eso, el superior es un hombre metódico, lee la parte del texto en la que aparece dicha información, y que su intención es saber todo lo posible de Bartleby lo mismo que del resto de empleados. Estoy con él. A cada objeto que simbolizamos y le ponemos nombre deja de ser subversivo y queda alienado. David nos sorprende con un dato que desconocíamos sobre Melville y su anterior novela Moby Dick. Dice que Herman tal vez pusiera en el papel un personaje falto de ambición, como contrapunto a Ahab, el capitán intrépido, sádico y egoísta de Moby dick. Apunto esta información. Me parece un interesante hallazgo.
Tras sucesivas opiniones de todos los miembros de la tertulia sobre el texto, cruzadas entre sí, mientras el ruido de los altavoces de la edición no-se-qué-año-del festival de cortometrajes, atronando, queda zanjado el asunto Bartleby.
En esto que se nos acerca uno de los organizadores del festival y nos advierte que tengamos cuidado con el cable que pasa por detrás de nuestras sillas.
No sé cómo llega a la tertulia el comentario sobre la disposición de las administraciones de cultura de los pueblos pequeños y el tratamiento que se da a los ganadores de los premios literarios. Rocío nos ilustra con anécdotas de un premio que le dieron en un pueblo del que no me acuerdo. Todos estamos de acuerdo.
Le toca el turno a David, lee un poema, los poetas toman nota del asunto, mientras los narradores escuchamos.
Le toca el turno a Ana, lee un pequeño relato y nos anima a que le digamos aquellas partes que debería cambiar. Le comento que debe circunscribir el asunto alrededor de algo cotidiano. Intercala Rocío diciendo que no todo relato consiste en proponer un argumento pequeño. Estoy de acuerdo. Las reglas, una vez aprendidas, se cascan como las nueces.
Dicho esto la tarde empieza a declinar. Quedamos en que la siguiente lectura a analizar será Ataúdes tallados a mano de Truman Capote. Novela corta que ya me he bajado de Internet y que, en breve, mandaré a cada componente del grupo Rascaman.
La camarera de tapones en los oídos nos deja la nota con los que hemos de pagar. Levantamos el vuelo. Salimos. La misma bicicleta de todas las semanas nos saluda, aparcada en un montículo de cemento.
Tiramos cada uno en diferentes direcciones.


Vicente González
4 de febrero de 2008