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martes, 30 de junio de 2015

36ª Jornada/VIII año: Miércoles, 24 de junio de 2015


¡He dicho que a fregar la cubierta, o juro por Zeus, 
que os hago  picadillo, bellacos!


Javier había decidido, visto lo visto que el personal no daba un palo al agua por eso de los tiburones y otras cuestiones de menor cuantía o lo que es más grave, por razones que, por pudor, el que escribe esta bitácora no está por la labor de desvelar; Javier, digo, decidió que  fregásemos el buque a la voz de ya. Vamos, que lo dejásemos como un jaspe. La que se armó fue de órdago: que si esta pata no me funciona, que si el ojo todavía presenta recuerdos dolorosos del último balazo, que si la diabetes no me deja descansar por la noche, que si últimamente sueño con que la voy a palmar en breve, que no hace falta que te pongas así Javi, que si los sabañones me escuecen que no veas, que si esta colitis no me deja un momento libre, que si patatín que si patatán; vamos, la de Dios. Ahí no había nadie que cogiera una escoba, y de la bayeta no digamos. En eso estaba pensando el personal. Ellas porque se habían declarado independientes de los machotes, y estos porque estaban con dolores por doquier; pero el caso, es que ni un palo al agua. Barullo marinero de proa a popa, y en medio, Aureliano, como que no adquiere la cosa, recitando poemas de “La Isla de la Nada”:

“ Sería conveniente
que dejaras vacío el corazón
…”

Y en otro poema, hablando de los suicidas, Aureliano, nos recita los versos:

“ A la justa medida que se acerca
uno a uno abandonan sus deseos
…”

Para terminar con el magnífico  verso, refiriéndose a la muerte:

“ La única, la summa, libertad concedida.”

Qué  tío. Pásalo muy bien en estas vacaciones que el capitán te ha regalado sin que se entere el personal, porque en esto de los favoritismos la piratería es muy quisquillosa. Veo como te largas sigilosamente y te libras del barullo marinero, viejo bribón, mientras sujetas con una cuerda los manuscritos de tu nuevo libraco.

Hasta la próxima, Aureliano, y cuidado con los baños en las playas frecuentadas por tiburones de cuello blanco, que estos mendas son capaces de apostar por la muerte de tu gatito y su próxima resurrección. Aprovechan cualquier cosa con tal de jugar con las vidas ajenas a cambio de suculentas sumas de dinero. Cualquier cosa, Aureliano. Sujeta bien el manuscrito y toma las de Villadiego antes de que te secuestren semejantes rufianes y nos encontremos el día de mañana con que tu poemario es sometido a la especulación en las  Galerías de Venta de Objetos de la Piratería.

De repente, Javi, apuntando con un cañón a la tripulación, grita fuera de sí: ¡He dicho que a fregar la cubierta, o juro por Zeus que os hago  picadillo, bellacos!


Jo, que tío,  la cosa no es para ponerse así. Sí, sí, que ya vamos con la limpieza. Como un jaspe, que sí, sí.

Bayeta de proa a popa, tras seguir el camino que abrían los cepillos de raíces en la cubierta llena de residuos de meses y que habían formado un solo cuerpo con el suelo de madera. Se pueden imaginar la melodía originada por el ras ras de los intrépidos cepillos, mezclados con la armonía desencadenada por cientos de tacos de la peor estopa. Y lo más curioso, que en medio de este estropicio, Cinta recomendó al personal la lectura del último número de la Revista Mercurio, dedicada a los Goytisolo y en la que se resaltan artículos sobre la influencia mudéjar y musulmana en nuestra Literatura. Os podéis imaginar soñolientos lectores, los gruñidos del personal: que sí, que estaban ellos para pensar en mudéjares y demás zarandajas, que lo que tenía que hacer era echarles unas manos, que con eso de la revolución femenina es que no tenían ni un momento de asueto. Ni caso. Absolutamente ni caso. Y ellos ras que te ras, cubo que viene y que va, y Cinta leyendo a sus compañeras de correrías dos cuentos del libro titulado  Historias Naturales de Jules Renard. El primero, que trata de un cisne entretenido en las aguas de un lago, en el que el autor nos embelesa con una descripción poética del paisaje y de los armoniosos movimientos del plumífero al meter  la cabeza dentro del agua para, al final, sorprendernos con que el condenado plumas estaba engullendo un suculento gusano. Y no digamos con las pericias del pavo real que se va a casar. Otra delicia con humor desbordante. Lástima, que se haya perdido esta parte de la bitácora; pero es que uno de mis compañeros, me arrancó la hoja violentamente, porque en un descuido le había dado con la bayeta en el bigote.

¡ Cosas de la marinería!

Ante nuestro asombro, Fenoy nos sorprendió con un poema místico sobre Francisco de Asís, del que destaco la siguiente estrofa

                                          III

                               ¡Ay! Sombras, sombras
                                plenos de barro y llamas;
                                presas rodáis
                                de soledades vivas ,
                                debajo de los sueños.

Magnífico.

Cuando intentaba mojar la pluma en el tintero, hete aquí que el revoloteo de un ave, parecido al de un avión que se dispone a aterrizar, me hizo erguir cual palo rígido, enseñoreándome en la verticalidad perfecta, 90º exactamente con respecto al suelo de cubierta. Abstraído, digo, en mi estupenda silueta parecida a una estaca, oh inocente y vanidoso ser, no me percaté de que lo que confundí con raudo y veloz aterrizaje de águila, era simplemente, agitado cubo que surcaba los aires hasta aterrizar en mi frágil cabeza imitando por unos momento a la bacía que lució Sancho Panza ante el asombro y regocijo del personal. Qué mala leche tiene la gente. Lo que hace la puñetera envidia. Ya me las pagará el del cubito. Con mis habilidades adquiridas en el Máster sobre Resolución de Casos Irresolubles, que bien caro que me costó: dos cobrecitos llenos de joyas robados en el abordaje de la última fragata inglesa que iba a depositar sus pertenencias a una de las Islas Caimán... ya me las pagará.

Terminado el escarnio, la mofa y los insultos y cuando el personal siguió con sus tareas, Rocío leyó con voz templada y muy propia, cargada del humor que desbordaba el escrito, el cuento titulado “El olor” con un sentido del ritmo sorprendente.

Desde el comienzo nos envuelve de una forma sutil en su contenido e intriga con un comienzo genial : “A tu olor lo arrinconé en el último rincón de la memoria”, para a continuación, a través del mismo, narrarnos un viaje en un vagón del metro atestado de gente para proseguir : “Se me han deshecho las piernas y hasta tu olor”. Al salir del vagón, la protagonista vaciará los cajones del recuerdo.

Magnífico y, como siempre, Rocío, la gracia e imaginación te definen.

Ismael, tras hacer un receso en el ras ras del cepillo de raíces, volvió a leer un relato sobre un nacimiento construido con mucho sentido del humor para, a continuación, obsequiarnos con un poema. Escojo estos versos en forma de pregunta, del poema titulado “Amparo”

 ¿Cómo no ampararnos
en un periódico
un libro
una cofradía
un iphone
o la más banal conversación?

Ismael, me parecen unos versos cargados de frescura.

Ana, por su parte, nos leyó el pequeño relato titulado “Jueves”.

A vuela pluma, como cuando se echa la red en el agua para pescar despistados pececillos, entre mis redes capturé :

“ Jugábamos  a contar historias y estas cobraban vida. Éramos volátiles y a la vez estábamos adheridos.
La voz sumisa del deseo.
Mis venas se abren ahora todos los jueves.”

Una magnífica historia de amor.
Conmovedora, Ana. Un placer.

Juan Antonio, tras protestar porque no le dejaban descansar de la escoba un momento, quitándose el delantal y cogiendo un pergamino, lo clavó con un cuchillo en el palo mayor a la altura de su vista, momento que aprovechó para leernos un relato en el que se va describiendo el paisaje y otros recuerdos a través de la ventana de un tren; pequeñas huellas de otros viajes, que resurgen a través del chacahá del tren.

Muy bello, Juan Antonio.

Como dijo Cinta : “La palabra tiene que ver directamente con el pensamiento”.

Y como dijo León:
“ Hay una cultura que sale del malestar;
pero también hay otra que sale del Gozo.·

Y en esta tertulia hubo varios ejemplos de ello.

Finalizada la freganda, Javier obsequió a la marinería con unas páginas del ensayo de Javier Cercas, “El Impostor”, que versa sobre el engaño en la novela, en la que se transmite una historia falsa pero que no es una mentira. Es decir, que por encima del novelista, de lo que cuenta,  el subconsciente se entremezcla en la historia, ayudando a transmitir sucesos reales.

Esto dio lugar a un interesantísimo debate que el menda cerró drásticamente con mi último poema titulado “Educación de autómatas”, del que entresaco los siguientes versos que ante mi sorpresa hicieron marchar marcialmente a los cubos, bayetas y escobas de cubierta;

“Izquierda.
¡Paaa…so!
¡Plof!

Izquierda. Izquierda.
Izquierda, derecha
Izquieda
¡Paso! ¡Paso!
Plof. Plof. Plof.


Izquierda. Izquierda.
Plof..-.plof…plof…plof….plof
Plof-….

Un humano menos
y otro dron más”



Juan Manuel Criado
30 de junio de 2015

martes, 23 de junio de 2015

35ª Jornada/VIII año: Miércoles, 17 de junio de 2015


Medio soñoliento...

La tertulia-taller de Rascamán se inicia con cinco tertulianos. Dándole tranquilidad y sosiego, el jefe manda a uno de los cinco, que le ha tocado la Bitácora. Y este personaje en su flojera acepta. Y se examina. Y piensa que será debido al cambio de temperatura, ya que ésta ha subido en un solo día diez grados. Y sigue dándole al coco. ¿Será el motivo por el que solo somos cinco? Caída la tarde lo comprobaré. Cuando Javier le saca de la musaraña. Rocío está de vacaciones. Adónde, contesta medio soñoliento: en Almería, al cabo de Gata. Y le vuelan los recuerdos: playa Genoveses, playa del Monsul, calas muy pequeñas, solitarias y de difícil acceso pero con unas dunas que dan ganas de disfrutarlas rodando por ellas. Y sigue ensimismado: chumberas, pitas, espartos, crater de volcán apagado, Pozo del Fraile. Y se le sube la calentura, acordándose, que cerca del pozo en tiempos ha, hubo un crimen, que Lorca lo transforma en una obra de teatro. A esto, Javier se vuelve a pronunciar y le despierta. Nos quiere leer un capítulo de una novela de Javier Cercas que está basada en un personaje que vive una vida ficticia. Y según explica Javier, el novelista le da al personaje el trato que dan los psiquiatras al personaje Narciso. Y entre la subida de la temperatura y solo cinco tertulianos, los comentarios se desarrollan bajo el signo de la bajada de tensión, muy sosegados.
El jefe toca la campanilla. Y manda a León, al Señor de Albacete,  que nos obsequie con  su trabajo. Y nos muestra un capítulo de su novela: Las huellas de Al Andalus. Original al enmarcarla en los pueblos viejos que aún conservan tanto las huellas arquitectónicas, como la placidez de sus habitantes. Por lo que el capítulo está nutrido entre lo cromático: cal, macetas, luz, aire libre, regado con buen vino de mosto. Imprimiendo en la tal narración tal movimiento de armonía que le da como resultado un toque de magia.
Al ir cayendo la tarde, van viniendo más tertulianos. Estos ya menos apagados, más animosos. El jefe invita a que Paco lea. Y presenta unos poemas en tankas, sobre Francisco de Asís. Y uno de los recién entrados, con ese aire de nueva fuerza, salta, que no le gustan. El autor, como sigue con su baja tensión, ni se defiende. Pero León, en su gota mística, le contesta que está en la línea de San Juan de la Cruz. Que al igual, Francisco de Asís es místico. Y el autor comprende en su somnolencia, que a cada concepción y tema le corresponde su lenguaje.
Alberto nos lee una carta entre vecinos. Y la carta, tanto a los primeros llegados como a los últimos que se van sumando les agrada. Al ser un maestro en matizaciones, todos las digieren muy bien. Hay unanimidad.  
Javier, no trae un trabajo suyo. Pero nos lee unos poemas breves de una revista. Que a todos agradan.
Isa nos comunica su amor al norte, a sus ancestros, llenos de nostalgia y de luz. Y cómo su obra generalmente está basada en el amor. Nos presenta un poema de Miguel Hernández en la tal línea.
Siguen llegando más tertulianos y estos ya con subida de tonos, fuertes, como si hubieran merendado. Y Alberto, cantautor, nos lee unos poemas de su último poemario. Y más o menos una mayoría le pide que el próximo día traiga la guitarra. Pero como era de los últimos en venir a la tertulia, trae la fuerza de cantarnos algunos versos de una canción.
David no trae nada, pero tiene ganas de explayarse y nos cuenta del último recital. Aquí el autor, de la Bitácora al seguir con su bajada de tensión, se calla. Pero recuerda el recital que hizo David el año anterior, de antológico.
Amelia que ha llegado a hora tardía, con subida voz manifiesta: quiere irse pronto, y le dan la vez. Nos lee unos poemitas de un poemario que está haciendo, sobre el complejo de Edipo. Y los de hoy, Edipo busca a Layo, cuando ya lo había matado. Por lo que refleja un drama de tonos surrealistas.
Andrés París nos lee un poema cortito, sobre el eterno retorno. Y otro a estilo ritornelo con toques escénicos. Y ya como la tarde estaba caída y con la temperatura bajada y los cuerpos por tanto equilibrados hubo una tangana de todos contra el joven Andrés por su escenificación. Un joven fuerte que no se amilana. Y si no es por los turnos y la hora, aún seguiría el acto repetitivamente. Algo cansino para el que aún le subsistía la bajada de tensión.
Leo nos lee una narrativa aún esbozada. Y ella asienta ese criterio. Aunque le alabaron la idea.
Se termina la lectura con la presentación de un escrito de María Jesús. Escrito de una alegoría digital. Conocedora de la técnica, aplica muy acorde el lenguaje.
Como faltaban unos minutos para la hora, y normalizados los cuerpos, se quedan de pie y charlando con fuerza, como se muestra el idioma castellano. Y el autor de la Bitácora, como sigue en el mismo estado, le molesta ese hablar y se escabulle sin despedidas.


Francisco Fenoy
22 de junio de 2015

lunes, 22 de junio de 2015

34ª Jornada/VIII año: Miércoles, 10 de junio de 2015


A la atención del ángel caído sobre el mar de Madrid

(Allí presentes: Fenoy, Ismael, Aureliano, Rocío, Javier, Omega, Eunice, José (Pepe) Siles, Andrés, Cinta, María, León y David).

Aquella última rosa entregada a los actores, el terciopelo rojo-paso de tiempo, las butacas y su aún dorado, los ecos y vítores de tramoyistas y amantes de lo dramático, las maletas olvidadas por los viajeros donde paso las noches… Todo en su lugar, hasta el prohibido color amarillo que tantos quebraderos de conciencia traerían a los directores de vestuario, mantenido en el aire.

El que fuera un famoso teatrillo en tiempos de Molière ahora solo seduce a poetas pasados de moda. Ser tan vaporoso me permite, en privilegiado vuelo, escuchar atentamente sus tertulias desde el sobrevalorado secreto de las luces; irónicamente, muy lejos de sus cabezas. No tengo otra cosa que hacer.

Acaba de entrar un grupo interesante, espero. Un joven espíritu pide dos dedos horizontales de café. Hay quienes son de acuario; tres de ellos, almerienses. Un caballero dice ser la catedral de Filipinas. De todo se puede sacar jugo, hasta de las naranjas. Llega una camiseta veraniega y una mujer lapislázuli. Este camarero tampoco sabe cómo servir un vaso de agua, generalmente lo traen vacío. Se levanta la catedral…

PEPE SILES: ¿Recordáis vuestro último paseo marítimo? Qué secreta es desde la mar, la tierra, ¿verdad? Hay que ser más pescador de caña y cazar luciérnagas en la arena, celeste tic-tac. Cae un diluvio de sol sobre el agua. Con estos niños fui a la escuela.

Algo me dice que este hombre conoce el mar que no veré, sabe cómo una isla lejana puede albergar al poeta. Lo suyo es un cuadro que recrea lo azul en dos momentos, una composición tímpano. En verano hay que tender a la brisa, siempre, y este poema calma cualquier anhelo.

OMEGA: 5… Inyección. 4… Propulsión. 3… Dolor médico. 2… Atrofia corporal. 1… El quirófano. Una joven se anestesia con la cuenta atrás. Se vuelve un olor cálido su memoria. Cuando el amanecer cae al vacío, las neuronas se excitan. Es este punto en que uno desdobla y visiona a sus seres. Pueden ser cualquiera.

Teniendo en cuenta que soy un ave muerto, recobrada la inocencia, creo que es conveniente escuchar la naturaleza de esta joven y entender que lo trascendental es algo más que hurgarse después de los dientes.

EUNICE: Sobre los carpetanos y la involución del terror. ¿Sabéis tanto de gatos como de “protomadrileños”? Sentaron las bases de lo que hoy alquilamos como “espacio sin divisiones”. 

Aprieto el pico, estas cosas me recuerdan mi maldición de no poder conocer el mundo…

AURELIANO: La isla de la nada. Cuando vengas a mí con mi bagaje de sueños cumplidos. ¿Qué más podría darte que ya no te haya dado la vida? Cómo son las orquídeas… tan suyas, allí donde jamás ha llegado la luz. Cuando no haya más días, la muerte seguirá sin conseguir apagar la vida, invencible. Tendrá un poco de Sísifo.

El alma púber que clamaba dos dedos horizontales de cafeína tiene algo de “no sé qué” con la parca. Creo que le debe haber quitado la guadaña, el manto o las ganas de vivir. Si hablo lo que digo es porque, de alguna forma, tiene la razón conseguida a través de una vida realizada.

ISMAEL: Nota bibliográfica. Un hombre tuvo las contracciones de su madre cuando se maquillaba para un entierro. Una mujer de la limpieza y unos fórceps le dieron su forma tan particular. No mire la foto, por favor.

Lo mejor de imaginar lo inverosímil es la licencia cómica y sorpresiva que te concede el público cuando satisfaces su necesidad de olvido. Este granadino tiene portento y pizca de sal. 

JAVIER: Has visto el cielo y era verdad. El ángel caído de Esther Giménez. Nariz de ninfa fugitiva. Cepo tejido en sus pestañas. Ni el poema me sirve contra la bestia. Cuando pisó la tierra ya le estaban poniendo nombres. Ya solo cae la lluvia.

¡Cuánta entrelínea tiene el jefazo! Más bello resultó saber que de algunas conversaciones espontáneas pueden surgir los versos que más sajan. De la mujer que menciona, solo doblar mis patitas…

FENOY: La sorpresa no está reñida con el entendimiento. Cómo resumir la Biblia en unos cuantos versos. Así la luz lavada por el fuego. Grito de sombra. Vida transformada. El sueño en brazos de la noche, sed de amor. Dios sufre y muere. El cielo alza.

Remar a la fuerza; rimar, no. Nunca comprendí el gusto de la mayoría de los humanos por las cruces, pero la belleza puede ser cualquier lado.

ANDRÉS: Mi vida tiene tres pasos, media vuelta y un lugar inaccesible, saber del olvido lo que oscurece su último beso.

Por lo que dejan describir, los peleles del Poetry Slam Madrid le han comido el coco al pobre muchacho que demasiado sobreactúa. Hay cada vez más lugares que prostituyen la palabra, según parece, autoengañados. La poesía solo crecerá el día que crezca por encima de todas las cosas. Algo muy siniestramente mío me dice que hará caso de los consejos de declamación. 

CINTA: Utopía es creer que una barca en el mar de Madrid va dejando un tramo de estela en cada puerto. Los niños podrían imaginar ser los capitanes.

Uno no sabe dónde vive hasta que no imagina su lugar al lado del mar. Qué mecida queda el alma con el viento y la vela de este relato.

MARÍA: Ceguera por luces descargadas sobre el mundo. Amé la piel de tu penumbra. En el muro, las palomas sestean.

Desde aquí no sé si la estructura es más propia de la prosa o de la maravilla; da igual, el resultado creativo es igual de profundo. El león y la catedral, en una lucha de maestros. El niño de la nada canta en portugués para aplacar las buenas formas de las fieras de la poesía. Está claro de los de Ohio son más brutos que los de Soria.

LEÓN: Joselyn desde Ohio nos escribe. Eva pregunta qué cielo a la belleza expulsaría fuera de sí por querer ser más bello. Puntos de verdor, éxtasis fotosintético.
Sobre mis viajes por Salares, su minarete y nuestras raíces atravesadas por un hemisferio del mundo árabe. Había un mínimo chucho que me descubrió la lágrima de la impresión. Napoleón tampoco medía tanto. Ésta es la parte del pueblo a la que no llegan los turistas, huellas de injusticia. Fuerza es a la intransigencia religiosa lo que miles de víctimas a la historia, su manifestación más cruda. Consideraremos la expulsión de los moriscos como el primer holocausto. 

A colación de las muchas manos del querubín, la cosa parece acabar entre cante jondo y flamenco con un sombrero, una melena plata y una afición mística desde chica. La gente se besa lentamente y sin querer. Algunos marcharán de viaje y otros tragarán un kilogramo de calores (no hay que olvidar que el aire pesa, pese lo que nos pese). 


Ya marchados, de nuevo, esperando con lo invisible de mis alas. Nunca sabré si los fantasmas se pueden ver entre ellos porque sigo completamente solo, como un pájaro muerto que vive entre las maletas de un antiguo teatro a la esperanza de migrar unas merecidas vacaciones, también espero, algún día no muy lejano. 



Andrés París
28 de junio de 2015