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martes, 7 de junio de 2016

31ª Jornada/IX año: Miércoles, 1 de junio de 2016


No. Puedes. Escribir. Si al escribir. 
Uno desata la cuenta. Mantente, por favor. 



Si duele, STOP 

Un golpe directo de viento de junio. Dios de los campos. Cogí un constipado como las abejas absorben el polen en sus peines. Tos. Vacaciones en Tertulandia, idilio de camisas. Agosto se hace. Necesito despejarme un poco, hice el camino contrario y lo recuerdo. A las siete tengo un luego te parece qué tal. La idea es que venga la gente que no puede arrastrar sus bufandas en invierno. 6+9+9. ¿Cuántos hacen 27? Anda y apunta el teléfono. Nunca me fijé en los cuadros como tertuliano común: violines, caballos, árboles bordados y un extintor que alivia. Guadalajara se encuentra cada 9 años, como unas olimpiadas pulcras y especiales. Debo despejar la mente. El camino inverso a la casa de Sorolla. Serenidad… ¿Cómo era lo del parque de ancianos junto a Santander? Si duele, STOP. Una botella de agua a compartir. Las copas: amarillo meado, amarillo gaseosa, marrón oscuro y claro y oscuro. El tema son las manos que ópticamente se ilusionan. Alguien quiere enviar a un certamen infantil un verso de una mujer masturbándose ­previo despertar, claro­. El haiku es pastoso y el onanismo la solución a todos los problemas. Hay aprobación y desentendimiento. Llega una mujer. Mirada levantada. Mantente. Hasta septiembre podía evadir mis responsabilidades escocidas del uniforme. Santa María y Berlín. Chuli. Beso, beso, beso. Muy chuli, sí. Felicidades. Oye. Hacer lo posible para recibirlos y que nos amen solemnemente. De doce a dos. Siempre el dos. Como la den hoy la mala noticia, nos hundiremos todos ayer. Espárragos, menestra, ensalada de la casa, gulas, setas, ­Mantente­ patata tahonera, tarta de queso, vino. El café, en tu casa abandonada y depresiva. Lo lamento. Mantente. 

JUAN MANUEL: Infancia sólo es. El presente está en ella. Verdes violines ­no como los cuadros­. Gigantescas rocas. Diminuto tambor. Manos cualquiera. Canción en túneles. Antitiempo del gozo. Campanas. Trizas los instantes. 

Yo cuento tres. El poema está de puta madre. Aquí, aquí y aquí. Corta. Rocío intenta reír. Seguimos. Mono de mar. 

ROCÍO: Cerradura. Tarareando. Sístole y diástole. ­Juan Manuel vierte el hielo como antípoda de una lengua glaciar­. Imagen: manos masculinas. Juego de manos. Manos hábiles. Cómo no querer soñar con un guante de jardinería. Gesto erógeno. Prestarle toda su piel. Fotografía ­una negra mueve las llaves­ en el buzón. Cuánto puede quemar el frío. Ya no había tal complicidad, amor. Bailar claqué en su vientre. ­”Con sus zapatitos de claqué, con sus zapatitos de claqué…” Odiaba a esa niña del vídeo desde mis tres años­. Una historia de amor valiente a la espera de dos timbrazos. ­Otra vez el dos. Mantente­. 

No me gustan los desconocidos, son muy predecibles. Una rosquilla enorme se sienta a mi lado. Ésta se parte y se come. María Jesús, uno de los primeros aviones, abre sus cajas negras y hay colesterol del condenado. ¿Debe esperarse un buen motivo para morir envenenado? La lotería ya tocó hace mucho en un lugar. Basta entonces. ¿Haré bien de Julio Aracil? ¡Ha ganado la muchacha al otro lado del lago! Al pobre le han dejado los peores y los pasa. Espera impaciente y silenciosa a que vayamos cayendo uno por uno, en orden de ofrecimiento. Mantente. León coge dos. Sucumbimos. Las fresas son de temporada porque siempre son de azúcar. ¿Vejete verde? Empuja la mercancía. Chupo el dedo. Quemadura de plancha. Bosque de venas, yo te castigo. 

FENOY: Presencia del relámpago vital. Vivir el origen en danza divertida. El calor y el olor. Juego erótico. ­Queda menos rosca­. Confianza más profunda con la tierra. Silencio en la morada. 

Poemas ametralladora. Que, que, que. No sé cuándo, pero sólo quedan las migas. No dejo de pensar. Juego a las cartas con Polifemo y se aburre, no las ve por encima. Sujeto verbo predicado. El mismo camino, el mismo. Mi apellido genera siempre conflicto de intereses. 

LEÓN: Vuelvo a ser el árbol. Digo su nombre para que brote. Bronce de campana. Bailo como una noche abrazada. Laurel. 

JAVIER: Amigos. ­Nos lo dedica­. Me esfuerzo por no perderos. La vida se encarga de separarnos. Algunos olores definitivos. De esta suerte se alimentó mi memoria. La huella de lo eterno. 

JUAN ANTONIO: La carta. Desayunó y dejó una carta bajo la puerta. María, fíjate, Paco. Conversación pendular. Qué quiere decir a los tres. Dejé un sobre cerrado. Solo abrirse cuando Diana despierte. Tanto emocionada. Sabéis que me siento orgulloso de todos vosotros. Tú, mamá. Tus cuántos son múltiples. Crecimiento feliz. ¡Oh, mi Diana de peleas cariñosas! Formación musical de aguda belleza ­como la hermana que primero amó y luego mató a Samsa­. Parálisis cerebral. Capacidad de comprensión. La chica que corre ese peligro. He llorado mucho estos días. Dejarlo todo. ¡Me voy de casa, familia! Trabajaré en un pub de la costa. 

No. Puedes. Escribir. Si al escribir. Uno desata la cuenta. Mantente, por favor. El mismo camino. La iglesia estaba abierta y había gente pidiendo bajo el emblema del último ganador de la Liga de Campeones. La tienda de pinceles, las flores y el paso de cebra donde hablé inglés por primera vez en muchos años. Fumaderos. 

AMELIA: Viaje a Berlín. Escribir y pintar. Traducción, poco contenta, al alemán. Lo más barato para ir a Alemania es ir andando por un túnel con dos meses de antelación. Los chicos del sector de la epístola distal. El hilo de Ariadna. Tu niñez de escorpión. Naturaleza improvisada. Melocotones de otro tiempo. Sin ti seré refugio de bosque impenetrable. Ni la raíz ni la fruta. Si pudiera hacerte Dédalo. Si yo pudiera tejer el hilo y tejer su madeja. 

Una cruz en la cara de Velázquez desvirtúa cualquier equilibrio. Bloquea. Vas bien. Reanúdate y olvida los que dijeron las mismas palabras antes y después que tú ­que soy yo­. 

FEDE: Modo umbral. No es de aquí. Desde Arcos de la Frontera. Antífona. Novicio de otra. Pone su corazón en la madera. Sencillez que rebosa el albaricoquero. Pero yo digo que salte el gozne. Puerta que se abre a éste que soy. 

El mejor castellano es el gallego de la mano perdida. Madre del castellano. 

ANDRÉS: No pienso mientras leo. 

LEO: A ver si. La que se comía los ratones. Antes de los 90s en los viajes de fin de curso. Diana, la comerratones. Tira de madre. Ay madre chica. Risas amplias. Dentadura desencajada. Cayó la espada. Cayeron dientes como palabras. 

Federico se va, pero él se queda. Es suyo, pero no te pases, no hace falta que fusilen al nuestro. Qué nombre tienen los niños sin bautizar. “Limbobabies”. 

ANA: Volver a París. Embarazo de soltera. Exilio a tu propio país. Ya asesinada le quedaba comer para sobrevivir. Croquetas de todos los desperdicios. Aquellos mismos en los que ahora solo pongo desgana. Los pies colgando de la butaca. Me ahogué en mi propio fracaso. Enfrente, tablas. La felicidad de nuestra propia dicha. 

Huele a pegamento. Si duele, STOP. Pero detenerse va contra naturaleza. Debería ponerme un poco de terciopelo rojo en la herida. Es bastante, ha llevado los dulces. Cuando comes tu cerebro te relaja, porque si comes todo debe ir bien. Je m’apelle Iñaki. A ver si os entra. En los libros pone que es de Bilbao. Vámonos, por favor. 

Mantente.



Andrés París
6 de junio de 2016