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lunes, 21 de febrero de 2011

19ª Jornada/IV Año: Miércoles, 16 de febrero de 2011

“ Viajeros del ave rascamán “

El tren atrae a nuestros viajeros, semana amorosa, llena de recuerdos y proyectos. En este compartimento no habita el olvido, se permanece eternamente.

Llegamos los cuatro primeros, yo puntual cuarto de tantos, nos vemos Mª Antonia, Javier, Rocío y yo. Llegada, el tren a punto de salir, el resto de viajeros rascamaneros han montado, llegarán de otros compartimentos.

Libros no vendidos de amores de Mª Antonia, tan vivida pero con desamores sorprendentes que no espera, que cambiaron…, pero el futuro está lleno de más amores.

En otro compartimento se acumulan voces antitertulia, hombres reventadores, que necesitan mujeres sin saberlo, gritan aunque no sean guerreros. Todos a la vez, tribu machuna.

El dinero es el culpable de los desamores, y en ello ve Javier que hasta en el cine sale el tema: “También la lluvia “13 G de Bollaín.

Salta por otro lado la palabra incinerar como vocablo amigo si te mueres: no te pase una “buriedada”: no necesites que la campana te salve…¡¡qué tremendo verse en esa caja, que agobio claustrofóbico...!! Dinero, por lo tanto, y muerte deben están cercanos.

Y el tren sigue y se abren nuestros rascamanes. Por allí llegan Celia, Carmen García, María Juristo, y van pasando al compartimento seguidos de David, Aure, Carmen Frontera, Ana, Chema y al fin..., Paloma, sin ti no puede salir el tren.

Yo llegué de la periferia vivida en Cercanías/ Colmenar, aquí a esta estación rebelde muy cerquita de la calle donde nací, en una casa de la calle de Altamirano, en ese barrio de Argüelles tan arbolado del que me ausenté por amor en el primer año de mi vida, hasta Pueblo Nuevo: y de allí recuerdo las amapolas y las espigas cerca de casa.

Celia ya publica, por tanto los viajeros se alegran de su amor, su conocimiento y encumbramiento. Está allí, donde no habita el olvido. Además nos habla de un regalo recital en Casa de Brasil, a celebrar más y recrear el portugués y su música, tan llena de amores.

Una viajera que no está es mencionada: Amelia, poeta ya internacional prácticamente. Ecologista, estructurada. En Guadalajara viajera…

El tema de Alicante en cambio es raro, ¿un encuentro..?, de escritores, poco comentario de los viajeros. No se confía mucho. Su olor no es a ámbar.

Pugna amorosa del libro de María que se abre paso con una invitación que dibuja un beso tan colorado en su base, que recuerda en un plano más alto de la cara, esas lágrimas de la belleza eterna de Mona Lisa a punto de salir.

Hay una OPA.., ¿hostil?, es más bien amorosa con el Círculo de Bellas Artes, viajeros que transitan y puede que bajen en Sol a un trasbordo de aventuras del alma poética incolmable. Elecciones y cambios que se esperan, fausto de savia joven para el futuro, incertidumbre.

Mientras el ave rascamán transita veloz en el cuerpo de la prosa pero también con alma de poemas. Este tren lo tiene todo. No sabía que había elecciones en el Círculo y se buscan candidatos, nuevos sabios de amores, savia nueva, cambios. Y nuestro tren avanza…

Presentación de la Gioconda y sus falsas lágrimas de María el próximo 25 de marzo de 2010, en el Ateneo madrileño y el 21 de marzo el de Extramuros y el Ángel Prometido de Javier en Leganitos.

Hay que venir llorado a las tertulias, pues el amor quiere sonrisas.

Aure, es un viajero poético de todo Madrid. Y ya empieza a volar el tren rascamán.

Javier ofrece, primera vianda, un texto de Pedro A. González Moreno, de Valdepeñas, con sus elegías…” no olvides dejar llenas las copas”, el pan: que no se note la muerte, esa gran intemperie. También otro, “el picón de la infancia”: hogar, mundo, padre, misterio, agua, enfriar: dejar la lumbre oculta en las ramas: aprender.

Carmen Gª nos trae para el viaje a Luis Rosales: los poetas fueron vivos y les negaron todo, para hacerles invisibles, que se vayan muriendo.

Aure mientras disfruta del paisaje y rápido avance de nuestro ave, trae su oferta diciéndonos lo difícil que es enlazar capítulos en su nuevo y largo relato y lee sus recuerdos de aquella invasión contra la libertad que él vivió en directo: la gaviota que había que curar para que volase, alimentarla con sardinas para animarla y el obús matador de su perro. Y así acabó su niñez. Para ser un niño adulto. Y conoció a la mujer evitando el fielato pagador.

Aure di cosas, intriga. Aure mete más diálogo en el texto aunque entonces faltara tanto. No duermas al lector Aure, mira qué quieres contar en cada capítulo.

Y Mª Antonia después presenta su vianda poética, que vamos teniendo hambre de versos. “Inquietante presencia” es su plato, lleno de efluvios lesbianos, que parecen recordar a Saramago, con su “amante lesbiano” o esas flores del mal de Baudelaire, deseo incolmable…, cuando dice “que tampoco seré tuya”. Alimento amoroso en esta semana viajera, tal colmada de besos, libros y esperanzas.

José María Herranz remata con acierto la rebeldía, hay que trasgredir, hay que rebelarse.

Nuestro ave llega a Sol y hay desbandada general, venta de libros de Fernandos y Donde no habite el olvido, es una estación de correspondencia. Pero luego sigue el tren veloz y el compartimento es con menos viajeros. Se firman libros y Aure ve un futuro mayor para el no olvido, de todo aquello que algún día será eterno.

Entonces Celia viajera con amores, habla del futuros peregrinos que este verano buscarán amor bendito y parece no entender esos amores sin poemas. Su Instituto será invadido con nocturnidad por una fiebre amorosa de muchos jóvenes con visita Papal.

Y entonces Celia entrega amores con su obra “Para darnos alcance”, ese ciclón, esa historia tan poco edificante de la historia. También “la voladura incontrolada de los días”, donde ya el amor llega a contactar besos refugiados. Y al fin “ haz de luz”, dime quién soy, ¿declaramos amor..?.

Tienes el talento de Aure, Celia. El tren avanza.

Chema habla de Cernuda, le resucita, llega a este compartimento de Rascamán. No se le puede olvidar. Aquí no habita el olvido.

Yo planteo mi relato “regalos por san Valentín”. Tiene mezcla de amor adolescente y juvenil, pero bien destripado, necesita la sugerencia, lo posible y lo consistente. Gusta más a los viajeros de esta vianda, un viaje agresivo, goyesco, de unos pendientes por el aire que iban a ser regalados, entre las manos adolescentes y agresivas que no creen en el santo y burlan al enamorado adolescente.

Rocío nos saca su gran menú en este tren tan eléctrico, un cuerpo sólido lleno de amores de la semana, ella lo llama “la tarde que aprendí a montar en bici”, es todo un rito iniciático, de voluntad, de conquista del padre amante y técnico para pedalear libre, en aquel sábado, sábado, donde todo llegó, amoroso, del padre confiado, cercano, aunque la madre se aleje. Ya eres como ella al aprender, algo que nunca olvidarás. Los pocos viajeros tomamos lo mejor en este instante : la madre te cuida, el padre te suelta. Aquella noche fría de febrero que te liberó de la madre protectora. Pero.., ¡ mamá no te vayas..!. Ya puede irse, aunque no lo haga.

El tren avanza hacia su muerte viajera trufada de amores, cuando empezó Paloma mostrando su presente de José Gorostiza, de la “muerte sin fin”, no en vano está al lado el amor. El agua toma forma, la muerte niña, yelo, estrella en grano, seno habitado.

Carmen Frontera nos lleva al relato grave, dice sadomasoquista, tal vez bastante más amoroso que de odio pienso yo, es su obra“el puente sobre el río gris”, que está entre las dos gemelas de la noche y del día, con la muerte en los talones y la violación de la mujer diurna. La noche es hermosa, sincera, auténtica, aprendiz, asesina justa y vengadora de todo lo falso y enmascarado en la luz del día, modelo mentiroso de bondad.

Ana nos da su presente con amores, cuando ya el ave reduce su marcha hacia el término de la estación y coincide en la llegada de un joven rascamanero, Vicente, que no recordaba su nombre y que quiere recuperar todo el viaje en un repente, llega sudando o helado pues está mojado de la noche neviscada madrileña. Cogió el tren con velocidad lenta y con riesgo amoroso para que no habite su olvido entre los viajeros…

Y el presente de Ana es “espectador”, emociones, sonrisas y lágrimas, la silueta de un número par.

Al fin estamos en la estación terminal tras las tres horas de viaje, con trasbordo en Sol, a medio camino.

La estación es el CAFÉ DE RUIZ, donde no habita el olvido.

.

VIAJEROS DEL AVE RASCAMÁN

Recordando a Machado, viaje en tren.

Semana de amor en ave

viajeros incandescentes

cantarinas son las ruedas

de poemas que son alma

y corporales relatos.

Paisajes naturaleza

donde no habita el olvido

tertulia de rascamán

café de Ruiz alma y cuerpo,

con agua tras los cristales.


Juan Antonio ARROYO, algo calvo, madrileño, que vive en Colmenar. Ya bitacorero de este tren que viaja incandescente, donde no habita el olvido.


Juan Antonio Arroyo
17 de febrero de 2011

domingo, 20 de febrero de 2011

18ª Jornada/IV Año: Miércoles, 9 de febrero de 2011

EMPATE A PALABRAS EN EL RUÍZ

Poetas y Relatistas empatan en un trepidante duelo no exento de polémica.

Poetas F.C. vs Real Relatistas

Alineaciones:

Poetas F.C

Portero: Aureliano “El Aure”

Capitán: Javi “El Jefe”

Defensa: Begoña

Centrocampista: Dani

Delantera: Celeste

Delantera: Celia


Real Relatistas

Portero: Carmen

Capitana: Rocío “La Gómez”

Defensa: Carmen “ La Fron”

Centrocampista: David


Arbitraje: Laura Nuño


Se esperaba mucho de este partido y no defraudó. Tras semanas disputando la liga, los jugadores del Poetas F.C. tenían hambre de victoria, y aunque en segundo lugar de la clasificación (corren malos tiempos para la poesía), llevaban semanas deslumbrando con su juego, que algunos acusan de muy espectacular pero poco práctico. Frente a ellos se plantó un equipo mucho más práctico, más directo y efectivo, pero no por ello exento de calidad. Con estas mimbres, el partido prometía ser de todo menos aburrido, además algunos jugadores llevaban caldeando el ambiente toda la semana, intercambiando mensajes, a través de diversos medios de Internet, Javier, capitán del Poetas, concedió también entrevistas en diversas cadenas de radio. Se esperaba la polémica, puesto que la colegiada, Laura Nuño, ha sido duramente criticada por los Relatistas, acusada de ser “notoria simpatizante de los poetas”. Con todo esto el publico abarrotaba (bueno quizá no tanto) las gradas del Ruiz CaFé esperando ver juego, intensidad y filigranas sobre el verde. Con las espadas en alto, el silbato dio comienzo al encuentro a las 18 la tarde en punto. Comenzó con una parada memorable del veterano portero de los poetas, Aureliano Cañadas, “el Aure”, un seguro tras los palos con su verso fluido como el agua. Tras ello, una jugada de Begoña sorprendió, con un regate de palabras poco común “Prisionera de las voces del miedo”,

“…Todos los muertos lloraron algún día,

Todos los llantos

Mueren algún día”.

Pese a la poderosa defensa rival Rocío “La Gómez” , ganó terreno para Relatistas y que sintió en el campo tan deslizante “como pez entre los dedos”.

“…Desde aquel triste día el presente se le resbala como un pez de entre las manos, los recientes recuerdos naufragan en aquellas aguas tranquilas y transparentes a las que quedó reducida su memoria”. Ofreciendo con sus ágiles palabras una de las jugadas del partido. Pero no pensaba entregar la cuchara con facilidad Poetas y se apoyó en los versos de Carmen que afianzó su dominio sobre el juego con los versos:

“No abrazo más que un sueño,

Lejos de las mañanas

de unos días”.

“… Esta distancia se nos está haciendo vieja,

Entre mi oscuridad y nuestra música”.

“La distancia se nos está haciendo vieja”.

Con esto llegó el descanso al Ruiz tras una primera parte trepidante. En la segunda parte se incorporaron Celeste, Dani y Celia en las filas de los Poetas, Supliendo a Aure y Salva, este último, con poca participación en el encuentro al ser un reciente fichaje.

David, delantero estrella de los Relatistas reclamó su protagonismo en el duelo con “Una mañana de domingo”, una jugada con varios engaños y fintas que mantuvo en jaque al equipo rival, estremeciendo a los aficionados del Poetas con un potente tiro al travesaño, “La Gómez” comentó la jugada con su compañero: “Éste puede ser un relato para leer y no para escuchar”.

A continuación Carmen “La Fron” se destapó con “La sonrisa de la abuela”, una hermosa historia sobre un barrio, unos abuelos y sus nietos…”

Rápidamente contrarRestadas por Celeste con su “Quisiera Ser”

“Quisiera ser caudal de tu vida

Para calmar la sed

Sigo sin vivir en mi..”

Tras un año en el dique seco, el recién incorporado Dani entra en juego para los Poetas con “mis palabras”, terminando la jugada con el contundente verso “Hoy las palabras son más mentiras que nunca y sin embargo son lo único que tengo.”.

En el ultimo minuto, volvió a intentar romper las tablas en el marcador Celia leyendo lo que dice ser un proyecto de poema,

“Acaso las nubes conocen del estorbo de fronteras…”

“Te ríes del vértigo

SI fue preciso crecer

Fue de tu mano”.

Con esto terminó el partido de la jornada con reparto de puntos entre Poetas y Relatistas con un empate sin goles pese a las abundantes jugadas de gol y el buen juego exhibido por los contendientes.


Laura Nuño
22 de febrero de 2011


domingo, 6 de febrero de 2011

17ª Jornada/IV Año: Miércoles, 2 de febrero de 2011

La señora Bita

La señora Bita había inventado una red doméstica de espionaje local. Porque a dicha señora le gustaba una barbaridad la tertulia que había cada miércoles en el Café Ruiz. ¿Qué digo gustaba? Aquella tertulia la tenía completamente atrapada. ¿Qué digo atrapada? La señora Bita necesitaba tanto aquella tertulia como el comer, y cómo necesitaría la Bita comer, que de los ochenta kilos hacía ya una pila de años que no bajaba.

Porque la Bita, como la llamaban las vecinas, era rectangular de cuerpo, infinitamente más ancha que alta, pero también es verdad, y sería por aquello de compensar, que además era absolutamente cuadriculada. Cuadriculada de pensamiento, palabra, obra y omisión. Omisión de presencia, porque lo cierto es que la Seña Bita jamás había ido a una de esas tertulias.

Entonces ¿Cómo le gustaban tanto...?

La Bita vivía en un bloque de pisos a tres pasos del Café Ruiz, en línea recta. Justo enfrente, para ser más exactos, y en el piso bajo. Allí tenía ella su atalaya. Porque hacía ya mucho tiempo que el aburrimiento la tenía pegada, como una calcomanía, a la ventana que daba a la calle. Por una rendijita camuflada que había hecho entre los geraneos, vigilaba día y noche. Se sabía los horarios de todos los vecinos, de todos los peatones que pasaban por la calle Ruiz, de los barrenderos y los coches que diariamente circulaban por allí. Pero como eso para ella ya no tenía ningún interés, porque podía ya hasta improvisar quién pasaría, había decidido ampliar sus horizontes y ahora estaba interesadísima en los horarios de los camareros y asiduos del Café Ruiz.

De un tiempo a esta parte cierto grupo que se reunía allí los miércoles la tenía completamente hipnotizada y sobre todo despistada. Por más que miraba y apuntaba, remiraba y seguía apuntando, no conseguía ubicar a todos los que formaban parte de aquella tertulia que ella veía con aquellos prismáticos que se había agenciado en los chinos de la esquina. Algunos de aquellos hippies de la letras (como ella los llamaba) más o menos tenían cierta disciplina en sus entradas y salidas. Pero ¡ay otros! Que no había manera. Que tan pronto venían, como iban, como estaban, que no estaban. Así que había optado por hacerse con un cuadernito de anillas, de los mismos chinos de los prismáticos (ya os decía que era cuadriculada de pensamiento, palabra y obra) en el que había confeccionado una especie de tabla donde iba apuntando a cada uno de los que pasaba por allí, señalando las idas y venidas de éstos, con pelos y señales.

Y lo de pelos y señales nunca mejor dicho, porque en un principio, mientras no fuera poniéndoles nombres, esas eran las referencias. Aquel miércoles 2 de febrero del 2011, llegó la chica del melena corta y rizada tirando a color cobrizo con gafas rojas. Llegaron la señora de pelo corto y canoso, y el señor mayor ya más bien calvo con gafas y muy abrigado. A continuación llegó el chico con entradas ya en la cabeza y también de gafas rojas. Más tarde llegaron la rubia bajita de pelo largo y gafas y por último apareció la que llegaba siempre corriendo de pelo más corto y negro. Todos apuntados y bien apuntados.

Ahora le quedaba rellenar las demás casillas de la tabla. La Bita ya no podía más de la curiosidad que la reconcomía: ¿Que tenían que decirse tan interesante para que aquellos hippies de las letras no faltaran ni un miércoles a su reunión? ¡Ay que mala es la curiosidad, que hasta la estaba costando su tiempo y su dinerito...! Porque la señora Bita había inventado una red de espionaje local.

Con la camarera de Lituania había hecho un apaño. La camarera podía llegar ese día más tarde y además se ahorraba la limpieza, que corría a cargo de la Bita, siempre y cuando la primera cazara al vuelo lo que estaban hablando aquellos hippies. Así que ahí la tenías prestando muchísima atención a lo que se decían, cada vez que venía a ver qué querían tomar o ya se lo traía de vuelta. Aquel miércoles a la salida la camarera le pasó la siguiente nota:

Era una lista de lugares y de horas. La camarera le contó que a esa hora aún no había demasiado público y lo había podido apuntar todo más o menos bien. La nota decía así:

- Una manzanilla. En el Ateneo, 25 de febrero, Lectura de su libro. Señora de pelo corto y canoso. Creo que se llama “María”.

- Un descafeinado. En el Café Lión. Tertulia el día anterior Martes. La misma María. Algo tiene que ver el señor mayor abrigado y con gafas porque ésta le ha dicho: “Por tu culpa Aure, por tu culpa...”

- Una cerveza y un café con leche y bizcocho. En la biblioteca de Villaverde para marzo o abril. Lectura libro del chico de entradas en el pelo y gafas rojas ¿Javier?. Lectura de ese mismo con la chica de pelo rizado y gafas rojas (a veces se las quita) que llaman Rocío. Y algo que se llama “Poesario” no identificado.

- Una jarra de agua con varios vasos. Preguntar cuando se puede exponer en la Librería Fólder. Parece ser que cerca de la Plaza de Castilla. No me ha dado tiempo a anotar el número.

- Comentan de un libro de un tal José María Herranz (que no está) que parece ser que es una antología.

Hasta aquí la primera parte de las anotaciones de la camarera lituana que la Bita pudo ir anotando en la columna que inventó en su tabla con el nombre: “Reuniones fuera”. No estaba muy segura de haber entendido bien todas las anotaciones, pero con lo pesados que eran esos hippies que hablaban muchas veces de las mismas cosas, estaba segura de podría confirmarlo mucho más adelante... Y los nombres también los apuntó al lado de sus pelos y señales: Javier, Rocío, María, ¿Aure?...

Pero la Bita no tenía un pelo de tonta. O será que la curiosidad agudiza el ingenio. Y después de varios miércoles sobreviviendo malamente con las anotaciones de la camarera, pronto se dio cuenta de que solo con las notas de aquella muchacha a ella le faltaba un montón de información. Así que aquel miércoles, 2 de febrero, tenía también a una nieta suya por el Café a la que había prometido una propinilla semanal extra, si se pasaba un par de horas cerca de aquellas mesas que ocupaban los hippies.

Se sonrió de geraneo en geraneo la seña Bita cuando a través de sus prismáticos vio entrar en el café a su nieta con una amiga, y cómo con absoluta naturalidad se pasaron hasta el lado donde se reunían los hippies y se sentaron cerca de ellos. Se sonrió y se relamió, cual gata a punto de caer sobre unos incautos ratones, pensando que aquella nieta suya además de negocianta le había salido bien espabilada y seguro que volvía con mucha información.

Y no se equivocaba la seña Bita porque horas más tarde allí estaba delante de las notas:

- ¡Hablan del facebook abuela! Claro todos estos no van a estar en el Tuenti... ¿Son útiles las redes sociales...? Y de paso han hablado de un artículo que salió en algún sitio que se llama: Babe... nosequé, algo de baba, sobre el exceso de información.

- Se van a ir de excursión a Guadalajara (Qué cutres) el día 12 de febrero...

- Un tal Javier lee un poema titulado “La noche”. De un coche en una rampa (¡Flipas!). Los demás dicen: Momento claustrofóbico, remarcan la soledad...

- “Te toca María”. Entonces la señora que se debe llamar así lee un cuento de terror titulado “La caja”. De unos gatos. (Qué gore ¿no?)

- Aquí se van la señora del cuento del terror y el señor mayor a un círculo... Vete tú a saber que querrían decir...

- Y llegan dos más: una a la que llaman Ana, que es bajita y rubia con gafas. Y otra muy acelerada y con pelo corto y muy oscuro a la que llaman Paloma, que trae un cuadernito de anillas con un dibujito hecho en la portada por ella misma con su bolígrafo y dice que es su ¡libro! (Flipas aún más y en colores abuela... ). Y entonces va la que se llama Ana y dice que: “La tertulia nos desahoga...” Y claro según van hablando ya me explico yo a que se refería...

- “De los poemas cuando acaba una lectura luego la gente no se acuerda” (y no me extraña, pienso yo... y mi amiga también, lo piensa abuela, que no soy yo sola...). “Que la gente se acuerda más de un relato”. La que se llama Paloma dice que un libro es “un acto de clausura”. Ni puta de lo que quiere decir, perdona abuela, que dice esas cosas y yo tal cual te las voy apuntado como si estuviéramos en clase cogiendo apuntes. Y va el que se llama Javier y dice que no se puede decir: “Estaban en pelotas”, que hay que decir: “Estaban en pelota”. Abuela que yo me vengo aquí, al café este todas las veces que quieras, que no veas que pasada de reunión... Porque hablan de estar en pelotas, de ducharse juntos, de dormir o no en la misma cama... Qué pasada... Y son unos tarras ya, no te creas...

- Luces de bohemia. Esto te lo he apuntado muy bien porque lo hemos dado en el Insti. Hablaban de este libro. De Latino de Hispalis, Max Estrella y del autor. Que parece ser que quería vivir del cuento... ¡Pues como todos ¿no?! Dice mi amiga, y yo asiento, porque eso queremos todos, y estos que los inventan pues con más razón ¿no?

- La que llaman Rocío lee un relato titulado “Una historia a la manera de Sinatra”. Qué pasada abuela, es de travestis, es que no veas qué tertulia abuela, que éstos hacen a todo...

- La que llaman Ana lee un poema que dice que lo ha reformado. Hay otra que dice que le gusta mucho un verso: “La bufanda de tu pelo ya no me abriga”...

- El que llaman Javier lee un poema que le ha gustado mucho de una revista que tiene que se llama “Luces y Sombras”. El poema es de una chica que se llama Carmen Camacho y que se titula “Tu bendición”. Tenías que verlos abuela cuando leen poemas, estos tíos están colgaos, no me extraña que les llames los hippies de las letras...

Hasta aquí llegaban las notas de la nieta de la Bita. Un poco antes de que éstos se levantaran, ella y su amiga se fueron, a pesar de la desilusión que se dibujó en la cara de la abuela que no se perdía detalle desde detrás de los geraneos. Lo pactado es lo pactado y la propinilla solo duraba hasta las ocho y media. Así que como a las nueve habían quedado con los amigos se fueron sin más.

Para rellenar aquella última media hora que le quedaba de tertulia la Bita tiró otra vez de las notas de la camarera de Lituania:

- Aquí está la cuenta. “Cernuda tenía un novio boxeador...”

- ¿Cuánto es la cerveza?. “Este cigarro está escorado, carga a la derecha...”

- ¿Todo el mundo ha puesto ya lo que debe?. “Galdós era canario, pero se estaba desmadrando y entonces su familia le mandó a Madrid, ahí fue cuando se lió con la Pardo Bazán...”

- Muy bien. Muchas gracias. “¿Cómo se decía gracias en lituano?”

Y aquí se acababan todas las notas que había reunido la Bita entre su nieta y la camarera lituana. Para todos los nombres propios que había juntado de la última tanda de notas, la Bita había inventado otra columna que decía: “Personas desconocidas” y debajo escribió a Cernuda, a Galdós, a Pardo Bazán... Y puso en letra pequeña: “Éstos todavía no han venido nunca”. Para no olvidarse de apuntar sus pelos y señales si hacían su aparición algún miércoles...

Pero qué entretenida, qué entretenida que estaba la señora Bita con aquella tertulia del Café Ruiz... Le costaba su tiempo y su dinerito sí, pero y lo entretenida que la tenían... eso no tiene precio, piensa ella despegándose de la ventana mientras ellos se despiden, ¡ay Señor! no tiene precio...


© Rocío Díaz Gómez
6 de febrero de 2011