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viernes, 8 de febrero de 2008

17ª Jornada: Miércoles, 6 de febrero de 2008

... Y va de fakires y de tertulia bipolar


Son casi las seis de la tarde cuando llego al Café Galdos. Descubro que aún no ha llegado nadie de los nuestros, al mismo tiempo que veo que la única mesa ocupada de la sala del fondo es la más iluminada, así que vuelvo a sentarme en nuestra mesa del rincón. La camarera “que es tan guapa que da pena insultarla”, protagonista de nuestros deberes del relato de hoy, no tarda en venir. “Un café con leche y un donuts”. Jo... no hay donuts. “Pero te traigo una napolitana de crema que está muy buena, ya verás”. Y lo veo, como en el mus.

Mientras descubro lo rica que está, van llegando Sagrario, y Javier y Vicente... y no he terminado de merendar cuando ya se ha sentado también David con nosotros. La tarde promete... La fotógrafa egocéntrica ya se ha llevado sus fotografías en seda, ahora cuadros de papiroflexia asisten a nuestra tertulia. Y mientras se desmigaja la tarta de chocolate de Sagrario empezamos la tertulia comentando el libro de “El mundo” de Millás. “No quería leerlo pero al final tendré que hacerlo porque todo el mundo habla de él...” dice David, mientras Sagrario comenta que una vez asistió a una conferencia, y le dijo que ella creía que tenía cierto toque infantil a la hora de narrar. “...Parece que Millás se ofendió” concluye. Mientras, todos estamos de acuerdo en que siempre introduce a algún personaje que fuma porros. Javier está leyéndolo, y le gusta y aprovecha para leernos un pasaje del libro donde habla del frío: “Si se ha tenido frío de niño, se ha tenido frío toda la vida”. Pero no es Millás santo de la devoción de Vicente que trae a colación del pasaje leído algo que decía Ray Bradbury: “Todo el mundo puede ser poeta si se cuenta algo que le emocione”. Los demás estamos de acuerdo en que en el caso de Millás, es una mezcla de emoción y oficio. Y comparten Javier y David su buena opinión sobre el punto de curioso que tienen sus historias.

Javier nos recuerda los deberes de hoy. Para los poetas algún poema con las palabras “humo” y “espalda”. Para los relatistas la frase: “Son tan guapas que da pena insultarlas, pero hay que hacerlo”. “Un café con leche y otro con hielo”. Ulises, nuestro camarero, interrumpe su camino hacia el baño para atender las peticiones de Vicente y David. Sobre los comentarios irónicos de cómo le van a salir esos cafés entre el apremio físico y la demora que le hemos impuesto, Javier recurre a su memoria para recuperar el poema que escribió y ha olvidado traer:

He dejado de luchar.

El humo
En que se ha convertido tu espalda
Es tan solo silencio...


Ha nacido la segunda versión de su poema, pero quien quiera saber cómo continúa tendrá que pedírselo a él. Javier ha hecho un guiño de complicidad a nuestro viejo amigo Bartleby en este poema. Vicente lo señala también: “Me gusta porque es corto y resume el ultimo día de la tertulia”. “Es verdad, dice Sagrario, es un poema-bitácora”.

“¿Os sabéis aquel chiste de faquires? Ese faquir que se iba metiendo en todos los pajares para clavarse la aguja...” (con voz de Chiqui-Javier...). Reminiscencia de la última tertulia también es la afición que ahora tiene Javier inventando chistes de faquires. La Pantoja y su “faquirrín” y una larga lista de personajes faquires que podría desenvolver en cualquier momento para nuestros oídos. A estas alturas de la tertulia ya ha llegado CarmenFron y Ana. De los chistes de faquires, saltamos al frío y de ahí al recuerdo de nuestra tertulia en Amargord: “Hemos pasado mucho frío en Amargord...” “... y mucha indiferencia también” dice Sagrario que comienza también a leer su poema con espalda y humo:

Grita el inconsciente
entre muros de humo
y espaldas sin rostro.

Tendrás que acabarlo Sagrario, le decimos, que llevamos con este verso del inconsciente desde diciembre... Insiste Vicente en que le ha encantado el chiste del faquir y el pajar, cada vez le parece más un cuento que un chiste. La tarta de chocolate de Sagrario se ha convertido en varios trozos marrones que ofrece a los demás. Y sobrevolando los gritos del inconsciente la tertulia acaba aterrizando en el trastorno bipolar. “Muchos artistas famosos han sido bipolares” dice David. Y no tiene nada que ver pero Sagrario mientras tanto le dice a Carmen que está más guapa desde su cumpleaños. Es agradable ese cruce de conversaciones. Ana consigue empezar a leer el relato que ha escrito: “El humo de tu mirada me deja incógnito... Que la importancia esté en tu mirada no en la cosa mirada, decía...”. El ruido aumenta. Los vecinos de la mesa del fondo se alborotan. Nosotros elevamos la voz, mientras comentamos el relato de Ana. Javier le hace unas sugerencias al respecto. Mientras, Vicente me sugiere que en vez de hacer la bitácora, escanee las notas que estoy tomando... Seguimos cruzando conversaciones tejiendo tertulia. Ana, entre mordisco y mordisco a su pasta, consigue volver a releernos el relato con los cambios que se han hecho. “Ana, por favor, puedes volver a leer el final...” Sagrario insiste... ¡Como no! Lady Noise ha llegado justo en ese momento a recoger la mesa... ¿Querrá escuchar el relato también Lady Noise? Quizás es eso... Me cae bien Lady Noise, pero es oportuna como ella sola, la verdad... No sería igual la tertulia sin ella. David, que desde que se quedó sin apéndice, se ha vuelto poeta nos lee sus deberes:

Detrás de ti
No había nada.
Acaso una espalda,
que abrazar.
Piruetas de humo...


Hay que reconocer que no le salen nada mal los poemas a David. Y mientras Vicente comenta el piercing de la camarera, David explica que quería hacer un poema sobre el paso del tiempo, pero ahora parece de amor... “Apenas dos piernas, las tuyas, marcando como agujas, la hora irrepetible...” Es una imagen muy sugerente la que ha escrito David sobre las piernas. Muy sugerente. La tertulia deriva en la obsesión sobre la pérdida del tiempo, sobre la necesidad de hacer o no hacer cosas en el tiempo libre y no libre. Nuestra tertulia cada vez es más rica en conversaciones y nos falta tiempo para leer, para hablar, para todo... Y es bueno, que nos falte tiempo, porque tenemos mucho que decirnos los unos a los otros.

Y mientras seguimos con la obsesión sobre el tiempo, el “stilnox” y las anfetaminas con coca cola. Javier hace una nueva proposición. La de crear lo que ha llamado “Un diario mágico-poético”. Edu, que también ha llegado ya y somos ocho, dice que eso le suena a “rollo American Beauty”... Se trata de rescatar imágenes diarias que te llamen la atención. La semana siguiente leeríamos las que hemos rescatado cada uno y de ahí sacaríamos la excusa para escribir... No parece mala idea. Sagrario, por su parte, propone hacer una bitácora doble. Multiperspectivismo. Tampoco es mala idea.

A esas alturas hacemos un inciso para que Javier nos diga los deberes para el próximo día. Para los de relatos, utilizar alguna de estas frases que han surgido a lo largo de la tertulia: “Las piruletas de humo. Tengo miedo a que se pase el tiempo. Este medicamento aún no lo he probado”.

“Ahí fuera está Eduardo Noriega... sentado con una chica...” “Bueno, pues habrá que verle luego...” pienso mientras me toca el turno de leer mi relato con la frase “Son tan guapas que da pena insultarlas, pero hay que hacerlo”. Me ha resultado tan difícil escribir algo con esta frase, que creía haberlo resuelto con una especie de reflexión, que no sabía si se podía definir como relato. Pero tras leerlo, me dicen que no, que sí puede ser un relato. Y valoran mis compañeros que haya sido escrito en segunda persona. Bueno. Parece que me quedo más aliviada. A continuación CarmenFron nos lee el suyo. Siempre es curioso descubrir cómo a partir de la misma frase salen relatos tan distintos. En el mío se habla de modelos, en el de ella de prostitutas y asesinatos. “En “la casa de Yola”, mesón que abrió la misma Yola, una extrapecista, tras fracasar en la dirección de varios gimnasios...” Así comienza el relato de Carmen. Un relato muy entretenido, donde se cuenta como se van cometiendo asesinatos en un Polígono Industrial. Y el punto final a las lecturas lo pone Edu, con su poema sobre los mineros titulado “Superhéroes”:

Como tantos otros restos de cosas
Aturden al arco iris, todas las tardes
de octubre.


Y tras recuperar la voz de Eduardo, su poesía, su naturalidad... parece que la hora, van siendo las ocho y media, y las obligaciones particulares, imponen que nos vayamos despidiendo. Cuesta dejar el Café Galdós, cuesta cerrar la tertulia, despedirse de estos compañeros de risas, conversaciones y literatura. Pero me voy con la sensación de que tengo suerte, tengo mucha suerte de estar con ellos, de ser parte de ellos. Y os contaría lo que dijo Vicente sobre lo que hace Jose Luis Moreno con Monchito cuando ve un rumano... Pero... no es cuestión de contarlo, hay que oírselo a él.





Rocío Díaz Gómez

7 de febrero de 2008

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