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martes, 1 de abril de 2014

26ª Jornada/VII año: Miércoles, 19 de marzo de 2014


EL JET LAG Y EL AMOR


Harigato, quiero decir Namasté, o Buenas tardes.

Aterrizo, aterrizo lentamente. Y ya no es el Ruiz, es la Livrería.  ¿Con “v “? Sí, con “v”. No es el jet lag, tranquilo, es que se llama así. Y por cierto, te toca hacer la bitácora. ¿La bitácora? Pero si no sé en qué hora vivo, ni en qué país. No importa. Nada importa. ¿No te han enseñado los indios que más o menos da lo mismo una cosa que otra, que todo da igual? Pues escribe y déjate de gaitas. ¿No es eso lo que te gusta? Sí, me gusta escribir. Pero los novelistas necesitamos saber el día y la hora para ubicar la trama, y el lugar donde transcurre la acción, y adónde va el siguiente capítulo y el desenlace,  no somos como los poetas.

 Venga, déjate de rollos. ¿A cuántos indios no has visto que no saben si tendrán para comer al día siguiente y no le dan tantas vueltas? Vive el ahora. Como los notarios. Y cuenta qué paso en el Ruiz. ¡Querrás decir en la Livrería! ¡Es verdad, en la Livrería, casi la cago! Te echaré una mano: miércoles, 19 de marzo, día de San José, Madrid, pronto llegará la primavera…

En los bajos de la Livrería, reunidos en amigable tertulia literaria, todos ellos por propia voluntad y en el libre ejercicio de sus inquietudes artísticas  y culturales, comparecen:
Dícese llamar Paloma Hidalgo, que aporta tres microrrelatos en metálico: “Gigantes”, que cosecha la admiración general. Luego, “Hambre”, sobre venta de niños. Y por último: “Turbuluencias”, que será publicado próximamente.

De nuevo el  jet lag. Me ha parecido oír que alguien quiere ahondar en las diferencias semánticas entre “pajera” y “pajillera”, en su correcta ortografía y en su etimología. Y también me ha parecido oír que Javier ha desmenuzado gracias a Internet los antecedentes históricos orígenes del "Cuerpo Técnico Sanitario de Pajilleras del Estado" y sus sedes en Andalucía.  ¡No…!

María Antonia Copado le entrega a Carlos para que nos lea “Falso beso”, inspirado en la exposición de de escultura y obra gráfica de Leonor Varela en el Hotel Puerta del Retiro. Y Carlos nos habla de torsos y bocas…

Aureliano Cañadas nos traslada al territorio de los mitos, al momento de la lucha entre Teseo y el Minotauro. “Una caricia” y “Porque yo soy Teseo” nos dicen que “es necesario ser el dueño del tiempo”. Aure sigue alicatando su “Laberinto”.

Comparece Paco Fenoy, sonrisa al viento, con dos pequeñitos poemas. “Mis negros ojos” que “van donde tú vas”, llega al respetable. Amoroso y ardiente Paco. El segundo, “Era el estío”, recibe alguna crítica. Mucho fuego en el verso.

Rocío Díaz indaga en el mundo de los alumnos torpes. “Gorda”, titula el relato que sobrevuela el reinado de Isabel II y los libros de Historia. Efectivamente, como se esperaba, el niño no entiende nada. Pero aunque se esperaba, ¡se armó la gorda!

Javier Díaz, nos ha traído del pasado una sextina. ¿Qué es eso? Una composición de seis estrofas de seis versos endecasílabos más un colofón de tres versos con palabras que se cruzan y entremezclan. “El verbo” se llama la obra que concluye: “Si el verbo sale a escena, don divino”. Del libro “La palabra y la carne”.

Me da una recaída. Isabel II. Las sextinas. El minotauro...  

Carlos Ceballos viene a darme la puntilla con un poema que se titula “Shanti”, ¿palabra india, sánscrita? El poema habla de la paz que supera toda comprensión. Ohm. Tono agradable. Carlos nos deja buen cuerpo.

León Cano viene con un soneto cuya trama se desarrolla en un teatro. “Manos amantes”. León se queja con maestría. “Tus manos me amaban, pero tú no me amabas”.  Uff. El amor es como el jet lag.

Juan Antonio vuelve con “Nuestro cabezón” remozado. Se vuelca en la interpretación teatral de la pieza. Diálogo simple entre Amor y Luna, rebotadas porque no les dan el Goya. Otro año será.

David no ha hecho deberes. ¡Ay estos novelistas y las carreras de fondo!

Alberto tampoco. ¡Ay estos novelistas!

Miguel es un compañero nuevo que viene del Perú y escribe poemas de renuncia. Nos dedica su “Epitafio”, que dice, entre otras cosas: “morirse resulta insuficiente”.  Es un género, el de los epitafios, a considerar.

María Juristo, nos lanza un poema de autor desconocido, “Viajar”, que se atribuye a García Márquez. El público se rebela, pues el texto no da la talla. ¿Será de García Márquez o son las cosas de Internet?  Luego, María declama algo suyo, “Aún… permanecen en la noche aquellas palabras negras…”  Penetrante y suavecito.

Ana González, pone sobre la mesa un microrrelato, “Portátil”. “Estaba segura de que me fallaría la memoria”, empieza inquietante. Pero la tecnología redime al personal.

Leo Varela nos habla de su exposición. Recibe los elogios de quienes acudieron al estreno. Piedras talladas con esmero, rostros que se perfilaron tras muchos años de aprendizaje. En el Hotel Puerta del Retiro. Pasen y vean. 

En último lugar, comparece quien dice llamarse Paloma Sánchez. Está cabreada, confiesa, pero tampoco sabe adónde se dirige. ¡Vaya, otra con el jet lag! Nos propone una solución poética: “Maneras de cerrar los ojos”. La crítica recortaría alguna cosa. Tampoco mucho. Me suena esa voz poética.

Y el tema. El otro día me quedé dormido en el 27 y me desperté en la Plaza Castilla. Nunca me había pasado. 
  

Vaya tardecita. Cierro la libreta. Deben ser entre las ocho y las nueve. El jet lag es como el amor. 

Alberto Torres
1 de abril de 2014

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