...la primera vez: deseo, ilusión, temor. Mi primera bitácora
Todos sabemos lo que
representa la primera vez: deseo, ilusión, temor. Ganas de huir, sobre todo
cuando el acto va a ser público y en la sala te observan, desde los retratos
colgados en las paredes, maestros de la escena, con expresiones, no sabes si de
espanto o de comprensión. Así que…, bueno…, en fin… ¡Uf! Empieza la bitácora.
En un mayo que marcea, la
tarde se presentó fresca y tormentosa, pero los rascamantes no fallaron. Fueron
apareciendo Rocío, Juan Antonio, María Juristo, Javier, Paco, Carmen Escohotado,
Cinta, Isabel Morión, Aureliano y yo, claro.
Como había sido la primera
en llegar, tuve que enfrentarme, también, a la primera lectura de la tarde, un
relato titulado “En la playa”. El relato en sí tuvo buena aceptación, pero con
el título hubo discrepancias. A continuación, Rocío nos dio la primicia de un
cuento que ha enviado a un concurso, el cual, obligatoriamente, debe comenzar
con un texto determinado. Como siempre, quedamos encantados con su relato. Juan
Antonio destacó la habilidad de Rocío para pasar de lo trágico del texto
marcado a otro registro. Para María, se retrata un héroe anónimo, cotidiano,
con gran ternura. Llegó el turno de Juan Antonio; un poema, “La Alhambra”,
escrito en recuerdo de una visita a tan fascinante y literario lugar. A
continuación, Omega nos comenta un artículo aparecido en ABC sobre un libro de
Carlos García Gual: “Sirenas, seducciones y metamorfosis”, donde el conocido
helenista investiga el mito a través de la historia, desde sus orígenes como
ser terrible y destructor, con patas de ave, hasta su metamorfosis en la mujer
pez, seductora perversa, a la que el Romanticismo otorgará un sentimiento de
amor trágico, como en el cuento de Andersen, “La Sirenita”. Juan Antonio comentó
un artículo de Adolfina García, en el que se recoge la decepción de Colón al
comprobar que los manatíes no eran las sirenas que creía haber encontrado. La
discusión dio pie al maestro Aureliano para leernos un poema suyo, en el que
Ulises, viejo y borracho, en un figón, se lamenta de no haber escuchado a las
sirenas, dando un giro conmovedor al mito.
Javier nos leyó una breve
composición, que provocó un interesante, aunque un tanto caótico, debate: ¿Dejan
de tener sentido las palabras, si desaparece lo que nombran? Más aún: ¿puede
una palabra nombrar un objeto inexistente y crearlo? No llegamos a ninguna
conclusión, pero lo disfrutamos mucho. María hizo una aportación curiosa. El
nombre de un personaje de su última novela, la Cuchimilda, se debe a sus hijos,
que llamaban así a mujeres estrafalarias que se creían elegantísimas. Como era
su turno, María nos leyó un relato breve, “El regreso”, de intensa prosa
poética. A continuación, Javier dio la bienvenida a una nueva componente de la
tertulia: Carmen Escohotado, quien ahora coordina la tertulia “La Trastienda”,
fundada por la poeta Begoña Montes Zofio. Carmen nos presentó “EL LIBRO II DE
LAS ALDRAVIAS” una antología bilingüe español-portugués, que recoge “aldravias”
de autores españoles y luso parlantes, con traducción y adaptación al español
de Begoña Montes Zofio, que tuve el placer de presentar en el Ateneo el pasado
mes de abril. Las aldravias son composiciones poéticas de un máximo de seis
versos, con una única palabra en cada uno.
Transcribo una aldravía de Carmen y
otra de Begoña y su traducción al portugués:
La a
Sequía seca
Ha tem
Tomado tomado
Mi meu
Desierto deserto
(Carmen Escohotado)
Inteligencia Inteligência
Vivir viver
Feliz feliz
Cuidar cuidar
Pensamientos dos
-
- - pensamentos
(Begoña Montes)
Paco, que venía travieso y
cañero, leyó, en primer lugar, un soneto de Juan Ruiz de Torres, publicado en
ABC con motivo de su fallecimiento. Después nos leyó dos poemas suyos, de un
libro que podríamos denominar “monstruario” por los personajes elegidos como
tema. El primero se titula “Risitas” y describe al expresidente español
“primate del pensamiento social”. El segundo, “Míster W”, retrata al
expresidente norteamericano. Llegó el turno de Isabel, su poema “¿Liberan los
bombardeos?”, alude a la frase de Aznar y en él recoge el sintagma, “niños de
arena”, perteneciente al magnífico poemario “Irak”, del poeta valenciano
Antonio Martínez y Ferrer, autor que ha sabido aunar pensamiento crítico y
belleza poética, en una obra de calidad poco frecuente. Cinta nos sorprendió
con un poema a la muerte de su padre: ”Como el ancla”. Nos contó que tardó años
en poder escribirlo, pero que, al hacerlo, logró terminar el duelo: “fundió la
escarcha/y entreabrió la ventana”. Leyó también el titulado “La isla”,
reflexión sobre el amor y lo que fantaseamos sobre él. Confesó tener muchos
versos escritos hace tiempo, que ahora se propone revisar. Y con los buenos
propósitos de Cinta, se dio por terminada la tertulia.
Desde la pared, los actores nos
despidieron con gesto cómplice. Y antes de bajar el telón, recordé un poema de
mi admirada Emily Dickison:
Great Cesar! Condescend
The Daisy, to receive,
Gathered by Cato’s Daughter
With your majestic leave!
¡Gran César! Condesciende/A recibir,
a la Margarita/¡Tomada por la Hija de Catón/Con vuestro mayestático permiso!
Lo dicho. Mi primera
bitácora. Que la disfrutéis.
16 de junio de 2014
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