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viernes, 1 de agosto de 2025

32ª Jornada/XVIII año: Miércoles, 28 de julio de 2025

 


El caos y la belleza


Vengo de pasar unos días de caos. El calor es una trituradora que hace polvo cualquier propósito. Y si no, que se lo digan a Rocio, acróbata de sandalias valientes para cruzar las múltiples y nunca acabadas obras de este Madrid que nos ata, y todavía no se por qué. Ay, ¡que no sabes por qué! Seguramente porque encontrar belleza, ese refugio que busco con casi desesperación en este universo de corrupción, enfrentamientos y otras bazofias al uso, lo encuentro en Rascamán. No sólo en el soneto de José Leon, ese tejido que no cesa, para su disfrute y el nuestro. Entre la sátira "real" a Pedro Sánchez, el caos entre sociatas y corruptelas.


Menos mal que los caminos lácteos alimentan esperanzas en ese cosmos poético, que huye del desastre político. También en esa Islandia que tan bien sabe disfrutar Javier en este infierno veraniego. Belleza, la serenidad y la calma para disfrutarla. Y entonces, saltan montón de pareceres. Que si es necesario un mínimo de tiempo, en medio de un trabajo agotador, para su contemplación. O que no, que es tan potente su luz, que sea cual sea el momento en que se presenta, nos hace llorar de emoción, o detenernos en ese prodigio que nos deslumbra para siempre. Ya la tribu de los cronopios sabía mucho de eso, tanto que Carlos nos describe otra familia, con un nombre que me suena a Halcón, y que comparte con sus primos esas profundidades dormidas e inexplicables que todos llevamos dentro, pero sin enterarnos del todo. El canto del castellano con palabras italianas, de Matteo Barbato, otra forma de enfrentar este misterio que parece ganarnos la batalla a veces. Y nuestro italiano toca esa lira en la que el Mediterráneo hace maravillas. Esas veces en las que las deudas no pagadas tapan el aparente prestigio de alguien intachable, esas deudas como broche de esos "te quiero", de Alberto. Los ideales rotos de Miguel Hernandez en Rusia, el remate de las huelgas mineras en Asturias, dentro de la República, el retrato de otra época tan caótica como ésta, es el esbozo trabajado de Paloma, con ese discurso contundente y rotundo al que nos tiene habituados. José Antonio habla de su eterna aventura en tierras galaicas, en las que el Santo no se cansa de esperarlo. Y José María, con su telescopio en medio de una bruma de sueños, distingue el galopar atemorizante del lobo y el oso, amenazas contempladas con el único escudo del amor.


Los estallidos de María Jesús, un parto que estalla con el estruendo de una bomba y esa fiesta de fuegos artificiales que oculta la destrucción y el aniquilamiento.


Saltar por un balcón, en una noche cualquiera, es poner fin al miedo que tantas veces nos hace imaginar monstruos inexistentes. Lo pretendo en mi cuento, un homenaje, también a las madres debatiéndose en el caos de cualquier encierro.


Omega asiste a esta representación, quizá para inventar más tarde, una pieza a la belleza, el talismán que nos salva del caos.


Nos vamos, esperando otra tertulia, que nos siga salvando de este caos que no cesa.



Cinta Guil Redondo.

28 de julio de 2025




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