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martes, 19 de mayo de 2015

28ª Jornada/VIII año: Miércoles, 29 de abril de 2015


El castillo de irás y no volverás

Reunidos alrededor de una gran mesa, acomodados sobre mullidos cojines de plumas y cobijados del frío por una confortable chimenea, en la sala colgaban brillantes arañas de cristal de bohemia, con columnas en las que se apoyaban ánforas de cristal de Murano verde.

Se hallaban los personajes de las distintas historias que a lo largo de los tiempos han entretenido tanto a mayores como a pequeños.

La primera en llegar, la Reina de las Nieves, con un cristal clavado en el alma, el cual se translucía a través de uno de sus ojos, contaba su dolor titulado ”Escupe tu veneno”, veneno que le provocaba un doloroso malestar. (Isabel Morión)

Sobre otro cojín se hallaba Caperucita Roja -a ratos como si de un arco iris se tratara cambiaba a verde-, nos leyó ”El secreto de mis latidos” y “Corazón”. Según leía, su capa y caperuza cambiaban de tonalidad. Se escuchaban risas y al final suspiros de emoción. (Maria Antonia Copado)

Sentados uno enfrente del otro Hänsel y Gretel con sus batiburrillos, Gretel recordó a los presentes los diferentes idiomas de la literatura.

Después de leer, dándose cuenta de que las miguitas de pan habían desaparecido, advirtió a lo lejos una casita. Invitó a Gretel a que le acompañara hacia ella, era la casa ideal para dos niños hambrientos. Asomándose por uno de los cristales de caramelo vio a una bruja gorda y malencarada metiendo algo en su horno y mirando a su hermana, él grito:
-Esta vez seremos nosotros quienes nos la comamos a ella. "Lo que hace el hambre, señores". (Omega y Eunice Escribano)

Al lado de esta, Aladino muy acomodado en su sitio con una lampara que iluminaba todo a su alrededor entre deseos, visiones y fantasías ”Llave”, ”Selene”, ”Mar” y otros más mostró su maravilloso poder creativo. (Cinta Rosa Guil)

Muy cerquita se hallaban las zapatillas rojas dispuestas a que una vez calzadas la llevaran a un mundo de verdadera felicidad siempre deseada ”Llovía intensamente”. (Rocio Diaz Gómez)

Y pegadito, el gato con botas audaz, inteligente, pícaro -”lo que es un gato”-, con los trofeos hallados por sus esfuerzos y no por los del Marqués de Carabás, ¡claro!, ”La vie en rose”. (Alberto Ramos)

Al fondo, el zapatero con sus diseños dispuestos por la noche para hacerlos nos hablaba de Borges.

Al día siguiente, como por arte de magia, se los encontró ordenaditos encima de su mesa de trabajo, eso es lo que nos contó. (Maria Juristo)

Barba Azul acariciándose la barba y mirando a su alrededor cuidadosamente por su próxima víctima propiciatoria, estaba entre si más mayor o más joven que la anterior y, mientras tanto nos hablaba de “La Transición”. Este periodo mágico, los pueblos vivos. Y en coro, unos cuantos de los presentes le pidieron que para la próxima vez nos contara sus secretos de alcoba y algún que otro de mazmorras.(Paco Fenoy)

Junto al zapatero le seguía Juan sin miedo que con gran elocuencia nos relató las múltiples formas de orejas que existen y lo que cada una dice de su poseedor y las diferentes maneras que pueden utilizarse dichos apéndices ”Templo de las orejas”. (Enrique López Clavel)

Presidiendo la mesa el Cascanueces, dueño del castillo, que con dulce melancolía añoraba lo que creía perdido: esa bailarina que entre sueños y fantasías deseaba tener junto a él, ”Nunca” ”Nunca dormí en tus brazos”, ”No supe a que sabían tus labios o tu risa” de José Cereijo, y después de mucho peregrinaje termino junto a su bailarina. (Javier Diaz Gil)

Lindando con Barba Azul, Jack y las habichuelas mágicas. Empezó a hablar y nos unimos todos trepando tras él por la gigantesca mata de habichuelas. Llegamos hasta el ogro y de pronto se transformaron en ángeles con deseos de morir: ”Canción de los ángeles caídos”. (Miguel Paico)

Estaba Scherezade entre sus mil y una noches. Encantándonos con sus “Palabras” sensibles, desgarradoras, iracundas, un conjunto verdaderamente estremecedor muy de Scherezade con gran ingenio y temple. (Ana Delgado)

Echada casi medio cuerpo se hallaba la somnolienta Bella Durmiente con sus “Maneras de cerrar los ojos”. (Paloma Sánchez)

Había estado sentada Bella entre el Cascanueces y Hänsel, levantándose apresuradamente corrió diciendo “No me marcho” y se cambió de lugar muy dispuesta, como siempre, a auxiliar a Juan sin miedo, pero ya él había favorecido al zapatero. Pobre Bella, siempre intentando transformar a la Bestia. Nos agasajó con “Edipo y Yocasta”. (Amelia Peco)

Blancanieves sentada al lado de Gretel, envuelta en un halo de mariposas que nos recordaba a todos su amor a los animales.

Después del bocado de la manzana, situado en su garganta, soñaba que era uno de los animales más nobles y bellos que podemos conocer. Metiéndose en su carne nos hizo ponernos en su piel ”En la Plaza” “sobre amapolas silvestres, levitan quimeras”. (Teresa Muñoz)

Rapunzel en una esquina, nos hablaba de su visión de lo que sería su propia experiencia de tener que dar parte de uno a cambio de poco ”Renta” “Préstamos sexuales”, también nos relató otra realidad que existe desde el principio de los tiempos: el que arrea antes, arrea dos veces. (Ana González)

La cerillera muy acurrucadita en un rincón y su demoledor poema con su ultima cerilla, encontró la calidez de ese beso tan deseado que la salvó de la desesperación. (Maria Jesus Briones)
  
Dedicado, en memoria póstuma, para Antonio Escribano Ortiz que en su día me contó una historia, sin parecerse a ésta, que se titulaba “El castillo de irás y no volverás”.



Eunice Escribano
20 de mayo de 2015

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