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sábado, 2 de marzo de 2024

17ª Jornada/XVII año: Miércoles, 28 de febrero de 2024

Barca varada en la orilla...

 


Mi barca está varada en esta orilla, hace tiempo que estoy cansado de remar en estas aguas. Desde que caíste enferma, querida, hace casi cuatro años, apenas si he escrito cuatro letras, porque el polvo del desierto no me deja ver los horizontes, ni la inmensidad de un Cosmos que quiere abrazarnos, en su afán de convertirnos en bravos corceles del amor.

Desde la pandemia dejé de escribir, no podía con esas filas de muertos y de ancianos devorados por la angustia de morir asfixiados en esas residencias regidas por hipócritas; de morir solos con su angustia, y abandonados a su suerte por obra y gracia de una decisión política. Apartados del mundo y de los suyos, porque según la inmisericorde Ayuso: ”Se iban a morir de todas formas”. Moríos solos y apartados de mi vista, es el epitafio invisible que resuena en los corazones de las personas que los  amaron, lanzado por las administraciones políticas.

Y ahora, querida, estoy escribiendo para la tertulia Rascamán alguna cosa después de tanto tiempo. Este miércoles, como bien sabes, fui a Madrid vestido con el traje de la alegría, que no está hecho por ningún sastre ni comprado en los grandes almacenes, sino elaborado lentamente, en el invisible taller del sentimiento de mis fuentes, en el rastro que dejaron en mi alma tus detalles.

Y aquí estoy, alhaja, con estos grandes marineros, que pluma en ristre nos despliegan las velas de este invisible bajel, que navega en las aguas de este Madrid lleno de gentes enamoradas de pantallas táctiles, porque ha mucho que perdieron la suave caricia de unas manos cualquiera. Se me parte el corazón, querida, de tanto cable adherido a los pulmones de la vida, de tanta gente solitaria prendida a la ficción que nos enseña un vendedor. Pero gracias a estos nobles marineros, y a nuestros hijos,  y a todas las gentes que aún saben amar, puedo adherirme a los tablones que flotan desperdigados por el mar de la vida. 

Hoy he decidido, como ves, hacer la Bitácora, como años atrás. Al presentarme voluntario, Rocío, ha dicho:

-Muy bien, Juan Manuel.

Y aquí me tienes, haciendo lo que sea menester para que este bergantín siga adelante, sorteando el ruido de la vida. 

Habíamos empezado tres cuartos de hora más tarde que otros días, pues el chaval que lo regenta tenía que estar con el técnico de la calefacción:

-Perdonar, pero es que si no voy, lo mismo estoy la tira de tiempo sin ella.

Y lleva razón, incluso estando en casa, a nosotros nos costó un mes que nos arreglasen el regulador de presión para el gas. Toda una muestra de la eficiencia del libre mercado de las subcontratas.

Así es que poco a poco fueron llegando marineros compartiendo las distintas aventuras que acontecieron en los bares cercanos al invisible puerto de Madrid.

Juan Antonio al llegar nos sorprendió con un montón de milhojas :

-¡Aquí tenéis!, para vosotros- nos dijo muy contento.

Javier le dijo

-Bonita forma de celebrar el nacimiento de las dos gemelas.

-No, es que hoy es mi cumpleaños. Son milhojas colmenareñas.

Y ahí nos tienes: al abordaje, tras dejar puñales, plumas, patas de palo, garfios y otros útiles de la piratería en la borda.

Paloma y Carmen, mientras tanto, se morían de envidia, pues estaban conectadas al bergantín vía on-line. Menos mal que dije a Juan Antonio:

-Envíales unas milhojas virtuales, seguro que son muy apetitosas y adictivas. La verdad que no sé si abran llegado a buen puerto, porque con esto de las tormentas electromagnéticas solares, cualquier cosa puede ocurrir; cómo si están camino de Marte, para que se harten los primeros pobladores, Elon Musk, Benzos y cuadrilla, tratando de fugarse del rastro de miseria que están dejando tras sus cascos polvorientos, aunque no sé dónde van a vender sus productos en un planeta con cuatro gatos y sin tener a nadie a quien mandar.

Se incorporó a la tertulia una nueva compañera, Fátima, conocida de Javier y Rocío, por antiguas aventuras compartidas, en las que abordaron fantasmales barcos de la imaginación y el sentimiento. 

Invitada a presentarse y leer algo, nos dijo que desde la pandemia no había escrito nada y que lo que practicaba era el relato breve, amén de haber destruido una buena parte de lo que escribió. Era profesora y practicaba la narración oral, y en el aula utilizaba el micrófono, pues a la postre terminabas mal de la garganta.

A continuación, hubo una pequeña discusión sobre si era conveniente escribir para uno mismo o para los demás. Al parecer prevaleció entre la marinería la segunda opción, aunque a mí me valen las dos. Nuestro capitán, Javi, no se pronunció, pues siempre aplica la sentencia de Confucio (o alguien disfrazado del líder espiritual, vaya vd. a saber): ”Nunca tomarás partido por nadie, y así no crearás división entre la tropa”. Sabia máxima sin duda, pues la prudencia es el camino que nos lleva al conocimiento de uno mismo.

Juan Antonio después de ensalzar sus milhojas colmenareñas, a unas observaciones de Fátima, dijo lo siguiente:

-Pues te voy a decir una cosa Fátima: en la enseñanza secundaria a los primeros Orientadores escolares que llegamos nos llamaban los Paquistaníes; que traducido al lenguaje de los habitantes de la costa, quiere decir ¿Qué hacen estos aquí? Al parecer según anuncian los rotativos, cuando estos llegaron a la costa, se las valieron y desearon para introducirse poco a poco a las filas de los enemigos, que por doquier ponían trampas a su avance. Según cuentan diversas fuentes fideindignas, aún queda un pequeño rastro de esta lucha; es como si dijéramos, un rastro en el cosmos escolar de la radiación de fondo después del Bin-Bang.

A continuación, Calderón, nos leyó un poema sobre el 11M, pues una de las Asociaciones de Víctimas del Terrorismo se lo había pedido; de forma que no diese pie a interpretaciones partidistas, pues en el mundo en que vivimos, incluso hasta en la manera de andar te incluyen en un bando; y no digamos en la de gritar.

Sonriente y jovial, nos leyó el poema titulado Azucenas, del que entresaco los siguientes versos, que andaban traviesos por las nubes:

“ En el recuerdo

hay un campo sembrado de dolor,

descubriendo el alba de una mañana

que nadie imaginó

tan hecha para el luto.

…………………………………………………


Era un día de sol,

que emborronó la mano de la muerte.”


A continuación, Manuel nos empezó a leer su novela titulada Ninguno de los suyos, en la que nos relata al ambiente de un personaje con un traje confeccionado con billetes de 5000 euros (imagino yo), que a través de su posición, establece una relación sexual con una joven periodista, necesitada de dinero.

Esperamos con interés la continuación de esta historia de interacción de distintas clases sociales.

A continuación, Javier hizo uso de una campanilla, y tras batir el aire con un timbrazo, se hizo un grave silencio en la cubierta. Y se puso a leer dos poemas de la escritura portuguesa Marilia Lopes, que está traduciendo.

Del primero sacamos los versos:


“Cada paso nos va llevando

lenta o bruscamente

a una ceniza etérea, irrespirable.

…………………………………………………

Tenemos estrellas en las razones

que no reconocemos

en nosotros.”


Y el otro titulado Poemas  cotidianos, de Rafael Courtoisie.


“Cuando se rompe un vaso

el piso queda erizado

de estrellas.


Antes de barrerlas

disfruta.


La noche puso

una galaxia 

a tus pies”


¡Toma ya!, ahí queda eso, nada más ni nada menos que una galaxia a tus pies. La imaginación no tiene límites, es como el amor: que rompe el horizonte.


A continuación José León, que tan acostumbrados nos tiene a sus sonetos sorprendentes, derrochando imágenes por doquier, tras lanzar una daga hasta los cielos, y tomándola de nuevo en su caída, como jovenzuelo atlético, la lanzó de nuevo hasta alcanzar la bóveda celeste. Y como experto patinador giró sobre sí mismo, y nos deleitó con tres sonetos sobre el calor, el frío y una crítica al Congreso. Todos muy agudos, llenos de burla, crítica y a su vez de humor y fantasía.  

Del soneto del congreso entresaco la última estrofa:


“Más que cañí, qué mísera es España

si consiente la mísera patraña

en que fingen reñir perros y gatos”


Del poema titulado Consuelo, entresaco:


“ Consuelo, te ofrezco un Miguelito

con todo el corazón, que eres discreta

y limpia como un hada pizpireta.


Feliz me siento porque de Albacete, 

donde nací y viví de pequeñito,

traje a Madrid dulzor de rechupete.”


No puedo traer más estrofas de otros sonetos, porque el muy condenado, se ha enfadado conmigo y tras tirar su sombrero por el suelo, la ha emprendido a bastonazos con él mi gorra.

Le espero en el próximo puerto donde arribe nuestro barco.

No obstante, para que se fastidie este medio grumete, cogí al vuelo estos versos:


“lo bien que se está en casa cuando hace frío”

O este otro:

“Me divorcio del sol y me fatiga”


A continuación, la inefable Rocío, quitándose el turbante piratesco, nos leyó uno de sus geniales cuentos. Nos cuenta las aventuras de una tía de la protagonista, que se escapa de La Residencia de Ancianos en que vivía a horas intempestivas. Tras llamar a la sobrina para alertarla de sus escapadas, ésta la buscó y la encontró en un parque columpiándose, y tras regañarla, su tía la cogía de la mano, mostrándola todo su amor. Esta escena ocurrió varias veces, hasta que la sobrina descubrió, que lo que la pasaba es que la viejecita se había convertido en una niña, que cogía a su mamá -su sobrina- de la mano, mostrando el más tierno y profundo amor.

Un cuento muy tierno y lleno de belleza, en el que Rocío nos mostraba la emoción, haciéndola quebrar su voz.

Muchas gracias Rocío, muchas gracias. Todo un lujo escucharte. Lástima que no publiques, y todo, según me dijiste, porque eres la segunda de a bordo de los que asolaron estas costas en tiempos de maricastaño.


A continuación saltó a la escena nuestra poetisa Paloma, toda exuberante y llena de energía, buscando con su mirada los Océanos perdidos en el ayer, desde la pequeña habitación donde habitan sus libros y sus sueños. Nos leyó unas páginas de la novela que está tejiendo, como una nueva Penélope. El tema es el siguiente:

Una escritora que hacía novelas por encargo, lo que llamamos negra de los famosísimos, recibió el encargo de escribir una para uno de estos adinerados, recibiéndola en su pequeña casa de 400 metros cuadrados, provista de domótica y todos los campos electromagnéticos y distintos tipos de ondas, tanto gravitatorias como de la energía obscura del universo. Y el muy villano de paso trata de camelarla; pero la negra le dice nones, que ella ha ido a cumplir el encargo para el que la habían contratado. Todo ello escrito con mucha chispa, porque Paloma no tiene otra cosa; pero lo que es chispa y oleaje desbordante… me río yo marinerito que te pierdes en altamar, para ver si la Tierra es plana, tratando de convencer a los Terraplanistas. Muy bien Paloma, esperando la continuación de tan digna aventura por los vericuetos de los que se consideran gente de bien.


A continuación tomó la palabra la tímida sirenita Celia, que poco a poco se dejó ver, saliendo de entre las tranquilas aguas de la mar:

Os voy a leer dos poemas de mi libro; no traigo nada nuevo.

Tras obsequiarnos con su tierna sonrisa, nos leyó el poema Herencia, dedicado a su padre:


Para no olvidar

bastó dejar fluir la sangre

de tu cuerpo a otro vertida

…………………………..

Ahora que late tu vida

por mis venas

que inútil el papel,

que inútil la fotografía.”


Tu padre Celia está lleno de ti, muy bien.


Y del poema Télamon, sobre un barco encallado en Arrecife de Lanzarote:


“ ---------------------------

Qué mares no descifraría

su gloriosa herrumbre.

Él insiste y reclama

toda mi atención

………………………..

Su imagen me persigue

como presentimiento

desnuda de materia:

olvido de quién

desde cuándo

refugio de gaviotas.”


Muy bien por el ensueño que te evoca este barco encallado, que sin duda guarda en sus rastrojos innumerables historias no contadas.


A continuación saltó a la palestra el napolitano Matteo, marinero de mágicos mares, y que sin duda fue rescatado después de un naufragio por aquellas aguas surcadas por Ulises, que no tuve ocasión de conocer, porque las olas de la vida me llevaron hacia las costas donde mi amor habita, y me dejan dormido en esta orilla.

Sospecho, que nuestro corsario y poeta Matteo, nos viene desde el pasado hasta el presente, que por un doblez del tiempo ha desembarcado en nuestras aguas.

Tras subirse a la quilla de nuestro bergantín, comenzó a desplegar las velas de la imaginación y nos obsequió con un poema.


Qué cosas tan bellas e imaginativas se le ocurren a nuestro poeta napolitano. Es lástima no haber podido cazar alguna que otra estrofa; pero el muy villano, guardó el poema en sus alforjas electrónicas, para que me quedase a verlas venir. 

Nos encontraremos en la próxima ocasión, o parada del autobús; que cualquier cosa puede ocurrir con tantos dobleces del tiempo en este tiempo lleno de imprevistos.


Y boquiabiertos nos deja nuestro joven Aureliano, abrigado hasta las cejas con sus gafas, gorra y bufanda, y tres jerseys, tras bajarse del palo más alto del bajel con suma habilidad y prestancia. Y tras gritar ‘Voto a bríos”, nos deleitó con el poema titulado Aquella casa”, en el que rezuma la intensidad de la nostalgia y el amor de aquella casa , donde habitó su último superviviente: nuestro querido Aureliano.


“Por qué en aquella casa

aparecía

 o desaparecía

aquel rayo de sol

o luz de luna.


Aquella 

luminiscencia  siempre

estaba allí.


¿Qué era

qué nos quería

decir?

……………………..

Aquella casa que

vendida y derrumbada

……………………………………

Y morirá conmigo”


Muy bien Aureliano, hay que conservar los recuerdos muy adentro, pues de esa forma, aunque mueran contigo, permanecerá el amor que la tuviste en los corceles del indomable tiempo, que todo lo recoge, como parte del espacio-tiempo que guarda los recuerdos, pues este es como una hoja que se puede doblar, y traer al presente las aguas del ayer y sus historias.


Después tomó la palabra Carmen, nuestra querida y dulce mexicana, refugiándose tras la pantalla. Tras lanzar al aire su sombrero de charra mejicana, nos deleitó con un relato lleno de poderosas imágenes, de las que pude captar las que siguen:


“Busco un león sin melena y me gusta el ejercicio, pasamontañas de hojalata.

Cómo me gustaría que la Tierra se detuviese y saliese despedida al infinito.” Infinidad de bellos hallazgos, que danzaban por doquier. Muy bien Carmen, muy bien.


Y por último, el que esto escribe, leyó el poema titulado Paisajes, del que entresaco algunas estrofas:


“Busca en tu corazón

aquellos acordes,

que un día te hicieron estremecer

aislándote del tiempo.

………………………………..

Bajo la piel granítica

están tus alas desplegadas,

esperando que mi barca

llegue

hasta tu orilla.


Sólo tú,

mi amor,

como aquella supernova,

me enseñaste los senderos de la luz.

Sólo tú,

Mi vida, 

sólo tú”


Frente a las atrocidades de Gaza y Ucrania, o las que recorren el planeta, por los jinetes de la violencia y la miseria, con sus cimitarras brillando entre los cerros, construyamos otra realidad, en el que la belleza, la música y la palabra conformen la esencia de la vida en el Océano Cósmico del Amor, como vosotros plasmáis en las tertulias.



Juan Manuel Criado Manzano
2 de marzo de 2024











 


   




 

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