Llegaron primero los poetas, León y Fenoy estaban sentados en un velador al contraluz de los grandes cristales que separan la Cafetería Santander del que fue otrora bulevar y hoy calle de cuatro carriles a punto de desembocar en la Glorieta Alonso Martínez, momento lírico roto por mis alertas de peligro y eso que ignoraba que María Juristo y Javier Díaz Gil llevaban tiempo en la sala de reuniones hablando de sus cosas; que el grueso del escalafón de Rascamán leyera delante de mi, aprendiza de escritor, era letal para mi autoestima. ¡Créanlo! Esa palabreja no es solo un invento del gran negocio de la autoayuda, es una ola emocional que lleva a quien pretende aprender un arte, practicándolo con quien lo domina, de la plena satisfacción a la desdicha y al revés: no por lo que haya dicho o escrito sino por la mera escucha de las rimas y medidas de los otros.
Me acerqué a la conversación que tenía entretenidos a los dos vates, me conmovieron, también ellos están en el día a día, me tentaron alguna de su palabras: viajes, tarjetas, transporte público... Opté por escuchar pero me distraje con un par de maduros madrileños que sujetaban sus paraguas como si acarrearán sombrillas a la playa, solo que abiertos; volví a los poetas y los encontré preguntándose la edad el uno al otro: León recibió con una gran sonrisa el comentario de Fenoy: ¡no aparentas la edad que tienes!
La sonrisa de Rocío llegaba vivaz por el pasillo de entre mesas y mostrador, esta vez iba puesta en sus ojos grises: nuestra gran dama del relato la puede colocar en cualquier ángulo posible de su cara. Me sentí reconfortada, al menos ella no me abrumaría, ¡leería después de mi!
De todos modos, Neruda debía estar enredando el aire porque minutos después otros dos tertulianos dedicaron un tiempo corto, tengo que aclarar, a su coincidencia en ese dato que no se puede modificar y solo tiene valor en los documentos oficiales, las fechas de su cumpleaños y porque creí escuchar: Y FUE a esa edad, ...Llego la poesía a buscarme. No se, no sé de dónde
Para que conste, comenzamos la tertulia, José León Cano, María Juristo, Paco Fenoy, Javier Díaz Gil, Marisol Elizari, Leticia Cabeza, Carlos Tejado, Rocío Díaz Gómez, Cinta Guil, Ana Gonz, las debutantes Ana Nieto y María Nasarre, Iñaki Farreras, Vicente González, María Jesús Briones.
León es un maestro que a veces puede incomodar con su verdad desnuda de subterfugios y componendas pero que alumbra espacios interiores que creías que no los tenías y que no siempre te gustan. Fue el primero en provocar el entusiasmo de todos al anunciarnos el poema que había elegido para leer del libro Poeta en Nueva York de nuestro poeta de referencia, como nos contó Fenoy que Pío Baroja lo estableció. Aquí quedan algunas estrofas:
Ciudad sin sueño (Nocturno del Brooklyn Bridge)
No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.
Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan
y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas
al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.
No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Hay un muerto en el cementerio más lejano
que se queja tres años
porque tiene un paisaje seco en la rodilla;
y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto
que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.
No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda
o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.
Pero no hay olvido, ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.
Un día
los caballos vivirán en las tabernas
y las hormigas furiosas
atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas.
Otro día
veremos la resurrección de las mariposas disecadas
y aún andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos
veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.
¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
...
Recojo alguno de los comentarios, guardo para los tertulianos quiénes los hicieron:
-Hay dos poetas en el siglo veinte en este país, Miguel Hernández y Federico García Lorca y los demás muy bonito, muy bueno...
-La generación del 27: Vicente Aleixandre son magníficos pero al lado de estos dos...
-¿Y Cernuda?
-Muy bien, muy bonito pero la altura que cogen estos dos...
-Fíjate que García Lorca tiene solo un poemario surrealista y por ejemplo Vicente Aleixandre toda su poseía es surrealista y él mismo eligió Ciudad sin Sueño como mejor poema surrealista.
-¿Y Valente?
-Yo siento adoración por estos dos, a lo demás no quiero desmerecerlos pero…
-A mí me pasa igual
A continuación, León leyó otro poema de Poeta en Nueva York, un poema de imagines paganas o religiosas, ¿quién puede decirlo? Esta vez recojo la primera y la última estrofa:
Nacimiento de Cristo
Un pastor pide teta por la nieve que ondula
blancos perros tendidos entre linternas sordas
El Cristito de barro se ha partido los dedos
en los tilos eternos de la madera rota...
...
La nieve de Manhattan empuja los anuncios
Y lleva gracia pura por las falsas ojivas.
Sacerdotes idiotas y querubes de plumas
van detrás de Lutero por las altas esquinas
---
Siempre imagino a María Juristo paseando y las palabras caminando hacia ella, abiertas para que ella les pueda escuchar su latido.
Es una imagen comprada o robada, seguro; hubo una época en que si no podía citar al autor no la escribía pero ahora he aceptado que soy los libros que he leído, las películas que he visto, los parajes naturales y artificiales que he visitado... soy deudora de lo que he querido retener y de lo que he querido olvidar y no he podido, de tantas y tantas personas que creo conocer o desconocer.
María nos leyó un relato en prosa poética, muy cortito, dijo, que despertó la admiración de todos. También que se le olvida datar sus escritos. Se lo dedicó a Leticia.
Mi Sombra
Envolví mi sombra en luz cernida por el alba, después, su pálida llama se extravió en las esferas incandescentes del espacio mientras yo, así mutilada, adiviné un ser pensante a medias pues ella se llevó consigo la parte de mi alma que le correspondía.
La busqué sin cesar día y noche, noche y día, mas fue inútil. Sin mi sombra vagué por inciertos lugares, el eco de mi grito era como viento llamándola en lo mas profundo de la noche, mis lágrimas, como liquido candente de un dolor punzante que me ahoga.
No volvió
Ahora pervivo entre escombros y malezas, pernocto, escondida, en covachas y túneles infectos. Soy la sombra perdida de mi sombra.
A medias sólo soy
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En este momento se llegaron a la tertulia por primera vez, Ana Nieto que escribe, sobre todo, poesía y María Nasarre que escribe relato. Rocío las presentó. Javier les dio la bienvenida. Resultó que habían coincidido en la aventura de los Diablos Azules.
El talante de Fenoy, entre apasionado y socarrón nos llevó de los haikus y su potencial para cambiar a las personas, la hipótesis, "lees un haiku y te vuelves bueno". Nos regocijó por un breve instante pero todos los comentarios se tiñeron de un gran escepticismo y acabamos en Groucho Marx y su: estos son mis principios; si no gustan, tengo otros.
Fenoy nos leyó dos poemas, uno objetivo y otro subjetivo, los penúltimos del poemario que está escribiendo.
El primero comienza: Tiende el recelo su trampa en el momento preciso/y doblados, aceptando los puñales/traman su propia agonía, resignados./Tristemente y de tal forma que se pasan/silenciosos a la selva/que con su odio los engulle/...
El segundo: De saña cercado y /yo en mi refugio/peleando en el fondo a ráfagas de aire/que erguido empujo...
Leticia nos leyó La Piscina. Hubo una tierna observación de un maestro respaldándola, ¡Ya eres mayor, ya terminas los relatos!
Y ¡cómo ha terminado! ¡El relato de la niña que aprendió muy pronto a esconder, a seleccionar, a ocultar partes de ella que resultan intolerables fuera! Tendrán que esperar a leerlo publicado.
María le recordó traer a la tertulia, cuando lo tenga terminado, su relato La sombra.
Y ¿qué contar del relato El monstruo del charco Ness, leído por Carlos, su autor? Da comienzo, en Esoterilowcost la nueva y centrífica franquicia en la que se venden remedios de autoayuda esotérica para ambiciones medianas a pequeños precios y termina en donde el lector quiere o puede. ¿Qué vida va a tener este relato de un pack de calcetines que estaba en el cajón de las esoterigangas? Sin duda se publicará y yo les recomiendo su compra y lectura si quieren disfrutar un gran rato con la divertida y ácida crítica que se recoge.
Javier nos anunció que Rocío había ganado el Premio Manuel Siurot de Narrativa. Y después de recibir las felicitaciones de todos, Rocío nos contó que Alberto ha ganado últimamente dos premios, el de Certamen de Relato de la Villa de Cárcar, y el Certamen Literario José Rodríguez Dumont. Él recibió la noticia de este último premio cuando hablaba con Rocío por teléfono y para mayor coincidencia a ella le habían llamado justo unos minutos antes para comunicarle el suyo.
Rocío hace chocar su imaginación con los límites de la lengua y consigue ir más allá en el intento de colmar su amor inagotable, ¿de qué otra forma si no podemos explicar el asombro y deleite con el que vivimos los primeros besos con sabor a gasolina, descritos a dos voces narrativas en primera persona, la de él: un bípedo con flequillo en moto y la de ella: sus lágrimas son como bolas de billar?
El título de su relato: Minicross Super Puig. ¡Espectacular!
Cinta está escribiendo prosa poética. Nos leyó cuatro breves:
1.- Lo mío no es contar cuentos...
2.- No sé qué me pasa cuando veo el mar...
3.- Esta noche van a cambiar las horas...
Y ¿si lo pasas a poema? le dice Rocío...
4.- Un tigre en la memoria...
Ana Gonz nos leyó un poema escrito sobre una única frase. Un poema gallego que ella misma traduce al español y un Relato:
Acuérdate de echar mis cenizas al mar, es comida gustosa para peces desorientados…
Me giré hacia la derecha al escuchar la voz de Iñaki Farreras, el tertuliano y amigo que me había presentado a los Rascamanes que pedía disculpas por tener que marcharse, ¿cómo no había reparado en su llegada y en sus siempre agudos comentarios? o ¿no los había hecho?
Había llegado el momento de cerrar la bitácora.
Marisol Elizari
11 de mayo de 2016
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