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sábado, 26 de marzo de 2022

21ª Jornada/XV año: Miércoles, 23 de marzo de 2022

El doctor Rask


PSIQUIATRICO RASCAMÁN

ENTRE RÍOS Y EL 77




Hoy dará consulta el doctor Rask Amán, eminente médico que utiliza  la hipnosis para llevar la mente del paciente a un estado alterado, hasta el inconsciente para que los recuerdos y las vivencias que lo atormentan salgan a la luz y puedan ser sanadas.



Juan Antonio Un suceso secular lo inquieta en lo profundo. Ocurrió en 1977, en una España que despertaba a la democracia, la transición, los eventos sangrientos de la matanza de Atocha 55. Las escaleras, las calles con sangre absurdamente derramada, tan absurdo como la directora de escuela, doña Modélica encerrando a cal y canto su escuela hasta que todos hubieran asistido a misa y entonado los himnos. Bien decía Machado: españolito  que vienes al mundo, te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón…


Juan Calderon La hipnosis también ha revelado lo traumático del 77. Un chico que leía El País, en medio de la calle, el mismo que arañaba las paredes por si acaso le robasen las palabras, por si acaso lo afixiara la mordaza, pensando que podía evadir las heridas de la vida. 


Juan Raña ¡No más morriñosos! —declara antes de entrar con el doctor Amán. Amán, aman, amantes, amor ciego. Para cuando Raña termina su historia de amor bajo los cielos de África, el viaje en globo, los animales pastando libres en la sabana, Alberto sugiere tirar a la chica de la cesta y el doctor quiere comprar billetes para un viaje a la jungla, se le ha terminado el tiempo. Ya lo hipnotizará en otra ocasión. Sin duda el amor es buen remedio.


Aureliano. Quien de amarillo se viste, en su hermosura confía, comenta el doctor Raska con una sonrisa, pero el paciente trae un asunto serio entre las manos. Cuando los poetas hablan de la guerra, sangran los corazones, se viste la razón de silencio, no nos queda más remedio que tratar de arrancar alegrías a los días. Habla por Serguéi Esenin, por Mayakovski, por esa Rusia que quería ser y no fue, que arrancó de cuajo la ilusión de los poetas y tantos más. Por Abuseliano nos lee un poema sobre Passolini y aquel joven de ojos brillantes. Es artritis: tiene arte en su inconsciente, su consciente y subconsciente, dictamina el médico.


José Antonio. Se le borró el poema. Pero otro sale del subconsciente: El 77, sí, una vez más el doble siete. Cuando el futuro era un sueño, el pasado nos pisaba los talones. En Atocha se escribía libertad, 5 rosas, 5 muertes, Trauma colectivo, bien diagnostica el doctor. La nueva guerra nos remite a la metralla del pasado. Afloran los traumas aparentemente superados.


Carlos Ceballos, También es víctima de las musas borradoras. Pero decide preñarnos de mariposas blancas, de una  primavera que aleja el abandono del invierno, la ceniza de las ramas. El octavo mandamiento de belleza. ¿Cuál es el octavo mandamiento? Me pregunto. No dirás falso testimonio ni mentirás. Me contestan. Un jardín circular con hojas que dialogan consigo mismas. La naturaleza lo tiene hipnotizado, dice el doctor Rask un poco receloso.


Rocío nos invita a pasar una tarde de cine en el Doré, donde entran dos y salen tres. El Palacio de las pipas, ella, la más delicada del barrio, lo suyo, el jamón de primera; él, carnicero con encanto, sabedor de carnes buenas. La madre amargada, la película romántica, el espacio oscuro, íntimo. ¿Por qué en el cinematógrafo las manos se vuelven largas y los labios buscan besos? Reminiscencias de la edad las cavernas —comenta el psiquiatra— cuando pasábamos horas en cuevas oscuras. En algo habría que entretenerse, pienso yo. ¡Menuda regresión la de Rocío!


Javier. Alberto me trajo una manzana, brillante y roja, que cierra heridas, basta el silencio dulce, corazón que sabe silenciar a las tormentas. Las manzanas son recomendables para el estrés postraumático, para reconocer al maestro y para hacer tartas. Ana Gonz dice que son mejores las sardiñas.


Ignacio canta de nuevo. Hay un trauma musical en su pasado, dice el expediente. Esta vez, un poema amoroso de Quevedo a una tal Lisi, quien levanta en él una pasión inquietante.

¡Oh, en el reino del amor, huésped extraño!

Sé docto con la pena y el tormento

De un ciego, sin ventura,  fiel amante.


Alberto dibuja en su cuaderno de Bichos del alma: me ha pedido el médico que recopile los trazos para ser interpretados. Padre lombrices. A Miguel, hacia los 11 años, le buscaron una tarea en la iglesia. El padre Ángel se ocuparía de ello después de su siesta. Sentó su 63 años en una silla, le pidió que pusiera la cabeza en su regazo, empezó a acariciarle los cabellos y a contarle por dónde pasaban los ríos, El Duero, el Ebro, el Tajo y los ríos bajaban las caricias por su cuerpo, y era tanta orografía que buscó en la copa de las hostias las restantes para comérselas y encontrar el sabor del sacrilegio, regó por los suelos el agua bendita buscando la ira del Señor, que un rayo terminara con el padre lombrices antes de que desabotonara su pantalón.  La hipnosis sacó a este bicho rastrero del fondo del estrato. Habrá que fumigar.


Carmen Padín La hipnosis la ha llevado al ras del suelo. Solo ve los pies y los zapatos y desde ahí quiere interpretar al mundo. Tendrá que ver más alto, concluye el médico, ese complejo de limpiabotas no siempre es sano;  el mundo también es barro.


José León carga su poesía con bombas de paz. Esperemos estallen en mil flores.

¿Y  dónde están las lilas?

¿Y la metafísica cubierta de amapolas?

Venid a ver la sangre por las calles

Venid a ver

La sangre


Insiste Neruda

Venid a Kiev y traed a Gandhi.

Regresión hipnótica suspendida.  Hay dolor.


QR José Antonio propone colocar QR´s por todo Madrid que lleven en su ADN un poema de paz para que cualquiera con un teléfono pueda leerlos. Un poético aporte para la paz. Mola.


Cinta Rosa sueña con Faros, volcanes y corceles; manos y dedos de paseo por la piel, buscando dónde esconderse y el agua que apague su sed. Cuadrúpedos galopantes, corceles de bocas y lenguas. Muy freudiano, interpreta el doctor Rask Amán. Un armisticio sacude y lo hacer rodar. Apúntela para otra cita, insiste el galeno.


Como los pájaros del poema de Ceballos, salen los pacientes en desbandada hacia la lluvia y la noche de una recién estrenada primavera madrileña.


Queda en en su río apacible Ana Gonz. Que vive de tiempo y agua, que mira a la otra orilla y al día que borbotea rezumando gotas de esperanza. Lo mira en gallego y el río fluye manso, lo observa en castellano y no olvida su cauce.

La paciente se resistía a regresar del trance hipnótico, me comenta el doctor. Es un apego gallego, difícil de curar. A esta, no la voy a medicar. (Vaya, de tanto tratar poetas el médico ya rima las frases al recetar). 


Mariana se asoma por la ventana. La tristeza, por sus pupilas. En duelo.

 Poema a mi madre el 11 de marzo de 2022

De día no me importabas, de noche tampoco

Vamos tú  y yo entre lágrimas,

La última tuya, la mía de insomnio cernido.


Enciendo el televisor, una orquesta interpreta  El Moldava, obra de B Smetana, estrenada en la primavera de 1875, donde evoca los sonidos de este gran río de Bohemia a lo largo de su curso, desde su nacimiento, los rápidos y su paso tranquilo por Praga. ¡Qué fluya de igual manera el alma de la madre de Mariana a su nuevo recinto, la paz en Ucrania y las musas entre los poetas y narradores! El doctor Rask Amán se despide complacido. Buena sesión de hipnosis, comenta.




Carmen Padín

25 de marzo de 2022






1 comentario:

IÑAKI FERRERAS dijo...

¡Fántástica y culta bitácora, Carmen, tal que tú!