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viernes, 4 de marzo de 2022

18ª Jornada/XV año: Miércoles, 2 de marzo de 2022

Romance sonámbulo
Federico García Lorca




Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.



Mariana. Lee Javier. Tan lejos y todavía. Mi piel dormida a la fuerza. La oscuridad fría se instala en mis entrañas. La tierra se hizo hoz. El tiempo te llevó sin piedad. Por decir NO. Soy gorda y torpe pero soy. No quiero que me pegues.



Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.



Carlos Ceballos. Los héroes tendidos al sol tras una noche de insomnio. Perros asediados por el agua. Hay insectos relojeros y trinos. Una discoteca sin su audio. Para después marcharme a mi pobreza. Con sus respuestas prepara una antología del disparate. Pánico y obstetricia. Cuadrafónicos pájaros. Diosas de un abrazo. El río lame el cauce. La finca más acaudalada del valle. Roturar las horas con su furor inapacible. Me pregunto cuándo voy a desobedecer a la vida.



Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.



Ignacio. Las amigas de Laura. Desnuda debajo de un vestido de organdí. Me peinaría cien veces. Hay que saber perder. Así dejé de ser dramaturgo. Una vez había tocado un apéndice de una de las amigas de Laura. Resultó ser la policía. Debo decir que es un amante frío. Continuará.



Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.



Chelo presenta el martes su libro. Podríamos estar en todo el universo. Lo suficiente para ser de sobra. Caí al vacío sin pensarlo.



La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.



Joselyn y Alberto se tienen que marchar.



¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.



Paloma. Todas las demás, especialmente la anciana, corren hacia el tocadiscos a bajar el volumen, mientras la hippie, desnuda, baila como una bacanal para la luna llena. “La que escribe” se acuerda de Dostoievski que en “Los hermanos Karamazov” -borracho perdido- discutía consigo mismo. “La que vive” no se quiere enterar de que ha estallado la guerra en nuestro continente.



-Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.



Carmen Padín. Encadenado. De paseo atado con una correa. Los chirridos de los frenos. Prefería correr tras los caniches. Busco en su yugular el mismo ritmo. Un parto difícil antes del término. Podía perderme en el bosque. El bosque no duerme. Las hormigas cortando hierba. No soy un trastornado, la echo de menos.



Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.
-Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.



Juan Raña. No ha traido nada.



Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
-Compadre, quiero morir,
decentemente en mi cama.



Juan Calderón. Bajo la tela sus blancos senos. Una niña jugando en clave de sol. La voz asombró a los asistentes. El publico entendió cada nota. Se volvió loco al tenerla cerca.



De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?



Elena. Llueve tristeza los martes en mi alcoba donde la soledad vence de nuevo. De qué hablar esta tarde compañero de celda. El dolor es tan grande cuando se abren las puertas. De qué hablaré esta tarde que no huela a miseria.



-Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.



Javier. Objetivo trabajo decente y crecimiento económico. Niños soldados. Un niño no elige la guerra. Niños que cargan dolor y culpa. La guerra nos hace esclavos.



Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
-Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,



León. Hijos del silencio. Como sabéis yo hablo con mi padre, aunque esté muerto. La Legión Cóndor. Último y más grave de ocho bombardeos. Un bulldog con monóculo. Los fuegos se elevaban como fallas macabras.



¡dejadme subir!, dejadme
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.



Rocío no ha traido nada.



Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.



Luis. Un relato. Profanación. Me apetece bucear. Las islas griegas del Egeo. Agua más fría de lo esperado. Depredadores de pecios. Un ánfora, medio metro de longitud. Le faltaba un asa. Un pulpo de cuatro metros.



Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal
herían la madrugada.




Juan Pulgar entra en el Zoom y sale luego.


Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.



Anagonz. Soldado. El soldado ruso influencer sueña con una hamburguesa y una serie de Netflix. Las lágrimas son de verdad. No hay trincheras. No puede llorar.



-¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está tu niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!

Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.



Aure. Trae un collage. Los ojos de Atzumori. I. La batalla. Habíamos ganado la batalla. Celebración y duelo. II. El duelo. Los Taiga huían como fila de hormigas. Lo débil de la fuerza de su espada. III. El monasterio. No sin recordar antes, los ojos de Atzumori.



Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa
dejadme subir al menos
hasta las altas barandas.

Compadre, quiero morir,
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.

Compadre donde está dime,
donde está esa niña amarga
cuantas veces la esperé
cuantas veces la esperaba.

(1928)



Paloma Sánchez
2 de marzo de 2021












Javier Díaz Gil
4 de marzo de 2022





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