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martes, 4 de diciembre de 2018

7ª Jornada/XII año: Miércoles, 31 de octubre de 2018

Argentina

Bitácora collage del 31 de octubre de 2018

1. Mariana Feride:


La última antes de Argentina

Me gusta entrar en Santander por la puerta de la esquina y adelantar saludando a los camareros (que ya me reconocen), uno por uno; hay algo aquí, una vibración familiar, de dulce sonrisa. Son las cinco menos cinco de la tarde, es muy temprano, así que no me espero tener compañía; pido mi café con hielo y voy repasando el libro de poemas de Soriano Bensusan, pensando que tenemos que despedirnos dentro de nada (yo y el libro, ¡claro!, cortesía de Javier Díaz Gil, el boss). De repente, saco una hoja de mi mochila y empiezo a escribir sobre los momentos que más me han impresionado, al encuentro con la poesía de Soriano. Sigo escribiendo sin parar, allí, en la barra  y  sin darme cuenta, poco a poco, descendieron por caballos nublados, mis compañeros. Entre abrazos, besos y palabras que alzan, bajamos en nuestro generoso espacio literario, Rocío, Javier, David, Ismael, Carlos, Aure y los Juanes. La campanita llama y el jefe empieza a hablar. Argentina es un sueño para mi, para Javier significa las próximas vacaciones, y casi seguro el titulo de un nuevo libro.

Empezamos. Alguien recuerda que al entrar, me ha visto escribir; Javier me pregunta sobre eso, y otra vez entra Soriano dentro de nuestra tertulia. Reafirmo que me ha gustado a pesar de las demás opiniones, y Javier me propone enviar lo escrito. Estoy de acuerdo, al jefe no se le puede decir no, sólo se le agradece.

Roció nos avisa, con su dulce voz que “Hay virus que te duran 24 horas y unos con los que te terminas casando” ; pero nosotros, insistimos, queremos contagiarnos, no nos importa si estamos casados o no, y así empieza nuestra aventura en el reino de Rocío, donde siempre nos sentimos especiales. Yo confieso que, además de reina dentro de su escritura, soy su fan número uno, y me tomaré sin dudar “ajo y agua”, cada vez que ella lo prescribe.

Juan Gelman escribía en ABC Cultural que “hay poetas que realmente te dan la felicidad”, Áure le cita y nos presenta su nuevo poema Egoísta, inspirado en las palabras de Gelman y continúa presentándonos su nuevo proyecto, Laberinto, libro con ganas de conocernos.

Mientras, en silencio y con una sonrisa de niño, Juan Manuel ocupa una silla en la mesa (cuya forma siempre cambia según los aires), Aure nos lee Envilece vivir, un poema distinto, que nos enseña otro Aure.

Toca a Carlos que nos invita turquear un cuento suyo, parte de una serie en preparación. No es fácil, hay que saber el idioma, pero Turc Intikam es casi traducido en el lenguaje pícaro con el que Carlos nos deleita, despeinando la belleza a la vez con la suave Blancanieves.

Juan Bautista intenta empezar, pero Nicanor, sin preguntar, coge una silla y entre beso y beso esta liando el paisaje que florece con una nueva aparición; Fonsito y Pituquina, la marquesa, intrigados, miran con máximo antojo a la mujer esplendida que aparece como  viento turbio en el paraíso; y yo que tengo que salir, qué pena, esfumarme entre asfalto y hierro, en vez de disfrutar las lecturas que esperan tranquilas en hojas generosas. Lo siento, amigos, sobre todo porque soy yo la que se lo pierde.                          

Mariana Feride Moisoiu
11 de noviembre de 2018

2. Juan Manuel Criado:

Al día siguiente, mis mal llamados compañeros me tiraron por la borda, y allá te las apañes, alma de Dios. Así, sin piedad, sin ningún tipo de consideración; mas cuando peor me las veía, me tragó una turbulencia, y en un quítame allá estas pajas, fui arrojado a una de las islas de los Cíclopes y ¡oh maravilla!, tras varios tropiezos en los matorrales, debido a la torpeza que me caracteriza, ya que mi especialidad es andar por la cubierta del bergantín y otros senderos urbanitas; tras varios percances, decía, fui a parar a la dichosa cueva donde Ulises se las entendía con el famoso Cíclope. Tras bordear la misma y observar que no podía entrar, ágilmente subí a su techo y, hete aquí, que hallé un agujero por el que sin pensarlo dos veces, me deslicé sigilosamente; mas el cíclope, con su enorme ojo, siguió mi descenso dispuesto a darme un manotazo, distracción que  aprovechó Ulises para clavarle su lanza y luego ocurrió lo que todos sabemos, con la aclaración de que la idea de salir las cabras de tres en tres fue del menda, cosa que obvió el tramposo Homero, porque no podía admitir que un viajero del futuro se entrometiera en sus escritos. Pero vamos, me es indiferente. Allá cada cual con sus mentiras, de mis aventuras doy fe, aunque nadie se las crea. Peor para Vds. Bueno, a lo que vamos: después de haber librado a Ulises de semejante cabestro, tras mi oportuna irrupción en la cueva de marras, y no darme las gracias nuestro admirado héroe, casi me aleja de allí con una gloriosa patada dirigida hábilmente a mis posaderas, que afortunadamente esquivé, lo que llevado por su propio impulso fue a dar de bruces contra una roca granítica; cosa que aproveché para poner los pies en polvorosa e introducirme en la salida de la turbulencia -más bien agujero de gusano- y ser arrojado al espacio-tiempo de nuestro bergantín ante las expectación de la tripulación, cosa no compartida por Aureliano Cañadas, enfrascado en la lectura de su poema:

Envilece

“¿Envilece vivir?
por qué me lo preguntas
………………………..
………………………….
para ser la aventura de los otros”

Carlos, por su parte, dando un  grosero empujón al poeta, irrumpió en medio del escenario, leyéndonos su cuento Turk Intikan (La pasión Turca), parodia de los Siete Enanitos y su amada Blancanieves, en la que tras volver aquellos de la mina de oro que habían descubierto, volvían a sus arrumacos con la bella durmiente. Tras una serie de vicisitudes con un ordenador trampa, que había tirado el vecino, el Príncipe, muy papo él, se pone a teclear, chupando del wifi  del vecino; mas como resultase que las teclas estaban envenenadas, el vecino le dijo: ”si quieres salvar el pellejo, yo soy el antídoto”.

Y así es como terminó la aventura, y todo por ser un tacaño el dichoso Príncipe salvador. Y menos mal que despertó a Blancanieves  con un beso de película, que si no…

A todo esto, los Juanes estaban enfrascados en sus habilidades en el manejo de la daga mostrando su pericia, arrojándolas desde popa a la pata de palo del capitán o al garfio de alguno de los marinos que habían perdido la mano en singular batalla con los corsarios de las Islas Caimán o sus afines, cuando intentaban esconder el producto de sus atracos en las lúgubres cuevas de sus bancos.

Y como diere la casualidad de que una de las dagas astillara la pata del capi, éste ordenó a sus leales,  que arrestaran a las referidas durante un mes, y que los Juanes fueran condenados a fregar la cubierta  a la antigua usanza: en cuclillas con las rodillas bien prietas al suelo, cepillo de raíces, bayeta y un buen cubo de agua.

Y como la tripulación  ratificara por unanimidad tales condenas, recogida en el Código Disciplinario de la Piratería, los Juanes lloriqueando se pusieron manos a la obra, y entre ras que te ras de los cepillos, Juan Calderón obsequió a la marinería con el cuento “Bolso robado”, del que lamentablemente no puedo detallar con precisión el contenido, porque en ese momento, centraron mi atención  determinadas  necesidades orgánicas, que me asediaban impacientes.

Al volver a cubierta, Juan Bautista continuaba con la historia inacabable de Nicanor (Riqui), el marqués (Fonsito) desarrollando la escena en un lugar de perversión (La Tropical) en el que Riqui  desplegaba sus cualidades eróticas, danzando  con una conocida, presente entre el público.

“Disfruto tanto de ver cómo te mueves”, musitó la marquesa..

Bueno, y así sucesivamente, hasta que un joven marino (Ismael), recién rescatado en altamar, al tratar de huir de la vorágine urbanita que se estaba apoderando de los últimos rincones del planeta, entró en escena con el poema:

Madrid, septiembre 2018

La batida y la resaca
Inspiración y expiración
expansión y concentración
el columpio que se balancea.
……
La suerte está echada
……”

Y así sucesivamente hasta que la dureza de la vida le quita de ese momento de sosiego y viene la siguiente ola.
A continuación, nos lee el poema  :

Los que encuentran

“ ……
Los que nada pretenden
……
recorren en círculo
la superficie de cada día
y encuentran en cada instante
el tesoro del presente”

Estupendo Ismael

 A continuación Javi, nos lee el magnífico poema

Lo extraño

“ Lo extraño no es el mar,
lo extraño es el frío y su incendio
... ...
es el tiempo del regreso
……”

A continuación nos deleita con un hermoso poema de Ben Clark:

“ Lo extraño es vivir, pertenecer
al reducido mundo en movimiento.
Es extraño vivir y beber zumos
sobre doradas arenas en septiembre
……………………………………………………………
y dolorido. Ser. Pertenecer
al diminuto imperio del aliento”

Inmejorable.

Por otra parte, David, que había dejado el primer capítulo de su nueva y prometedora novela en una poco recomendable taberna portuaria, tras tímidas susurros se disculpó, compensando a la tripulación con la lectura de un poema del poeta Luis Alberto de Cuenca, del que no puedo hacer ninguna valoración, porque en ese momento tuve que ir tras un enviado del FMI, que hábilmente me había sustraído la cartera .

A la vuelta, agotado y dando por perdida mi cartera, leí el poema:

 Pensamientos

 La tela tejida
por la araña metálica
se extiende insistente,
como tenaz garra,
asfixiando nuestros corazones.”

Rocío, por su parte, estaba demasiado atareada en vigilar a los Juanes, pues los muy truhanes, al menor descuido, dejaban la cubierta llena de mentiras; pero mal que les pese nuestra minuciosa corsaria, les hizo repetir el ras que te ras, con lo que estos indisciplinados marineros perdieron un par de kilos que oportunamente cayeron en las fauces de los tiburones que merodeaban por el barco por si acaso esto o lo otro.

Del resto de la tripulación, no podemos decir nada, porque según noticias no confirmadas fueron secuestrados al salir de un prostíbulo regentado por las élites financieras, salvo el truculento León, que nadie sabe cómo diantres terminó en la selva, recitando sus sonetos por doquier.

A 31 de octubre de 2018, entre violentos vaivenes de nuestra goleta, por efecto de un mar embravecido.
A mucha honra, y para la posteridad:

Juan Manuel Criado Manzano
11 de noviembre de 2018

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