Argentina
Bitácora collage del 31 de octubre de 2018
1. Mariana Feride:
La última antes de Argentina
Me gusta entrar en Santander por
la puerta de la esquina y adelantar saludando a los camareros (que ya me
reconocen), uno por uno; hay algo aquí, una vibración familiar, de dulce
sonrisa. Son las cinco menos cinco de la tarde, es muy temprano, así que no me
espero tener compañía; pido mi café con hielo y voy repasando el libro de
poemas de Soriano Bensusan, pensando que tenemos que despedirnos dentro de nada (yo y el libro, ¡claro!, cortesía de Javier Díaz Gil, el boss). De repente, saco una
hoja de mi mochila y empiezo a escribir sobre los momentos que más me han impresionado,
al encuentro con la poesía de Soriano. Sigo escribiendo sin parar, allí, en la
barra y
sin darme cuenta, poco a poco, descendieron por caballos nublados, mis
compañeros. Entre abrazos, besos y palabras que alzan, bajamos en nuestro
generoso espacio literario, Rocío, Javier, David, Ismael, Carlos, Aure y los
Juanes. La campanita llama y el jefe empieza a hablar. Argentina es un sueño para
mi, para Javier significa las próximas vacaciones, y casi seguro el titulo de
un nuevo libro.
Empezamos. Alguien recuerda que
al entrar, me ha visto escribir; Javier me pregunta sobre eso, y otra vez entra
Soriano dentro de nuestra tertulia. Reafirmo que me ha gustado a pesar de las
demás opiniones, y Javier me propone enviar lo escrito. Estoy de acuerdo, al
jefe no se le puede decir no, sólo se le
agradece.
Roció nos avisa, con su dulce voz
que “Hay virus que te duran 24 horas y
unos con los que te terminas casando”
; pero nosotros, insistimos, queremos contagiarnos, no nos importa si estamos
casados o no, y así empieza nuestra aventura en el reino de Rocío, donde
siempre nos sentimos especiales. Yo confieso que, además de reina dentro de su
escritura, soy su fan número uno, y me tomaré sin dudar “ajo y agua”, cada vez que ella lo prescribe.
Juan Gelman escribía en ABC Cultural que “hay poetas que realmente te dan la felicidad”, Áure le cita y nos
presenta su nuevo poema Egoísta,
inspirado en las palabras de Gelman y continúa presentándonos su nuevo proyecto, Laberinto, libro con ganas de
conocernos.
Mientras, en silencio y con una
sonrisa de niño, Juan Manuel ocupa una silla en la mesa (cuya forma siempre
cambia según los aires), Aure nos lee Envilece
vivir, un poema distinto, que nos enseña otro Aure.
Toca a Carlos que nos invita turquear un cuento suyo, parte de una
serie en preparación. No es fácil, hay que saber el idioma, pero Turc Intikam es casi traducido en el
lenguaje pícaro con el que Carlos nos deleita, despeinando la belleza a la vez
con la suave Blancanieves.
Mariana
Feride Moisoiu
11 de noviembre de 2018
2. Juan Manuel Criado:
Al día siguiente, mis mal llamados compañeros me tiraron por la borda, y allá te
las apañes, alma de Dios. Así, sin piedad, sin ningún tipo de consideración; mas cuando peor me las veía,
me tragó una turbulencia, y en un quítame allá estas pajas, fui arrojado a una de
las islas de los Cíclopes y ¡oh maravilla!, tras varios tropiezos en los
matorrales, debido a la torpeza que me caracteriza, ya que mi especialidad es
andar por la cubierta del bergantín y otros senderos urbanitas; tras varios
percances, decía, fui a parar a la dichosa cueva donde Ulises se las entendía
con el famoso Cíclope. Tras bordear la misma y observar que no podía entrar,
ágilmente subí a su techo y, hete aquí, que hallé un agujero por el que sin
pensarlo dos veces, me deslicé sigilosamente; mas el cíclope, con su enorme ojo,
siguió mi descenso dispuesto a darme un manotazo, distracción que aprovechó Ulises para clavarle su lanza y luego ocurrió lo que todos sabemos, con la
aclaración de que la idea de salir las
cabras de tres en tres fue del menda, cosa que obvió el tramposo Homero, porque
no podía admitir que un viajero del futuro se entrometiera en sus escritos.
Pero vamos, me es indiferente. Allá cada cual con sus mentiras, de mis
aventuras doy fe, aunque nadie se las crea. Peor para Vds. Bueno, a lo que vamos:
después de haber librado a Ulises de
semejante cabestro, tras mi oportuna irrupción en la cueva de marras, y no darme
las gracias nuestro admirado héroe, casi me aleja de allí con una gloriosa
patada dirigida hábilmente a mis posaderas, que afortunadamente esquivé, lo que llevado por su propio impulso fue a dar de bruces contra una roca granítica;
cosa que aproveché para poner los pies en polvorosa e introducirme en la
salida de la turbulencia -más bien agujero de gusano- y ser arrojado al espacio-tiempo de nuestro bergantín ante las expectación de la tripulación, cosa no
compartida por Aureliano Cañadas, enfrascado en la lectura de su poema:
Envilece
“¿Envilece
vivir?
por qué me
lo preguntas
………………………..
………………………….
para ser la aventura de los otros”
Carlos, por su parte, dando un grosero empujón al poeta, irrumpió en medio
del escenario, leyéndonos su cuento Turk Intikan (La pasión Turca), parodia de
los Siete Enanitos y su amada Blancanieves,
en la que tras volver aquellos de la
mina de oro que habían descubierto, volvían a sus arrumacos con la bella
durmiente. Tras una serie de vicisitudes con un ordenador trampa, que había
tirado el vecino, el Príncipe, muy papo él, se pone a teclear, chupando del
wifi del vecino; mas como resultase que
las teclas estaban envenenadas, el vecino le dijo: ”si quieres salvar el
pellejo, yo soy el antídoto”.
Y así es como terminó la aventura, y todo por ser un tacaño
el dichoso Príncipe salvador. Y menos mal que despertó a Blancanieves con un beso de película, que si no…
A todo esto, los Juanes estaban enfrascados en sus
habilidades en el manejo de la daga mostrando su pericia, arrojándolas desde popa a la pata de palo del
capitán o al garfio de alguno de los marinos que habían perdido la mano en
singular batalla con los corsarios de las Islas Caimán o sus afines, cuando
intentaban esconder el producto de sus atracos en las lúgubres cuevas de sus
bancos.
Y como diere la casualidad de que una de las dagas astillara la
pata del capi, éste ordenó a sus leales,
que arrestaran a las referidas durante un mes, y que los Juanes fueran
condenados a fregar la cubierta a la
antigua usanza: en cuclillas con las rodillas bien prietas al suelo, cepillo
de raíces, bayeta y un buen cubo de agua.
Y como la tripulación
ratificara por unanimidad tales condenas, recogida en el Código
Disciplinario de la Piratería, los Juanes lloriqueando se pusieron manos a la
obra, y entre ras que te ras de los cepillos, Juan Calderón obsequió a la
marinería con el cuento “Bolso robado”, del que lamentablemente no puedo
detallar con precisión el contenido, porque en ese momento, centraron mi
atención determinadas necesidades orgánicas, que me asediaban
impacientes.
Al volver a cubierta, Juan Bautista continuaba con la historia inacabable de Nicanor (Riqui),
el marqués (Fonsito) desarrollando la escena en un lugar de perversión (La
Tropical) en el que Riqui desplegaba sus
cualidades eróticas, danzando con una
conocida, presente entre el público.
“Disfruto tanto de ver cómo te mueves”, musitó la marquesa..
Bueno, y así sucesivamente, hasta que un joven marino
(Ismael), recién rescatado en altamar, al tratar de huir de la vorágine
urbanita que se estaba apoderando de los últimos rincones del planeta, entró
en escena con el poema:
Madrid, septiembre
2018
“La batida y la resaca
Inspiración
y expiración
expansión y
concentración
el columpio
que se balancea.
……
La suerte
está echada
……”
Y así
sucesivamente hasta que la dureza de la vida le quita de ese momento de sosiego
y viene la siguiente ola.
A
continuación, nos lee el poema :
Los que encuentran
“
……
Los que nada
pretenden
……
recorren en círculo
la
superficie de cada día
y encuentran
en cada instante
el tesoro
del presente”
Estupendo
Ismael
A continuación Javi, nos lee el magnífico
poema
Lo extraño
“ Lo extraño
no es el mar,
lo extraño
es el frío y su incendio
... ...
es el tiempo
del regreso
……”
A
continuación nos deleita con un hermoso poema de Ben Clark:
“ Lo extraño
es vivir, pertenecer
al reducido
mundo en movimiento.
Es extraño
vivir y beber zumos
sobre doradas arenas en septiembre
……………………………………………………………
y dolorido. Ser. Pertenecer
al diminuto
imperio del aliento”
Inmejorable.
Por otra
parte, David, que había dejado el primer capítulo de su nueva y prometedora novela en una poco recomendable
taberna portuaria, tras tímidas susurros se disculpó, compensando a la
tripulación con la lectura de un poema del poeta Luis Alberto de Cuenca, del que no puedo hacer ninguna
valoración, porque en ese momento tuve que ir tras un enviado del FMI, que hábilmente me había sustraído la
cartera .
A la vuelta, agotado y dando por perdida mi cartera, leí el poema:
Pensamientos
“ La
tela tejida
por la araña
metálica
se extiende
insistente,
como tenaz
garra,
asfixiando
nuestros corazones.”
Rocío, por
su parte, estaba demasiado atareada en vigilar a los Juanes, pues los muy truhanes,
al menor descuido, dejaban la cubierta llena de mentiras; pero mal que les pese
nuestra minuciosa corsaria, les hizo repetir el ras que te ras, con lo que
estos indisciplinados marineros perdieron un par de kilos que oportunamente cayeron en las fauces de los
tiburones que merodeaban por el barco por si acaso esto o lo otro.
Del resto de
la tripulación, no podemos decir nada, porque según noticias no confirmadas
fueron secuestrados al salir de un prostíbulo regentado por las élites financieras,
salvo el truculento León, que nadie sabe cómo diantres terminó en la selva,
recitando sus sonetos por doquier.
A 31 de
octubre de 2018, entre violentos vaivenes de nuestra goleta, por efecto de un
mar embravecido.
A mucha
honra, y para la posteridad:
Juan Manuel
Criado Manzano
11 de noviembre de 2018
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