BITÁCORA IMAGINARIA EN ALTA MAR
Todo lo que aquí voy a relatar forma parte de algunos datos recogidos en unos folios
revueltos y, casi indescriptibles, que encontré sobre la mesa del camarote de nuestro
capitán, Javier Díaz y de los caminos por donde me llevó mi imaginación.
Aquella tarde, la mar parecía que fuera a estallar de un momento a otro; nuestro barco
daba bandazos de un lado a otro ante la tormenta que parecía inminente.
Los marineros que faenaban en cubierta comenzaron a bajar al camarote como
acostumbraban a hacer cada tarde de miércoles a leer poemas y relatos.
Era el gran día donde cada cual expresaba lo que durante la semana -o quién sabe si
durante años-, había ido escribiendo en sus cuadernos de notas, ya que nuestra travesía
en alta mar duraba ya años y me atrevería a decir que, para algunos, era una forma
más de sentirse vivos y anclados en fondo de sí mismos.
Tomamos asiento mientras comenzábamos a escuchar de forma estrepitosa los
primeros truenos al tiempo que el barco daba bandazos al compás de las olas.
Creo recordar que comenzó a leer PACO FENOY unos poemas sobre su libro: “De un
cielo y un tiempo”. Escuchamos atentos, en la medida, en que la mar y la tormenta
nos permitía. Analizamos, como de costumbre, lo que nos mostró.
Llegó el turno al contramaestre, LEÓN CANO.
Vagamente creo recordar que pidió silencio a la concurrencia, aunque, no sé si para
leer o para que escucháramos la grabación que había preparado de un poema
dedicado a nuestra marinera mayor, María Juristo, ya que todo se ha vuelto una
maraña de lo que aconteció aquella tarde remota.
IGNACIO TAMÉS, trajo noticias del profesor González Tocinillos, del que lee su disciplina de Filosofía Agropecuaria en su rama comparativa. En el ambiente internacional, aclara, es conocido como Glez Toc. "¡Gusticia para todos!", proclama en un alegato final
ISABEL, leyó unos haikus de su poemario: “Líneas Paralelas” un poema o, tal vez fueran dos, la memoria no me alcanza y el manuscrito encontrado me confunde. Pero su voz rotunda resonó más allá de las olas.
ROCÍO, entre vaivenes cada vez más grandes, leyó un relato: “El hombre ocupado” Una historia que nos condujo hacía la reflexión del tiempo.
En ese instante comenzaron a correr las sillas como enloquecidas dentro del camarote. Pero allí seguíamos como anclas que han caído al fondo del mar, dispuestos a seguir comunicando nuestros textos a los compañeros.ALBERTO, también leyó un relato: “Una carta de amor” donde aunó al amor, la ironía y el humor dentro de esa prosa limpia a la que nos tiene acostumbrados.
MARÍA JURISTO, agarrada a la silla sacó con dificultad unos folios y, con esa
cadencia sonora que caracteriza su poesía recitó dos poemas: una canción a la que no le puso música, "Crímenes de paz" y “Cementerio”.
“ALGUIEN” -y pido perdón al marinero poeta, por no haber podido descifrar en un principio su
nombre en los papeles que encontré- habló de la estación de tren de los desamparados en Lima. Hizo
también alusión a una frase de Bukowski que decía: “Si queréis ser escritor... ni lo
intentéis” pero los poetas, contra viento y marea, seguimos escribiendo en el afán de
que un día nos salga esa frase o ese verso, del cual nos sintamos orgullosos de haberlo creado. Preguntando al capitán, supe más tarde que ese "ALGUIEN" se trataba de nuestro buen MIGUEL PAICO.
De MARISOL, tengo el recuerdo de un relato contado en primera persona donde expuso con fidelidad lo vivido mezclado con la fantasía con la que confeccionamos la narrativa. "Soy un ser líquido, fragmentario...", afirmaba.
PRIMITIVO leyó dos poemas: "Mirando desde las dos caras de un vidrio..." y "No hay muros, rejas..."
ANA, con su exquisitez de lo breve leyó “TÁCTICA” breve pero impactante, con
armonía, estilo y, al final, sorpresivo.
IÑAKI FERRERAS llegó con otro relato, del cual no he conseguido descifrar su titulo: No sé muy
bien si su titulo es “La curda lasciva”, “La gorda lasciva”... o quizá "La mirada lasciva". A IÑAKI le gusta ahondar en los bajos fondos de la sociedad y sus personajes son
individuos casi esperpénticos.
MARÍA JESUS, otra maestra de lo breve, nos sorprendió con un mini relato cargado
de contenido “Mi padre se llama como yo y yo como mi hijo”
No he podido encontrar lo que leyó nuestro capitán. Espero que como hombre
ecuánime sepa entender los juegos de la memoria y el despiste ya que la que suscribe
perdió los apuntes en aquella tarde donde la mar estuvo a punto de voltear nuestro
barco.
Yo, Amelia Peco, terminé de leer mi poemario “La geometría de Edipo” libro que
habla en forma poética sobre la culpa y el remordimiento en la voz de Yocasta. Edipo
como víctima inocente de los actos de sus progenitores.
La tarde concluyó con todos mareados y rodando por los suelos del camarote. Hasta
que, poco a poco, la tormenta fue amainando.
Pido disculpas a mis compañeros de este barco en el que cada miércoles izamos la
bandera de la Literatura y marchamos rumbo a lo desconocido e imaginario ya que lo
narrado en esta bitácora sólo se acerca a una parte de la realidad.
Con todo mi cariño:
Amelia Peco
9 de junio de 2016
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