DITÁCORA,
del día de la D.
En
origen, pensé en ceñirme al mundo marinero para dejar constancia de lo sucedido
en el Ruiz, pero las palabras, más exactamente las letras, demostraron una vez
más que con sus caprichos, ordenan y mandan.
Días
D, por desgracia para la humanidad ya hemos tenido; días de la D no he
encontrado ninguno digno de destacar, por eso decido dejar documentación de
dicho desatino.
María
Antonia, Rocío, Los Juanes –Antonio y Manuel- Federico, Amparo, AURE, Javier,
María, Leo, León, Ana, Carmen, Alma, Alberto, María Jesús y las dos Palomas,
dotamos de dicharachera charla el declive de la tarde del miércoles. Y entre
lecturas y dádivas anónimas (el amigo invisible) dejamos que la noche, dócil,
desafiase una vez más al día a un duelo ganado de
antemano.
Ding
Dong, de campanilla en manos de Javier, y Rocío presta su voz al DESEO de María
Antonia, un deseo depredador desenfrenado, derrochador de erotismo. Deberes
quedan pendientes de desarrollo sobre el tema.
Detrás,
Juan Manuel y su poema DESHAUCIADA, dejan deliberadamente que el dolor del vacío
se adueñe del discurrir de la tarde.
Juan
Manuel y su DESPEDIDA, un microrrelato denso, difícil, desafiante de la muerte,
desfilan a continuación ante nosotros, público desmenuzador de sus
ideas.
Federico
y su DEVOTA, esa declaración detenida en la penumbra delicada de la fe,
de sombra apercibida. Dante, Dalí y Dumas se habrían sentido
felices.
No
pude resistir la tentación, DEL CUATRO AL CERO se sumó a la deriva de las otras
des que ya flotaban en el aire dulce del café.
Amparo
leyó un poema de Cavafis, EL DIOS ABANDONA A ANTONIO, difuminado histórico lleno
de donaire y delicadeza.
AURE
disparó su IOSU, dejándonos degustar notas de Amalia Rodríguez y pinceladas de
literatura digna.
El
diecisiete, como no podía ser menos, fue uno de los números de la suerte; el
cuatro, que empieza con la c, vecina de la d, fue el otro. De su mano las dos
novelas ofrecidas por Iñaki Túrnez se dirigieron a las de las afortunadas María
y Leo, dos sonrientes damas que disfrutaron de la ocasión. Y a continuación, el
reparto de dádivas (vale, es una forma un tanto rebuscada de llamar al Amigo
Invisible, pero así, puedo seguir dándole alas a la D).
Diversidad
de dones: bolígrafos solidarios o no, libros, cuadernillos, libretas, cajas de
cerillas que esconden lapiceritos, grapadoras, cajas, cigarrillos de chocolate,
lamparillas de lectura, barcos, corazones, portaminas…De la sesión fotográfica
que demuestra la veracidad de lo dicho se encargó la diligente
Rocío.
María
recitó dos poemas SATÁN y ARMONÍA, contrapunto el uno del otro: desgarrador el
primero, deslumbrante juego de luces el segundo.
Leo
descubrió a Danubio Torres Fierro, dijo entre otras cosas que la historia y la
poesía no están divorciadas, circunstancia estupenda en el día de la
D.
León,
de su libro La inteligencia azul de los delfines, nos deleitó con un relato
cargado de poesía, nada desacostumbrado entre sus dúctiles
letras.
Diderot,
Delacroix y Degas también habría sido felices
escuchándole.
Carmen
leyó DESTITULADO, un microrrelato muy bueno, de los que da que pensar, dentro de
un realismo mágico demoledor.
Alma
propone hacer de vez en cuando debates, deliberaciones debidamente defendidas
sobre diferentes diatribas.
Alberto,
enfrascado en su novela, deja para otro momento su lectura, pero lee con
delectación el texto de María Jesús OSCURIDAD A DOS VOCES y junto a Paloma S,
otra declamante de demostradas dotes, nos sumergimos entre paraguas, sangre y
tierra en las fosas comunes.
Ditácora
terminada, divertimento servido, dedicado a mis divinos
contertulios.
Paloma Hidalgo
10 de enero de 2013
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