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viernes, 23 de mayo de 2008

31ª Jornada: Miércoles, 14 de mayo de 2008

... con un acompañante invisible

Hoy es un día en el que cada uno de nosotros, presiento, va a venir con un acompañante sorpresa, invisible... que las sillas del Galdós no son demasiado numerosas. Me encuentro con Javier y su acompañante surrealista-daliniiiiano y Elena y el talento emergente en su correlato objetivo. La entrada en el Galdós comienza a ser extraña. Si por un lado la semana anterior nos encontrábamos con el surtido artístico de un frutero psicópata, esta vez una de las obras psicoanalíticas está caída en uno de los asientos mágicos donde nos hospedamos a la usanza de unos académicos que se encuentran alejados de el reconocimiento de las Letras (fuera del Galdós hay menos talento del que nos imaginamos). Javier nos dice que las naranjas han caído, y me imagino que si el frutero psicópata se ha hecho eco de la noticia, quizás, esté enterrando niños en su jardín. Ya saben el asunto freudiano de los artistas vestidos de fruteros. Metidos en la conversación Javier me bautiza como The Hunter. Me gusta el apelativo, y ya me imagino a Ramoncín retorciéndose, mientras le nacen llagas, cada vez que el bendito E-mule hace un download literario. Mientras imagino la actuación epiléptica del ex rey del pollo recalentado, llega el señor Lerma y su acompañante (un autor apellidado Gamboa). Toma asiento y la noticia de que Lady Noise le ha cambiado el turno a la actual camarera nos sienta, pues eso, nos sienta.

Lee Mr. Lerma las intimidades de su acompañante. Las palabras y el argumento del escritor colombiano me dicen que todo este relato (basado en hechos reales; como las películas de A3 a las 16:00 de la tarde) parece ser más bien construcción del cerebro y el ingenio que de las andanzas del azar. Por un lado, el hecho de que el narrador sea controlador aéreo (profesión que guía hacia algo) ya me atrae pensar en la elección táctica del relato. Así como la elección del poema del Anciano Marinero de Coleridge refuerzan la idea de una invención o una alteración de los hechos. Aun así el relato me parece de bella y fabulosa factura. Recomendado.

En ese momento y después del análisis del relato, necesito despejarme un poco. Observo que en una mesa de nuestra izquierda un tipo del grupo mixto, o propio de un Think Tank como Faes, engominado hasta el hígado y un moreno con peligro de melanoma, besa con énfasis a una muchacha de un aspecto Moralejero, que se limpia a continuación los restos de saliva al tiempo que el individuo del Shit Tank se da la vuelta. Y allí estoy y mis ojos perdiendo el impacto de la imagen. Cuando noto que el suelo tiembla, el Aure aparece, pero esta vez sin su telequinesia. No obstante, ha encontrado un nuevo amigo llamado noticia de la edición satisfactoria de su libro. Su partenaire parece haber sido bautizado con un nombre nacido mas allá del Nepal, pero creo que no es de allí.

Ya somos 5, más nuestros amigos diez, cuando oímos al acompañante de Ana (un tipo llamado cumpleaños). Tras el llega la susodicha, cogida del brazo del individuo invisible, que creo le acompaña un día al año a cualquier lugar donde va. La conversación se desvía, antes de que nazca otra intervención, hacia la motivación de los escritores para escribir; que va desde el poder, reconocimiento, sacar fantasmas (esto da para 2 o 3 novelas de 321paginas y para 40 libros para los mas enfermos) o construir una existencia lo mas alejada de la linealidad y la vibración baja. El Aure prepara el destornillados para clavarnos en el asiento del Galdós una vez ha comenzado a leer el poema sobre un hombre poco evolucionado.

Poco después Lee Elena, y su acompañante objetivo resuelve el asunto con una intervención prodigiosa. La técnica la ha aprendido a conciencia. Tras ella el señor Lerma acondiciona las paredes del Galdós, con una poesía que yo llamaría medicinal, o poesía de cabecera. Añade términos médicos que no desentonan. A esto le añade un comentario sobre un escritor que está leyendo en la actualidad apellidado Conelly, y su última novela titulada Deuda de Sangre. Ya estamos llegando al final, cuando Fron añade tres relatos cortos, hipercortos, que a mí me dejan una buenísima impresión, ya sabéis, argumentos y desenlaces de esos de una última vuelta de tornillo que te deja clavado al asiento.

Se acerca la hora de marchar. Son las ocho y media y Javier-Daliniiano, y el Aure se han tenido que ausentar media hora antes. Pagamos y, una vez fuera, tiramos en varias direcciones.

Vicente González
20 de mayo de 2008

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