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sábado, 10 de mayo de 2008

28ª Jornada: Miércoles, 23 de abril de 2008

Cada cual toma su silla.

Pienso que este miércoles se pude llegar a presentar interesante. Ya, de entrada, la camarera me atiende a la primera de cambio, sin mediar demasiado tiempo. Aún me acuerdo de la semana anterior y la eterna espera de media hora hasta que se fijó en que había un cliente en la mesa donde la luz siempre ilumina.

Mientras sigo pensando en la incidencia de la semana anterior observo que cerca de allí, cerca de la vertiente atlántica, aparece el rostro, siempre cubierto de buenos presagios, de Rocío. Toma asiento en la letra ”r”. Apenas me da tiempo a saludarla cuando otro de los personajes de la Tertulia rompe los pliegues de la cortina del Galdós. Es Javier y toma la “d”. Saludo de rigor y sensación de que este miércoles va a venir más gente que en semanas anteriores. Abre la cartera. Ha aprovechado el día de San Jordi para obsequiarnos con regalos literarios; libros de Pablo Neruda, Máximo Gorki, Lorca… Justo cuando ha comenzado la presentación de los autores la desaparecida Sagrario nos sorprende. Explica que ha tenido insomnio, y que durante las últimas semanas se ha sentido indispuesta. Baraja el conjunto de libros y no se decide por cuál coger. En un principio el señor Gorki parece ser el elegido. Me imagino que su estado de ánimo no es bajo. Le pregunto que qué tal se encuenta anímicamente. Low. Advierto que quien elige a Gorki tambien debe tener a mano un treinta y ocho largo. Sus manos se elevan del ejemplar de La Madre y descienden, creo, sobre Neruda. Para romper, Javier nos obsequia con un nuevo desenlace surrealisa de asociación e interpretación dual de palabras. Guirigai. Interpreten. Sigo liado con la interpretación surrealista y descubro una de las alegrías más grandes que he recido en la Tertulia. Es Ana. Pero no viene ella sola. Le acompaña una enorme pieza de masa circular, cocida y rellena de pulpo, que a día de hoy 29 ya esta digerida. LA EMPANADA VIGUESA PROMETIDA.

Elena, que hace un rato que ha ocupado el asiento “m”, comienza la lectura de un poema que a mi me trae recuerdos de Walt Whitman. Los recuerdos del estadounidense se extienden como niebla, y a traves de ella, echándola a un lado con sus manos, Carmen Fron. Apenas se lo piensa y la letra “z” es el objetivo de su trasero, y comenta una curiosa observación callejera (ha visto un deficiente mental de raza negra) que me atraviesa el cerebelo. Ana, y su experiencia en vivencias africanas, nos muestra la respuesta sobre la ausencia de deficientes mentales de dicha raza (los matan). Tras la respuesta lo que más nos apetece es recibir el ataque de un poco de arte del distrito de Villaverde. Y Carmen aparece en escena y suelta un relato. Comentamos la aparicion de una serie de personajes en dicho relato. Cuento una anécdota de Flaubert sobre la negativa afluencia de demasiados objetos (pesados y numerosos) en un cuento de poca extensión. Sin piedad, siendo el ultimo artista en la nomina de este miércoles, Rocío retrata la realidad alrededor de uno de sus relatos sobre relaciones humanas. Y tras la crítica y los sucesivos cambios a efectuar en un futuro, rompemos filas de letras minúsculas, que viendo el rumbo que está corriendo la Real, las sillas del Galdós van siendo más importantes que las del Da Esplendor.

Vicente González
29 de abril de 2008

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