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domingo, 2 de diciembre de 2007

7ª Jornada: Miércoles 28 de noviembre de 2007

Besos de antigua...

Allí estábamos las dos: Mi miedo a que no venga nadie y yo, como dice Javier, esperando a que llegara alguna cara conocida. Allí estábamos en el Café Galdós despidiendo noviembre. Mi miedo a que no venga nadie se pone nerviosa cuando llegamos y encontramos nuestras mesas vacías, no dice nada, pero yo la veo que le tiemblan las piernas, y no para quieta, sin querer sentarse, no vaya a ser que nos tengamos que levantar tan solas como nos sentamos. Intento convencerla de que lo mejor es esperar dentro, es noviembre, hace frío, las esperas son más cortas con un café caliente frente a nosotras. Pero hay días que está imposible, como ayer, y no la puedo convencer... Y allí me tuvo delante de la puerta del café, amenazándome con que diez minutos, diez, y si no, nos íbamos. Cuando vi aparecer las alegres caras de Adriana y Marina, como si fuéramos niñas chicas y enfurruñadas me volví hacia Mi miedo a que no venga nadie y en un absurdo y vengativo desplante autodañino le contesté: “¿Ves? Te lo dije...”

A partir de ese momento ella y yo dejamos de hablar, porque Marina, Adriana y yo acaparamos todas las conversaciones. Tres ya son multitud, dicen. No pasó demasiado tiempo cuando nos llamó Javier para estar con nosotras en la distancia. Ni tampoco demasiado, antes de que llegara CarmenFron con sus deberes hechos. Ni Vicente con sus libros, ni Ana envuelta en su enfado contra la Comunidad de Madrid y su prisa. Aún no lo sabíamos pero ya estábamos todos. Y éramos más que suficientes.

Quizás fue entonces cuando dijo Marina: “Los relatores nos superan en número”. CarmenFron nos contó su paso por El Escorial, donde fue premiada, enhorabuena, y pasamos a leer los aforismos de esa semana sobre “escribir”. A propósito de ello Adriana nos leyó uno de Julia Oxoa, que había enviado Mercedes y que le había gustado: “El secreto de la poesía pertenece más al náufrago que al navegante”. CarmenFron nos leyó su aforismo:

“Escribir: Necesidad para el escritor, obligación para el estudiante, frustración para el analfabeto”. Carmen Frontera

A mí me costó acordarme del que había pensado pero al final lo conseguí:

“Escribir es descontarse con muchas voces”. Rocío Díaz

Y volvimos a comentar aquello de lo difícil que es inventarse aforismos. Para la siguiente semana el tema elegido para ello es “La Navidad”.

Ya de paso también elegimos el protagonista de la nueva entrega del Bestiario Urbano: “Las luces navideñas”. Le habíamos dado un descanso de una semana, pero se acabó, hay que continuar...

Y seguimos con las lecturas. CarmenFron nos leyó su relato: “No todas las bruxas fueron buenas” a propósito del ejercicio del miércoles anterior, el que había que escribir sobre un mesa con el mantel puesto, y una ventana abierta. El relato empezaba así: “En el castillo que habitaba en la alta colina, hacía muchos años, ...”. Carmen había vuelto a su tema preferido de brujas y lo había hecho a lo grande. Fue la excusa perfecta para que Ana nos recitara en gallego un conjuro y nos hablara de su cansado y peligroso pasado entre queimadas...

Y de queimadas a besos. Entre Ana y Vicente nos dieron el principio del relato o poema para la semana que viene: “Él le dijo que ella daba besos de antigua, ella contestó que nadie se le había quejado hasta entonces...” Se admiten variaciones sobre el texto, y puede ser principio, o cuerpo o fin del relato o poema. Por supuesto. Del resto de frases u ósculos que allí se dieron o se hablaron o se imaginaron, esta escribiente, prefiere no comentar... se queda para los que allí los disfrutamos.

Volvimos a la literatura con los versos de Marina que nos leyó su poema que había titulado “Aullidos” y que comenzaba así:

Odio las palabras,

y cuando las odio,

hago hincapié en la ira que destilo...

Este último verso nos cuenta que surgió de una conversación entre Adriana y Marina y que ambas han escrito con él un poema. Adriana nos leyó también un poema titulado “Herencia” que arrancaba con estos versos:

Ninguno de ellos esperaba esto de mí.

Vengo de un nido cálido cubierto de estrías,

Mi madre...

¿No os apetecería seguir escuchándolos? Realmente mereció la pena poder disfrutar de todo lo que ayer se leyó.

Pero aún Adriana nos deleitó con otro poema que definió como “ligeramente erótico”. Al oír esto todos nos levantamos alborotados y gritamos a viva voz haciendo la ola con los folios en las manos : Sí, sí...que lo le-a, que lo le-a... No, claro, es broma... Se trataba de un poema breve para los que últimamente acostumbra a escribir Adriana, y venía encabezado por una cita muy, muy sugerente del grupo Placebo: “Protégeme, protégeme de mis deseos” y que comenzaba así:

Cuando al buscarme tu soledad bajo las sabanas,

Nos embarcamos juntos en la impaciencia,

...

Fue en ese momento cuando Adriana se prestó voluntaria para buscar poeta para la semana que viene.

Y después nuestras chicas, las poetas, se nos fueron: Marina con su metro y medio de estatura, sus 70 cm. de melena, y un montón de versos bajo los pies con tanta fuerza e intensidad que parecen hacerla crecer a cada paso. Adriana a su lado, sacándole una cabeza llena de números, pero vestida de largos poemas narrativos coloreados de imágenes, pura sensibilidad de matemática.

Y nos quedamos los relatores, ahora sí. Vicente nos comentó que estaba leyendo: “El espinoso sujeto. El centro ausente de la ontología poética” de Slavoj Zizek. Ahí queda eso. Y nos trajo “El gran sueño del paraíso” de Sam Shepard, “Centuria” de Giorgio Manganelli y “¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?” de Raymond Carver, del que nos leyó un relato breve: “El padre” que luego estuvimos comentando.

Y la tertulia transformó la literatura en dietética y ejercicio físico para poner su punto final. Sobre unas copas de vino blanco y un portaminas regalado empezamos a despedirnos.

Último miércoles de noviembre de tertulia en el Café Galdós. ¿Nos vamos? Le pregunté a Mi miedo a que no venga nadie, pero ella no me contestó, ya se había ido, aburrida de nosotros... Quise pensar que no se había despedido por no interrumpir, porque me vio entretenida, a gusto, porque me vio disfrutar de los relatos y poemas de mis compañeros, lo que siempre es un verdadero lujo.


Rocío Díaz Gómez
29 de noviembre de 2007

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