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lunes, 27 de marzo de 2023

18ª Jornada/XVI año: Miércoles, 22 de marzo de 2023

 

La Tertulia como un cuadro barroco...
(Caravaggio, “La vocación de san Mateo”, 1599–1600)



1. Rocío Díaz Gómez:


Aquel 22 de marzo era el Día Mundial del Agua, sin embargo, paradójicamente se fue la luz. Los Rascamanes lejos de apagarnos, ya estábamos tan encendidos, que se multiplicaron los saludos y las ventas de libros, las presentaciones y tal trasiego de dinero, gente y libros, que parecía que no iba a haber campanilla que lo domesticara.

Volvió Aurora da Cruz y vino Amelia Serraller por primera vez. Vinieron también los libros de José León Cano “Embarque a Citerea”. Mientras tanto nos íbamos sentando: María Juristo, Chelo, José Antonio, León, Javier, Alberto, Juan Bautista, Juan Calderón, Aureliano, Rocío, Paloma Sánchez… Y al otro lado del Zoom, Carmen Padín, Susana G. Fraile, Elena Peralta…

Entre conversaciones y risas lanzábamos al aire preguntas literarias que se cruzaban con otras: ¿Todo el mundo ha pagado el zoom? ¿Quién quiere hacer una bitácora? ¿Alguien quiere algún libro más de León? ¿Quién ha llegado primero? ¿Falta alguien por contribuir a todas las actividades que nos traemos entre manos?

El miércoles primaveral y revoltoso nació destinado al desorden y la algarabía. En un principio venía a visitarnos el poeta y novelista Rafael Soler, luego se tuvo que trasladar la visita al próximo 12 de abril. Quizá por eso algunos no trajeron los deberes, no anotaron el cambio. Otros traían textos de su cosecha, y muchos atrapamos entre vestidos colgados sobre el mar y mecidos por el viento, los deberes de aquella tarde.

No habían leído más que dos o tres tertulianos cuando de pronto la Traviata quedó a oscuras. En un principio los Rascamanes se iban a cambiar al piso de arriba, pero no era plan molestar a quién estaban cenando y también seguiríamos en penumbra. Así que terminamos arracimados en dos mesas de la plaza de Ópera. No era la primera vez que leemos en la calle, nos dijimos para animarnos. Aunque esta vez también había que jugar a las sillas porque solo en teoría podíamos sentarnos nueve personas. ¿Quién entiende a los camareros locos?

Así que allí en la acera de una calle Arenal que se quedó sin luz, entre indigentes que nos pedían y grupos de amigos que pasaban charlando, los Rascamanes nos hicimos fuertes y hasta los prosistas, que tardamos más tiempo, acabamos leyendo. Se fueron algunos, llegaron otros como Ana Gonz. Pero la tertulia seguía su miércoles victorioso.

En el cuaderno de bitácora de aquel 22 de marzo se anotaría que Rascamán puede con todas las adversidades: el ruido y las sombras, la falta de simpatía, sitio y tiempo. Solo hay que tener una campanilla y un potente altavoz, muchas ganas de escribir y más de escuchar.

 

Rocío Díaz Gómez
24 de marzo de 2023




2. Carmen Padín:



Siempre añoro estar en la tertulia de forma presencial, pero esta vez, la pantalla del zoom se convierte en una película de Buñuel. ¡Es fantástico!

Todo empieza como de costumbre. Saludos, abrazos, venta de libros, ajustes de cuentas y qué sé yo.  El jefe llama al orden y presenta una cara nueva, la de Amelia Serraller. Nos impresiona su trayectoria. Define lo que es poesía mientras José León se besa con Paloma a sus espaldas. Sin que nadie invoque el tango, todo queda a media luz. Escenario perfecto para los poemas de fresca llamarada de la escarcha y el latido desnudo de María Juristo. Juan Calderón, sentado a su lado, escucha con cara de santo. Retrato perfecto para un cuadro del siglo XVII. Aure empieza a declamar su poema, pero las tinieblas lo cubren todo. Ahí, en el inframundo las ánimas se agitan y desfilan buscando la luz. Tres almas atrapadas en dos recuadros no saben lo que sucede. El camarero anuncia que no habrá luz ni más de nueve sillas ni caja registradora para pedir una caña ni wifi. 

La siguiente escena muestra a los poetas en la acera, a un lado de la Ópera; una toma genial, los rascamanes al aire libre, Madrid en primavera. 

Alberto, Paloma, María y Aurora se han perdido en la urbe por frío, por falta de una silla y otras mejores razones. Adiós relatos palomeros, microtequieros y esa voz que te traspasa. 

Aure duerme entre magnolias a plena calle; muestra su arte, naturaleza muerta y poemas vivos. Javier, como caballero medieval, ofrece su chaqueta a las damas, pero el tiempo es un alambre rompiendo el horizonte y el cielo gris le cierra los ojos. 

Un clochard se detiene sorprendido por los versos sonoros de Juan Calderón y, en aquel mismo instante, mi vida se hizo mar y mis vestidos, dos pájaros de seda.

José León ha visto volar a la primavera en el viento. Rocío, los dos vestidos y hace manitas con un marinero y sus marinerías; sin embargo, el mismo viento y la humedad le rizan las dudas. Susana honra a las prostitutas con versos, reflexiones y genuflexiones. El ectoplasma de León Cano recibe una rosa blanca desde la esquina compartida de Elena Peralta. Juan Raña se muestra  nervioso por la llegada del niño, (ya he visto a las cigüeñas pasearse por Plasencia). Carmen Padin asiste a los Premios Goya con dos vestidos de gasa, mientras Caballero Bonald explica a Ana Gonz que ya no le queda vida sino tiempo, su libertad y sus palabras. 

Dice mi abuelo que los hombres no lloran, murmura un pequeñín desde el vientre de su madre dibujado en el asfalto. Me faltan (para completar el encuadre) los versos surrealistas de Carlos Ceballos y escribir la palabra FIN.


Carmen Padín

25 de marzo de 2023



3. Chelo Santa Bárbara: 

Era miércoles 22 de marzo y yo lo había leído claramente en mi agenda: Rascamán, encuentro con autor, Rafael Soler. No había corregido la fecha que por circunstancias se había cambiado, así que como iba dispuesta a escuchar no transcribí ni una palabra para leer.

Llegué la segunda, después de Aurora; luego José Antonio y Aure, luego León con sus libros…y a partir de ahí perdí la cuenta, pero sé que en la mesa estaban también: María Juristo, Javier, Rocío, Alberto, Juan Bautista, Juan Calderón, Amelia Serraller que era su primera aparición y Paloma, aunque también estaban en la pantalla del ordenador: Carmen Padín, Susana y Elena Peralta. 

Es obvio que todos intentamos librarnos de la bitácora, por eso estoy escribiendo estas líneas.

Del revuelo ya se ha hablado así que contaré que: Amelia, filóloga, traductora literaria y profesora de taller de traducción nos leyó, Poesía es… “lluvia en el desierto de la melancolía”. María nos lee, Un visitante, “con la fresca llamarada de la escarcha”.

Aure nos enseña el regalo que ha traído para León y nos lee Magnolia: “días tan magnolia”, dice. José Antonio, “va desnudo sin teléfono”.

Aurora y yo, no leemos. Javier ha hecho los deberes: “tengo envidia del viento”. 

Llega Ana Gonz, Alberto ya se ha marchado y León nos lee un soneto. Rocío: “dos vestidos puedes, un vestido no”. También que, “el mar riza el pelo y las dudas”.

A todo esto, voy perdiendo fuelle: la calle, el ruido, la gente…

Luego Padín: “las prendas lloraban mojadas y reían secas”

Juan Calderón, “relojes que han descarrilado”. Igual que yo, descarrilada o descarriada y dispersa: la gente, el ruido, la calle.

Susana nos lee un poema que ha escrito sobre la marcha, después Elena y por último Ana Gonz que cierra con Caballero Bonald. 

Como dice Rocío, Rascamán puede, pero yo prefiero recitar a cubierto.

Suerte que no transcribí ningún poema.  


Chelo Santa Bárbara

25 de marzo de 2023


4. Amelia Serraller: 

Mi primera bitácora 

El pasado miércoles 22 de marzo me dirigía yo con paso rápido a debutar en la tertulia Rascamán, cortesía de mi amiga Aurora. Todo lo que sabía era que la dirigía Javier, que se lee por orden de aparición y sería menester comentar cada poema. 

Varias veces he pasado por delante del Café La Traviata en Ópera, pero nunca había entrado y me hacía especial ilusión conocer un rincón más del Madrid castizo. La planta baja tiene todo el sabor de las reuniones clandestinas del samizdat en época comunista, por ejemplo. 

Cuando llegué ya estaba Aurora, había muy buen ambiente y animadas charlas en torno a León y sus libros, así que me sumergí en Citerea por un tiempo y le pedí dedicatoria. 

Poco a poco fui saludando a todos los poetas, empezando por Aurora y Javier. Bromeamos con el tú y el usted con José Antonio, Aure, el propio León, María Juristo, Javier, Rocío, Alberto, Juan Bautista, Juan Calderón o Paloma.

De repente, aparecieron desde el otro lado del ordenador mis amigas Susana Fraile y Elena Peralta, con alguien más que no sabría precisar. 

Se me explicó la historia de la tertulia, y Javier deshojó la margarita de la bitácora, que esta vez se adjudicó a todos como sano ejercicio de escritura colectiva. 

Después de contar un poco sobre mí,  cuando iba a empezar a leer hubo un corte eléctrico. Gracias al incidente leí mi “Poética” iluminada por las velas y las luces de emergencia. Comprobé ilusionada por los comentarios que gustó especialmente el verso “lluvia en el desierto de la melancolía”, aparte de señalárseme las asonancias. 

Después María nos leyó dos poemas en verso libre, de corte filosófico y muy emotivos, por la presencia de la muerte, que nos visita con “la fresca llamarada de la escarcha”. El primero caló aún más hondo que el segundo. 

Lamentablemente, no pude quedarme más porque empezaba el taller de traducción que imparto….


Amelia Serraller

27 de marzo de 2023


5. Paloma Sánchez:

 

Bitácora cagaprisas

 

Eran las seis de la tarde.

Las voces se mostraban animosas.

Un hombre trajo una campana pequeña.

A las seis y pico de la tarde

Una nueva compañera hablaba

Y era políglota y daba cursos de traducción.

a las siete de la tarde se fueron las luces,  

se escucharon pasos en el piso superior.

Lo demás era obscuro como boca de lobo.

a las siete y cinco de la tarde

Rocío intenta alcanzar el lavabo, 

a punto está de romperse la crisma.

El camarero comunica que no hay luz.

Confusión general a las siete y cuarto.

El viento frío se metía por la chaqueta.

a las siete y media de la tarde.

En ese momento decidí el abandono

De mis queridos compañeros

Hacia sitios más calentitos y luminosos.


Paloma Sánchez

28 de marzo de 2023


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