Navegantes
BITACORA DE PRESENCIA
Desde su puesto de mando, Javier dio la orden de partir. Juan fue el primer navegante en hacerse a la mar. Con una voz poderosa y elocuente, nos ofreció una sátira divertida y mordaz sobre la Maja De Goya. Después le llegó el turno a Juan Bautista Raña, situado a mi estribor. Ambos Juanes celebraban su cumpleaños. ¡Felicidades de nuevo! Raña nos habló de su colorida y nostálgica Caracas, alegre y llena de vida y canciones, y peligrosa y violenta ahora.
Una ciudad despojada de sus sueños y donde el miedo surge en cada esquina, recordándonos también lo que ya nos advirtió Félix Grande: “Donde fuiste feliz alguna vez no debieras volver jamás”.
A continuación, nos leyó los primeros párrafos de su novela, con la historia de Nicanor, el bailarín, y un alocado gato que andaba por allí. La tercera en intervenir fue Amelia, cuya embarcación se encontraba frente a la mía.
Tras informarnos sobre sus apellidos a una pregunta de Javier, nos relató algún que otro acontecer de su vida. Después, un poema suyo, “Marea secreta de sueños”, de una brevedad mortal, nos conmovió a todos. “Éramos dos o ninguno”. Tras oír aquello, ya estaba todo dicho. Aunque luego nos habló también de una poeta ucraniana llamada Natalia, que se preguntaba si es que puede llorar el buzón de correos. Después, esa misma poeta de la desdichada Ucrania, nos aseguró que “el cartero de invierno lee todas nuestras cartas” . Tras Amelia, la cuarta compañera que se echó a la mar, fue Chelo, que, a mi babor, me ayudaba con los nombres de todas y todos los rascamanes.
Chelo nos deleitó con sus “Versos de verano”, de un verano insustancial y los días pasados bajo el sol, en los que ella, esperanzada, trata de colmar de luz todas las grietas, hasta que la oscuridad le confirme que ya es tarde. Bello y desolador poema. El siguiente en echarse a la mar fue León, aguerrido navegante, situado también a mi babor, que inspirado en la fotografía de la ropa tendida, se imaginó unas almas al viento, como banderas derrotadas que vuelan hacia una primavera triunfante. Después, en “ Cartas de autor” , con algo de ironía y humor, nos dijo eso de, “te quiero hasta la muerte”. Tras esa lapidaria afirmación, nada hubo que objetar, tan solo asentir. Tras León, tomó la palabra Javier, jefe de nuestra extravagante flota. Sugestionado por la imagen del increíble azul de las aguas, se lanzó a sus profundidades; allí, donde salvo el latir del corazón todo es silencio, silencio entre olas invisibles, con hebras de luz que se filtran desde el cielo, suplica que lo dejen allí, en el silencio profundo, el silencio de un tiempo que se detiene bajo una mirada azul…Tras su intervención se suscitan los comentarios, pidiéndole que cambie “su mirada azul” por “mirada de sal”, a lo que yo secretamente me opongo; soy aliado del infinito y vasto Azul.
Después le llega el turno a Alberto, que dibuja y escucha. “Micro te quiero 9” es el título de lo que nos habla. En él nos resume los despropósitos de la Creación y el caos disparatado que reina en la tierra. Tras Alberto, Javier me dice que me toca. Me hago a la mar con mi poema “Ese es mi deseo”, y tras leerlo, la crítica es unánime: tengo mucho que mejorar en la lectura o declamación de los versos. Tanto es así, que el poema pasa a segundo plano, y lo entiendo, a la vez que agradezco su ánimo para progresar en mis futuras lecturas, como agradezco a Javier su consejo técnico para limar la rebaba de algunos poemas.
Después les leí un poema de Luis Cernuda, “He venido par ver” y esta vez lo hice con más pausas, la audiencia lo agradeció. Le llega el turno a Rocío y comienza a leernos la historia de “El Nene”, un maravilloso niño lleno de fantasía, que se hace amigo de ella y la elige como destinataria de toda su fértil imaginación, repleta de piratas, ladrones, villanos y héroes. Ella siempre escuchaba absorta y fascinada sus historias, hasta que una tarde, a la hora de siempre, el Nene no apareció. Tras acabar su lectura, la flota Rascamán debatía con Rocío sobre el trágico final de su protagonista. A continuación, Carmen Padín se hizo la mar. Expectantes, escuchamos su poema, “Cristalino”. En él, para mi regocijo, el azul vuelve a invadirnos. “Desperté una mañana y todo era azul” nos dijo Carmen. Era niña de sus ojos, la que habitaba en su corazón. La transportaba como un barquito de papel por la corriente del amor…En silencio, los rascamanes nos dejamos mecer por aquellas olas tan dulces. En el suave mar de la tertulia, Aure hizo su aparición. En sus poemas,”Retorno” y “El Deseado” él se pregunta que ¿con qué disfraz vendrá? En otro de sus poemas, “Olvido” afirmó” soy el olvidado De Dios y seré también tu olvido”. Ni que decir tiene que, a todos nos dio por reflexionar con aquellos versos tan descarnados.
La siguiente compañera en intervenir fue Ana Gonz. Situada enfrente de mí, nos recitó poema de Joan Margarit. En él, el poeta nos dice que no tiremos las cartas de amor, ya que serán nuestra última literatura. En otro poema, “ Nuestro Tiempo” nos cuenta algo muy bonito sobre “las luces de nuestra juventud”. Gracias Ana. A continuación, a mi babor, fue Cinta quien se puso a navegar por las serenas aguas de la tertulia. Se echó a la mar recordando su último viaje , “Soñar en Tarraco”. Un sueño con una golondrina y un gladiador de afilado cuchillo, con corazón doliente que no puede escapar…Tras su lectura, los contertulios opinan sobre otro final para el poema: “De ese laberinto cerrado la soñadora no puede escapar”, una crítica que a Cinta parece gustarle. Tras su intervención ya no me dio tiempo para más, por lo que tuve que dejar la bitácora en las manos de Javier, la participación de Paloma y otra compañera más. Mis disculpas a las dos.
BITACORA DE AUSENCIA
El día cuando volví a mis “rascamanes”
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