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sábado, 7 de mayo de 2022

25ª Jornada/XV año: Miércoles, 27 de abril de 2022


El consultorio está lleno a reventar.



BITÁCORA  DE PRIMAVERA   MIÉRCOLES 27 DE ABRIL 2022


El consultorio está lleno a reventar. Me lo había advertido el médico: ¨Da citas más cortas que vienen la euforia y la astenia primaveral¨. Tras ver mi cara de interrogación me explica con paciencia: Señorita Padín, la euforia primaveral produce, a consecuencia del aumento de luz y temperatura, mayor secreción de feromonas, oxitocina, dopamina, noradrenalina, un bombazo hormonal que nos hace sentir felices. Pero, -siempre hay un pero- en contraposición, esta estación del año,  también genera la astenia primaveral con síntomas de somnolencia durante el día, irritabilidad, depresión  y reducción de la libido… un desequilibrio temporal. Así que prepárese.  


Isabel Morión. Me dicen que ha dormido en el consultorio para ser la primera en pasar. En la clasificación del médico la anoto como eufórica. Hará un homenaje a Francisco de la Torre bajo todas las reglas de la primavera, almendros en flor, regalando flores, sin renunciar a nada, soy el amor, tómame, no cierres la puerta. Y en lo más alto de la euforia, la historia de La luna erótica, esa luna llena que sabe de los juegos de la carne y le gana la partida al frustrado galán de una mujer.


José Antonio, eufórico también, dice: any place, any device, any time, pero como en los viejos tiempos, en la última fila del cine, en los portales antes de las diez…con calma y nos amanecemos, le explica a Matilde. Para después del embate y del fuego que sí alborota,  trae una receta de croquetas a la rima y jamón.


Aureliano, un poco melancólico y nostálgico, bordeando por la astenia primaveral nos narra una doble vida… era tan joven, su carcajada certera me destrozó la boca, nunca me olvidarás. Y escucha por ahí, en el diario que le trajo una dragona, el eco de un poema medieval. Alberti, Temporada en el infierno. Encontró la sombra del pasado, un caballero pide un poco más de tiempo a la muerte.


Omega le ha sentado de maravilla el cambio de estación, ¿o será su estancia en Rascamán? Sonríe, el amor le acaricia el alma. Psique y Eros se transparentan en su mirada. Convierten el tiempo en caricias. Ha dejado un poema pegado en la parada del autobús. Como síntoma de su euforia primaveral ofrece un tour literario con paellita. Me anoto.


A Ignacio Tamés le ha dejado descontrolado la muerte de su hámster, de insolación ha dicho, o lo que es lo mismo: negligencia. Arremete contra un falso poeta, un falso amigo, un falso orientalista, lo dedica a un falso palestino, pues es de Nueva York. Lo siento, no entendí nada de nada. ¿Existirá también el ofuscamiento primaveral? 


Carlos, tu turno Saturno, se escucha en la sala. Una grieta en las noticias y Carlos se asoma por la rendija. Se preña del olor a mariposas blancas unidas con un dedo a la ceniza, a la ceniza del invierno en cada rama… sustituido en primavera por la lluvia… un octavo mandamiento de belleza.

El médico le ha recetado dos orejas y un rabo.


Rocío nos trae una bucólica escena, con vacas que se acuestan todas para el mismo lado cuando va a llover. Un amor desigual y promesas alargadas, incumplidas. Con niños que nacen y mueren, como esas mariposillas de la primavera.  Pero —siempre hay un pero— aparece un amor templado y niños que nacen y crecen como los terneros. Pues ya lo está usted sabiendo: ¡en primavera, al campo!


Alberto. En boca cerrada no entran moscas y menos aún con mascarilla puesta. Hoy no hay cuento. Me temo que la primavera le da alergia, ¡tanto polen, tanto bicho, tanto ruido, tanta euforia, tanta astenia! Espero que las libélulas sostengan su silencio.

Juan Calderón. No todo es renacer en primavera. También se muere. Hay quien se va con las gaviotas a formar un coro en un mar de versos, en el dulce vaivén de su respiración, en la pluma de un amigo que ve su corazón multiplicado. José Miguel Fungueiriño, vade in pace. 


Chelo batalla con los cambios del clima en esta temporada, sobre todo con la lluvia. Le llueve por dentro, por fuera y esa lluvia impertinente de primavera le quita el ánimo de leer más. Nos quedamos con ganas de escuchar sus versos gota por gota. Ya leerá cuando el tiempo aclare.


 Juan Raña hace un Alberto. Tampoco leerá. Pero —siempre hay un pero— su polo desvela euforia  primaveral así como su entusiasmo por  los recitales que pronto tendrá. Lorca y León Felipe vibrarán en su garganta.

Paloma en vuelo, vuela el tiempo en presente, se apodera de la mirada de un periodista para no hacer juicios de poder y  así, narrar su vida. Bajo un árbol en flor, en noche de luna llena, carga un saco de pesares y tristezas, otro de libros y cultura. Se ha aligerado su carga al narrarlo en Rascamán.


Javier, para desgracia de los no orientalistas y beneplácito de los que sí lo somos, lee un haiku confeccionado a la medida del pacto de un topo. El ruido en la sala no me permite escuchar.  Es verdad, el psiquiatra lo tiene muy complicado esta tarde. 


Bajo tus pies,

excavan galerías

sus ojos ciegos.


De vuelta a occidente, el Boss no solo aprendió valenciano sino la fuerza de la palabra amor, que el futuro es siempre hoy, a reconocerse en el pasado, a dejar un mundo mejor.

Pues ya lo están ustedes sabiendo, como diría Rocío.


Carmen Padín. Un poco perdida entre rezos del Talmud, Portugal, manzanas y miel. Dice percibir el aroma de azahares de un naranjo en otoño. Eso es querer ver la primavera donde no la hay. Dislocación estacional, diría yo.


Luis en plena euforia primaveral y viaje de LSD, alucinado. No sabe quién es ni dónde está, vomita palabras, calentura onírica, se siente ajeno a su cuerpo. Nodulum, en un túnel (no pienso interpretarlo) Los sueños también pueden matarle. Los dejo. Iré a buscar la camisa de fuerza.


Pulgar. Un embrollo de pollos y pollas. Hoyos y follas. Colocados y dislocados. Y en esta selva de tanto follaje, palmas y empalmados, corridas y escurrimientos, me pregunto si es lo mismo salir de la caja que entrar en ella. ¡Joder!


Montse.  Nos cuenta lo vivido, penando por el monte, aliviada por el  agua y pariendo versos más vivos que lo que ella jamás vivió. Curioso, la naturaleza humana florece en versos… y no solo en primavera.


Ana Gonz. Con hechizos de bruja y versos de Saramago exorciza la sala. Las flores se alimentan de humedad y esa es la verdad de la salud. En lo más hondo busca la causa de encontrar intimidad. Por muy Saramago, extraño sus versos gallegos, también llenos de humedad del mar.


Cinta camina por una senda después de una despedida, una sombra la acompaña. Desde cualquier adiós, cualquier bienvenida. Astenia primaveral temporal. Los caminos acaban por llenarse de flores a pesar de las piedras.


Mariana, en voz de Javier, cierra la sesión. Confiesa sus conversaciones con las nubes, con las ranas, ante la ausencia. Quiere entender y perdonar y perdonarse. Después del invierno llega la primavera  y otorga indulto al frío por su esquivez. Te queremos,  Mariana. 




Carmen Padín

3 de mayo de 2022






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