COPLAS A LA MUERTE DE SU PADRE
JORGE MANRIQUE
Nos presenta a Elena Peralta y a Montse Fernández Mateos que ya es conocida.
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
Montse. Ahora que aún luzco color. El silencio es vivencia. Un dolor que no hace bola en la boca. El antojo motiva lo justo. Ser muro de adobe. Morir de pie como los árboles.
Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nacemos
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos
descansamos.
Elena. Quiere escucharnos.
Ved de cuán poco valor
son las cosas tras que andamos
y corremos,
que, en este mundo traidor
aun primero que miramos
las perdemos:
de ellas deshace la edad,
de ellas casos desastrados
que acaecen,
de ellas, por su calidad,
en los más altos estados
desfallecen.
Carlos Ceballos. Ponerología. Lo que buda pasó por alto. Una hiedra venenosa se encarama a lo más alto. Quitar el bichito y por encima de mis posibilidades.
Pues la sangre de los godos,
y el linaje y la nobleza
tan crecida,
¡por cuántas vías y modos
se pierde su gran alteza
en esta vida!
Unos, por poco valer,
¡por cuán bajos y abatidos
que los tienen!;
otros que, por no tener,
con oficios no debidos
se mantienen.
Mariana. Palabras interminables. Dejar algo para los ojos. ¿Qué pasa con la piedra que se queda sin tallar? El corazón de las ramas que cuidaban nuestro nido. Se doblará mi espalda.
Los placeres y dulzores
de esta vida trabajada
que tenemos,
no son sino corredores,
y la muerte, la celada
en que caemos.
No mirando a nuestro daño,
corremos a rienda suelta
sin parar;
desque vemos el engaño
y queremos dar la vuelta,
no hay lugar.
León. Fandango. Cuando la luna nos bese, seré cuerda de guitarra. Será mi piel tu cortijo. Mejor será que me quiera. Al compás de mi garganta. Los montes que se ocultan tras tu temblorosa enagua.
Esos reyes poderosos
que vemos por escrituras
ya pasadas,
con casos tristes, llorosos,
fueron sus buenas venturas
trastornadas;
así que no hay cosa fuerte,
que a papas y emperadores
y prelados,
así los trata la Muerte
como a los pobres pastores
de ganados.
Cinta. Despedida. Es larga la ventana y la amargura. La noche oscura me persigue a toda hora. Deambular cuanto me ate. ¿De qué está hecho el amor?
Tantos duques excelentes,
tantos marqueses y condes
y varones
como vimos tan potentes,
di, Muerte, ¿do los escondes
y traspones?
Y las sus claras hazañas
que hicieron en las guerras
y en las paces,
cuando tú, cruda, te ensañas,
con tu fuerza las aterras
y deshaces.
Carmen Padín. Soy poeta, muchos piensan que no es un trabajo. Que te dejan ojeras profundas. La geología de los significados. Yo era uno de esos poetas muertos de hambre. La miseria se puede compartir. ¿Era una sirena momificada? No existen dentro de una lata. Miré a mi sirena a través del cristal.
Las huestes innumerables,
los pendones, estandartes
y banderas,
los castillos impugnables,
los muros y baluartes
y barreras,
la cava honda, chapada,
o cualquier otro reparo,
¿qué aprovecha?
Cuando tú vienes airada,
todo lo pasas de claro
con tu flecha.
Omega tiene que marcharse.
Isa Morión. En junio homenaje a Miguel Hernández. Revisando libros olvidados. Están en un bello soneto. Aquella oscura y triste España que dejaste. Dedicado a Javier. Cuánto tiempo hacía que mi lápiz dormía. La concubina. Un extraño ruido. Me ha sacado de una extraña pesadilla.
No dejó grandes tesoros,
ni alcanzó muchas riquezas
ni vajillas;
mas hizo guerra a los moros,
ganando sus fortalezas
y sus villas;
y en las lides que venció,
cuántos moros y caballos
se perdieron;
y en este oficio ganó
las rentas y los vasallos
que le dieron.
Aure. Alien 22 y si todo acontece de manera simultanea. Heredar un nombre. El cabo de las Ágatas, eternamente. Alien 23. Y qué de la lluvia del agua y de los ríos. El modo de llegar la primavera. Alien 24. Has amado las flores. Su color y su aroma, los de la eternidad. Bordes puros como cuchilladas. Nadie te ha enseñado a escapar a esta herida.
Después de puesta la vida
tantas veces por su ley
al tablero;
después de tan bien servida
la corona de su rey
verdadero;
después de tanta hazaña
a que no puede bastar
cuenta cierta,
en la su villa de Ocaña
vino la Muerte a llamar
a su puerta
Javier. Yo soy el que camina hundido en la lluvia. El que mira el que escucha los objetos. Yo soy el que vive, el que lucha y sangra. El simple espectador de sombras. El que muere.
diciendo: -«Buen caballero
dejad el mundo engañoso
y su halago;
vuestro corazón de acero
muestre su esfuerzo famoso
en este trago;
y pues de vida y salud
hicisteis tan poca cuenta
por la fama,
esfuércese la virtud
para sufrir esta afrenta
que os llama.
José Antonio. Libros que huelen a limón. Quiere llevar la poesía a la calle. Escrito por encargo. Una historia con burbujas. Que pinte con versos su cartera. Que venda amores de rebajas. Que te diga inocencia. Porca miseria. Nebuliza los silencios. El mundo sufre en la lógica implacable de banqueros.
«No se os haga tan amarga
la batalla temerosa
que esperáis,
pues otra vida más larga
de la fama gloriosa
acá dejáis,
(aunque esta vida de honor
tampoco no es eternal
ni verdadera);
mas, con todo, es muy mejor
que la otra temporal
perecedera.
Paloma. …Mientras escucha, el talante artístico de Felipe recuerda el cuadro de los fusilamientos de Goya. “Era en la montaña del Príncipe Pío, antes de existir el cuartel, en tiempos de Napoleón -remusga para sí-. No cambian nada los siglos, los muertos caen, siempre los del mismo bando y en el mismo sitio. Es la maldición de la montaña, llenarse de muertos hasta reventar”.
«El vivir que es perdurable
no se gana con estados
mundanales,
ni con vida delectable
donde moran los pecados
infernales;
mas los buenos religiosos
gánanlo con oraciones
y con lloros;
los caballeros famosos,
con trabajos y aflicciones
contra moros.
Ignacio Tamés. Segunda parte de Mortadelo. Una mujer navarra, entre Navarra y Guipúzcoa. Una conferencia sobre lo esotérico. Las acusaciones del enterrador. Los momotxorros por las calles de la localidad. Camisa blanca manchada de sangre. Una chistorra, un CD de un acordeonista. Haikus y poemas en latín.
«No tengamos tiempo ya
en esta vida mezquina
por tal modo,
que mi voluntad está
conforme con la divina
para todo;
y consiento en mi morir
con voluntad placentera,
clara y pura,
que querer hombre vivir
cuando Dios quiere que muera,
es locura.
Ana Gonz. Lee de Luisa Castro. Mi madre trabajaba en una fábrica de conservas. El amor es una conserva en lata. El cerdo. Colonia y matanza.
Así, con tal entender,
todos sentidos humanos
conservados,
cercado de su mujer
y de sus hijos y hermanos
y criados,
Luis. El alquimista. Era su obra maestra. Rechazó la acusación de hereje. La belladona, la adelfa, el cobre, el mercurio... Su opus magnum. Hizo fundir el plomo y el cinabrio. La codicia de nuevo devoraba a sus hijos.
dio el alma a quien se la dio(el cual la dio en el cielo
en su gloria),
que aunque la vida perdió,
dejonos harto consuelo
su memoria.
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