Grabado. Plaza de Lavapiés hasta 1934
BITÁCORA DE VUELO 17/03/2021
Espacio reservado a las aves de bonita voz
A mediados del siglo XXI Estados Unidos perdió la hegemonía mundial. China por medio de alianzas se hizo con los valores bursátiles de la deuda de lo que llamaban entonces países. Fueron los chinos los que plantearon en la ONU, que nunca había hecho gran cosa, la idea de que la flamante Liga de Ordenadores Computerizados, LOC, tomara las decisiones por la Humanidad. La urgencia de las urgencias venía por el estado calamitoso del planeta. En el último pueblo antes del Polo Sur, los turistas, pagando 1000 euros por aurora boreal, destrozaron lo que quedaba de los ecosistemas. En la India la sequía pertinaz provocó una hambruna inusitada, en Europa se endeudaban para comprar vacunas que fueran más deprisa que los virus. Un desastre. Fuimos nosotros, todos en clamor, los que pedimos a la LOC una solución y nos la dieron. El razonamiento cartesiano es irresponsable y a la mañana siguiente suspendieron el Tiempo. No había arrugas pero tampoco cervecitas. Ya sabíamos todos que el siguiente paso sería la Materia. Y así fue que nos dejaron en espíritu y nos dijeron que nuestro cerebro y sus circunvoluciones estaban en la Nube. Nadie comprendió nada pero ya nos vimos sin piernas. No había que preocuparse, según ellos nos iban a inducir todo tipo de experiencias incluidas las alucinógenas a voluntad. Ninguna necesidad animal. Sexo solitario a raudales. Miles de gargantas gritan que qué diantres pasa con el Arte, nuestro adorado, la razón de seguir avanzando, la Belleza. Qué pasa con todo eso. Respondieron con voz metálica: No es nada saludable vuestra basura, y se quedaron tan frescos.
Rascaman en la clandestinidad ha pasado la tarde tratando de escuchar sin interferencias de la LOC, que nos están espiando a los contertulios por si queremos volver a los cuerpos. Digo de antemano que debido al ruido de fondo algunas transcripciones pueden ser parciales.
Hoy, Lourdes, tiene cierta inestabilidad en la luz de su ventana. Se escucha: Naciste como regalo inesperado/Otro día que se me olvidó tu merienda/No conseguías el sonido el violín. Se apaga la luz de la ventana y se oye mal.
Venerable Aure, tan señor él, con su voz cascada, dice que no sabe si llamar al poema: Jilipollas o Transmigración en Vino. En su ventana compartida, embozados de mascarillas ambos. Aure se lanza a la constelación y propone cambiar a alguien sus veintipocos años. /En sus pupilas surge un relámpago/Como si fuera pluma con un saco al hombro/. Tenemos que convencer al espíritu inmanente de Aure que no lo tire a la basura. Juan Calderón, haciendo gala de su segundo apellido, ya ha hecho la transferencia del libro. Aure se hace presente para decir que tiene que sacar su fuego fatuo de este foro e ir a por los ejemplares de su libro. ¡Hay que ver lo que hay que currar por un objeto! Le saludamos como al supremo jefe del Senado Romano.
Juan Calderon retoma su discurso y toma la foto de la niña. /El día en que conocimos a Natacha./ Los cuatro castigados/. Olvidaos de la calle lo que queda de curso./ Sonó la campanilla. /Dos criaturas angelicales pedían el libro de Mujercitas./ Todos tienen motes con expresión bobalicona.
La sombra de Susana echa un anzuelo eficaz en el estanque Rascamán. Dice no estar convencida del final. Trata de un encargo de Hitler que deviene en el enamoramiento del ingeniero de diseño de la androide, que tiene 36,5 grados de temperatura corporal. La culpa de todo la tuvo el confinamiento. El mismo la había imaginado inteligente, ocurrente y encantadora, y quedo sojuzgado por su propio diseño.
El efecto causado en el estanque de peces encerrados en sus cajas es devastador. Todas las cajas, por turno, dieron un final posible a la escritora que daba lástima entre tanta idea. Todos, cada final era más disparatado que el anterior. La muñeca hinchable inteligente había excitado a los pececillos del estanque. Se dieron hasta 6 finales.
Llega el turno de Rocío, nombre de amanecer y de agua, tiene el relato de la foto pero no tiene final. Las cajas perversas torturan a Rocío diciéndole que ella tiene un final muy bueno. Rocío se sonroja y sufre en silencio. Lo niega. ¡Qué va, Qué va!
Yo me moría por ir a la librería de la plaza…
Quiere acabarlo pronto, sabe que es un relato de aliento largo.
Se acabó el Malecón de Juan Bautista, estamos en Madrid, en plena guerra y se habla de las cebollas y de Don Buero. Excelente final. No se sabe si es poema o relato poético. Recita con fraseo impecable dos estrofas de las Nanas de la Cebolla. Miguel Hernandez, el que no estaba tomando copas sino en la primera linea del frente, aparece magnífico al final, se lo merece.
La luz de la pantalla de José Antonio, está alterada, explica que tiene mucho trabajo encima. Digo que debe haber tormenta porque su poema se llama “Omm” y eso es que necesita un mantra para la estabilidad de su señal.
Suena a Yoga la cosa: Sé tú mismo/toma aire/vocaliza/y ahora exhala. También sale de ahí: Me hice indicio. Rocío participó en las máscaras.
Es turno de Alberto que con limpieza torera se pone frente del astado, coge el capote con la izquierda y nos suelta un natural: Que él se va a marcar un Omega. Ha hecho la faena con tal limpieza que recibe un aplauso cerrado.
Javier, en su condición de aedo elegido por Apolo, entona su límpida voz, todo emoción contenida, canta como lo hacían los antiguos: Antes de cantar se ríe de la consabida espera del libro de Japón. El, que sabe el tiempo que lleva la masticación de un poema, calla y dice que aún falta tiempo para eso. Ingenuo, el tiempo se suspendió no se sabe cuándo. Antes de empezar su lectura hay ruidos, interferencias, es Maite desde su caja. Se ve todo negro, salvo un cuadrado rojo en el centro. No se oye nada. Desde la quinta dimensión manda un mensaje escrito en que asegura que nos oye pero que el dios de las comunicaciones lo quiere así y se resigna ¡Cómo sois!. Va Javier. Lo supe antes del crujido del aire en la garganta./Es solo agua en el fondo del valle/La infancia de la Tierra ante esta pared desgarrada/Nacer es saber que la luz se convierte en agua. Espléndido. Maestro me inclino ante tu dominio. Me he hecho un lío con los dos poemas.
Aquí va Paloma. Cuenta el incendio de la Fábrica de Tabacos. Cómo se caza a un señorito en Madrid. En el texto tiene hombres hambrientos de hembra. ¡Toma ya! Un triplete. Y Echando/mirando y no se sabe cuántos gerundios más. La foto es la portada de “Los Viajes del Agua”.
Almudena trae un relato que no sabe si es infantil. Hablan las flautas primigenias, los árboles. Se preguntan dónde está la realidad. El gato anima. La música cesa. Un mago no puede evitar el humo en sus apariciones y eso le trae la ruina. Hermoso paisaje, un bosque cantando.
Las luces de Juan Antonio se encienden y tiene sendos poemas de las fotos sugerentes. Se escucha en la noche con tremendo protagonista: Hambre.
/Vivimos en la clase el teatro del hambre/Es otra cosa distinta del pan/. El relato o poema es multivocal. Cada voz corresponde a uno de los 4 niños. El Lolo, el Piojito y el Bala Perdida, x.
Se va Omega Veloz. Con su nombre que resuena a Acrópolis, a matemáticas, a misterios ignotos, a título de novela. Suena también a buena memoria.
Carmen Padín, suave y con la musicalidad mejicana de fondo. Su voz dice: /Se me iban los ojos a las nueces/Hojaldre/Los cantos de sirena saben a nueces y a dos montoncitos de crema de vainilla./
Las luces de Isa Pérez se mueven por la habitación y su imagen siempre aparece oblicua. Se hace un poco la interesante con la lectura, pero sabe que todos deseamos ardientemente que nos pegue un mazazo emocional y nos deje partidos de poesía. Busca entre sus tesoros y encuentra.
—No sé si os va a parecer demasiado tremendo. Clamor popular y aplausos.
—Por favor Isa, por favor. Haz que nos pongamos depresivos. No lo podemos evitar, nos gusta. Aquí Rascamán deja ver su naturaleza perversa en consumir literatura. Resuena en la luz color violeta de Isa./ Nadie ha visto mi retina/Febrero coge tinta y llora/Todo parece agua/Me arropan con aliento de trompeta/El tráfico sentenciando los besos casuales/Escribo en los márgenes del libro./ Ha conseguido su propósito depresivo pero nos va la marcha y acabamos encantados de las emociones fuertes.
Toda la intención del sabotaje por LOC se volcó en Ana Gonz, que primero salió con la conexión del móvil, no llego a decir una frase y su oscilante pantalla se apagó. Más bien quedó paralizada en el tiempo, fotografía fija. Unos ruidos de ambiente y silencio en negro.
Para mí es nueva la lectura de Dori de los poemas de José María Garrido. Resuenan las palabras, fuertes, elegantes, el dramatismo se eleva al final, lo justo. La mirada viajera/Mis ojos detrás de los trenes escondidos en los libros/Pasan las horas despacio como en un tren/Busco las hojas donde fueron mis sueños/el calendario escapa deprisa/Me duele la palabra/La esquina de la carta rota por la edad. Espléndida lectura de Dori que está medida y emocionada, buena música suena, y el poema es una belleza. En esa ventana se comparte la vista y la poesía, que logro más extraño. Enhorabuena hacéis muy buen dúo. Es de esos poemas que le hubiera gustado escribir a una.
Y nos dado las diez, como al Sabina y me quedo pensando que aún siendo seres etéreos e inmateriales, nuestro gusto por la emoción y el buen hacer literario permanece a través de cosmos cambiantes y galaxias que nos estallan en plena constelación.
Que el dios Apolo vele porque este fuego sagrado permanezca encendido en la suspensión del tiempo.
En el preciso momento en que voy a enviar esta bitácora, llega hasta mí una botella de naúfrago. José León fue el más afectado por la tiranía de la LCO. No tener la conexión actualizada es uno de los más graves delitos en esta realidad.
La botella pegada de mejillones contiene un poema, del León que duerme la siesta en su isla sin tecnología. Ahí va.
Naufragio
Si la noche se mezcla con el mar
Tras de vencer al atardecer
Y la noche es ya el lejano ayer
Ya no tiene sentido navegar.
Si el alba aún está lejos de llegar
Y el desaliento llega por doquier
Dale al fuego madera con que arder
Quema tu nave y deja de llorar.
Náufrago en una isla singular
Cuyas orillas son las de tu ser
Observa de los astros su poder
De seguir adelante sin parar.
Adelante, marino, adelante
Si navegar no puedes, sé el instante
En que el nocturno mar entra en la herida.
No habrá en ella negrura, sino estrellas
Dejarán en tus ojos dulces huellas
Y su belleza sanará tu vida.
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