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domingo, 17 de mayo de 2020

30ª Jornada/XIII año: Miércoles, 13 de mayo de 2020


SESIÓN EN RECLUSIÓN. PSIQUIÁTRICO RASCAMÁN  
MAYO 13 DEL 2020 

IN LOVE



El confinamiento empieza, como dice Celia, a poner las cosas en su sitio. Los internos se muestran amorosos. Con ganas de un abrazo y quizás más, insinúan mostrando campanas y borlas exteriores, cantando ópera o pagando con amor …en fin…para eso es primavera.

El afán violento de Iñaki empieza a ceder. Se ha enamorado a segunda vista de una mujer gorda, con las encías liberadas de sus dientes y ojos de plato, pero en la segunda mirada se revela matemática, inteligente, buena conversadora, con interesante perspectiva en cuanto al sexo, simpática y cariñosa, no se puede pedir más….bueno, quizás un poco menos: Hermenegilda es compradora compulsiva. Ya veremos qué pasa con ella. Sus compañeros lo animan diciendo que en el amor, lo físico  no tiene que ver. ¡Cómo que no tiene que ver!, disiente Alberto.

Javier, el boss, agradece el festejo de cumpleaños. No son inocentes las palabras rascamaneras, han entrado en su torrente sanguíneo y provocado un infarto de emociones. —Tendré que pagar con amor— externa. La verdad es que somos nosotros quienes estamos en deuda, su generosidad siempre ha estado a flor de piel. 

Omega, la terapia se vuelve novela policiaca. Incluso Holmes entra en escena. Un profesor de música, una niña superdotada, un violín Stradivarius, un homicidio perpetrado por la mano izquierda, como el concierto de piano de Ravel. Quizás, al final de la novela, la niña se dé cuenta de que a la única que tiene que demostrar su valía es a ella misma. Vale un montón.

Hay algo que ha hecho feliz a Joselyn, se le ha olvidado hasta traer algo que leer, ¿puede creerlo, doctor? Sonríe de oreja a oreja, es primavera.  Ya nos contará. Espero.

Ladra un perro. 

José León sigue apresado en las redes tecnológicas, libra esta batalla  como mosquetero, caballero de la mesa redonda y guerrero moro. Prefiere volar en alfombras mágicas besando lunas de  doncellas, libando flores  en oscuros montes por mil noches y una más, Scherezade.

Irrumpe la egipcia, la de piel morena, la Guadalupe de las tres borlas que mantiene conversaciones (¿serán relaciones?) con Juan Calderón. 

Él le ofrece un racimo de sonrisas, mientras crecen los cipreses al borde del pasillo. Casi nos convence de que Guadalupe no es de barro y pintura,  sino de carne tibia y hueso. Dice que es otoño, pero se coló la primavera. ¿No lo creen?

Juan Antonio  se va. Dejándonos con mil preguntas sobre la inesperada huida. El perro que ladró, ¿será suyo?

Aparece una supernova.  Con galaxias  de metáforas y deseos de  sublimarse y dormir en el hueco de una aguja.  Se nos antoja escuchar tu relato, Isabel.

Carmen, otra amorosa, pero esta sigue, sentada en la ventana, con su pasión por las plantas. Está peor. Ahora, las flores le responden. En mi libro, esquizofrenia.

No es un unicornio ni dinosaurio, son los restos de un botijo olvidado entre las hojas secas.  Cinta lo restaura, imaginando su interior lleno de agua fresca, gotas que condensan  en su exterior y las cien batallas que ganó a la sed.  Qué tristeza que haya perdido ante la invasión del ejercito de plástico. Honrémoslo con razón.

Los Rascamanes también se unen a lucha, envían su armamento de buenos deseos a la hija y nieta de José Antonio; sabemos que saldrán victoriosas, guerreras como su padre y abuelo. Él ríe con la yema de los dedos. Es verdad que no hace falta ver para reír, pero cómo nos gustaría abrazarnos. Heriberto filosofa sobre el breve momento en que surge la vida. Y todos sonreímos. Es primavera.

Rocío sacude el saco de tesoros sobre la hierba y todos los recogemos felices. ¡Un regalazo! No sólo un Kurosawa, sino dos. Trae la historia de una par de hermanos japoneses atrapados para siempre en el cinematógrafo; uno banshi, explicador de películas mudas, el otro, pintor de escenas. El relato menos rociero, dicen por ahí. No estoy de acuerdo, nos llevó como niños cuando les lees un cuento por las miradas de niebla de Haigo, por las las primeras pinceladas del arte de Akira, descubrimos a los  los banshis, imaginamos sus ruidos y narraciones en tono de Kabuki, revivimos la magia perdida del cine mudo.  Gracias por el obsequio.

Juan Bautista. El tamaño del paquete importa. Palabras de Raulito ante los dos sobres con dinero que le ofrece Meyerlanski. Roberto se quema la lengua con el café. El Tropicana se calienta con el ya próximo debut de Nicanor, pero hay quien quiere enfriarlo. ¿Por qué? Nos preguntamos. ¿Será verdad que Raulito dijo: más vale aquí corrió que aquí murió o  será que ahora tiene muchos pesos para invitar el café  y no es tan pingú como decía?¡ Ay, mi negro, qué confusión!

Alberto se ha transformado en poeta. Ya no habla de sus muertos, ya no le interesan ser narrador de  las ánimas del purgatorio ni visitar los panteones. Ahora ve, ve y ve, oye, oye y oye a su vecina de arriba, ¿o era la de abajo? Habrá que vigilarlo, está adquiriendo un preocupante look de asceta.  Sea como sea, su poema ha quedado grabado para la posteridad.

Juan Manuel le contesta,  prudente, que es tiempo de espera, de volver a los tambores, de los pájaros sin alas y de sacar el violín abandonado. La música siempre es buena medicina, si a eso se refería, que bien dice el doctor Freud, puestos a  interpretar…

Ana Gonz, también nostálgica, pero ella, de ese mar de Galicia, sus arenas, sus nubes indelebles, de las rocas en la playa y el agua que entra en sus recovecos, de cómo se disuelve el océano en espuma y en el vaivén de la muerte, de la vida  en cada ola. Un buen caldo gallego nos animaría a todos. Porfa, Ana. 

Almudena se autonombra escuchadora oficial del grupo. El doctor dice que es una estrategia de autodefensa.  Demasiados autos en tiempos de no transitar. Tenemos ganas de escucharla. 

Celia se pone científica. Tras el microscopio sorprende al virus en plena fiesta. Lo descubre  excavando las mucosas, rasguñando las gargantas, saltando las escamas y bailando un zapateado en los apéndices. Luego, se pone trágica y, como decimos en México, allí es donde la puerca torció el rabo, cree que la muerte lo pone todo en su lugar, cuando, en realidad, es la vida quien lo hace y más aún…en primavera.

Carmen Padin
14 de mayo de 2020












Fragmento de la Tertulia Zoom de hoy
(momento de la intervención de Alberto, ¡el poema de Alberto!):

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