Liquidado el primer mes del año 2018...
Treinta y uno de enero y
liquidado el primer mes del año 2018; no es que tenga afán liquidador, pero me
da tanto morbo pasar de una cosa a otra. Ay, qué cosa, cosa nueva.
Y en este ahorapuesto rascamanero, por nueva,
estoy toma que toma nota, aunque sin mucho afán, pues si escribo no
escucho, y si escucho no escribo, por lo
que pido disculpas por las posibles erratas u omisiones. Lo que no conste es
porque me lo he bebido a sentidos llenos.
Abre la sesión Javier, que
agradece la asistencia de los compañeros a la presentación de su poemario
Regresar a Chile, y yo, glub. Hay próximas presentaciones.
Isabel sugiere presentación en Veterinarios, que espero poder asistir.
Comienza José León, que
lleva un prendido de tres colores en su camisa que, prendada, quedo de él. Lee un poema de su libro La inteligencia azul de los delfines, Minaretes e inciensos, tan
evocadores que trasladan con este Niño pecho de azúcar, que en
Hispania ha muerto esta mañana. Me deja noqueada.
Paréntesis para los deberes
rascamaneros: quienes vayamos a
intervenir en el recital de Veterinarios, enviemos reseña breve y pensemos
qué vamos a llevar.
Isabel pasa a leer su poema Declive, breve e intenso. Se le sugiere
cambio de orden en versos. Su relato Encuentro, donde Carmen descubre a un tal
Juan, que sabe muchas cosas sobre ella.
Paco Fenoy y su noveno cuento sobre guantes, con el que
cierra la serie: Guante de ceniza. Una
cueva que brama, el agua brilla y un guante desmesurado que al tocarlo, se
descompone, pues es de ceniza. Hecha alguna corrección, lo lee de nuevo Rocío.
Yo hasta toso con el hollín.
Rocío que no ha traído
ningún trabajo por haber estado de viaje por Dublín, donde dice tomó algún
café irlandés y ninguna Guineess. Y se dejó envolver por el ambiente literario
de esta ciudad, que seguro da para varios relatos.
María con el poema Como no, precioso, preciso y limpio. Y
un decálogo con frases de Borges. Comienzos barrocos que se depuran con los años,
rasgos circunstanciales exigidos por el lector. En fin, Borges.
Juan Antonio con el poema Vendimia que ya trajera la anterior
semana, y ahora trae ya corregido. Dedicado a un amigo jubilado en Pesquera de
Duero y lee Juan Calderón. Y un relato para la colección Guantes, El Traje, traje como guante, que todos ven en su protagonista, menos
ella.
Iñaki, con Historias
optalidonómicas. Mujeres más que al borde de un ataque de nervios, mujeres
maltratadas, ignoradas, vilipendiadas, que por medio de este analgésico se
transforman y creen que así, escapan de una vida anodina.
Juan Bautista, relato: Compañero de Viaje, un diálogo entre
Rucio y Rocinante, sus observaciones desde cuatro patas, cuando sus amos
descansan.
Juan Calderón con un hermoso
poema, premiado en un certamen poético, La
llaga. Evocación a jazmín, la Paz cuando se marcha. El refugiado
desasistido.
Se rompe toda la magia
cuando Javier comenta que a partir del quinto libro publicado, se pasa a régimen de Autónomos.
Retomamos el encanto con
Cinta y su poema La guitarra, su voz
y sus emociones. El puente, despedida,
inspirado en un poema de Isabel.
Y de ahí se deriva –no sé a
cuento de qué- a cuando Ava Gardner en la noche madrileña cogió un taxi, que
conducía El Fary, que la tiró los tejos, y a partir de ahí, cada vez que venía a
nuestra ciudad, viajaba en metro. Y otra disgresión hacia Isabel II y su
canal, tan visitado.
Retomamos, Alberto y su
relato 100 Rosarios, de cuentas y
gotas de brandy, breve y conciso. Bonito.
Y nueva dispersión hacia la Optalidona de Iñaki.
Javier y La Poesía nos salva
(de los) cementerios, elefantes y avisperos. La fuerza de un verso.
Y lee también un poema de
García Montero, La Fiesta, laaargo y
que no llega.
Carlos G. con su poema Atacama, luces en las que hay que
adentrarse. Y un poema en romance, Guantes
negros, para la colección de guantes, extraído del cuento, La dama de la rosa blanca.
Celia, con unos poemas para Ciencia, Poesía y Mujer. Caligrafía de
la vida y la Homeóstasis, publicados en la revista Principia. Luego habló de la Poesía de Susana Barragués de su libro "La perla de la poesía" que parte de la explosión de vida en el período Cámbrico.
Anagonz, poema Orillas, el Mar, refugiados, sueños. En
castellano y gallego. Hoy los refugiados, tan presentes.
Ah, loca por irme –esto de
hablar en público no me gusta nada- me olvidaba de Carmen, un poema para la
colección Guantes, Tiempo de subastas, y
otro, Ilusión, débil y dubitativo.
Cerramos la sesión
rascamanera de hoy y nos fundimos con la oscuridad, de la oscura noche de
boina, entre bocinas y bicicletas arriesgadas.
Carmen
Paredes
07 de febrero de 2018
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