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jueves, 26 de febrero de 2015

18ª Jornada/VIII año: Miércoles, 18 de febrero de 2015


El jefe toca la campanilla


El responsable de la Tertulia, quiere que todos los días se haga una bitácora. No sé si será para, con el tiempo, imprimir dicha historia en un libro. Las tertulias, que se celebran de seis a nueve son un trajín de venidas y llevadas constantes. Con lo que al principio de éstas como a su final, el número queda reducido, siendo la parte central bastante numerosa. Hoy por azar, le toca hacerla a una pluma flaca y tierna.

Después de varios jaricáis con sus dimes y diretes, el responsable de la tertulia toca la campanilla y le da el turno a Juan Antonio. Y éste presenta su trabajo. Un poema tan reciente que aún le huele la tinta. De un lenguaje tan poético que, si no hubiera unas alusiones a los hechos, podría valer el lenguaje para cualquier otro tema poético. Al final por unanimidad, quita dos versos y le queda redondo. Un buen trabajo para manar aún tinta.

El segundo de la terna, Paco Fenoy. Presenta la segunda parte del poema Origen. En la que le aconsejan, con sus más o menos trompicones, que de las ocho partes que está compuesto, la parte central la ponga en prosa. Y lo comprende y así lo lleva a cabo. 

Después viene Amelia Peco. Que nos sigue leyendo unos poemas de un poemario que quiere publicar. Y cuando termina de leer, después de varios comentarios y de una pequeña rectificación, al quedarle así el último verso: Respiro asfalto cada noche, el compañero León hace un comentario espontáneo "Qué nivel el de hoy". 

El jefe toca la campanilla e invita a que siga Juan Manuel. Nos presenta dos poemas de un poemario que está construyendo. Y entre lo bien leído y la calidad, todos le alaban con los piropos de que superan a los superrealismos existentes, en cuanto a que estos tienen más lírica. 

Rocío, hoy no ha traído un trabajo suyo. Pero el que ha traído es de tal calidad, como los suyos propios. Por lo que los tertulianos por su gusto le quedan muy agradecidos. 

Y Miguel sigue la misma pauta que Rocío. Porque según él, la lengua castellana de los españoles es demasiado formalista y para el caso nos ha traído una poetisa uruguaya. Y quiere que la conozcamos y nos lee un poema de Cristina Peri Rossi. Pero los tertulianos castellanos la tachan a su vez de demasiado informalismo. Entonces Miguel nos lee un segundo que sí gusta a los tertulianos. Quedando dicha poeta admitida como tal. 

El jefe vuelve a tocar la campanilla y cita a Cinta. Y nos ofrece un relato que ha realizado en una tertulia que les ponen trabajo. Y para ser de un tema mandado y no escogido, todos admiran su capacidad y hasta el tertuliano León le echa un piropo afectuoso. 

Como sigue el jaricáis, el jefe vuelve a llamar la atención y marca que le toca el turno a María Antonia Copado. Invitándonos a que el próximo día vayamos a la presentación de su poemario. Y para el caso, Javier nos lee un poema del poemario de María Antonia. Y a continuación otro que ha elegido en cuanto a su gusto. La poesía de María Antonia en este poemario es de una fuerza desgarradora y a la vez vital. Pero yo aunque veo que son muy buenos, a lo dicho añado que tiene muy bellas imágenes. Para diferir de Javier, me gustó más el del día de la presentación y que leyó José María Herranz un poema sobre los vampiros. Porque este poema traspasa los límites del relato sucedido sobre la experiencia desgarradora, y al traspasarlos se convierte en creación. 

Y viene el turno de León Cano. Que sigue con sus relatos en dos planos. Uno, el de una abstracción teórica histórica y el otro, de sus vivencias en conseguir esos informes. En los que León le da forma: unas formas de una musicalidad inigualable. Aparte de la aportación histórica, en la que nos dice sobre la desidia de las autoridades andaluces en cuanto al valor e integridad de algunos de sus personajes. En este caso concreto de Blas Infante.

Al fondo de la tertulia entre las salidas y llegadas se forma un gallinero, que el jefe se ve obligado a tocar de nuevo la campanilla y marcar con voz grave que solo queda un cuarto de hora. Con que María Jesús y Leo presentan sus trabajos, ya con pocos dimes y diretes. Pero eso sí con el visto bueno de todos.

Entre tanto jaricáis, entre tantas venidas y llevadas y dimes y diretes y tan buenos trabajos como apunta el compañero León, que esta pluma flaca y tierna corrobora, se pasa la tarde tan bien o mejor que viendo en el teatro una buena comedia.


Francisco Fenoy
26 de febrero de 2015

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