Páginas

domingo, 28 de diciembre de 2014

11ª Jornada/VIII año: Miércoles, 17 de diciembre de 2014


                                                          Y vinieron los Reyes Magos

Queridos Reyes Magos:

Os doy las gracias por esos magníficos regalos con los que me habéis obsequiado este año por adelantado. Todos ellos han sido diferentes a la par que extraordinarios, estaban etiquetados con los nombres de  las personas que me los habían regalado. Por lo visto son unos miembros de un grupo que se llama Rascamán que se reúnen en una tertulia semanal: Rocío Díaz Gómez, Eunice Escribano, Omega Escribano, Paco Fenoy, José León Cano, Joselyn Almeida, Juan Antonio Arroyo, Javier Díaz Gil, Amelia Peco, Ana González, Leonor Varela, Cinta Rosa Guil, Andrés París, María Jesús Briones e Isabel Morión.

El primero era un regalo de color azul clarito con un lazo granate profundo, al abrirlo vi una cinta de vídeo con unos dibujos muy sugerentes. En la caratula ponía “Los tres ave marías de Doña Catalina”, en el regalo de Rocio surgió una voz del interior que me contaba una historia de una mujer, esta Doña Catalina, tomándose dos copitas de pacharán y ofreciéndole a su portero, un tal Cosme Aranjuelo, unos bocaditos de nata, los cuales devoraba ante asombro y repulsa de la susodicha que hacia soltar para sus adentros ciertos improperios por haberle arreglado el baño.
Éste, muy pícaro, le espetó que sabía su secretillo de las películas pornográficas con sorprendente final.

El siguiente era de color camel con un lazo rosa palo oscuro, de Eunice. Me encontré una especie de cabás, qué misterio, pero al igual que el anterior presente sonó otra voz que me narraba una historia: “La presu”, una ratita que se reunía con sus amigas y compraba un cabás, cuyo contenido utilizó de maravilla, quedándose muy satisfecha de su compra. Al día siguiente se encontró con sus pretendientes. De los tres, terminó eligiendo al pollino y quizá porque sus atributos le iban a facilitar experimentar todas sus fantasías.

Comprendí en qué consistían mis fascinantes presentes. Cogí otro de color violeta y lazo naranja oscuro, Omega. Había una calabaza tallada con una vela apagada y una agenda en blanco, eran dos poemas: uno, “Soledad”, con la profundidad de ese sentimiento y ”Samhain”, con la esencia del invierno céltico.

A continuación era el de Paco, un regalo de color verde oscuro y una cinta plateada. Contenía una figura de un caballero y un bufón cogiditos de la mano, era un poema”Las corridas de Mister W y su bufón”. Oía en aquel “Conocieron Palestina e Iraq la gran corrida” que se contaba el romance chistoso de George W Bush y Aznar.

El siguiente era de color blanco con una cinta con motas negras y fondo marrón de León. En él hallé el peluche de un perro, oí un poema “Soneto del perro”: era montaraz y le enseñó el valor de la libertad, ”A un rebelde al que solté”.

Joselyn ponía uno, era de color amarillo pastel con una cinta fina rosita claro.

Oí que contaba su historia: era una profesora que enseña Literatura Romántica en Massachusetts, en él había un frasco, un perfume con aromas de esencia de la Naturaleza con dos poemas “Estado natural”, el sentimiento doloroso”este dolor marino que se pasará”, ”hace sol en plena media noche”.

“Despertar lepidóptero”, con imágenes de esfinges de Egipto, de épocas pasadas para un despertar poético, puro y renovador.”Atrapada en babas sueña esfinges”, ”para conquistar el aire”.

El regalo de Juan Antonio era azul marino con un lazo amarillo intenso, dentro había un microchip de forma cuadrada. En su voz cavernosa me narraba la historia de”Mi perro Chuck”, un perro que localizaba los billetes de banco. Perseguir pescado y cocaína eran su especialidad. Con el final se descubre la verdad irónica.

Cogí uno rectangular y grande, era de Javier. De un color dorado y cinta bronce brillante, descubrí dentro un libro de una autora Begoña Abad, contenía distintos poemas señalados con títulos como ”A la izquierda del padre”,”Elecciones”,”Las mujeres saben”. Distinguía el papel de la mujer.

Todas sus poesías eran sublimes, simbólicas y con ricas imágenes, la voz de Javier era profunda y transportaba, hacía volar. Oí una frase suya rotunda y veraz “Hay que ser responsable con el lector”. Tenia muchísima razón.

Amelia, ese regalo pequeñito y coqueto, de papel color orquídea y lazo lila, vi dentro una arañita de papel, hecha estilo  papiroflexia, oí una voz dulce y teatral: un poema “Mi amante es una araña”, un gran simbolismo del sufrimiento con imágenes de animales y sentimientos de hundimiento espiritual.

Seguí descubriendo más sorpresas, más tesoros, con el brillo de un amanecer: otro regalo de Ana. Era pequeñito, de color marrón con cinta beige, oí su voz. Un poema ”Por qué escribimos”. Los escritores escriben mil formas, una reminiscencia de Benedetti.

 Me llamó la atención una forma peculiar: un barco envuelto con un papel de color granate, de Leonor. “Barco de papel”, podía darle cuerda y oír la voz de su narradora. “Pequeña Luna” se leía en el barco, estaba bautizado y Leo había hecho mil prodigios para tener su arca: era un simbolismo del barco sumerio rescatable, para rescatarnos a nosotros mismos.

El de Cinta Rosa era de forma estrecha y muy bien envuelto, de color verde manzana y una cinta con pompón dorado clarito. Dentro, un bordado que no estaba terminado, con palabras que oí pronunciar: "Cuento, locura, niebla y río en el tren” con una voz susurrante.

Apareció de repente uno, era de Andrés, de color rojo y cintas verde pino, dentro de él había una figura de un corazón partido por la mitad. Un poema, ”Espinosa”, de tema amoroso, de corazón desgarrado, en fin, de cuentas de desamor. Oí una voz juvenil, ”Caen cien pétalos mente, desglosados por un gigante en desamor caído”,”Y ponías tus manos en cuenco...”.

El regalo de María Jesús, de sencillez directa: sólo hallé una llave que tenía inscrito”La próxima vez”.

Ya el último era de Isabel, de color turquesa sin lazo. Al abrirlo había un camafeo con un dibujo de un paisaje nevado, un poema”Alterando un invierno”, decía así: ”promesas de locura”, todo él con una melancolía dolorosa.

Terminaron todos los regalos, al unisono sus voces se unieron en un alborozo y alegría inmensos, era una gran familia literaria.

Sorprendida, nunca pensé lo hermoso que era conocer de manera más viva la verdad humana. Muchísimas gracias por vuestros presentes, a todos vosotros que formáis mi vida, mi existencia.

Un saludo cordial y afectuoso a sus majestades de La Literatura, esa Dama que os envuelve y atrapa.


Omega Escribano
11 de enero de 2015

No hay comentarios: