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Bitácora.
1. f. Mar. Especie de armario, fijo a la cubierta e inmediato al timón,
en que se pone la aguja de marear.
(Foto de Carlos Ceballos)
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Han vuelto a hacerlo...
Han
vuelto a hacerlo. Otra noche se han congregado en cubierta para después bajar
al camerino de proa. Esta vez el número es menos adecuado para una celebración
y más propicio para confabulaciones. Por si lo es, por si asisto a una intriga,
conjura o complot me vuelvo a meter en mi escondrijo, junto al giroscopio, dispuestas
las orejas para reproducir lo más posible la conversación. Quien sabe, quizá
las palabras que hoy se digan tengan un precio mañana. Los personajes me
resultan familiares de otras ocasiones espiadas. Asisten por orden de llegada
un tal José León, con gafas y apellido de invierno; Carlos, un señor menudo con
cara de perderse en un cuarto de baño, David, joven y apuesto y que aporta
citas y datos que siempre te dejan pensando, Ana Gonz, risueña y rubia que no
parece tonta, sino todo lo contrario, y cierra el grupo Alma, morena, algo más
alta, de apariencia serena y que también es muy lista.
Sobre
la mesa un tema que saca David: Harold Bloom, un crítico literario de fama
internacional, o al menos así lo pretenden los sajones, comenta en un periódico
español de gran tirada que los últimos 200 años son mierda; es decir, no hay
nada radicalmente distinto.
El
mismo David habla de novedades aburridas. Alma les recuerda que es en el
Renacimiento cuando se comienza a ensalzar la novedad necesariamente unida al
individualismo. Autoría y novedad pasan a ser valores en alza a partir de la
Edad Moderna.
Carlos
defiende que se levantan debates artificiales para vender, para revolucionar el
cotarro. Los críticos también se ven arrastrados por la exigencia de novedad.
Alma
pregunta a los asistentes que qué están leyendo. Ella, La mecanógrafa; José
León, a Blasco Ibáñez, al cual encomia.
Vuelven
al artículo. Ahora no recuerdan si la afirmación sobre la falta de novedad se
refiere a las últimas décadas o a los últimos doscientos años.
Respecto
de si es esta segunda posibilidad David y Carlos opinan que Kafka es novedoso.
Carlos dice que todos los procedimientos narrativos se hallan en El Quijote, excepto
el del flujo de conciencia, que sería la novedad respecto a los clásicos, que
le gusta más Shakespeare en el línea a línea que Cervantes, pero que el inglés
no inventó nada que los clásicos griegos no hubiesen descubierto hacía dos mil
años. En cambio, Cervantes casi concibe él solo un género, la novela, y lo
lleva a su cénit en una misma obra.
Alma
recuerda el portentoso e insólito juego de narradores, su deslumbrante
modernidad: el “autor árabe” Cide Hamette Benengueli, su traductor al
castellano, el narrador del curioso impertinente y otros
narradores-personaje, el propio
Cervantes…
Me
reacomodo en mi escondrijo y aprieto las orejas nuevamente. Escuchar tanta
disquisición no deja de ser cansado.
¿Qué es un polizón? Una especie de parado discretísimo en una embarcación. La
pobreza siempre obliga a estar alerta.
Barajan
también la posibilidad de que el señor Harold se refiera a las últimas décadas.
Desde este punto de vista el tal Carlos sentencia que no hay innovaciones en
cuanto a métrica, a no ser un intento de deconstrucción de la misma. Pone como
ejemplos a Ada Salas y Juan Carlos Suñén respecto del endecasílabo, con escandidos
raros (Ada Salas en La sed) y encabalgamientos muy frecuentes en Suñén (en El
hombro izquierdo), que obligan a una lectura sin pausa versal y por ende a una
desarticulación del ritmo italiano. Más osado se muestra en el desmontaje Julio
Más Alcaraz. Juan Carlos Mestre apuesta decididamente por el ritmo por acumulación
de imágenes, introduciendo repeticiones de frases o palabras, ritornos, deliberadamente
alejados entre sí…
Para
salir de la duda de si son siglos o décadas, David toma un artilugio de su
bolsillo donde parece leer el artículo. El tal Bloom critica ácidamente lo que
él llama las escuelas del resentimiento: la marxista, la feminista, la
historicista. Son interpretaciones espurias que no respetan la especificidad de
la obra y la instrumentalizan para beneficiar a su propia ideología… Creo que
era eso lo que decía o cosa parecida. José León arremete contra semejante
aserto, aunque Carlos, por lo que no dice, parece pensar que hay bastante
verdad en ello.
La
mayoría de los poetas son versificadores afirma el famoso crítico. Alma, David
y el señor Cano muestran su disconformidad.
Yo no
sé si sacaré algo de provecho de esta conversación. Pero no tengo otra cosa que
hacer y además a fuer de escucharlos algo voy aprendiendo.
Alma
habla de Carrère y Houllebeq o como quiera que se escriba. Alaba la novela
francesa y a su lector porque muestran un mayor nivel cultural frente a creador
y lector españoles. Hay una burguesía ilustrada en Francia que para nosotros
querríamos los días de fiesta—dice.
David
saca a colación lo que lee Bruce Springsteen. Solo autores americanos.
Bests
seller de qualité: dice la mujer — a todo esto se me olvida reseñar que Ana
Gonz hubo de marcharse pronto— y añade: los estadounidenses son profesionales
haciendo best sellers, no engañan a nadie
y se les puede aprovechar. Pero que luego está lo otro: el montaje, la
parafernalia publicitaria y mediática.
Otra aportación
buena de David: Finlandia quita la caligrafía de las escuelas. Algo en lo que
están en desacuerdo todos. Hay una sentimentalidad asociada a la historia, a
las costumbres, también a la caligrafia. Y ese tipo de medidas se perciben como
pérdidas de identidad, como expropiaciones culturales.
Chico
guapo informa de que Woody Allen llena salas en España, mientras que en Estados
Unidos, no.
Carlos
lee dos versiones de un poema y los conspiradores eligen sin ambages la más
corta.
Mantenerme
en la misma postura y mi inclinación al ensimismamiento hace que me distraiga
durante algunos minutos…hasta que recojo otra observación de Alma que tiene
visos de ser una de esas frases felices: Menéndez Pelayo nos hizo un manual de
lo que sí debemos leer en los heterodoxos españoles.
El
contubernio, si es que lo es, termina mientras yo escribo todo lo que puedo.
Nunca se sabe si el día de mañana uno de estos señores será alguien famoso y algún
medio pagará gustosamente por este informe entendido como escándalo o primicia,
o tal vez lo compren los mismos intrigantes al ver que puede ser usado en su
contra.
Quizás
esté mal tratar de sacar provecho. Pero alguien dijo alguna vez que los pobres
relativizamos nuestros principios, no podemos adoptar la severidad de los que
tienen los garbanzos asegurados.
Carlos Yasabe
22 de diciembre de 2014
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