Páginas

martes, 29 de julio de 2014

41ª Jornada/VII año: Miércoles, 16 de julio de 2014


La comunidad de Rascamán

Bajaba lentamente las escaleras hacia un amplio jardin, mis ropajes blancos rozaban éstas de manera etérea ,llevaba una jarra de cuello alto y plata, sus aguas las derramé en una pila bautismal cincelada de manera delicada. Estas cristalinas y apacibles eran mi espejo mágico: aparecieron visiones de la comunidad. Yo pertenezco a Lothórien y todos ellos al lejano Rivendel.

Permanecian sentados, era el último concilio de la comunidad, allí veía a Javier Díaz Gil el montaraz, capitán de los Dúnedain y heredero de Isildur de Gondor, también divisaba a varios hobbits, esos queridos hobbits, elfos, enanos y otros humanos.

Los primeros temas de los que dialogaban eran que desde hace milenios hemos estado luchando para salvar a la tierra literaria contra la ignorancia y necedad de los orcos, además de los nasgûl.

Una hobbit muy resuelta que les comentaba de una autora interesante Carmen Martín Gaite, llamada Cinta Rosa Guil, su idea principal era  que la vida hay que vivirla, sentirla pues centrarnos en la subsistencia nos hace olvidar el disfrutarla, ”para vivir es no tener”, el titulo del libro era “Pido la palabra”.

Sus reflexiones hóbbicas eran sobre el sufragismo femenino, sus razones eran propias de una mujer valiente.

Entre sus palabras nombró el recuerdo de los cuentos de Celia. Relato que un apreciado Istari José León Cano, mago, emperador de sonetos, se hallaba ausente y mal parado en lejanas tierras: tal hecho conmovió a la comunidad.

En ese momento habló de manera solemne un elfo, el cual me era familiar, sí, José Maria Herranz, hijo de Eärendil el marino y Elwing hablándoles de sus viajes. Había regresado de una travesía a la ciudad de las artes. Todos soñaron con aquellas luces de la ilustración.

Mientras, apareció un hobbit rapero Aureliano Cañadas que les avisaba de su canción atrevida, por otro lado, tomó la palabra la joven hobbit Omega, que hablaba de magias y misterios parapsíquicos.

En el concilio se encendieron los ánimos por temas tan extraños y nuevos por conocer por la tierra literaria y para los pueblos libres.

Una hobbit Eunice Escribano contaba experiencias vividas con animales del bosque y sus predicciones de muerte, el montaraz Javier Díaz Gil reaccionó con curiosidad y sorpresa gondoriana.

Cinta les leyó unas lineas cósmicas que decían “echando en el mortero del mundo”.

Dio como un mitin inspirado por esta hobbit sobre la evolución de la mujer en el mundo de la literatura y su progresión.

Llamando su atención el elfo José Maria que hablaba de nuestra lucha por la tierra literaria y sus devoradores adversarios.

Tenía todas sus razones, todas sus verdades, pues llevábamos tanto tiempo con esta guerra que temo que vayamos a perderla, pero la ilustración y la gran cultura ganarán la batalla final.

En un aparición dulce a la par que entrañable la hobbit Rocio Díaz Gómez nos contó su relato de los “Hippies”, historia tierna sobre una mujer que contaba sus nostalgias juveniles y el resultado de un serial familiar, todo sorprendente y hermoso.

De sus labios salieron autores interesantes como Rimbaud y Baudalaire y un amplio abanico de su basto saber ortográfico.

La comunidad dio con los puños cerrados contra la mesa como aprobación de su relato.

Raudo hizo una entrada ya esperada por Oscar Borge Mejía, poeta invitado por el elfo José Maria, nos contaba que pronto marcharía a las tierras imperecederas. Tres poemas como girasoles brillantes que giran al compás del sol leyó este acompañante ocasional,”Black bird”,”poema para Oskar”y”Chavela Vargas”, en ellos ponía la impronta de vivencias y lejanos recuerdos de amargas revoluciones, ”huésped de infancia, ”bajo el jazz de una mariposa”, frases que oían todos los allí presentes.

Igual que vino se alejó de la comunidad.

Llegó lo anunciado y el hobbit Aureliano les cantó su rap:

“Rascaman y rascamaneros
 brillan los luceros
 prosa y poesía
 en intima librería...”

Y con música de fondo, aplausos y risas llenó el recinto, pues Rivendel de emoción se embargó. Este hobbit jovial tuvo que despedirse de la comunidad por obligaciones caseras y recordando sus viajes con los enanos y un Istari de vestimentas grises.

Ahora un enano minero, ingenioso y audaz, leía dos poemas”Alberti en su centenario”. Su voz pausada hacía escuchar “surges tú como artista que ve y piensa en verso” y con tono rebelde ”Cerdo que aspira al Nobel”, ”este cuasi hombre”, ”la nostalgia con la viagra”, sí había en este poema un torturador, un juez implacable, todo un bestiario político.

Cada uno leía sus relatos, sus poemas, plasmaba sus mundos, sus tierras interiores y exteriores.

Otra voz saltó a este curioso concilio: Juan Antonio, un noble enano hijo de Glóin, su poema representando un cuadro de Rosa Maria Garcia Blazquez, poesía titulada ”Paseo reflexivo”,su final cual broche dorado”dejaré este paraguas tan lozano”, historia de un viaje a la finitud.

Como agua cantarina leía una desconocida historia de amores de Robert Graves, la joven hobbit Omega Escribano, un trío, un círculo sagrado de Laura Ridding y su final kármico.

Por extraña senda se marchó esta fiel hobbit con otra, Eunice, ambas con pesar pues tenían misteriosos lances que tratar en el Monte del Destino.

Mis últimas visiones en este espejo mágico eran de otros personajes pues allí estaban todos los representantes de los pueblos libres de la tierra literaria: un elfo silvano con versos y flechas en su aljaba, Amelia Peco, hija del rey Thranduil, una princesa de la poesía y el último que mis ojos élficos pudieron contemplar fueron a Federico Monroy, hijo primogénito de Denethor, actual senescal de Gondor y poeta soberbio.

Dejé de ver más visiones sobre la comunidad de Rascamán, la cual tenía como objetivo ser los guardianes de la poesía, la prosa y la gran cultura. 

Pero aunque mi presencia estuviera lejos supe por heraldos que en la Comunidad hablaron de los amores destructivos, quizá los más fértiles literariamente: Gala y Paul Valery por ejemplo.
Cuentan los heraldos que los elfos escucharon por boca de Javier la historia del ángel prometido y las marcas cainitas. El elfo José María Herranz leyó un poema manifiesto de denuncia de la clandestinidad "Cine Carretas. 1980".

Que Amelia contó que marchará al territorio de Bolivia, a las tierras de Cochabamba, donde le aguarda su progenie. Y los elfos, repetirán los heraldos, discutieron sobre el origen de las palabras: olé, allah... Y que Amelia leyó un texto reciente "en esta sensación de ser pequeña". Cinta, desde su magia, interpreta una carencia sexual.
Cerró el cónclave el senescal Federico Monroy con unos versos magníficos: "desde la transparencia". 

Hasta nuestro oídos élficos, los de Omega y Eunice, llegaron las últimas palabras de la Comunidad.

Ese era su último concilio y volverían cuando en Rivendel cayeran las hojas de fuego, el viento sonara entre los hayedos. 

Sí, volverán, volverán como grandes e inolvidables guerreros de poemas y relatos.

Omega Escribano
20 de julio de 2014










Javier Díaz Gil
29 de julio de 2014




No hay comentarios: