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viernes, 16 de noviembre de 2012

9ª Jornada/VI año: Miércoles, 7 de noviembre de 2012



PADRE CUADERNO 



-Ave María Purísima.

-Sin pecado concebida.

-Verá Padre Cuaderno, vengo porque me lo han recomendado. Me han dicho que usted tiene buena mano con los bitacoreros. Rocío, ha sido Rocío Díaz. Una Santa.

-Y una gran escritora. Conozco todos sus relatos.

-Vaya, qué profesional, antes la Iglesia Católica no cuidaba esos detalles.

-Ya ves, hijo.

-Pero estoy seguro de que no conoce lo último, “Católica, apostólica y románica”, un relato con muertos y una monja que se siente culpable.

-No ése no.

-¿Sabe?

-Qué.

-El Boss, Javier Díaz, ha vuelto, con sus ojos achinados y sus haikus de terciopelo. Dice que Japón es un país muy organizado. Hay un sitio especialmente reservado para quienes quieren suicidarse. Y las cosas tienen olores muy diferentes a los de aquí.

-Ay, el Imperio del Sol Naciente, otra cultura.

-¿Sabe?

-Qué.

-En la mudanza, he perdido las radiografías que me dio Aureliano para los Poesarios. Pero no se ha enfadado, dice que tiene de sobra. Ahora escribe relatos de gente que va a Lisboa resfriada.

-Ay, los cambios de tiempo.

-¡Por fin! El Carbonilla ha grabado su disco con letras de Pablo Llorente. Va a ser un éxito, me lo huelo. El flamenco tiene el futuro asegurado en Alcalá de Henares.

-Vaya.

-Yo les leí un poema titulado “De Mosqueruela a Nueva York”, de cuando vivía en la montaña.

-¿También escribes poemas?

-Sí. Es por culpa de la tertulia, no puedo leerles una novela cada semana.

-Claro.

-María Antonia Copado sigue dándole vueltas al amor. Se fue a Cuba, volvió, y aún sigue dándole vueltas.

-¿Hay algo más importante que el amor?

-No, la verdad es que no.

-¿Y cómo va la poesía de Colmenar?

-Ahí andan, señalando injusticias. A Juan Manuel le dio por ensalzar a un mendigo, en plan poético y solidario. Y Juan Antonio puso el dedo en la tragedia del Madrid Arena. Ya sabe, Padre Cuaderno, las contradicciones de los tiempos modernos no se les pasa por alto a los Juanes. Perdone el pareado.

-No importa.

-León no rugió, estaba amoroso, tirando a modernista en su poema “Diciembre”, dedicado a mares y aceitunas. Un divertimento, según dijo.

-Ay, León, León.

-Y Luis Alfonso Velasco, llegado de México y Canadá, nos obsequió un relato con aires de Poe, titulado “Dios muere, Dios nace”, que empieza: ¨¿Por qué tengo miedo?”

-Ya.

-¿Usted tiene miedo, Padre Cuaderno?

-No hijo, ni tengo miedo, ni Dios muere jamás, sólo nace.

-Vaya, se lo diré a Luis Alfonso.

-Mejor.

-Isabel Muriol recitó dos poemas: “Antídoto” y “Mientras tú te vuelves viento”. Este último recibió más elogios.

-El viento…Hay una chica rubia de Alcalá de Henares…, ¿cómo se llama?

-Paloma Hidalgo. Sigue con los microrrelatos, su genero favorito. Con cincuenta palabras dice lo que tiene que decir. Trajo dos: “Rediviva encuentra otros padres” y “Amalgama”.

-¿Y qué hay de la novelista Alma Pagés, la autora de “A la manera de James”, esa que escribe de Londres y la época victoriana?

-Nos leyó unos poemas de Antonio Martínez i Ferrer sobre la Guerra de Irak.

-Oye, y si te doy unos relatos míos basados en mis experiencias en el confesionario, ¿los leerías en Rascamán?

-Sí claro, pero espere, Padre Cuaderno, que no he terminado.

-Perdón.

-Ana Delgado trajo una lata de letras en conserva y nos leyó un relato de Patricia Esteban, de su libro “Casa de muñecas”, muy divertido.

-La gente que viene al confesionario cuenta historias muy divertidas…

-Espere, no sea ansioso, que Carmen Frontera leyó su relato “Calle Sargento Aldea”, una calle mágica de Chile, o de cualquier lugar imaginario, con generales y prostíbulos.

-¿Ya?

-Además pasaron por el Café Ruiz, Amparo, Vicky Frías, Ana González, Cinta Rosa y Leo, que prometieron obsequiarnos con su obra en futuras ediciones de la Tertulia.

-¿Y qué hay de lo mío?

-No sé, Padre Cuaderno, ¿a usted le parecería bonito revelar lo que le dicen sus amados feligreses bajo el secreto de confesión? Anda, déjese de vainas y dedíquese a lo suyo, que no lo hace nada mal.

-Tienes razón, hijo.

-Yo le prometo que no voy a contar nada de lo que ha pasado aquí. Se lo prometo, Padre Cuaderno. Esto quedará entre nosotros.

-Dios te bendiga, hijo.

-Gracias Padre, ¿esto sigue siendo gratis?

-Sí, hijo, sí. Ve con Dios y cumple tu palabra. Y si no, que Satanás te lo reclame. Y Rocío Díaz, también, por robarle sus personajes.

-Joder.



Alberto Torres
8 de noviembre de 2012

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