Una especie de huracán, un vórtice...
Estamos pacientemente esperando en el Triangulo de las Bermudas el regreso de los desaparecidos. Anteayer, una especie de huracán, con un vórtice de 3º en forma cónica absorbió a parte de la tripulación. Visto y no visto, en un santiamén fueron arrebatados por las fuerzas cósmicas, siendo absorbidos por un "agujero de gusano" que, por lo que pudimos observar a través del catalejo, terminaba en la Galaxia Andrómeda, y con posibilidades de proseguir el viaje a través de otro "agujero de gusano", que por los informes que me acaba de pasar Rocío, desemboca en un Universo Paralelo. De momento, por más que miramos hacia las estrellas, nuestros sorprendidos viajeros estelares no dan señales de vida. Por mi parte trato de animar a la tripulación con mis rudimentarios conocimientos científicos y les trato de explicar que un viaje a través de dichos agujeros no tienen porqué terminar en una tragedia.
-¿Y eso por qué? -me pregunta Amparo- ¿Muy seguro estás?
-Porque un viaje a través de esas entidades cósmicas se hacen sin que exista el tiempo. Se pasa de un punto a otro del Universo sin que exista la dimensión temporal. Y si nuestros viajeros han tenido la suerte de haber desembocado en un Universo Paralelo, lo mismo están bañándose en las aguas de otro mar, ahí orilla y sin que nosotros nos enteremos.
-Pues yo no oigo los chapuzones -me contestó Amparo, mirándome con esa ironía que tan divertidamente sólo ella sabe dibujar en sus labios.
-Así de sorprendente es la Naturaleza. Hace lo que le da la gana, y sin pedirnos permiso.
-¡Buaaa! -exclamaron todos. Pero a pesar del rechazo a mi hipótesis, se disolvió la tensión y preocupación que había reinado anteriormente. Y con la intervención de León para qué contar.
-Siempre han sido unos malabaristas del espectáculo. En cualquier momento aparecen en el fondo de una chistera.
Con eso bastó para que nos reuniéramos a tomar pacientemente el aperitivo de la tarde. Reunión que, a decir verdad, comenzó con temas bastante áridos; pero que llamaron la atención de los participantes. Infinidad de parrafadas referidas a cartílagos, articulaciones y otras cosas de anatomía o dolencias humanas, centraron la atención de los tertulianos. Toda una exhibición de saberes Occidentales y Orientales adornaron la bodega del barco, vibrando con la especial musicalidad de los dolidos pacientes, a los que se hacía referencia. Todo un saber de especialistas activó las interconexiones celulares, un tanto adormecidas con las copas de Oporto que adornaban los vasos, llenados generosamente por Paloma Hidalgo. Tras una hora de dimes y diretes Rocío lanzó una daga en la mesa e instó a los presentes a que leyeran las Cartas de Navegación, pues eso es lo que estarían deseando que hiciéramos los desaparecidos. Y no digamos Javier.
Dicho y hecho: Paloma Hidalgo, nos lee un relato histórico acontecido en el 1100, muy bien documentado y con una narrativa sólida, que trataba de curaciones milagrosas. Una lucha entre la superstición y la ciencia. Concluimos varios, que podría ser más que un cuento, el capítulo de una novela.
A continuación, María Jesús Briones, nos leyó su relato titulado "Una mujer". Cuento lleno de espléndidas imágenes "de aquí a volar, no hay más que un paso, en el interior de una vagina". Muy poético entre otras muchas virtudes. Un hacha.
Cinta nos leyó un cuento titulado "¿Qué es una emoción?". No se crean que es un tratado de investigación científica ni psicológico u otras ramificaciones científicas o sesudas reflexiones orteguianas. Nada de eso. Un fino humor embebe este relato que trata sobre el Códice robado en Santiago en medio de una excelente aventura culinaria.
Paloma Sánchez nos leyó los tres últimos Cantos de su libro en preparación y nos llenó el corazón de innumerables metáforas: "en él hay un vacío/ que sólo lo puede llenar el mar". Estupendo.
Leo nos leyó una serie de Haypud, algunos muy buenos:
"En la laguna
presa está la rana
tañe el laúd."
Muy bien.
León nos leyó el primer capítulo de la novela que está escribiendo, en el que recoge determinadas leyendas populares de la Serranía de Ronda de los tiempos del Islam.
Vigorosa narrativa cargada con la emoción de la vivencia con que nos golpean tanto las tradiciones orales, como un pequeño resto de azulejo de aquella civilización, y se nos encoge el corazón al reencontrarnos con un pasado, que con tanta amor recoge en su narrativa cincelada con la suavidad de su palabra poética. León, al menos a mí me hiciste sumergir en ese cosmos de antiguos caminos, llevándome a la colina donde se divisan encendidos jinetes. Fue la misma emoción que me llevó a escribir en mi primer visita a la Mezquita de Córdoba
“MEZQUITA DE CÓRDOBA
Y la Mezquita conserva el Horizonte.
Suena la luz y los tambores , la prolongación y el mito
Sobre una civilización otra civilización
imponiendo sus banderas.
Polvo sobre el polvo.
En tus columnas la plegaría árabe retumba
en la silenciosa amplitud del centenario templo.
Fortificada mezquita llena de longitudes,
que victoriosa te elevas en la tarde de tu rectangular silencio.
Sobre tu vetusto tejado una tromba de agua trota
recordando cascos.
Prismático interior que contiene infinitos.
Quietud sonora de la recta.
Tres colores y el barro para dibujar galopes.
Catedral cristiana, que a pesar de tus intentos
no consigues romper el Horizonte.”
Por mi parte, leí el poema lleno de tachaduras -como me recriminó Paloma toda explosiva-titulado Octubre del 2012, en el que relato el dolor y abandono al que se ven sometidos tanta gente desahuciada en estos tiempos de acero. Una estrofa:
"Sola te ves :
una maleta,
cuatro harapos,
y un millón de recuerdos
golpean tu astillada espalda."
León, tras reivindicar la labor de la poesía social en los tiempos que corren, nos leyó un soneto titulado "Hambre". Debo de reconocer que consiguió algo muy difícil: sobrepasar la musicalidad clásica del soneto, y traernos un soneto lleno de frescor. Vigorosas metáforas engarzan sus versos: "la vida antes feroz se vuelve insana"
Estupendo.
Estoy de acuerdo León, la poesía no puede dar la espalda al tiempo que nos ha tocado vivir. Demasiada tragedia, como para permanecer indiferentes.
Rocío y Amparo no nos trajeron ninguna Carta de Navegación. Según me dijeron, las había absorbido el "Agujero de Gusano"
Juan Manuel Criado
28 de octubre de 2012
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