Las haceras aúllan. No, no se trata de veredas, son haceras con “h” de hervir. Muchos son los llamados en este miércoles siete de julio. Pocos los elegidos. Las reparaciones domésticas, el calor, las vacaciones y el Encuentro Deportivo han podido con algunos de nosotros. Pero aún queda un grupo de resistentes. Mientras haya palabra hay esperanza, pienso. Javier y Rocío están sentados ejerciéndola. Pido agua, mucho agua a la vez que mentalmente evoco una piscina y luego el mar. Mar a secas. Eso bastaría. Pero me tengo que conformar con un vasito, servido eso sí por el gentil Julio. Mis desvencijadas sinapsis vuelven a representar el mar, Julio y el mar. El mar en julio. El mar.
Menos mal, que aparece Paloma y Vicente y me sacan de mi vagabundeo neuronal. Paloma confiesa sentirse ligeramente cansada después de tanto festejo. Hablamos de la reciente lectura-presentació
Y sigue sembrando el desconcierto. Resulta que sin nosotros saberlo, usamos el Mig y por eso (a veces) nos entendemos tan bien. Y yo que no me puedo estar quieta, tengo que preguntarlo, tengo que preguntarlo en voz alta: ¿Y qué es el Mig? Podría habérmelo imaginado. Confieso que a menudo no me bastan la suposiciones: Motorización Inglesa por Goteo o Medio de Indigestión Gestual o la más doméstica, Multa por Ingerir Gaseosa.(Se me ocurren otras interpretaciones del tipo: Mear I no echar ni Gota, pero las descarto por inverosímiles además de incorrectas)
Intento leer un poema. Por el camino hablamos de nuestros planes más inmediatos. Viajes con destino marítimo. Intento leer de nuevo, pero alguien me recomienda la estancia en varias casas de reposo. Debo tener un aspecto catastrófico. Hablamos de Almería, esa provincia tan desconocida. Nada me detiene, voy a leer, amenazo. Dedicado a Paloma. Ella sabe por qué.
Amor peninsular
Hubo un tiempo
en que un hombre
podía cruzar
de hombro a hombro
esta península,
tal era su gracia
verdecida.
No rozaba
el suelo,
insumiso de
la ley de la gravedad
y la pereza.
Hoy es un animal desnudo
que un día
perdió el instinto.
No sabía
de este reptar servil
piedra y silencio.
A este poema le suceden otros dos, “Yerro sistemático” y “No te asomes”. Javier me propone alterar el orden de dos versos y suprimir otro. Accedo y ganan.
Paloma lee un poema titulado “Música barata” que aquí transcribo en parte:
Vivo alejada de todo menos del olvido
Llevo muchos kilómetros
Paciencia de cigarra entre piedras
Vestida voy pero no de fuego
Hay mundos de los que no soy capaz de hablar
escribo por eso
En mi afán se me olvida que vosotros sufrís
tengo poco tiempo para todo
verte así tan cerca me empuja hacia el temor
en este viaje alguien va a llorar
cómo saber si serás cuchillo que atraviesa mi cintura
dulce como las fresas y el rojo
no voy a hacer nada
queda aquí descrita la magnitud de los trigales
[…]
Añade que los escribe muy temprano por la mañana, casi adormecida. Los versos le asaltan como relámpagos y luego debe domarlos. Aunque se trate de un análisis impresionista, diría que son muy bellos. Nos lee otro poema más.
Javier lee un fragmento del libro "Bilbao- New York- Bilbao" de Kirmen Uribe. Resulta muy poético.
Y ya es la hora. Hoy es el día del Encuentro. Nos veremos en agosto. Tal vez en una terraza. Vuelta al infierno y a la gloria (deportiva).
9 de julio de 2010
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