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martes, 3 de junio de 2008

33ª Jornada: Miércoles, 28 de mayo de 2008

Patchwork
cada retal sobrante es un pequeño tesoro

Ella llega como si se hubiera encaramado a lo más alto del árbol. El esfuerzo por la última cuesta, a tremenda velocidad, sin dejar de sortear. Hortaleza, dos semáforos antes de Gran Vía, Alcalá. Vamos a suponer que se llama Lena. La acera del Círculo lleva una riada de camisetas naranjas envolviendo manifestantes (viene siendo la tónica, miércoles tarde, mani). En nuestro corner rascaman particular hay silencio. David, Rocío y Javier, sentados, hacen los honores. Las sonrisas afloran y ella sabe que son tan auténticas, como el palpitar del pecho que la empuja como una bala. La voz de Javier ha migrado a sus muñecas, junto a sus pulseras, pero hace esfuerzos por hacerse entender y eso aminora el volumen del resto, con una empatía notoria que nos deja más unidos.

Después, Ana nos trae el calor, ojos encendidos como antorchas, salpicándole la cara. La chispa acompaña todo el día, dice, pero la percibe como tontería, adolescencia revisitada que trae otro matiz de las cosas, del encuentro. Hay un muchacho que le mira y, quién sabe si no buscará esa fuerza de Ana, tan difícil de encontrar. Lo que está claro es lo bien que le queda a su cara sorprenderse de su reacción, tan viva, tan vital. Reímos.

Pasamos a nuestras telas. Rocío trae una buena pieza, se trata de una mujer, que explota en un: “Y YO QUÉ…”pues ha sido víctima de un exceso de cariño mal entendido. Aunque no lo vende, nos dice que es (perdón, no es textual, aquí casi todo es aproximado a una visión particular, la de Lena) una tontería. Pero tiene algo que es tan real, tan humano que nos engancha. “Mercedes, me has planchado el orgullo?, Mercedes, el nudo en mi garganta no me gusta te lo quedas o mejor, me lo cambias…?”

Luego, sorpresa. Es la llegada del Aure con un chico alto, muy formal, que trae una cartera con asa y se la pone, cuidadosamente, sobre sus dobladas piernas, largas como las de una cigüeña. -“¿estás cómodo?”. Se llama José María Herranz y tiene libros danzando por la calle que paran en el semáforo si está rojo. Ha sacado una libreta manuscrita. Su pequeña caja de labores, (a diferencia del relato que requiere el rulo para enrollar la tela, como dice Rocío) y elige uno que lee muy profundo, como la savia de un árbol. Un paisaje que se cumple como padre en el hijo, entre largos versos. Siguen los incendios de conocimiento, de células libres.

Aure le cita en un poema, como primero fue J. María a Aure, o al revés. El tema es, de nuevo, de padre y de hijo, un surtidor de cariño por alguien inexistente, con su mochila, con su otro silencio. “Una vez tuve un hijo”. Estos son los pañuelos de seda con poesía y pasos de sueño, de vida, de descendientes que renuevan. Aure también nos entrega una invitación para ir a la próxima presentación de “Menos nuestro dolor”. (Será en la Calle Azcona, la biblioteca de la CCAA de Madrid, Manuel Alvar, el martes 10 de junio de 2008 a las 19,00 horas)

Lena lee algo de piedra no tan esbelta, aunque sea ese el título. Cuesta entrar, es como un bloque. Javier diagnostica que lo que tiene es sínquisis, todo muy concreto, sin verbos, conciso. (SÍNQUISIS del griego, “yo confundo”) y entonces quedamos en que hay que dar una vuelta para que esta tela que parece un paracaídas, no cubra la nube, la nieve y a la propia montaña. En esto de la confección hay tanto que aprender!!

Más tarde, Ana, que ha traído su preciosa tela de colores del otro día, en gallego y traducida, donde se lee un nombre, la regala y a alguien se le derriten luces en la frente, como un arcoiris. Ha bordado optimismo con gelatina rosa matando lo gris. Viene pidiendo que nos entre como cristalitos de sabor a vida. Lo ha titulado “SAL DE AHÍ”. También hay un “Se cayó, pero no se levantó” pero lo cambiamos mentalmente por “y le costó levantarse” porque, en el fondo, todos nos convencemos de que se levanta, una rodilla en suelo y la otra tomando impulso. Y Ana también tiene un diagnóstico del afamado doctor Afónico, -“Lo tuyo va a ser naufragio por frases largas… Te vas a tomar las frases con moderación, con mesura, no en el número si no en su tamaño”.

Carmenfron está a su lado, llegó la última pero disciplinada, con una aguja. No ha podido bordar, lo tiene todo acumulado en su cabeza, esperando el momento. Sus filigranas, largas y cortas, con fantasmas, con segundas, están sobre las encías, que se han interpuesto y, justo ahora, pueden estar entreteniendo al dolor para que no den guerra, más bien tranquilitas. Dice que esta semana igual se muere y lo que hay que interpretar realmente es que no han acabado de solucionar su inflamación de dentadura y que le toca seguir. Pero no le va la vida en ello, es una licencia de quien se sabe querido para que nuestros mimos ahuyenten, por completo, la incertidumbre. Todos creemos que amar es el verbo más bello, y eso sí gana la vida. Te lo digo, como si lo cantara Silvio.

Rocío se arranca con “Este poema está lleno de cicatrices” y celebramos la ocurrencia porque es una delicia, un tejido que se gana el respeto, cosido entre silencios de pareja que no sabe cómo contar su historia.

David comparte que su hijo ya le llama y algo verde aflora en su oscura camisa. Javier empieza algo como un bello brocado, pero le falta el hilo de las musas. Permanece la sensación de buscar la seda que cubra la herida. Además, asegura que cuando le vuelva la voz coserá a sonetos esta mesa del Galdós, para que haya más luz.

Como podemos, rescatamos los retazos no utilizados. Nos referimos a los deberes para el próximo día: ME QUEDARÉ HASTA QUE CAMBIE EL VIENTO (de Mary Poppins), también hacemos unos binomios imposibles, si os parece os cedo uno: SUEÑO DE ASFALTO.

Queda mucho por pensar, como el padre que en su desvelo llega a crear y a sufrir por el hijo que no tiene, pero una sobresale: ¿qué pasaría si llevásemos dentro esta misma disposición, como la que se adueña de este rato, a todas las cosas que hacemos?

Diría Fernado Borlán en “Aunque el alba se quiebre”:

Y qué se puede hacer

para cambiar de vida,

o para que no cambie,

al fin es todo igual

(Patchwork, recortes cosidos para hacer cubrealmas, cortinas de ojos o fundas de corazón. Alegría del barco que vuelve. De eso también se habló, de quienes han de volver pronto… otro día).


Elena Gutiérrez

31 de mayo de 2008

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