("El rapto de las hijas de Leucipo". Rubens. 1616)
Alte Pinakothek de Múnich (Alemania).
Bitácora del 13 de noviembre de 2013.
1ª parte: El deseo
por Juan Antonio Arroyo
Aquella
tarde en Rascamán, los caballos parecían desbocados y detrás en la penumbra un
aprendiz avisador, mitad ángel y demonio contempla los arrebatos de los
raptores y además desea hablar al oído de cada contertulio, es como un mono
adivino que recuerda y recuerda pasiones encendidas.
Los asistentes, que llegan después de aparcar sus
caballerías en la calle de Ruiz, unos en goteo y otros, los primeros, de
repente. Pero se hizo pronto una piña de deseos que reunió a Javiboss, Rocío, María Antonia, Isabel, Cinta,
Paloma H., José León, Juan A., Horacio, Alberto, Alma, Ana, Carmen y Paloma S.,
que me relevará al final en terminar de recoger los deseos, con más o menos
cuitas del adivino a cada poeta o/y narrador.
Aún no ha habido rapto a pesar de la inquietud del pequeño luciferángel del cuadro, que quiere salir y entrar en la reunión de los deseantes citados.
Al principio hay una música ambiental con fotos de la sierra madrileña, de reciente visita por algunos que cantaron poesías petrificadas, para que nunca se olviden.
Javiboss recuerda, que si es por musicalidad únase a la poesía de Esther Giménez, que llegará en su caballo el próximo día veinte al Café. José León, no puede ocultar de un salto del niño al oído, el instrumento Sistro, que batía para los poetas latinos, sonando cascabeles, probablemente ello calmaba el arrebato de los equinos.
Para calmarse la
reunión con parada en su silla del niño que nos mira, se narran cosas de
agujetas por Horacio en la excursión reciente por la sierra madrileña de los
poetas y de la simetría en los deseos de la delicada poeta Charo. Pero los
deseos desbocados, levantándose el niño, llevaron al impulso de recrear en
poesía la Piedra de la Locura de Lucas Carnach. También se acercó dicho ser al
que esto narra y la reacción mía fue la posibilidad de hacerlo también con los
llamados Hiperactivos para desnudar su traje mentiroso y el niño como un
oráculo pronosticó en mi oreja que eso podría serenarlos siempre que los
caballos se relajasen.
El volador va junto
al rostro de Isabel y de repente ella habló de Paracelso y la vida natural,
aunque eso al pequeño no le pareció bien, acostumbrado a los arrebatos.
Mientras Horacio, se relaja como puede y se empapa de Madrid visitando sus
museos, antes de su vuelta a Argentina.
Me dispuse a ser el
primer deseante, pues mi caballo fue atado al palo en la soledad del primer
llegado aunque con su deseo se acompañó pronto por otros equinos.
Deseé recordar a
Cernuda, con su “Infierno y Paraíso”, ya escritos en la foto de amores de
David para su entonces novia. De ahí le viene su alma poética que empapa
relatos cernudianos de la vida literaria y nos enseña muchas veces a todos ambas partes de la vida… El
caso es que necesité cambiar algunas palabras de mi poema que combinaran con el
traje a medida. Me dijo el duendecillo que la vida es de verdad exigua, pero
que había que palpitar con el fuego incesante de los caballos para después
pisar el cielo, aunque fuera cosa breve.
El angelote da un
salto y le recuerda a Javiboss lo de Ícaro, que pregunta entonces ávido de
noticias. Le provoca decir, ¿qué cosas hay para hoy…? La tarea estaba bien
definida y el pequeño diablillo sonríe satisfecho con su recordatorio.
Comienza Javier
leyendo del poeta Fernando Soriano, sobre.. “Ópalos”,
son las alas de Ícaro, que otra
vez cae sin romperse desde el sueño.
Y entra el boss con
lo suyo que es la “Refundación de la palabra”, yéndose a Prometeo… Es aquello que
nos esconde en la intemperie, mas no temamos las dudas… Pero llega muy certero
al “Valor e inteligencia”: que la palabra
verdad tenga la forma de tu boca…
El salto llega entonces cerca de los ojos de Rocío, que
afectada de deseo recuerda a Luis Rosales…, náufrago que cuenta las olas que
faltan para morir. Sólo se equivocó en lo que él más quería. Se provocó
entonces el deseo de hablar de sus relaciones con Lorca… Se llega entonces a
cierta calma, a cierto paraíso.
Por fin calmado el
angelote que observa caballos exaltados, Rocío nos lleva como en una carroza de
las que llegan al palacio para ese baile donde el erotismo se calza con oro,
con su obra, “Cuando los dioses estén de tu lado”. Él era un hombre bien
pertrechado de vitalidad, era el mismo Ícaro
ya resucitado y que todo le salía bien. Tiene un deseo brutal y ambiciosísimo,
conquistar a Doña Sol, bellísima de ojos verdes. ¿Me permite sentarme con
usted? Pero todo resulta difícil, ella la bella, está a su libro, aunque
está bellísima, pero ella…, ni mirarle un instante. Sigue en su deseo Ícaro de
conquista, pero ella se pone de espaldas…, sería entonces el hazmerreír de
todos. ¿Cómo pudo pretender picar tan alto? Al fin consiguió otra dama
bajita y dulce que le ofrece compañía. De esta forma entonces los dioses se
pusieron de su lado.
María Antonia aunque
afectada como todos por el angelote, no tenía ganas de hacer nada, pero escuchó
entonces a esa criatura de los caballos y nos dijo enseguida que había escrito
“Arquitecto”…, el mejor constructor de la ciudad, su hijo obediente le
acompañó en la tarea, y pudo surcar los aires con unas fastuosas alas. Entonces habló Alberto interpretando los
pensamientos del pequeñuelo: este poema
me suena a relato bueno.
No puede más ocultar
entonces sus quereres nuestro José León
con dos sonetos que parecen evocar de nuevo el fantasma de Cernuda, en el
primero el de “Ícaro volando” se horadan canteras y se oyen aullidos furiosos
que parecen paraísos vivos como en el cuadro, en el otro el de “Ícaro caído” se instala en la tele,
nada arriba y abajo, o sea tal vez el infierno, con sus alas quemadas.
Entonces el ser volador
que estaba tras del animal, fue repentino al semblante auditor de Carmen, que
provocada por los sonetos no pudo ocultar el pensamiento calderoniano de, no hay locura mayor que la cordura..
Paloma H. tocada de deseo alcalaíno, donde son frecuentes carreras cervantinas, nos evoca dos deseos de hondo calado amoroso y erótico. Uno lo llama “El primero”, donde todo empieza muy intenso muy sensual, pero se descubre que el primer beso fue a otra boca… Luego sus quereres van hacia otra esfera en su escrito: “El discurso del premio Nobel”, que tenía un cazamariposas, pero no podía capturarlas. Pero sí pudo con los rayos de luz llenarlo de palabras, sería escritor.
Y aquí esa criatura que observa a los raptores, se acercó a Paloma S. que continúa su relato de lo siguiente, que llega ahora, mientras yo me voy ya contento de presenciar tantas energías que van y vienen del cielo al infierno y al contrario en esta primera parte de la bitácora.
15 de noviembre de 2013
Escena 2ª:
por Paloma Sánchez
Isabel: memorial de flamenco
Coro: rebota, rebota y en tu culo explota…
Ana: …¿queréis una queimada?
Coro: …todo lo que digo será para tu boca.
Isabel: suena la campana, las raíces del flamenco
traspasando el corazón, aforismos de la India, alquimia de sangres, la última
habitación del torrente por los teatros del mundo.
Javier: propongo deshacer enumeraciones y convertirlas en
estribillos.
Isabel: rostros, poema recién escrito, inédito. El tiempo presente ha sellado los labios de los hombres poderosos sin que me pese el aire.
Cinta: ni poesía ni cuento, ni nada; puro material literario
y mitología. Zeus siempre pendiente de castigar. La Hecatombe es un diluvio, se
inunda el Peloponeso, la pareja llega al Parnaso, se aflojan la túnica y tiran
los huesos de su madre por la espalda. Las piedras caen y se hacen hombres y
mujeres. Van con sus muertes a cuestas.
Coro: hablan todos a la vez y no se entiende.
Alberto: Borges, ciego completo enumera libros haciendo
burla a todos.
Horacio: Era la literatura viva, imponente presencia. Paseé
ante el genio y no me di cuenta.
Alma: lee por la calle a Cernuda, otro día nos habla de Pentesilea, muerta por Aquiles, educada por una osa y buena en la lucha.
Mata a su hermana.
Ana: frío fuego, mi hermano me daba y quitaba la vida. Salió
dolor, yo, el cobarde, tuve miedo, ya no sentía nada, mi castigo fue ser el
hermano de Prometeo.
Carmen sobre asesinos históricos. La condesa de Bátoli se
bañaba en serie. Un grito. Yo en la silla de ruedas. Hacía 25 años que no
ocurría nada parecido, tantas jovencitas muertas. No se halló indicio alguno.
Paloma: me estoy convirtiendo en piedra
Javier: el torrente de palabras suena como tú…
Paloma Sánchez
20 de noviembre de 2013
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