ALFOMBRA MÁGICA
Ese cuento oriental de
volar subidos en una alfombra tiene gran emoción y resulta veraz en el grupo
Rascamán.
Basta para ello acercarse al Café de Ruiz y luego remontar vuelo.
Volar de esa guisa, supone ganar en dos dimensiones: la espacial, yendo
arriba, abajo, izquierda o derecha a placer y necesidad de los viajeros y la
temporal, que es la importante, pues el tiempo se abre como una esfera y
permite recorrer pasado, presente y futuro de una forma instantánea.
La alfombra mágica supera al mono adivino de Maese Pedro en lo de
averiguar el porvenir, pues averigua como veremos después, con más precisión y sin
necesidad de un retablo la llegada al futuro de forma inmediata.
En esa tarde viajera del treinta y uno de enero de este año maya trece,
nos incorporamos al café: María, Paloma H, León, Juan Manuel, Juan Antonio,
Rocío, Isabel, Cinta, Fede, Javiboss, y al fin también Alma. Total once
alfombreros sin vértigo, hoy que es una tarde en la que se ha de despegar del Ruiz por complicados lugares del subsuelo
y las alturas.
Mientras estamos desenrollando la
preciosa policromía del lienzo volador,
hay un tema de arranque del motor lanoso y es que la viajera Isabel despeja el
problema del maltrato a la mujer, que ataca con un poema sanador que debe
restañar heridas…Nos habla de Irene Mayoral, que también podría subir, aún en
su ausencia.
Yo le digo a Isabel que en Rusia mueren miles de mujeres cada año,
violentadas, hay tanto pendiente, me dicen sus ojos…
Se repliegan las esquinas entonces
y Javiboss, tranquiliza a una viajera que no compró billete la semana
pasada: no temas, no pasamos lista, sólo echamos de menos… Añade luego: maese
Juan, parece serio bitacorero y entonces procuro colocar su imagen grabada en
el pliegue de las miradas a la alfombra.
Esta nave flexible y
superconfortable tiene las virtud de obtener de ella otras alfombritas más
pequeñas e individuales, por lo que León ha decidido sacar una que le ha de
llevar mañana a Granada, para ver y volar sobre la Alhambra antes de escuchar
sus escritos a María Juristo en aquella parte rascamanera.
El viaje de elevación va a comenzar en el Café y todos recibimos el
recuerdo de una salida en poco más de una hora en dirección al Museo Lázaro
Galdiano, donde intervendrán tanto los rascamanes presentes como otros futuros,
a 150 añadas por hora del navarro don
Lázaro.
Cinta habla de su viaje en su particular
carpeta emocionada, cuando se trasladó de casa cargada de emociones y
recuerdos, todo lo transportó.
Hablando de importancias, León ya con su medio viajero bajo el brazo,
dice afectado que “lo esencial no es nada”.
Afecto, alimento y techo llegan al espacio. Vuelve Cinta a narrar su
experiencia mágica conociendo por fin el Edén, que lo vio en el Congo; allí hay
equipos de animales colaborando, conviviendo y además se quieren los elefantes
y con sorpresa ve que los gorilas lavan
su vegetación.
Parece como antes del pecado original, me pregunto si no será que…,
¿Dios no estaba enfadado en este viaje de Cinta...?
Lo asombroso y lleno de magia es que hubo allí distintas civilizaciones
anteriores al Edén.
Fede habla de su recital lleno de calle Libertad, de éxito volador y
recreativo, con gran cercanía y cariño hacia la viajera Rocío. María muy
cercana se siente también feliz y amorosa en la alfombra con todos los hombres.
Ya elevados varios centímetros del suelo, León lee el poema de
María,”Déjame”, que mira emocionada.
Ahora ya en altura se divisan olas, espuma y la llegada del alba que
diluye la noche en su primer vagido.
La alfombrista Isabel toma el verbo en el flotante espacio y atrae
mágica a la poeta Mayoral con su Aldaba de la Memoria, para renacer… Entonces
vuela Isabel por Madrid a quien debe un poema, parecemos plumas en esta
alfombra, sintiendo ella ahora la inmensidad de la Villa, chulapona y bella la
de los años veinte y aunque ya no está el local de Hilanderas, queda bajo esta superficie
de lana mágica su renacimiento y podemos oler su ambiente.
Entonces el viajero J.L.C. o León de otra manera, lleva la alfombra al
pasado para saludar a José Bonaparte y cumplir una lectura pionera en España,
de su “Moina, la aldeana del monte Cenis”,
Denostado Pepe Botella, pero envidiado ilustre y novelista. Más alcalde
que Carolo III, las plazas de Sta. Ana y la del Rey, son suyas. Marginado por
su mismo hermano emperador, fue benévolo como ilustre.., preguntó por su hija
en la atmósfera infecta de las gentes…
El alfombrista Juan Manuel, habla de “Despedida”, de todo aquello como
la débil hoja o del tallo que puede quebrarse. Pero el viaje es seguro y nada
de ello pasa bajo la alfombra.
Luego entra quien bitacorea y tengo el honor de ser elevado a los cielos
por Javiboss, desde hace un tiempo maquinista con ojo mágico, además de
coordinador.
Salgo al escenario con unos versos corregidos rascamanes, que llamé
Ritmos, (se puede ver en Youtube), y que vienen a contar cómo el erotismo baila
con espíritus traviesos, algo así como lo debía entender un viejo profesor que
tuve en psicología, el doctor Forteza: decía, hay Naturaleza y Artificialeza.
La alfombra se va ondulando, sube y baja
inquieta para escuchar al siguiente viajero.
Rocío se incorpora y llevando su índice a los labios nos recuerda “Las
voces bajas”, de Manuel Rivas, paseando la literatura por la Naturaleza, las
palabras macanudas, y la tierra prometida a los emigrantes desde el escritorio
del abuelo.
Paloma desde la otra esquina no se marea de los vaivenes y penetra hasta
lo más profundo erótico, con ese “Adicto”, que no puede parar. De ahí la
debilidad por las piruletas de cereza. Y
llega el “Placer para dos” y entonces se llena la alfombra de aromas y luces de
ámbar con rítmicos soplidos, llevando despacio el chocolate a sus labios.
Llegan turbulencias, pero no hay peligros sino ondulaciones.
Después del sonrojo es la viajera Cinta que recuerda otra vez un Edén
madrileño, y volamos viendo Madrid con plazas verdes y con las estrellas al
amanecer llegando al extrarradio, que en la magia viajera pasa a transformarse
en la selva africana. Isabel entonces
recuerda aquellas penosas cartas de Napoleón al Zar.
Fede de repente abre sus ojos sin vértigo a pesar de la altura para
entregarnos el poema que apela al interior de las personas, alma, nieve,
blancura y al mismo Miguel Hernández que al parecer le traen en Mercedes Benz,
cuando lo que a él le gusta es la alfombra mágica. Mira a los ojos de Rocío
sintiéndose con el alma de bloguero que es parte suya.
Javiboss recuerda a Gª Márquez, con su brindis por la poesía cuando le
coronaron Nobel sencillo en el 82, es el destino, es el azar. Neruda es el más
grande: la poesía cuece los garbanzos en la cocina es decir, se trata de la
única prueba concreta de la existencia del hombre.
Y en ese preciso momento viajamos con presteza en nuestra alfombra hacia
el subsuelo de la villa, aunque una parte tomó una alfombra de menos plazas
para llegar por carretera al Museo.
Allí todo eran visiones poéticas, pictóricas y el asiento rascamanero en
la mesa presidencial por José María. Asistíamos a un triunfo poético sobre el
Madrid-Barça, encuentro copero real de ida en una tarde de invierno suave. Pero
lo que está triunfando en la villa poética dijo Chema, entre las Luces y
Sombras de María del Villar, casi dormida, son los grupos de Rascamán y del Círculo
de Bellas Artes, auténticas vanguardias madrileñas de la poesía de este siglo
nuevo.
Despierta entonces el fantasma de María del Villar, esta vez encarnada y
enamorada de Aure para siempre en amor eterno con su Copa ofrecida al poeta
llena de vino navarro.
No viajó esa tarde en la alfombra Aure, nos esperaba allí, y todos vimos
su beso de amor a la dama, cuando nos
metió en esa página Web tan poética que nos habla del encuentro entre los
mundos enfrentados en el pasado cainita y que casualmente deriva amoroso. El maestro
al despedirse se volvió con gracia hacia la mesa para afirmar la veracidad
dulcísima de tal encuentro, es un poema vivido.
En aquel salón, tan de color navarro, se nota el ambiente danzarín y
artístico de la poeta Villar enamorada, que no puede parar.
Después salió Rocío, que lo vivió todo esa tarde de magia y nos llevó
alfombrista a ese mundo tan tremendo de los cuentos de hadas, tan ciertos como
la vida misma, presentando en prosa poética un país de donde nunca queremos marchar,
en todo caso viajar de vuelta cada tarde.
La magia de la alfombra nos trajo el futuro, con la intervención de
otros poetas, uno de ellos Fermín, poeta en el Círculo, que sin ser navarro,
quiere probar lo de la alfombra rascamanera por lo que nos dice en sus versos
tan profundos. Se ha contaminado.
Se aparcó en el cielo madrileño la alfombra hasta el miércoles que viene
para dar paso a las generosas copas y picotes y antes de marchar se desatan las
lenguas y recordamos a Giner, que de esa época era.
Inevitable al marchar, León peripatético, ya en el jardín, lamenta que el
tiempo español esté parado, en el descubrimiento de Colón..., de momento.
Otros días mágicos llegarán para viajar al futuro, si su majestad el rey
nos lo permite. De momento el cine ha resucitado a A. Hitchcock y en esta noche ya han llegado
los pájaros de la raza gürtel que invaden la ciudad en una invasión de viaje negro, abrumador y
sorprendente, como en su película.
Todos volvemos a nuestros lares, por debajo
y sobre una ciudad que enseguida nos muestra repentina la silueta en bandos de
aquel alcalde con su movida madrileña, a la que sigue queriendo tanto.
Treinta y uno de enero de 2013
2 comentarios:
Una alfombra mágica llena, en efecto, de magia: la de las letras con que está tejida.
Gracias Juan Antonio.
Un abrazo
Gracias Paloma. Compartimos alfombra todos los rascamaneros y mirada cómplice.
Un beso
Javier
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