UN CIRCO DE PALABRAS
Aquella tarde del Ruiz, tenía algo circense, aprender tod@s a lanzar cuchillos amorosos, nunca matadores ni siempre, cerca de cada miembro que exponía su suerte. Lo importante era hablar y atinar, aunque no todos tenían que lanzar eso sí, sin dar al cuerpo, claro…, pero cerca, casi junto a la piel.
La lona silbaba por encima de todas las cabezas, preparadas ya para los lanzamientos.
Bajo el toldo estábamos, en una cuerda que se hizo pronto gruesa, un buen número de circenses del habla, y si no me olvido al menos fuimos veinte llegando en caravanas: Juan Manuel, Juan Antonio, Mª Antonia, Rocío, Javier, Enrique, Amelia, Paloma H., José L., Alberto, José María, Paloma S., Isabel, Andrés, María Jesús, Carlos, Fede, Carmen, Vicente y Celeste.
Se recuerda un vídeo de Sosa, “del arte y los sentidos..”, y de paso sabemos de la adolescencia que transita saludable en la hija de Paloma H.
Aparecen los primeros lanzamientos con la noticia de conferencia de “dietética”, a la que acudirán en seguida Enrique y Amelia, marchando pronto del circo. Hay un cuchillo sobre sandía, un producto sexual, del que han de aprender… ¿es afrodisíaca?
José L. no tiene Internet, pues en el circo no hay posibilidad de conectarse debido a ciertas fieras que lo impiden.
Llega un descanso con novedades: ha escrito Fernando S. a Mª Antonia y en los próximos días no circenses, los días 17, 25 y 29, de mayo serán de acontecimientos rascamaneros, pero fuera de esta lona. La última fecha será por la colgadura ósea-Rascamán que ha repegado Aureliano con gran esfuerzo, debido al cimbreo de los esqueletos, donde están expuestos vestidos con palabras. No se sabe si será un acontecimiento nacional.
Se vuelve al tema sexual que sugiere Amelia: lo bueno que es para los chicos los dátiles y las almendras, se lanzan cuchillos aceptando varios la receta con socarronas sonrisas.
Pero ella nos habla de amor y de fuego, aunque a veces podamos ahogarnos… Y además, ¿Serás azul, hija del Sol...? Se confiesa abuela muy, muy joven, de una nieta que viaja hacia este circo. Hay burros y norias cerca del circo, que recuerda esta abuela.
Luego entra Juan A., en el aposento mortal de Don Quijote, ¡qué diántre!, no se muere todavía y recibe una sorpresa. Le recuerda entre geranios y gorriones, casi no muere natural, sino del navajazo de una de sus criaturas. El milagro circense fue que el lector tuvo sin habérselo propuesto días antes, una lectura continuada en el Círculo sobre el tal Libro sin saber que donde le dijeron que leyese, allí estaba exactamente el cacho oculto que le pasó por su imaginación y no por la de don Miguel. Los cuchillos llegaron con amor certero.
Luego, el circense Juan M. saca ese puñal poético que es más bien un acero que sirve para descuartizar sombras…
Se lanza un cuchillo especial: “hay asonancias que asuenan...”
Después, el poeta relata que en la ciudad, cerca del circo, hay ”La Basura”, quedan detenidas las dos últimas palomas, parece que son nuestras dos Palomas, pero no, son animales del circo.
Por fin resuena bajo el manto aireado la voz de Mª Antonia, pero en medio se cuela una noticia cuchillera, de un amigo de Paloma S. detenido por acoso, al no estar bajo esta lona…
María pone dulce la tarde circense con “Sal de Ahí”: la vi a ella, no la llamé, me contuve. Una nueva atmósfera se crea en el circo…
Rocío entonces se sitúa en el tapiz y nos lleva memorable a “La chica del Bloque 112”. Puede venderse un piso, pero permanece el amor y continuar ese recuerdo repetido del bocata de hígado…, y allí sigue ella tocando el violín, seria, recién peinada. Mas llegó la despedida pero en el Auditorio, después de cuarenta años, se recompuso todo, estaba otra vez con su violín… La narradora recibió cuchillos que besaron su piel, por su acierto al narrar tan circense.
Andrés entra al trapo bajo la lona con “Amaneceres y piedras preciosas”, es suma de poema-narración: templadas madrugadas, caballo solitario, rosas, campo, princesas…, mujercita nevada de blancos copos. Los que oyen se sienten por un momento camperos, a la vuelta de la puerta del circo, sienten amores juveniles.
Entra en acción Javiboss con un gorro tocado de colores, donde se lee “De qué me sirve”..., y le sirve para ser eterno y superar las noticias amarillas con grave destreza. Demuestra que la muerte se camufla en fantasmas, con imágenes detenidas.
Entra al escenario Paloma H. que sin título evoca que hay que pararse y esperar para ver quién se ríe de la vida…, demuestra, circense, que no vale esperar, a riesgo de que la misma vida se carcajee de un@ por no actuar. Cuchillos amorosos y vitales recibió, sin sangre. Recibe caricias cuchilleras.
Entonces Paloma H. con Ovejas y Corderos, nos transportó en una nube en dirección a la música del Circo Price, que allí tocaron los Relámpagos, teloneros de los Beatles, aparecen las drogas, el sexo y el alcohol, los boleros, el fox-trop y cómo condicionaban aquellos abuelos contramelenarios. En el festival de Rock, se encontró con el pelirrojo, ojo derecho de una tía…, que tuvo a su hermana de carabina. El calor cuchillero entonces nos afecta y aparecen envíos más sangrientos, sin dañar la piel, eso sí.
José L. a pesar de su queja razonable hacia algunas fieras, nos sacó del tapiz al exterior para recordar que los ladrones como Alí Babá, pueden llevarse todo, menos la Luna, ser visible que efectivamente comprobamos. Pero hubo enfado cuchillero, que pudo amortiguarse por las habilidades de lanzar junto a las de no herir. Ello se demostró, cuando León, ya otra vez dentro del circo nos transportó a “Ma non e vero”, que es el amor quien dulcifica, entre los dioses y las brasas paralelas, lengua del mar, te beberé.
Entonces tuvo su turno Paloma S. con su Canto XV, que había sido acusada de fragmentaria. El cuerpo puede estar sonámbulo, al soñar, y el dolor es un vicio que se aprende. Hay tantos mundos, como tristezas se desprenden de las ramas… El canto XVI contiene el sentido de saber ser importante y volver de nuevo a vivir, tal que un renacimiento. Aparece un cuchillo que vuela por el aire sobre si habla un perro y otro sobre la actuación como clave al contar los cantos. Luego Alberto lee entonces los cantos y quedan los cuchillos enamorados y vividores.
María Jesús, que llegó algo tarde al circo, nos trae bajo el brazo a las Meninas. En este lienzo hay peligros de espionaje, pues la Infanta habla encantada con guiño incluido. Su pincel fue su cámara, que mágica captó el secreto…Todos expectantes sin lanzamientos.
Carlos va cerrando la tarde circense, con “Afectos y Efectos”, la lona va quedando ya con menos público…El caso es que ella se encuentra con su doble o tal vez era ella misma, pero no la ve ni toca con la lengua, el problema es: nadie habita la casa sino yo.
Ya se acabaron los cuchillos.
Pero el final de la fiesta lo trajo Fede, con curiosamente, “Principio”, algo tan universal como es eso que nos pasa a todos desde chiquitines: cuando llora un niño se construye el universo…
El colofón lo trajo una visita inesperada inmigrante que separó la puerta de tela: Vicente, que con “Anabel Lee”, se recogieron todos los instrumentos al deleitarnos con una musicalidad impresionante que era el mismo amor pronunciado, parecía que Allan Poe estaba allí recordando a William, o tal vez a Miguel…
De nuevo marchamos a nuestras casas, habiendo tomado amorosos lances propios de aquella lona del Ruiz, ahora llamado Café de Rascamán, por la muerte de cuatro letras viejas que han parido siete hijos, tres trillizas y cuatro varones.
Madrid CAFÉ DE RUIZ
22 de mayo de 2012
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