Lorca, Granada y la visita de la Tertulia Rascamán
Me empeño en mantener vivas la bitácoras. Les doy calor en invierno y abro las ventanas en verano para que el aire las refresque. Necesitan y piden atención. Sé que tienen su corazoncito y me lo agradecen.
Quedan pocas jornadas para acabar el curso y no quisiera dejar que la desidia nos venza y no queden reflejadas nuestras conversaciones en el Ruiz.
Así que, disciplinado, abro mi cuaderno, saco el bolígrafo y tomo nota de los nombres de los rascamaneros que se reunieron el miércoles 8 de junio de 2011, si no conté mal, fuímos dieciséis: Mª Antonia, Aure, Javier, Juan Antonio, Juan Manuel, José María Herranz, Rocío, Roberto, Ana, David, Olga, Carmenfron, Celeste, Paloma, León y Sagrario.
Hoy somos tanto que decido, sobre todo, tomar nota de lo que cada uno ha traído para leer, quizá tome nota de alguna conversación.
A las seis de la tarde, puntuales, empezamos nuestra charla. Yo he traído el libro de Joan Margarit que acabo de comprar en la Feria del Libro de Madrid titulado "Nuevas cartas a un joven poeta" y leo su definición de poesía, para él tiene que tener dos características: exactitud y concisión.
Hablamos de Margarit y hablamos también de nuestro próximo viaje a Granada. La Tertulia se desplaza los días 17, 18 y 19 de junio a Granada. Allí nos reuniremos con nuestro compañero, el poeta Fernando Soriano, nos acercaremos al mundo lorquiano visitando los lugares donde nació y murió y leeremos nuestros textos en el café "La Tertulia" el sábado 18 por la noche. Estamos ultimando detalles, desplazamientos, alojamiento...
La sorpresa de la tarde ha sido Roberto. Con Roberto coincidí en el Taller de Creación Literaria "Ágata" de Villaverde Alto, quizá hace ya más de catorce años. "Empecé en el Taller con 16 ó 17" me dice Roberto. Ahora ya tiene 33 y un hijo de cinco años.
La vida te va llevando a otros lugares, te separa, pero hay atajos para encontrarnos de nuevo y celebro el habernos reencontrado.
Y casi como una maratón empezamos nuestra lectura.
Lee Mª Antonia un poema que comienza con el verso "Estoy empezando a envejecer". Hay conciencia del paso del tiempo y le aconsejamos que suprima algunos versos a favor de otros que sostienen perfectamente el poema.
Aure nos comenta que antes que escribir poesía está su subsistencia: "primum vivere", Aure.
Lee su poema, excepcional, que remata con los versos:
...lo he conseguido
(...)
soy un poeta maldito.
Aure dice que en su próximo libro no medirá los versos. Quiere probar a sostener el poema sin contar las sílabas. Los poetas, añade, tenemos cinco o seis personalidades.
Me toca a mí leer, pero como no he escrito nada, he querido traer el último libro del poeta Fernando Beltrán, "Donde nadie me llama", que recoge todos sus libros editados hasta ahora.
Leo un par de poemas: "El camión de la lluvia" y "La hija del dragón". Coincidimos en la fuerza de sus imágenes y de su poesía.
Turno para Juan Manuel, lee el poema "Madre". Tan sólo le hacemos mención de una asonancia que debiera evitar y le recomiendo que cierre el poema con el penúltimo verso, que dice:
tratando de abrir tu tumba
Le parece buena opción.
Me detengo un momento, miro la hoja cuadriculada de mi cuaderno y me parece sentir que la bitácora de hoy me sonríe.
Sigo escribiendo.
Juan Antonio nos lee un relato en el que el protagonista es el café Lyon de Madrid. Nos dice que la Tertulia de narrativa que allí se reúne ha tenido una muerte y una resurrección. El café Lyón, en la calle Bordadores.
El nombre de la calle le ha servido para su cuento. En los sótanos del café aún se pueden adivinar fantasmas, habitantes de esa calle, bordadores que cuentan su propia historia.
Es el turno ahora de José María Herranz. Nos lee un largo poema, de versos medidos y perfectos, titulado "La sílaba sagrada". Me gusta la palabra "hecatombe" que cita en uno de sus versos.
Hablamos de cuál es esa sílaba sagrada. Debatimos: "yo", "fe"... Hay opiniones diversas. José María nos aclara su intención: "Dios". Dios y el dinero.
Paloma dice que sin el lector no se completa el poema. Saco el libro de Joan Margarit que cité al principio y leo el párrafo en el que habla de que la Poesía no es posible sin estos tres elementos: "El poeta -poema - lector".
Bien, cedemos la palabra a Rocío. Nos lee un relato antiguo que ha corregido, que se titula "Los espejos de mi madre". Anoto la frase: "prohibido tocar los espejos", porque me recuerda a "Alicia en el país de las maravillas", a Borges y al mito de Narciso.
Ana, recién llegada de su viaje por el sur de Italia nos lee un poema titulado "La ciudad". La ciudad, nos confiesa, es Nápoles.
El poema comienza diciendo:
Caos
más caos
Es clara la imagen de la ciudad. Ana nos dice que ese caos es bello.
Míramos la hora, son casi las ocho. la Tertulia avanza y en mi cuaderno la bitácora me muestra su sonrisa y es más luminosa.
Algunos se han marchado: Aure, Mª Antonia, Juan Antonio y Juan Manuel.
Lee David un relato que quiere leer en Granada, en el café "La Tertulia", un relato que habla de nuestra Tertulia y de este próximo viaje a Granada:
No era la primera vez que me quedaba mirando...
Aún no lo ha terminado. Corregirá el principio, siguiendo nuestros consejos, pues tarda en entrar en el conflicto. Lo terminará en estos días.
Cita David algunos versos de Lorca en su relato (que no habrá paraíso ni amores deshojados), reconozco en ellos el poema "La aurora" del libro Poeta en Nueva York. Lo incluyo en mi bitácora, mi cuaderno ya ríe con sonrisa franca:
GARCÍA LORCA " La aurora"
(de Poeta en Nueva York)
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados:
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.
(1929-1930)
Olga toma el relevo de David y nos recita de memoria un poema suyo que empieza:
Ven,
agárrame de la mano...
Celeste lee poemas de Lorca. Eligió a Lorca pues no había traído un poema suyo. Leemos la baladilla de los tres ríos:
Baladilla de los tres ríos ..
El río Guadalquivir
va entre naranjos y olivos.
Los dos ríos de Granada
bajan de la nieve al trigo.
¡Ay, amor
que se fue y no vino!
(...)
Estamos casi acabando, ya son más de las nueve pero la Tertulia se mantiene muy viva, no quiere irse.
Lee Paloma su largo poema. Paloma ha crecido mucho como poeta, sus imágenes son contundentes y esa mezcla de monólogo interior, de deseo, de poética que impregnan sus versos nos mantiene en vilo hasta que termina su lectura.
"Lo que invento es tan real como la vida", dice uno de sus versos.
Si pudiéramos dedicar más tiempo a escribir. alguien afirma que "el trabajo no es el tiempo que te quita sino la energía que te resta".
Verdad verdadera.
Se marcha Sagrario, se le hace tarde, nos quedamos sin poder escuchar algún poema suyo.
El broche de esta Tertulia es León que nos recita un haiku de memoria que alguna vez ha citado ya y que nos entusiasma:
Gota de lluvia
ojo que inventa el cielo
para mirarse.
Antes de cerrar el cuaderno, mi bitácora me guiña el ojo. Yo también se lo guiño.
Javier Díaz Gil
12 de junio de 2011
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