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lunes, 18 de enero de 2010

13ª Jornada/III Año: Miércoles, 13 de enero de 2010

La Tertulia "Rascamán" se traslada al Café Ruiz

Ecos de sociedad. Natalicios

La señora de Ruiz, de soltera Tertulia de Rascamán, ha dado a luz a una niña, primera de sus bitácoras, el pasado miércoles día 13 de enero de 2010, en el madrileño y concurrido barrio de Malasaña.

Tanto la madre, como la hija, están perfectamente de salud.

La niña recibió en el bautismo el nombre de "doña Consolación de la Soledad y las Angustias, el Amparo y los Dolores, para el Consuelo, Auxilio, Socorro y Martirio de la Piedad", como deseo expreso de su padrino don Ismael Constantinopla.

A dicho bautizo también asistió (por orden de llegada) además del ya nombrado: su madrina doña Rocío de los Díaz, el abuelo don Aureliano Cañadas, sus tíos don Javier de los Díaz y don David de Lerma, sus tías doña Celia Cañadas y doña Ana González, y en último lugar y cerrando el séquito de celebridades apareció su también tía carnal, doña Carmen de la Frontera y Quiroga.

El feliz natalicio y perdónenme la expresión “fue la polla”.

Empezando por el catering, ofrecido por el señor don Julio, camarero de pro, que antes de llegar los invitados dispuso el lugar encendiendo luces, juntando mesas, arrimando sillas, y cerrando puertas para que no entrara el ruido, dejando esa parte del local solamente para uso y disfrute de los insignes invitados, atendiendo a éstos desde el primer momento con todo tipo de atenciones. Hagamos pues señores, una ola virtual para el camarero don Julio.

Los invitados entre cafés, infusiones, cervezas y raciones de tarta y bizcocho brindaron con renovada alegría por la recién nacida. Una niña lustrosa, feliz, muy tranquila, que apenas hizo ruido en toda la velada.

El abuelo don Aureliano Cañadas, como en todo bautizo que se precie, habló de las Sagradas Escrituras nombrando a Caín y Saramago. Y después le dedicó al bebé uno de sus poemas: “Por el amor que no hice”

Jamás me entregues

A la voracidad de la tierra, a su desgana.

Cuando llegue el momento, sea tu hijo, no tú,

Como a orillas del Ganges, el que prenda la pira....

Lejos de “ser un patán”, no en vano siempre va “hecho un Adonis”, se despidió con elegancia el abuelo don Aureliano Cañadas y salió “por piernas” a saldar una deuda con el Círculo de Bellas Artes, no sin antes perder un paraguas en la marcha.

La tarde estaba lluviosa. Sin embargo el cielo plomizo y la humedad reinante no rizó el ánimo de los invitados. Aunque a más de uno le hubiera gustado que no sólo hubiera llovido sino que incluso hubiera nevado. Pero “No cuaja” fue el lamento hecho reflexión del padrino don Ismael Constantinopla. Quién haciendo gala de buen humor, a pesar de su cansancio, acompañó de anécdotas de su juventud esquiadora la lectura de su texto:

“Nos han engañado, han vuelto a jugar con nosotros. Nos advertían de que un temporal de nieve dejaría Madrid blanco y aquí estábamos esperando. Caen copos pero no cuajan; ahora parece que caen con más fuerza, pero nada de nada. Y en este Impasse la masa se posiciona en dos bandos: los que no quieren que cuajen y los que sí quieren...”

Al hilo de su narración, casi periodística, la sonrisa que sus palabras han dejado en la cara de los invitados, no impide que se alabe el buen hacer de “Isaac Rosá” escritor, cuyas columnas merecen ser leídas a juicio de don Ismael, con el beneplácito de doña Rocío de los Díaz.

Y quizás fuera don David de Lerma tío de la recién nacida, “hasta el tuétano” de estar callado y ebrio de celebración, quien echara al aire varias palabras esdrújulas a modo de confeti. El caso es que llegado un determinado momento que nadie había previsto todos los allí presentes jugaron con las esdrújulas, echándoselas los unos a los otros, intentando que ninguna de ellas cayera al suelo, esforzándose por mantener más de alguna en el aire, bailando, rebotando, moviéndose cálidas y rápidas, cual tómbolas mágicas, cayendo finalmente lánguidas en los hombros de los ínclitos comensales.

Don Javier de los Díaz, sintiendo un repentino impulso, inflamó su vena poética y lanzó al aire un par de poemas:

Sin título

Cuando te marches de casa

deja las luces

encendidas.


Necesitaré

reconocer

el camino

de vuelta.


Al hilo de su declamación se habló de la película “El cónsul de Sodoma”.

Pero otra vez se hizo don Javier de los Díaz con el protagonismo de la celebración y recitó otro poema:

La escultora

Con poeliespán

con madera y cartón

tallas pequeñas esculturas

para reconocerte...


A estas alturas de la velada ya ningún convidado era de piedra, sino que eran de dulce y versos, de sonrisas y complicidad. Bendito silencio...

¿Fue doña Celia Cañadas quién habló de Juan Carlos Mestre? Claro que sí, y no contenta con eso, además se hizo con el micrófono que se pasaba la concurrencia y en un arranque de verbo y rima también contribuyó a la fiesta de la recién nacida con un poema titulado “A manos llenas” “¿No era “A manos llenas” un poema de nosequién...? ¿No era una canción...? C

reemos que doña Celia Cañadas revisará ese título pero el poema decía así:


No es cierto.

En los dibujos animados

No se disfraza el dolor...


Y ya embalad a se dejó caer con otro poema más...

Todas las mentiras

de mi niñez

equidistaban

del miedo...


“Todos los relatos y los poemas tienen que tener un regusto amargo si no, no molan...” Dijo alguien. “¿Está dado el Premio Nadal?” Dijo otro... “Habría que ducharse los días esdrújulos” apostilló un último... El lenguaje salpicado de frases inconexas y aparentemente sin sentido daban fe del grado de ebriedad de los allí reunidos...

La última en ofrece

r su regalo de letras a la recién nacida fue la madrina doña Rocío de los Díaz:


“Cuando me habla me mira a los ojos.

Después aún espera a que yo termine de hablar y al contestarme, lo vuelve a hacer mirándome a los ojos. Sin cambiar el canal de la televisión, sin hojear ninguna revista, sin repasar la correspondencia acumulada. Le basta conversar conmigo...”

A la salida del evento todos los familiares de la recién nacida, se hicieron una foto posando bajo la lluvia, que dejará para la posteridad el recuerdo de tan alegre ocasión.

El natalicio de la señora de Ruiz, se celebró con toda la pompa y boato que merecía. Y brilla en los ecos de sociedad, dejando fiel memoria de la alegría del reencuentro, la complicidad y armonía de los allí reunidos y la felicidad que emanaba de cada uno de ellos por tan dichosa noticia.

Ha nacido la primera de las bitácora de la señora de Ruiz. Brindemos por ella.

Rocío Díaz Gómez
17 de Enero 2010

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