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viernes, 31 de octubre de 2008

2ª Jornada/II Año: Miércoles, 22 de octubre de 2008


Memento, limones y ventanas-corola



Llego tarde al Galdós, y ya me encuentro sentados a varios miembros (Javier, Rocío) que ya se han despojado del chándal y hacen ejercicios de calentamientos. Me sorprende encontrarme, además, un nuevo miembro, se llama Olga, es de Zaragoza, y trae un libro de un autor francés (Joseph Blaubert), autor que durante su vida no publicó; ese comentario no hace más que reanudar la discusión sobre si un escritor solo se acoge a la máscara social cuando escribe o es montado, así, de fábrica, como el que nace con seis dedos o la nariz de cervatillo. En ello estamos cuando aparece Elena, toma asiento, y tuerce la brújula de la discusión hacia el tema de las causalidades y la Deux Machina o casualidad, se reparten las opiniones, y a esas horas me acuerdo de la trigonometría y las matemáticas, tan esenciales para caminar, y que incluso pueden llegar a salvar vidas. Metidos en un tema tan bipolar (Dios o el cálculo), Javier afirma haber visto la película, no es película, es algo que no se pué describir, MEMENTO. Comentamos su estructura, y la enorme cantidad de interpretaciones, donde realidad e imaginación del protagonista se confunden y no sabemos si lo que se cuenta es verdad, mentira o ambos.

Llega Ana y comienza la lectura de relatos. Rocío es la primera, que trae un cuento infantil que, la semana anterior, ya nos tomó el pulso con una breve iniciación y un continuará… Esta vez ya, por lo menos, sabemos que la hormiga protagonista tiene la costumbre de caérsele el sustento migáceo en un comportamiento freudiano de desprenderse de lo que no desea hacer. En ese final propio de un cuento infantil Javier inventa un nuevo final para el cuento, conclusión cercana a la película Freaks del Browning o Bridgestone.

Llega Carmen Fron, y mientras toma asiento aparece otro tema para contextualizar narraciones: “¿Qué hay al norte de las palabras?”. Y así, como el que no quiere la cosa, irrumpe el tema de la semana, al que Javier da forma sobre eso, un limón partido, huérfano.

Entra Carmen Fron, y no tarda en toma asiento, Elena lee sobre el tema de los limones partidos, inventando un término llamado ventana-corola, apenas hay intervalo, la cosa se acelera, para que, al rato, Carmen lea las aventuras del Capitán Death, y ese limón premonitorio. Cierra la tarde Ana con un relato corto, y destacando la tonalidad verdosa de los limones partidos. Ya queda poco, momentos después aparece, sí, ella, Lady Noise, que abraza a Ana, y oh, miracolo, nuestros tímpanos no se quiebran, eso ya es argumento suficiente para que, por la noche piense si no estaré equivocado con mi compostura apolínea, y mi querencia por la causa, efecto y lo de mas allá.


Vicente González
28 de octubre de 2008

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