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jueves, 17 de julio de 2008

39ª Jornada: Miércoles, 9 de julio de 2008

La Tertulia del Galdós


Hoy finaliza la Tertulia, las reuniones de este curso 2007-2008 llegan hoy a puerto.

La bitácora de hoy es múltiple. Cada uno de los asistentes recoge en unas diez líneas lo que en este último día aconteció.

Aquí quedan los testimonios:



1.


TERTULIA LITERARIA DE LOS MIERCOLES POR LA TARDE
EN EL CAFÉ GALDOS
por David Lerma





El pasado día 8 de julio de 2008, a las 18:00 horas, en el Café Galdós, sito en la calle Los Madrazo número 10, de Madrid, se oficiaron los funerales por el alma de la Tertulia Literaria de los Miércoles por la Tarde. Durante el acto, se recitaron versos y cuentos, inspirados en la inteligencia, el ingenio y los sentimientos. Se escucharon risas, carcajadas, chistes varios. Se bebió alcohol. Se habló de la muerte y del sexo. Se dijeron palabrotas. Se criticó la vanidad de algún escritor famoso. Se comentaron con seriedad temas intrascendentes. Se comentaron con trascendencia temas banales. Se intercambiaron sueños, opiniones, experiencias. Se recordó a los ausentes. Se cultivó la amistad y se cuidó la palabra, lo que devolvió al autor de la presente la fe perdida en la Humanidad. Se acompañó, en la medida de lo posible, a los compungidos familiares y amigos del difunto, de quien no se duda reposará en el Cielo, entre los ángeles José Hierro y Ángel González. Todos los participantes en el acto, Rascamaneros de pro con el corazón construido de metáforas, ruegan un poema o un relato por el eterno descanso de su alma.



D. E. P.

Madrid, a 12 de julio de 2008


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2.



MEMORIAS DEL MIÉRCOLES (PUEBLO A 6 KM. DE SACEDÓN)
por Vicente González




Y dentro de la cafetera Magefesa, mi supervisor, con cara como fundida y verdeazulada, sí, aquel que me mandó con un pantalón de pana, un estúpido corte de pelo que me he ido arrancando, y un bolígrafo parker que, eso sí, pinta del copón, me sienta desplazado en un sillón cubierto con una alfombrilla de esas de bolas a lo taxista ebrio, y me arranca del omóplato el informe mensual sobre el extraño grupo con el que, desde hace un año, me reúno. No tarda en atizarse tal lingotazo de anís que le tiemblan las antenas, se ajusta el inhibidor de casualidades y lee en alto.

-Así que esa gente, a 10 años luz de aquí, pueden acceder a empleos de 26.000 euros, a ver, -tira again de La Castellana- se… ¿chinan?, hablan de gentes modernistas en curvas, pero qué es eso, y leen cosas, a veces, sobre disfrutar al revés, o de hombres que desean y mujeres que quieren…el qué, y de una mujer que puede romper una mampara con sólo una octava. ¿Transformar el acero en gas? Pero si eso sólo lo hacemos nosotros. ¿Volver? Le contesto que sí, y si es posible que me cambien el lóbulo derecho por el de un agente llamado Esteso que, me parece, está de misión en Tomelloso, provincia de Alfa Centauro.


(Bitácora en Homenaje a Eduardo Mendoza)

13 de julio de 2008



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3.




SE BUSCA TERTULIA
por Rocío Díaz Gómez









Se busca tertulia. La última vez que la vieron, la tarde se quitaba los zapatos y aullaba el yambé. Era miércoles y contaban 8 en julio. La tertulia vestía el uniforme de la revolución, nerviosos sus miembros reían a carcajadas, se quitaban el turno, mientras sus propias palabras se volvían contra ellos y les miraban indefensas e inquietas. Quizás porque les daban las notas. Quizás porque querían atrapar el resbaladizo pez del presente que era pasado ya. Quizás porque, caníbales, se comían a sí mismos como si de una última vez se tratara. Recitaban y hablaban, leían y escuchaban, reían y bebían, se movían y recolocaban una y otra vez, nerviosos en sus sillas, ansiosos por hacer oír. Se busca tertulia. Pasodobles en los teléfonos. Gambas desfilando en la misma dirección. Y Javier y Sagrario. Y Elena y Carmenfron. Y Ana y Vicente. Y David y María Guijarro. Y Lady Noise y Galdós. Y yo, que no tendré su presencia, su compañía, sus risas. Yo, que recompensaré con un millón de relatos a quién me de razón de aquella sinrazón que me mecía, que latía miércoles sí, miércoles también, cuando aullaba el yambé, y la tarde se quitaba los zapatos. Se busca tertulia.


14 de julio de 2008


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4.



ME HE QUEDADO CON UN NIÑO DE VICENTE
por Carmen Frontera






Me he quedado con Un Niño de Vicente. No te preocupes que te lo cuido este verano y cuando empiece el curso te lo devuelvo. Pues el Niño, éste que tengo de Vicente me cuenta que su abuelo decía que todo lo que se escribe es una insensatez y yo creo que sería una auténtica insensatez, aprisionar entre líneas cada uno de los segundos de letras y palabras, de sonidos y silencios (aunque haya que suplicarlos con un “coño”) , de risas y ¿por qué no alguna tristeza, David?, del café y el bollo de Rocío, tarta de chocolate para Sagra, cervecitas y Riojita para Ana y yo misma, Angel González para Javier, una tarde con el Aure y mucho más. Me viene la idea de que el verano es como una Estación de la que parte un tren y se espera la llegada de otro cargado de ilusiones como los Reyes Magos.


15 de julio de 2008


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5.



BITÁCORA 09/07/2008
por Javier Díaz Gil








Porque fue un miércoles de julio
cuando alguien nombró la palabra último.
Hemos alimentado el miedo y hemos sobrevivido.
Hemos reunido el amor y la pobreza, el deseo y la memoria.
Las palabras escritas se vuelven contra mí y me descubren.
Reconozco vuestras miradas, vuestra emoción temblando y vuestras voces:
en las manos llevamos guardadas demasiadas lágrimas.
Alrededor de esta mesa hemos visto atardecer,
hemos poblado de risas el fondo de las tazas
(las tristezas esperan en la puerta el amparo de la noche).
Los poemas que llegaron mordidos vencieron al ruido,
somos personajes que buscan su pequeña muerte...
Alguien repite la palabra último.
La nostalgia nos espera cuando salgamos a la calle
y un beso de miércoles que nunca nos dimos.



16 de julio de 2008



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6.


EN LA COPA DEL SOMBRERO
por Elena Gutiérrez




Si a la velocidad de la luz, se permitiese hacer un viaje y conocer un lugar, propondría como destino la mesa redonda del café que se transfigura en pozo los miércoles. Allí reunidos, vamos sacando las multiplicadas dosis de maná-milpa mientras aúlla el yambé de nuestras risas y se chamusca la tarde. En nuestro laboratorio exploramos, nos sumergimos en el agua que resulta estar poblada de miedos, impaciencias, complicidad... todo para acabar reparando poemas y relatos, especialidad del chamán. Allí se reconocen las huellas, sobre arena, deshaciendo la isla que traemos. Cómodos en esta obra de crearnos como sortilegio, encantamos al náufrago que llevamos dentro, aislado, anulando su cobardía. Y así ya estamos listos para volver a nuestra cruzada, tras pasar, aún vuelta y vuelta, por la chistera que produce la magia. Hasta pronto, hechiceros.


17 de julio de 2008




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7.


MIÉRCOLES DE DESPEDIDA
por Sagrario del Peral





Un miércoles de adiós en nuestra mesa desconchada. Caracolas en mis manos que no se plasmaron en papel revelado. Músicas que enamoraron a Ana. Mientras la tarde se quitaba los zapatos y tocaba la seda en la las huellas de Elena.
Sauce ciego, mujer dormi da acompañando a Javier a la espera de José Hierro. Pasearon y pasaron flotando sobre nuestras cabezas: Nicolás Guillén, Haruki Hurakami y Juan Carlos Mestre bailando un tórrido tango.

Aúllaban móviles en nuestra mesa con tarta de coco y dulce de leche con sabor a despedida.


18 de julio de 2008


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8.


LAS AGUAS DEL ATLÁNTICO ME ABSORBIERON
por Ana González



Llevaría unos cuentos días inmiscuida en sus cosas, viviendo con incertidumbre y casi lo desconocido cuando por fín llegó el miércoles por la tarde, y empezó a sentir, asombrada, la felicidad y el placer de las palabras, o sea, aquel estado anímico extraordinario que suele considerarse la única recompensa por los contratiempos terrenales. Lo que más le satisfacía era la intensidad de tal sentimiento: resultaba gratificante, como si se tuviera que poner tacones y traje de lentejuelas entre semana, a esas horas de siesta de verano, a las seis de la tarde, que podría derivarse más bien de un sueño entre sudores estivales que una realidad de un miércoles, cualquiera, pero siempre especial, ese donde la cita seguía siendo en el Galdós. Y allí estaban los compañeros de sueños, vagando entre fragancias de poemas y relatos, inmiscuidos en una aureola de tristeza porque quizás pensaban que era la última cita, a media luz, abrazados por palabras y conversaciones, en ocasiones bajitas, en ocasiones con carcajadas, pero llenas de sabor y valor.

Entre sueños aparecen esas palabras sueltas: “Venía mordido”, “todo se volvió al revés”, “le huelen los pies a esta tarde en que te quitas los zapatos”, la luz pierde velocidad”, “el yembé y la alambrada”. Y comprendió que la felicidad no podía considerarse una propiedad privada que una adquiere un día, como una herencia, y luego sólo tiene que cuidarla. La felicidad había que descubrirla en ese lugar, cada media hora, cada minuto, cada segundo, detrás de cada café, cada agua y cada caña; detrás de cada uno de sus compañeros de sueños, de cada palabra y comentario, de cada poema y pequeño o gran relato. Se manifestaba de forma impredecible, agradable y tranquilizadora. Se decía: esto sí que hay que cuidarlo y evitar que te lo roben. La herencia era demasiado tentadora como para no dejar de ponerse tacones y lentejuelas cada miércoles, y celebrar que las citas continuarían. No quiso despertarse, por eso cada miércoles a eso de las 6 de la tarde, como si fuera un turno de guardia extraordinario, sonríe, vuelve a soñar y a ver en todos los rincones de sus sueños la cara y la voz de ese racimo de personas que hacen la añada especial, buena, excelente, con cartel de oro, acompañada de palabras con premio, de tartas de poemas, de delicatessem rellenos de relatos; y todo eso en la esquina, abrazados y a media luz: en resumen, un estado excepcional en el que hay que ponerse de etiqueta.


23 de julio de 2008

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