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miércoles, 29 de mayo de 2024

27ª Jornada/XVII año: Miércoles, 22 de mayo de 2024

 

Botellita hasta tu orilla



Hola de nuevo, alhaja mía, por fin he encontrado nuestro buque insignia Rascamán, tras sortear infinidad de aventuras surgidas en los túneles obscuros del metro, en los que innumerables ciudadanos intentaban sacar petróleo de los móviles, sin prestar atención a los acontecimientos del exterior de las pantallas, pues no olvidemos que no tiene nada que envidiar, por ejemplo, una puesta de sol vista en una tarde cualquiera del verano desde la ventana de tu casa, que la misma puesta de sol vista desde tu móvil. Dónde va a parar, por Dios. Y más aún si tu móvil tiene incorporada la nueva IA, que ha revolucionado a todos los ciudadanos pegados a los cables. Seguro, seguro, que esa puesta de sol es cien, que digo cien, ¡cien mil veces mejor que la que ves por la ventana! Es más, a poco que nos descuidemos, la IA nos va a crear puestas de sol a la carta. Todo se andará, a ver si se cree el personal que aquí va a terminar la cosa. Esto es imparable, a no ser que con tanto gasto de energía nos vayamos todos al carajo.

Bueno alhaja, a lo que íbamos. Estoy muy contento de escribirte de nuevo, a través de estas cuatro letras, en las que te envío mis inquietudes, alegrías, los sueños y las penas, envueltos en el buen hacer de estos amigos, que me acompañan empujando la barca con los remos de la vida, hasta que algún día desembarque en tu ribera, amor.

Cuando llegué, varios tripulantes estaban arrellanados en los asientos destartalados que el capitán había mandado colocar en la cubierta, tras un forcejeo por ocupar tal o cual sillón, de tal forma, que cataplum, dos de ellos se sentaron al unísono, y la vieja butaca se hizo añicos, emitiendo un chirriante sonido, que atrajo a los restos de Las Armadas Española y Francesa de la Batalla de Trafalgar, porque se creían que eran el griterío emanado de las gargantas de los refuerzos prometidos que nunca llegaron, y que estos náufragos despistados se colaron por una de las puertas del Ministerio del Tiempo y se nos metieron en el futuro. Menos mal que les dimos unas cuantas aspirinas y demás, y en un pis pas regresaron a su tiempo, al compás de la enérgica voz de León:

-¡Qué se vayan de una vez a su batallita de Trafalgar!

Pero a lo que íbamos: Omega, a través de una video llamada, nos invitó a participar el 25 de octubre en el recital de poesía de Alacuás. Aprovechando la situación, Javier nos dijo que estábamos invitados a ir al recital de La Asociación Prometeo -Sólo podemos actuar dos tertulianos de Rascamán- Y como todos los años, el 8 de junio tendremos el recital de Guadalajara, a las 11 horas en La Biblioteca. El 12 de junio retomaremos nuestra tertulia.

A continuación, Chelo, destellando luz, quitándose el invisible turbante que envolvía su dulce timidez, nos leyó una cita de no sé quién “Lo imprevisible anula la voluntad”, para a continuación leernos un poema, del que entresaco los versos:

“Para no pensar

me he perdido entre la gente 

La poeta sublime.

El diagnóstico fatal”


Pequeño alboroto entre la marinería, y en particular por parte del capi, por utilizar la palabra diagnóstico, por eso de los hospitales y demás. Pero nones, que Chelo la considera imprescindible.

Calmados los ánimos, tras tomarse los alborotadores una copa de ron, Chelo, nos leyó el poema titulado “Volver”, del que destaco algunos memorables versos:


“Día tras día he ido puliendo

la piedra con mis codos

en su brillo y mi dureza

………………….

proyectando los ojos al vacío

……………………………………….”


 Versos muy duros y muy bellos los de Chelo, ¿no te parece ?, que desde tu barca contemplas esta pequeña goleta, que zozobra por las calles de un Madrid de caminante solitarios, envueltos en el ruido.

A continuación, Javier, tras hacer unas cuantas gárgaras, porque se le había atravesado no sé qué minimal astillita en la garganta, nos leyó de su poemario “La palabra y la carne” el poema “Tierra”, del que entresaco:


“Sumérgete

en los sabores de la infancia 

sobre el cristal

con letras rojas,

……………………………..

Sumérgete el último

cigarrillo aplastado

entre los dedos

…………………………

Tierra en la suela

de los zapatos.


No hay marcha atrás.


de la infancia.”


Muy bien Javier.


A continuación Manuel, apoyado en un barril, sin apenas ron para poder atravesar los mares del Caribe, siguió relatándonos las gloriosas aventuras del multimillonario Bernardo (camuflado de abogado) y la humilde activista, de perdidas causas sociales, Sofía, en la que se narra la atracción que experimentan ambos y en especial él, que tras atender a una llamada de teléfono de compra de acciones de tal o cual compañía, que la tenía en el punto de mira, nuestro querido millonetis muestra total indiferencia eclipsado por los ojos y la sonrisa de Sofía. En el próximo episodio seguiremos, a no ser que nos aborde un buque cisterna de La Flamante Marina Inglesa.

Muy bien Manuel, a mí me parece interesante.


Y aquí tenemos a Carmona, con sus pantalones bombachos a estilo pirata del siglo 18, aunque no parezcan bombachos; pero es que en los tiempos que corren, el personal no se da cuenta que se confunden todos los términos, y lo mismo se llaman bombachos a los pantalones campana o campanario, de la Transición o viceversa, en este mundo de tanto bulo; pero a mí me parece que son bombachos; vaya Vd. a saber, cuál es la verdad.

Desprendiéndose de la correa, que sujeta la espada, con especial ímpetu, que si no me llego a agachar con la agilidad que me caracteriza, me habría jorobado el ojo izquierdo, nos leyó “Poema retriste para quedar bien“ del que entresaco:


“La puerta me pilló un dedo

Ay,ay, ay.

¡Malhaya mi suerte perra!

Chof,chof, chof.


El dedo se puso negro

por dejar la puerta abierta.

…………………………

Niños que vais a la escuela

…………………………………………..

decid a quien quiera oíros

cerrad al salir la puerta.


Que más vale prevenir

que dejar la puerta abierta.

…………………………………”, 


 Y más o menos con este poema, en clave de humor y lleno de ternura., terminó su exposición, saludando a los presentes, quitándose su flamante e invisible gorro tipo Quevedo. 

Al final hace una crítica sobre las cosas en favor del feminismo, en un verso referido a la maestra, que no he puesto aquí, porque no terminaría nunca de escribir.

El muy Malandrín no me ha mandado el poema de “Ay, Matilde”, porque según me han dicho las malas lenguas, está muy enfadado conmigo; quizás por ello al salir me arrojó el guante, diciéndome:

-¡Dónde tú quieras bellaco”

Maruja, estos aprendices de piratas son así; por un quítame estas pajas, duelo una vez sí y otra también. Pues lo que es por mí, va listo; así es que no te preocupes.


Rocío, tras decir “no sé qué leer”, decide deleitarnos con el cuento 

titulado “¿Y yo?”.

Trata de una mujer, que estaba hasta el moño de aguantar al cónyuge. Tenía a sus hijos bien casaditos, y siempre había estado debajo de las botas del marido, hasta que en una cena familiar, delante de todos ellos le echa una soberana bronca-la primera- y el marido acostumbrado a ser bien servido musita:

-Si yo lo que quería era un poco de sal.

Y la mujer ni corta ni perezosa, le echa todo un paquete de sal en la cabeza, con las consecuencias propias de una persona tan delicada y acostumbrada a ser servida. A partir de ahí, la señora de vez en cuando salía al portal de la casa, ofreciendo sal para depositarla en la cabeza de los maridos.

¿Y yo, qué?


Todo ello leído con mucha gracia, y haciendo gala de su gran soltura de creadora de cuentos. Es una pena, alhaja, que no puedas escucharla leyendo sus cuentos. 


A continuación, Fátima nos leyó una historia inspirada en la fotografía que nos envió Javier, en la que narra las ganas de abrazar al joven que está de espaldas. Se agita mi presencia en su piel, viene a decirnos.

Muy bien, y a continuación nos lee un soneto, del que capté los versos

“Si observo la vida alrededor

me queda la vida pegajosa

…………………………………”


Hubo una pequeña corrección, y se me escaparon muchas cosas, pues en ese momento me fui, sin querer, del espacio-tiempo. Y lo que me inquieta es estos versos, que cogí al vuelo, tan bellos y profundos:

“No en vano soy perla

de una estrella de agua

derramada en el infinito

nada más nacer”


Qué versos más preciosos, Maruja, cuánta belleza y vida en tan pocas palabras.


Después Alberto, que observaba al graderío desde lo alto del palo mayor, dignándose bajar con la ruidosa marinería, nos leyó el micro relato titulado, “microtequiero 28”, en el que nos cuenta el hallazgo de un bebé en un cubo de basura con la nota: “ya no te quiero”, lo cual provoca los comentarios que te puedes imaginar; pero si hubieran mirado en el otro contenedor, habrían visto el cadáver de una adolescente con una nota que decía: “Ya no te quiero”.

Muy bien Alberto, como siempre cortante y demoledor.


A continuación, Raquel, escondiendo su timidez en lo más escondido de la cubierta del barco, tras intenso forcejeo consigo misma, nos lee un poema del que pude coger estos versos al vuelo:

“Coloca tus pies sobre la ventana

te acaricia, dices,

un cosquilleo estelar

…………………………………

Para dibujar sobre el techo blanco de la colina

nuestras iniciales en música

donde tus dedos….

………………………………..

hemos plantado aviones

sobre un nido de trigo estéril

…………………………………………..”

Cuánta ternura alhaja mía, se haya en los caminos de la vida.

Muy bello Raquel.


León, fiel a su trayectoria del Parnaso, nos obsequió con tres rotundos poemas. Uno sobre la muerte, otro sobre la vida, y el último sobre las dos. No sé si el orden será el que describo; pero es igual, siempre la piratería ha sido un poco anarquista, voto al Diablo y demás. Y el caso es que creí que me los iba a mandar por whatsapp, o como se escriba, y me ha mandado otros nuevos. Tiene bemoles, así es que me he quedado con tres palmos de narices. Quizás se hayan quedado en la Nube atrapados en una trampa, lanzada por cazadores furtivos electromagnéticos, o simplemente secuestrados por una nueva variante de la IA. Todo puede ocurrir. El caso es que no he podido entresacar nada de lo leído.


A continuación, Cinta nos sorprende con un cuento de sangre y tatuajes, lleno de simbolismo, titulado “Tatuaje”, en el que nos narra la pequeña historia de una muchacha acostumbrada o harta de estar entre ganchos de la carnicería de su padre, y que con el paso del tiempo revive aquel entorno de sangre. Al hacerse un tatuaje, exige que se le hagan pinchando la punta de uno de sus pechos, describiéndonos la sangre corriendo por su blanca superficie, y así varios días, resultando al final, que a ella la salvó un garfio en altamar lanzado por un pescador.

Sorprendente y bien diseñado final. 

Después nos leyó un poema lleno de nostalgia por su padre.

-Ese día me levanté muy rara, inquieta más bien, y es porque ese día murió -nos dijo.

  

Qué cosas tan raras nos ocurren, los avisos que nos llegan al corazón, como cuando en tu última noche, estando en los pasillos Del Hospital con Dolores, dijiste a los chicos; “que venga papá“, justamente en el momento en que sentí una desazón dentro del pecho. Y otra vez, besando tus riberas nos calmamos, diciéndote tras los floridos besos de mis labios “Cierra los ojos y sueña mi amor, duérmete vida mía”. Y te dormiste, querida, para irte en paz a las siete de la mañana. Te habías ido con tu barca a la otra orilla, llenando de luz nuestras riberas.


Hay veces en la vida, que algo nos avisa de sucesos ocurridos o que van a ocurrir. Lo difícil es saber interpretarlos, sólo el amor nos lleva a descifrar los enigmas del camino.

Y ello alertó a Cinta de la fecha tan importante, que de alguna forma marcó su vida.

El poema que nos leyó se titula “Querer”, y de él he podido extraer algunos versos:


“En el goteo diario

 de los días

…………………..

En el adentro

un ligero fragor

----------------------

ese hilo cotidiano

de la espera, nos cose las heridas

………………………….

en este largo camino

sin fronteras. “ 

Muchas gracias Cinta, hago mío tu poema.


Después, Carmen Padín leyó un cuento sobre los amantes del cubo de la basura que se titulaba “Despojo”. Muy bueno. Una historia de amor, en la que dos amantes sin brazos, ni piernas no servían para nada, hasta que consiguieron desprenderlos del corazón; pero a pesar de ello, sólo servían para amarse. Excelente.


A continuación, el que esto escribe, tras forcejear con sus bolsillos porque no atinaba a sujetarse las gafas, leyó el cuento titulado “Roberto”, basado en una nota de periódico de los setenta.

 Y les leí, en resumidas cuentas, que los señores de Pin-pan-Pum, al ver que su hijo era un rebelde, y que siempre estaba en las nubes, junto con un amigo, teniendo las peores calificaciones en la Escuela, decidieron llevarlo al psiquiatra, el cual le hizo dos operaciones en el cerebro, dejándole subnormal, lo cual les hizo recluirlo en un Centro de Capacitación de Deficientes. Cuando estaban recogiendo las pertenencias del pequeño, se encontraron una carta que se titulaba:” Desde un lugar desconocido”, de cuyo texto entresaco lo siguiente:

“Sabía que algún día me escaparía por una rendija. Ya no me tendréis que regañar, y nunca os molestaré. Al fin me ha llevado un remolino que pasaba por aquí. Ahora soy feliz, mas no quiero volver con vosotros, porque no me aceptáis como soy. Tengo en el corazón un clavel y una guitarra. Me acompañarán siempre mágicos mundo de tebeos. Me alimento de perfumes y de mi corazón de nieve salen planetas.

………………………os dejo con vuestra envoltura de hierro. Soy el alba que abre las puertas todas las mañanas. Mi mirada triste quedó fotografiada en el polen de una rosa…………………………………………………………………………..

Adiós padres míos, os quiero, y todas las mañanas, beso vuestro pelo, a través del viento que sopla en la ventana.

Roberto”


Por último, se levantó la joven e intrépida Amelia, portando una invisible daga entre los labios, y lanzando el florín a las alturas, se puso a deleitarnos con varios poemas de su reciente poemario, de los que saco algunos versos.

“Vivo sin vivir en ti

………………………….

pero muero de desiertos.”

 

De otro poema:


“Nunca llegaré a Ávila

………………………………

Ávila vacía y sola

desde las almenas de Ávila

ay que la muerte me llama”


Me recordó este último, el poema de García Lorca que comienza: 

“Córdoba…. lejana y sola”

Y del último no pude escribir nada, porque en una exhibición de magia, hizo desaparecer el poema en un pis pas, ante la expectación del graderío, que prorrumpió en insonoros aplausos, premiando su destreza, mientras ella nos obsequiaba con una bella sonrisa.

Muy bien, Amelia, espero que me traigas el próximo día tu poemario. ¿Vale?


Tras despedirme, cogí el metro y el autobús con el alma repleto de sensaciones.

Siempre es hermoso combinar el humor con las penas, en este mar repleto de huracanes, dejando que tras las olas florezca la belleza.


Gracias, amigos de los mares, por darme la oportunidad de narrar vuestras formidables aventuras.

Y gracias a ti, mi amor, porque sé que recogerás este mensaje, encerrado en esa botellita, que acaba de llegar hasta tu orilla.




Juan Manuel Criado Manzano
15 de abril de 2024








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