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jueves, 23 de abril de 2020

26ª Jornada/XIII año: Miércoles, 15 de abril de 2020

Aplausos

PSIQUIÁTRICO RASCAMÁN

Te abrasa la verdad de saber que lo incierto es la norma del mundo.

Ya no llegan a las citas. Ahora han puesto a los pacientes en reclusión. El doctor también, me han comunicado.

Cada uno en su celda enfrenta sus propios fantasmas y fantasías, karmas y dharmas, sueños y pesadillas.

Por lo pronto, sólo algunas reuniones, ya sabes, ésas donde todos se sientan en círculo y dicen: soy rascamán y soy adicto a las letras; ésas donde cada uno expone sus razones, justificaciones o lo que le viene en gana.

Empezó Javier, mejor conocido como el boss. Descubre su lado tierno al dar la bienvenida a la pequeña Alicia nacida tras el espejo y ajena al mágico entorno que la rodea, una luna rosa y un conejo de Pascua que no tiene prisa, el tiempo se ha detenido.

Juan C se enfrenta a una nueva relación. Aun cuando ha convivido con ella, apenas empieza a verla con otros ojos. Se le apetece a pesar de su frío muslo de barro negro. La egipcia parece ser ardiente, pero nunca se sabe, tanto tiempo juntos y en la misma celda...

Juan Antonio, en su ansia de salir del encierro, vuela con sueños de la infancia en barcas de colores, rojas, verdes y amarillas...

Rocío se rebela. A ella nadie le dice qué hacer y ni cómo moverse. Lo expone de manera genial, in crescendoTuvieron que atarla, pues acabó dando guantazos. Es maravillosa.

Isabel nos hace respirar con alivio. Está sana y salva. Poco nos dura el respiro, suelta, con esa voz suave y seriedad imperturbable, una bomba que nos corta el aliento; canción del fin del mundo, paraje árido donde un viento ermitaño levanta nubecillas de polvo.

Juan B recoge las sonrisas del suelo. Los del círculo se reacomodan en sus sillas. It´s show time! Toda la pandilla de la Bimbambú vuelve a la escena. Noche de pases toreros en el cabaret. Monomanía habanera que se agradece. ¿Habrá un personaje de la Sierra Maestra en el sobre?

La llamada de Aureliano nos pone en alerta, nos dice que nos quiere, que vendrá si la tecnología se lo permite, que busquemos un símbolo rascamán para identificarnos, como secta medieval o primeros cristianos o pandilla de barrio o a saber qué.

José Antonio feliz por haber resucitado, de tener una nieta de quince años a quien le dedica un amoroso y alegre poema. Asesor tecnológico. Se ve muy cuerdo, pero las apariencias engañan. Dice que en el tercer piso suceden milagros.

Omega, su adicción a las letras quedó manifiesta. Escribe y lee mientras oye a sus compañeros, pero no la lanza las propias al ruedo. Receta pelis acerca de escritores, se detiene en el de Vidas al límite sobre Rimbaud, ¿Obsesión maldita? quizás.

Celia es dueña de un astrolabio y el sólo mencionarlo despierta la fantasía de todos, como rumor de lavanderas. Al fin, ¿qué no son todos los poetas alquimistas y viajeros?

Jose María al bat. No vemos algo porque está ahí. Está ahí porque nosotros lo vemos. Tenemos el poder de decidir qué y cómo pensar en cada momento. Este niño me ha puesto a pensar en demasiadas cosas. ¡Ah! si tan solo el doctor Freud estuviera aquí.

Por lo visto el encierro nos lleva a la infancia cuando la casa se convertía en castillo, cárcel y refugio, nuestra habitación, en mil lugares diferentes. Carmen se ha dedicado a contarnos bromas telefónicas, como aquellas que nos hacían cómplices de pequeños.

El círculo voltea a ver a Alberto, espera uno de sus estupendos relatos, de esos que tienen que ver con su malsana relación con la parca. Pero no, guarda silencio y amenaza con escribir poemas. Los prosaicos nos sentimos traicionados. Si prosaicos no es la palabra correcta y me arriesgo a la ira de Herranz, a arder en otro mundo, pero estamos en el psiquiátrico ¿o no? Los poetas se anotan un punto. Todos se deprimen. Hoy no hay prosa albertina.

Ana Gonz, líder de las causas justas. Gallega por nacimiento y rascamana por designio propio, toma la bandera, se envuelve en ella y declara: los rascamanes somos la releche. Pues siiií. Ni quien se atreva a contradecirla.

De cuarentena en cuarentena se nos acaba el tiempo. Aplausos en las ventanas del psiquiátrico. El doctor los permite. Sin exagerar, indica, no sea que uno se le antoje saltar.

Cinta feliz en su nuevo espacio ha sido prolífica, varios poemas y cuentos ya ha escrito en el encierro, pero prefiere compartir uno de Pessoa.

Joselyn escribe en el jardín de Proust. Ése que se negaba a pisar por volverse adicto al confinamiento. Nos lleva de la mano por laberintos de sentimientos encontrados, nos perdemos embaucados por el aroma de sus letras.

David, como estrella fugaz, aparece y desaparece.

El círculo zoom se apaga. Uno a uno vuelven a sus celdas.

Aún resuena en la pantalla:
Los dioses se deshacen 
como arena en los dedos, como inmutable nube.

No pude evitarlo! Los quiero mucho. 


Carmen Padín
16 de abril de 2020 











Fragmento de la Tertulia Zoom de hoy
(momento de la intervención de Rocío Díaz):

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