En el día de los mensajes
Se reúnen en la cafetería Santander mensajeros desplegando su rol de ingenio, de inventores en unir palabras. Mensajes para los sueños, de lo divino, lo humano e infrahumano. La reunión se inicia con solo dos y mientras esperaban a otros; Paco y Javier charlan con acento coloquial y Paco le habla de la tertulia republicana, de su decadencia actual y de su antiguo esplendor y entre los grandes tertulianos y ponentes le nombra a Puente Ojea recientemente fallecido. De cómo se llevaban bien, le comunicó que el Borbón cuando era novio de la griega iba mucho por Atenas y el hermano de la griega hizo tal amistad con el Borbón que ambos se dedicaron al tráfico ilegal de coches deportivos. Javier le dice, fue el embajador de la Santa Sede, sí, contesta Paco y ese revés de que le destituyera le benefició. Él tenía la carrera diplomática y educación jesuita y a partir de ahí se hizo autodidacta y tal su evolución que terminó siendo marxista y cofundador de Europa Laica. En ese instante entra Rocío y pisándola los talones Juan Manuel y Aure y el coloquio se corta.
El Jefe muy serio se dirige a Paco: hoy te toca la bitácora. ¿Cómo?, si yo no soy intelectual. Rocío salta, por eso al ser pocos te toca. Se queda susurrando, esto parece el artículo 33. Aure, no le gusta la palabra intelectual y nos canta con su visita a Murcia una canción popular: La ruina de una casa/ la vieja por lo que gruñe/y el candil por lo que gasta. El Jefe puesto en su sitio ordena a Paco que presente su mensaje y éste, lee varios haikus, se comentan y algunos se corrigen. Los mensajes de Paco son humanos, señala uno corregido: En rizo blondo/ el niño juguetea/ e irradia luz.
Javier no trae mensaje y da paso a Rocío, mensaje dedicado a los siete pecados capitales, llevan implícito una crítica y con ello un apoyo a la Naturaleza. Entra en escena Juan Manuel, constructor de instrumentos musicales, se le comenta de algunas notas y acepta algunas modulaciones. Interviene Aure, en palabras para Celia Viñas: semblanza divina realizada entre Aure y su hermano Luis.
Unos minutos antes de terminar Aure, han entrado Miguel, David, Ana González y Vicen. Miguel, poeta de amor se pone de pie y nos larga el mensaje social: mirar el grito contenido… y se marcha.
David da paso a Ana: mensaje humano pegado a tierra. A continuación entra Vicen polemista y arma el caos. Los diferentes mensajeros le apuntan que debe de ser la primavera, pero hay quien piensa que tal vez está reprimido por no poder descargar la hinchazón de las pelotillas e indirectamente le insinúa: que según Darío Fo, en EE.UU, el 60 % de las mujeres no conocen el orgasmo. Y le recalca una sociedad re-pri-mi-da.
En la mitad del caos han entrado los mensajeros María Jesús y Carlos Ceballos. María Jesús, poeta en prosa de lo infrahumano, nos lee dos relatos cortos de su género. Carlos Ceballos después de los saludos, nos cuenta sus proyectos, pero no nos trae nada y a esto David se dirige a él para que lea un poema dedicado al padre de Eladio Cabañero y al no sabérselo de memoria Javier entra en la tablet y lo lee, magnífico para los presentes, por su emotividad su sencillez y armonía. Animado Javier nos lee otro de mismo tema titulado la gabardina de mi padre, de Fernando Beltrán, con la opinión generalizada de que le sobran unos versos. Javier sigue animado y a continuación nos lee otro de José Hierro del poemario Diario de New York. Quitando a una minoría no gusta. Paco se refiere como poema floreado y que por supuesto no casa con el tema, tiene tanta belleza el continente que se olvida el contenido. Carlos Ceballos asienta y dice más, de ritmo fácil. La hora se echó encima y se levanta el movido día del mensajero.
Francisco Fenoy
21 de marzo de 2017
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